Mar - 2 - 2014

La historia del pueblo ucraniano ha sido en gran parte la del sometimiento y reparto entre las potencias de Occidente y Moscú. En los años de apogeo del stalinismo, Trotsky afirmaba con razón que Ucrania estaba “crucificada por cuatro estados”. Y para mayor desastre, uno de esos estados era la misma Unión Soviética, que inicialmente había sido la esperanza para los trabajadores de “convertirse en el poderoso eje en torno al cual se unirían las otras secciones del pueblo ucraniano.” [Trotsky, “La cuestión ucraniana”, 22/04/1939]

En vez de eso, de todos los pueblos de la Unión Soviética, el de Ucrania fue quizás el que más sufrió en carne propia los crímenes de stalinismo, con millones víctimas de la represión y/o de la hambruna producto de la colectivización forzosa del campo. Y esa tragedia histórica todavía pesa en la conciencia y en las dificultades para que su clase obrera entre escena como “clase-para-sí”. Es decir, levantando una alternativa política y social propia.

Esto es cada vez más urgente. El curso de los acontecimientos históricos generalmente no concede aplazamientos ni prórrogas. Ahora se está haciendo evidente que la miserable burguesía ucraniana, encabezada por el puñado de oligarcas, sólo tiene como programa o “proyecto de nación” las opciones de la servidumbre al imperialismo de la Unión Europea o al imperio ruso.

Desde la disolución de la URSS en 1991 y la (muy relativa y precaria) “independencia” de Ucrania, sus únicos debates y proyectos han girado alrededor de por cual amo optar.

Ahora, el “tira y afloja” entre las dos facciones amenaza con dividir nuevamente a Ucrania. O, aunque se conserve formalmente la unidad, esto vaya acompañado de la pérdida real de la independencia, sea por vía del sometimiento a la Unión Europea hegemonizada por Berlín, o sea mediante el sometimiento a la Comunidad Económica de Eurasia, donde manda el Moscú.

Entonces, en el nuevo contexto histórico del siglo XXI, se replantea la añeja cuestión de la unidad e independencia de Ucrania.

Pero eso, evidentemente no puede lograrlo la Ucrania capitalista y burguesa, que hoy ha llegado al borde de la secesión. Sólo una Ucrania de los trabajadores y la juventud, sólo una Ucrania obrera y (realmente) socialista, podrá ser independiente. Y, así, “convertirse en el poderoso eje en torno al cual se unirían las otras secciones del pueblo ucraniano”.

SoB periódico, 27/02/2014

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