Ago - 31 - 2017

Una tormenta de la naturaleza… pero también política

“El concepto de calentamiento global es una farsa creada por y para los chinos, con el fin de hacer no competitivas a las manufacturas de EEUU.” (“What has Trump said about global warming?”, Tim Marcin, Newsweek, June 1, 2017)

Una de las notas más escandalosas y repudiables de Donald Trump y su política es el negacionismo del cambio climático y el calentamiento global, al que califica como “una farsa creada por los chinos”.

Pero hoy una consecuencia de esa “farsa creada por los chinos” –el actual huracán Harvey– acaba de arrasar las costas del Estado de Texas y especialmente la importante ciudad de Houston, la cuarta de EEUU en población. Al escribir estas líneas, Harvey prosigue su marcha destructiva en las costas de Louisiana, donde aún no se han cicatrizado las heridas dejadas por el huracán Katrina del 2005.

El Katrina barrió Lousiana y sobre todo su histórica ciudad, New Orleans, causando una inmensa devastación, con alrededor de mil muertos. En ese momento, el entonces  presidente Bush, aunque no era negacionista del cambio climático como Trump, no prestó mayor atención al asunto. Era una zona poblada en su gran mayoría por gente de color y/o pobres, y Bush estaba ocupado en cosas más importantes: sus guerras en Afganistán e Irak. Además, buena parte del personal que hubiese podido evitar tantos daños y víctimas en Lousiana, no estaba allí, sino incorporado a la conquista del “Amplio Medio Oriente”, que iba a convertir a EEUU en la única e indiscutida “superpotencia”.

El Katrina, en su momento, llevó a una crisis política que marcó el inicio del declive de Bush. Ahora, se abre el interrogante de qué consecuencias políticas va tener esta catástrofe para un presidente que se caracteriza por negar el calentamiento global y el cambio climático. En otras palabras, negar que catástrofes como las de Houston (y después la de Luisiana) puedan ocurrir, y pretender disimular sus causas.

Los desastres de Harvey, un engendro del cambio climático y el calentamiento global

Por supuesto Trump y su cortejo de negacionistas (encabezados por las corporaciones del carbón) van continuar con la misma música. Pero todo apunta a que el calentamiento juega un papel de primer orden en los cambios que estos fenómenos meteorológicos vienen registrando y que los hace cada vez más dañinos y destructivos… y no sólo en EEUU.

Al mismo tiempo que, en el Caribe, la ciudad de Houston, en la temporada de huracanes, se inundaba por una lluvia de densidad y duración sin precedentes, en Bombay –la ciudad más poblada de la India– sucedía lo mismo bajo el monzón. ¡En sólo un día, cayó en Bombay la misma cantidad de agua que en un mes de lluvias “normales” del monzón!

Ambos hechos simultáneos revelan además un aspecto fundamental de cómo actúan los factores de cambio climático (entre ellos, el calentamiento). Como explica un especialista en el tema, “el cambio del clima no ha ‘causado’ el huracán Harvey, pero las temperaturas más altas –consecuencia de la acumulación en la atmósfera de los gases de efecto invernadero– exacerban las consecuencias de las tormentas.” (Ishaan Tharoor “Hurricane Harvey and the inevitable question of climate change”, Washington Post, August 29, 2017).

Dicho de otro modo, hay cambios cualitativos en sus dimensiones y efectos. Por ejemplo, si en un día llueve lo mismo que antes en un mes, es prácticamente imposible evitar inundaciones catastróficas, sea en la “atrasada” Bombay o en la “avanzada” Houston. En esta última ciudad, el “record” de agua caída de los cielos, no sólo inundó amplias zonas jamás anegadas. Además colmó los diques cercanos… que para no derrumbarse abrieron sus compuertas y así se unieron a la lluvia para agravar la inundación.

Otra “novedad” de graves efectos dentro de esa “exacerbación de las condiciones” se da no sólo en la intensidad sino también en la duración de esas tormentas, se prolongan más de lo que era “normal” décadas atrás.

Michael Mann, especialista en clima de la Pennsylvania State University, subraya que la influencia de los cambio climáticos provocados por el hombre, causan además movimientos inusuales en las tormentas y huracanes. Su curso se hace más difícil prever. Esto fue decisivo para la catástrofe de la ciudad de Houston.

