Jul - 19 - 2018

Derrotemos el acuerdo de Macri y el FMI

Un ajuste brutal que arranca por el Estado

Como venimos desarrollando desde las páginas de Socialismo o Barbarie, el gobierno de Macri tiene decidido su rumbo político: dejó de lado cualquier veleidad “gradualista” y avanza por medio de un ajuste de shock contra toda la población trabajadora. Las principales armas de este ataque son la inflación y la devaluación del peso que ya están aniquilando el salario y obligan a millones de personas a ajustar su bolsillo, cuando no la arrojan lisa y llanamente por debajo de la línea de pobreza y de indigencia. Pero esto por sí solo no alcanza. El gobierno pactó con el FMI para este año un recorte del déficit fiscal de alrededor de 300.000 millones de pesos. Esto supone un brutal ataque en primer lugar a los trabajadores del Estado.

No olvidemos que desde que asumió, este gobierno puso en pie el ministerio de Modernización, encabezado por Andrés Ibarra, cuyo objetivo explícito es diseñar un plan sistemático de achicamiento del Estado. Este ministerio funciona como la “Gestapo” de Macri. Sus agentes desembarcan en las distintas reparticiones del Estado y arman los listados de futuros despedidos: verdearas “listas negras” que están encabezadas por los principales activistas u opositores al gobierno.

Este ajuste ya se manifiestó en los ataque a los trabajadores de Télam que fueron ilegalmente despedidos, en los trabajadores y trabajadoras del Hospital Posadas que vienen desarrollando una larga lucha contra los despidos y la persecución gremial, como también es el caso de los mineros de Río Turbio y de los trabajadores del INTI que fueron atacados por este gobierno. Ahora este ataque continúa por medio del decreto firmado esta última semana por Macri según el cual se frenan todos los ingresos y contrataciones en el Estado nacional y en todos los organismos descentralizados y empresas estatales por el lapso de un año. Esta situación pone objetivamente en riesgo los puestos de trabajo de todos los trabajadores contratados y los monotributistas de la administración nacional, deja pendiendo de un hilo a miles de trabajadores que desempeñan sus funciones en el Estado nacional mediante convenios realizado con las universidades nacionales (un mecanismo de trabajo precarizado que impuso el gobierno anterior para evitar el ingreso de los mismos a planta permanente y que ahora se aprovecha Macri).

Y esta es solo la punta del iceberg. El ajuste en el Estado nacional es el preludio de un ataque más generalizado que llegará contra los trabajadores de las administraciones provinciales y municipales. Esto y no otra cosa es el acuerdo que quiere alcanzar Macri con los gobernadores, para luego plasmarlo en el presupuesto de 2019.

Pero es preciso que se entienda bien, Cambiemos y su séquito de adulones y defensores son una máquina de fabricar mentiras y falsedades. Tener déficit fiscal no significa que hay que ajustar, que hay que despedir o que hay que bajar salarios. El déficit fiscal solo dice que se está gastando más de lo que ingresa, y que hay que buscar un equilibrio. Ese equilibrio se puede alcanzar achicando gastos o aumentando los ingresos.

El gobierno de Macri, con tal de garantizar las mega ganancias de los grandes propietarios rurales y los pooles de siembra, de las grandes minerías y de las petroleras y empresas privatizadas a quienes les prometió que va a cumplir su palabra de no tocarle sus intereses, decide comportarse como los padres de Hänsel y Gretel en el conocido cuento popular. Estos al no poder hacer frente a los gastos en comida optan por achicar gastos por medio del recurso de abandonar a su suerte a los niños en medio del bosque. Claro que Macri es más pérfido que los pobres padres del cuento infantil, puesto que él no está compelido por la desesperación de la miseria, sino motivado por la avaricia burguesa. En definitiva, el achicamiento en el estado no es una fatalidad, es la decisión política de cargarles el costo de la crisis a los trabajadores estatales en beneficio de los más poderosos.

Un gobierno en solitario 

Aclaremos antes de que el subtítulo confunda. Todos los sectores burgueses: el imperialismo con el gobierno de EE.UU en primer lugar, el empresariado, los gobernadores, los partidos patronales (PJ, FPV-UC, FR, UCR, PRO…) y la burocracia sindical, están a favor del ajuste y apuestan a que el gobierno de Macri lo pueda llevar adelante.

