Jul - 2 - 2015

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1º de julio de 2015.- Más allá de las consideraciones que planteamos en estas páginas, el referéndum es un hecho (el gobierno de Syriza acaba de volver a confirmarlo al cierre de esta edición). Y es de los hechos de donde debe partir la política revolucionaria.

Tsipras trabaja contra el NO

En manos de Tsipras el referéndum es un enorme peligro, una manera de desentenderse de la situación y de dejar al pueblo griego a merced de la campaña terrorista de la Unión Europea. El referéndum es además peligroso, en la medida que diluye los elementos activos, de vanguardia que han estado a la cabeza de las grandes luchas de los últimos años, dentro de una masa de elementos pasivos, atrasados, permeables a la propaganda imperialista o por lo menos a dejarse aterrorizar por ella.

Y sobre todo es más peligroso aun porque la política permanente de Tsipras de hacer cada hora que pasa una nueva propuesta, confunde y socava desde sus cimientos la misma campaña del “NO”.

Entonces, aunque la mayoría del pueblo griego no le tenga mucho amor a la Troika (salvo los explotadores beneficiados por la crisis y los ajustes, los grandes empresarios y los mercenarios al servicio de la Troika), existe el peligro de que la campaña terrorista de la Unión Europea y sus acólitos dentro del país y las confusiones que producen las volteretas diarias de Tsipras, puedan inclinar la balanza por el “SI” como mal menor.

Nuestra política no es el llamado a un referéndum: es la construcción de una amplia movilización obrera y popular que derrote los planes de ajuste de la Troika.

Sin embargo, la realización del referéndum es un hecho objetivo que no se puede desconocer. Contradictoriamente, además, es la resultante indirecta de la presión de los trabajadores y el pueblo griego, del hecho de que si Tsipras firmaba sin más un acuerdo de rendición incondicional con la Troika, Syriza podía quebrarse o estallar por los aires.

Sobre esta base, la pelea de cara al referéndum es un elemento central que no puede diluirse en consideraciones puramente abstractas sobre “la necesidad de movilizarse” sin tomar posición sobre el mismo: los revolucionarios hacemos política sobre las condiciones materiales dadas, no sobre las que desearíamos.

En ese sentido, una victoria del NO significaría una derrota para la Troika y sus planes de austeridad. Aun si para el gobierno de Syriza se tratará de una “carta más” en las negociaciones, la victoria del NO podría profundizar la crisis política que se vive en estos momentos en Grecia y reforzar la lucha por la ruptura de las negociaciones con la Troika.

De ahí que el propio Juncker, líder de la Comisión Europea, haya comenzado la campaña por el “SI”, amenazando con que se trata de un “referéndum sobre la pertenencia de Grecia a la UE”. Los mismos PASOK y Nueva Democracia, que han llevado adelante la política de austeridad desde hace años, llaman a votar por el “SÍ” luego de haber organizado hace una semana una manifestación para exigir la permanencia en la Eurozona cueste lo que cueste y la reducción de las libertades sindicales…

Por su parte, el KKE (Partido Comunista Griego) que gusta mostrarse como “ultrarevolucionario” (en realidad sostiene una política ultra-sectaria que va contra la movilización independiente), está llamando a la abstención en el referéndum. Esto significa no tomar partido, en el terreno concreto en que las cosas se han colocado, frente a las presiones mortales del ajuste de la Troika.

Por eso hay que desarrollar una importante campaña por el “NO”. Una campaña que no sea para diluir en las urnas la lucha de los trabajadores y el pueblo griego, sino por el contrario para dar el puntapié de una gran movilización contra los acuerdos con la Troika, contra la austeridad, contra el pago de la deuda.

Tienen que ser millones en las urnas por el “NO”. Y, sobre todo, millones en las calles para continuar la lucha contra la política austericida y contra el callejón sin salida de la dirección de Syriza.

Es por eso que nuestro “NO” es crítico: de ninguna manera significa un apoyo al gobierno de Syriza. Se trata de una batalla más en la larga guerra que los trabajadores griegos vienen librando contra la catástrofe social a la cual los someten la Troika y sus gobiernos afines y que están llamados a redoblar en las calles.

Por una salida anticapitalista del euro

Si uno de los grandes límites de la dirección de Syriza es la ausencia de una alternativa de fondo a la que propone la Troika, la campaña por el “NO” sólo puede ganar fuerza y hacerse carne en amplios sectores si es capaz de ofrecer una salida de conjunto para los explotados y oprimidos griegos.

En ese sentido, los primeros pasos a tomar son precisamente la ruptura de las negociaciones con la Troika, la anulación del pago de la deuda y la salida del euro, verdadera correa de transmisión de los intereses imperialistas en el país y que constituye un verdadero chaleco de fuerza para el relanzamiento de la economía a favor de los intereses de la clase trabajadora.

Sin duda, se trata de tomar medidas anticapitalistas de fondo, sin las cuales cualquier ruptura con el euro podría volverse contra las propias masas trabajadores. Por eso, también hay que pelear por la nacionalización de la banca, el comercio exterior y el movimiento de divisas, para evitar la sangría de capitales del país, impulsada no por los trabajadores y el pueblo presos del “corralito”, sino por los grandes capitales que derivan sus ganancias al exterior. Hay que acabar con los impuestos al consumo popular, en particular el IVA, para reemplazarlos por impuestos progresivos sobre las empresas, las grandes fortunas, y sectores claves como los armadores o la Iglesia Ortodoxa que no pagan nada.

Junto a esto, hay que tomar el control de los resortes claves de la economía: nacionalizar bajo control de los trabajadores, sin pago, los sectores centrales de la producción nacional. A esto se suma, evidentemente, la paralización de los planes de privatización puestos en pie y el reintegro de los trabajadores despedidos en el marco de los últimos programas de ajuste aplicados.

Sin duda, como hemos dicho, esto no va a lograrse con una simple votación. Para llevar adelante estas reivindicaciones, va a ser necesario desarrollar la más amplia movilización obrera y popular, retomar el espíritu de lucha de un país que protagonizo decenas de huelgas generales en los últimos años, que ha ocupado las plazas del país, y que ha comenzado la lucha en torno al referéndum con una movilización de decenas de miles en Atenas.

De ahí que la pelea central en los próximos días seadesarrollar una amplia auto-organización por abajo, en los lugares de trabajo, de estudio y en los barrios populares, para discutir y levantar una alternativa al servicio de los intereses de los trabajadores y el pueblo griego. Una victoria del “NO” significaría una profundización de la crisis política que atraviesa a la Unión Europea y el propio gobierno de Syriza, que podría dejar planteada la cuestión de quién gobierna el país y al servicio de qué intereses.

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