A diferencia de la mayoría de los huracanes, el Harvey se detuvo cerca de la costa, sobre Houston, en lugar de moverse hacia el interior o hacia el mar. Houston sufrió entonces inéditas cataratas de agua. Mann explica que esta es una consecuencia predicha por los modelos de cambio climático. En este caso, la de vientos débiles que no logran “mover” las tormentas y, así, “distribuir” las precipitaciones.

Los especialistas del clima concuerdan en que estos eventos extremos –los terribles huracanes que se producen “una vez cada cien años”– se harán cada vez más comunes a medida que el planeta se vaya calentando.

Trump marchando a contramano

Las cuestiones del cambio climático y del calentamiento global se han delineando como el problema más grave que enfrenta la humanidad. A mediano plazo está en juego su supervivencia, sino se toman medidas de fondo.

En este panorama, el papel de Trump y su gobierno es simplemente criminal. Para engordar los bolsillos de las corporaciones yanquis que envenenan al mundo, niegan los cada vez más patentes cambios climáticos.

El huracán sobre las costas de Texas y Louisiana se produce semanas después de que Trump retirase a EEUU de los acuerdos votados en la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático, realizada en París, a fines del 2015.

Como señalamos en su momento, las resoluciones de la Conferencia de París tenían alcances muy limitados. No atacaban con medidas radicales las causas de fondo del calentamiento global, ni tampoco establecían compromisos serios de los Estados. Pero la retirada de EEUU, el mayor contaminador del planeta junto con China, agrava aún más la situación y las dificultades de contrarrestar la actual deriva a una catástrofe global.

La suerte ha querido que, poco después de su retirada de los Acuerdos de París, EEUU fuese golpeado por la catástrofe de Houston, una consecuencia directa del empeoramiento del clima y la “exacerbación” de sus fenómenos. Esto reactualiza la cuestión del cambio climático y contribuye objetivamente a reabrir el debate contra el ridículo negacionismo.

Pero esto no ha hecho retroceder a Trump y sus negacionistas. Trump se apoya en sectores no sólo políticamente reaccionarios, sino además profundamente retrógrados, en grados y formas que en Europa y también en América Latina sorprenderían.

Para dar un ejemplo: Ann Coulter, una abogada y periodista estadounidense afín al partido republicano, salió de esta manera por Twitter a defender el negacionismo, diciendo lo siguiente:

«No creo que el huracán Harvey sea un castigo de Dios a Houston por elegir una alcaldesa lesbiana. Pero es más creíble que el cambio climático.» (Huffington Post, August 30, 2017)

Esta barbaridad provocó fuertes repudios, tanto por la lesbofobia que reflejaba como por el tema del clima… pero también, simultáneamente, bastantes aplausos.

Es que la crisis global de EEUU, las divisiones en su burguesía y en su establishment, y de allí para abajo, generan un “cruzamiento” de “polarizaciones”, alrededor de los puntos más diversos. Esto se manifestó hace muy poco en los enfrentamientos de Charlottesville, con los racistas y supremacistas blancos, por un lado, y, por el otro, los sectores políticos y sociales “progres”. [1]

Pero, dentro de esa situación relativamente inestable pero aún no bien definida en sus tendencias, la catástrofe del Harvey enciende otro tema de conflicto. Un tema muy desagradable para Trump, porque como negacionista del cambio climático, se pone de entrada por fuera de la realidad.

Las “bromas” homofóbicas sobre el tema del cambio climático pueden hacer reír a su público de trogloditas y de reorganizadores del Ku Klux Klan. Pero no creemos que le hagan mucha gracia a los miles y miles de trabajadores y pobres, que lo han perdido todo y han sido las grandes víctimas de una catástrofe climática que –según Trump– no existe.

También en este rubro, Trump está marchando “a contramano”. Si eso se profundiza, podría abrirse una brecha en dos sentidos: 1) Que en el país más contaminador del mundo (junto con China), el cambio climático pase a ser un tema generalizado de debate. Especialmente, en los sectores obreros y populares que Trump confunde hablando de una “defensa del empleo” para amparar en verdad la contaminación y las ganancias corporativas. 2) Que, después del huracán Harvey, la crisis del “Trumpism” se profundice y se acelere también en ese terreno.

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1.- Ver Ale Kur, “El ataque racista de Charlottesville abrió una crisis política”, SoB 436, 24/08/2017. http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=10179

Por Rafael Salinas, SoB 437, 31/8/17

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