Pero una cosa es apoyar el ajuste mediante el recurso de garantizarle la gobernabilidad a Macri pateando toda veleidad opositora para 2019, y otra muy distinta es asumir como propio el mismo y solidarizarse con el gobierno. En definitiva, nadie quiere aparecer en la triste foto del equipo de los ajustadores.

Este “vacío” que le hacen los distintos sectores de la política (sumado a la incapacidad que manifiesta el gobierno para poder controlar la crisis económica, política y social) es lo que genera una fuerte incertidumbre en todos los analistas periodísticos y explica el profundo clima de desánimo que se manifiesta en todas las columnas de opinión de la prensa burguesa en donde se pone en duda la capacidad del gobierno de Cambiemos para poder aplicar por medio de sus propias fuerzas un ataque de estas magnitudes. Más teniendo en cuenta que enfrente hay un movimiento de masas que lejos está de haber sido derrotado, y con el cual tendrá que medir fuerzas más temprano que tarde.

Esta crisis de confianza es también la que explica la llegada a la Argentina de Christine Lagarde. El arribo de la mandamás del FMI tiene el objetivo de tratar de apretar a todos los sectores políticos y sindicales burgueses y pro patronales para que cierren filas detrás del acuerdo pactado entre el gobierno de Macri y el FMI pocas semanas atrás. Esta actitud ya de por sí deja en evidencia el carácter colonial que encierra esta visita de Lagarde a la Argentina: ella llegó, como cabeza de ese organismo imperialista a poner en caja a los distintos representantes de la política nacional. Por eso no es de extrañar que en su visita no se limite a reunirse con los funcionarios del gobierno, sino que explícitamente haya acordado citas con los representantes de la oposición patronal y la CGT.

Pero que la presidenta del FMI venga a tratar de hacer lo que el gobierno nacional no puede, no solo nos muestra el carácter imperialista del FMI, la condición de país semicolonial de la Argentina y el cipayismo de Cambiemos; sino que además pone en evidencia la profunda crisis que está atravesando el gobierno de Macri y las dificultades que tienen para hacer del ajuste pactado con el Fondo una “cuestión de Estado” que sea defendida por todo el arco político patronal.

Por eso el próximo sábado 21 concentraremos a las 12 hs. en Pueyrredón y Las Heras para movilizarnos contra este acuerdo, y gritar bien fuerte: ¡Fuera Lagarde de Argentina! ¡FMI Nunca Más!

Una “oposición” con las miras en 2019…

Frente a la actual situación política, el peronismo apuesta a jugar la carta del adelantamiento de la campaña electoral. Esto tiene una doble finalidad y responde a necesidades distintas. Por un lado el peronismo quiere aprovechar la actual crisis para afianzar sus propias candidaturas y buscar los marcos de alianzas posibles para poder coronar con éxito su empresa en 2019. Pero además responde a la necesidad camuflar su perfidia política de garantizarle a Macri las condiciones mínimas de gobernabilidad que son las que en última instancia contribuyen a que este pueda aplicar su plan de ajuste.

Es que en última instancia lo que une tanto a Cambiemos como al peronismo en todas sus variantes, es su temor a que ante la crisis global irrumpan de manera independiente las masas trabajadoras y populares, y traten de imponer ellos una solución propia. En este sentido es que el intento de adelantar la campaña electoral lo más posible tiene la función de tratar de encauzar la creciente bronca popular por medio del proceso electoral y alejarla de las calles.

En este sentido es que ya empezó la danza de posibles candidatos, las encuestas y los rumores de todo tipo. Frente a esto el peronismo empezó a delinear dos alas: una K (Agustín Rossi o la mismísima Cristina) o K friendly (Felipe Solá), y otra de centroderecha (representada por Pichetto o algún gobernador). Así las cosas, por un lado se empezó a agitar la figura (o fantasma, depende de quien lo agite) de “Cristina candidata”. Está claro que pese al “techo” de votos que parece tener, la expresidenta mantuvo un importante caudal de votos en la provincia de Buenos Aires y sigue siendo hoy la principal figura del peronismo. A esto se le suma que en las últimas semanas, ante el deterioro de la situación económico-social y la incapacidad de Macri para encauzar la misma, los encuestadores estarían coincidiendo que tuvo un repunte en sus mediciones. Situación frente a la cual los intendentes del PJ estarían evaluando si en definitiva no es ella la mejor candidata. De todos modos, como plan alternativo el kirchnerismo presenta la candidatura de Agustín Rossi que levanta su proyecto de frente anti-Macri dirigido por Cristina. En esta línea “opositora” se suma Felipe Solá (un viejo lobo de mar que tuvo el mérito de haber sabido capear para la burguesía la crisis de 2001) quien ahora olfatea que ya no hay más lugar para jugar con Massa y se desmarcó esta última semana con una carta abierta mediante la cual se viste de opositor y se pronuncia contra el acuerdo con el Fondo. En la otra ala se ubican Urtubey, Schiaretti y Pichetto quienes apuestan a purgar al kirchnerismo y a Cristina del PJ, en pos de la conformación de un Partido Justicialista “moderno” sin inclinaciones populistas. Claro que la actual crisis los pone en la incómoda posición de tener que surfear entre los discursos “radicales” del kirchnerismo (vacíos absolutamente de cualquier intento real de frenar el ajuste de Macri) sin quedar pegado al ajuste del Gobierno. Desde ya que nadie puede asegurar que el peronismo en cualquiera de sus formas, presionado por la burguesía y el FMI, no se avenga a darle su aval al plan de Macri. Aunque claro está que esto supondría un suicidio político que cancelaría cualquier aspiración electoral en 2019.

En definitiva, Macri y el PJ quisieran poder arrancar ya la campaña electoral y encauzar todo el caudal de la crisis política por el manso arroyito de las elecciones. Pero la cosa no es tan simple. Lo cierto es que el deterioro de las condiciones sociales es una atizador que aviva permanentemente las brasas de un malestar creciente. Es que tanto deseo de que la campaña empiece ya, esconde el temor de que las cosas se salgan de madres.

Hay que preparar a fondo el 8A

Que el derecho al aborto sea ley 

Frente al brutal ataque reaccionario de Macri con la complicidad de la burocracia sindical de la CGT, CTA, Moyano, Palazzo y compañía que juegan a las escondidas y en vez de poner en pie un plan de lucha contra el ajuste que parta de un paro activo de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo; se alza un movimiento de lucha extraordinario que tiene este 8 de agosto una cita ineludible frente al congreso para imponer la ley de aborto legal seguro y gratuito.

El gobierno de Macri está ante una situación compleja. Tiene frente a sí a un inmenso movimiento de lucha compuesto mujeres, jóvenes y trabajadores que están en condiciones de arrancarle por medio de la movilización en la calle una reivindicación democrática histórica al Estado capitalista y patriarcal. El triunfo de este movimiento en las condiciones actuales de crisis global constituiría una victoria que va mucho más allá de la reivindicación puntual (la cual por sí misma ya es inmensa). La conquista de este derecho es al mismo tiempo una derrota para Macri y Cambiemos, derrota que lo debilita frente al movimiento de masas y los trabajadores para imponer su plan de ajuste. Una derrota que demostraría que por medio de la lucha y la movilización en las calles podemos triunfar y conquistar nuestras reivindicaciones. Que con la lucha independiente de todo sector patronal pueden triunfar los trabajadores de Télam, del Hospital Posadas, del Inti, los estatales y los docentes.

Por esto mismo nadie puede decir que el triunfo ya está asegurado. Cambiemos se va a jugar con todo a que la ley no salga. Es profundamente contradictorio que un gobierno que quiere aplicar un ajuste brutal acepte alegremente semejante victoria popular. Desde el Nuevo MAS, la Corriente Sindical 18 de Diciembre y Las Rojas pondremos todo nuestro esfuerzo militante y nuestros recursos para construir una enorme movilización. En este sentido es que desde hace días estamos trabajando para lanzar el mismo 8A nuestro portal de noticias “Izquierda Web” y lo pondremos al servicio de cubrir esa jornada histórica. En este marco alertamos contra cualquier ingenuidad: las victorias no se festejan hasta haber conseguido el triunfo, y para eso hay que jugarse con todo a y trabajar para hacer este 8A una gran jornada de lucha, copar plaza Congreso con cientos de miles de mujeres, jóvenes y trabajadores, imponerle una derrota a Macri y que el derecho al aborto sea ley.

Por Martín Primo, Editorial SoB 478, 19/7/18

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