Feb - 26 - 2016

El 2016 tuvo un arranque político bastante agitado. Por un lado, se realizaron las elecciones municipales, de las cuales salieron fortalecidos los partidos patronales más tradicionales: Liberación Nacional (PLN) y la Unidad Social Cristiana (PUSC). Aunado a lo anterior, durante enero se produjo la huelga de trabajadores agrícolas en la Luisa de Sarchí y, al momento de escribir este editorial (17 de febrero), está en curso la pelea de los campesinos de Palmar Sur contra el desalojo policial de sus tierras.

Lo anterior obedece a una más delimitada polarización social en el país, donde cada vez son más pronunciados los enfrentamientos entre sectores propietarios (empresarios y terratenientes) contra los sectores explotados y oprimidos (trabajadores, campesinos), en el medio de lo cual el gobierno (aunque se pinte “progresista” y del “cambio”) se coloca del lado de los primeros.

Un contexto de ataques contra la clase trabajadora y sectores oprimidos

Para entender los resultados de las elecciones municipales, el carácter de las luchas en curso (y venideras) y delinear las principales tareas para la izquierda, es indispensable partir de analizar el plan de ajuste contra la clase trabajadora que impulsa el gobierno de Acción Ciudadana (PAC) y los partidos patronales (PLN, PUSC, PAC, ML y fundamentalistas cristianos), lo cual se complementa con una serie de ataques y provocaciones contra otros sectores oprimidos (como los campesinos, mujeres y población LGBT).

Más allá de los matices que existen entre el gobierno y los partidos de oposición patronal, todos comparten un terreno común: la premisa de que el déficit fiscal sea pagado por los salarios de la clase trabajadora y no por los grandes empresarios. Por esto en los últimos meses se estableció un “consenso” en torno a las políticas de ajuste entre el gobierno y los partidos patronales (particularmente con el PLN). Ejemplos de esto que señalamos son los acuerdos para destrabar los proyectos fiscales regresivos que impulsa el gobierno en la Asamblea Legislativa, el proyecto del gobierno para limitar la entrega de anualidades, el pírrico aumento salarial del 0,67% para el sector privado (¡670 colones por cada 100 mil!) y la aprobación de la Reforma Procesal Laboral (RPL) que impone gran cantidad de restricciones judiciales para la realización de huelgas (ver nota en página 4).

Vinculado a lo anterior, el gobierno también sostiene ataques contra los sectores oprimidos. El caso de la lucha campesina en Palmar Sur es muy claro de esto que señalamos: la administración Solís no tardó mucho en colocarse del lado de Oscar Echeverría, propietario de “Automotores Británicos” y moroso de la CCSS por 400 millones de colones, por lo cual en reiteradas ocasiones ha intentando desalojar por la fuerza a las 100 familias campesinas que trabajan en la finca Changuena y Cuadrante 03.

Así las cosas, es el mismo gobierno del PAC quien está realizando un desplazamiento hacia las políticas de los partidos y cámaras patronales, dejando de lado su inicial pose de administración “progresista” y del “cambio”. Lo anterior es de suma importancia, pues nos da una clave determinante para comprender por qué el PLN y PUSC fueron los partidos más favorecidos en las elecciones municipales, dado que lograron capitalizar este giro hacia la derecha.

Los resultados electorales: fortalecimiento de la derecha y retroceso del “progresismo”

Las elecciones municipales dieron como resultado un fortalecimiento de los principales partidos patronales del país y, en contrapartida,  representó un retroceso para el “progresismo de izquierda”.  Los números son elocuentes al respecto, pues las 81 alcaldías en disputa se repartieron de la siguiente manera: el PLN obtuvo 49, PUSC 14, PAC 6, PNG 3, FA 1.

Estos resultados distan muchísimo de los que se produjeron en las elecciones del 2014, cuando la novedad política la dieron el PAC y el FA ante la derrota estrepitosa del PLN. Para estas votaciones el panorama luce diferente, pues el 76,5% de las alcaldías quedo en control del PLN y PUSC, el PAC (ahora en calidad de gobierno) se estancó con la misma cantidad de alcaldías que obtuvo en 2010 y el FA apenas logró triunfar en Barva de Heredia, lo cual apenas sirve para “disimular” que sus resultados estuvieron muy por debajo de las expectativas surgidas luego de obtener 9 diputados en las elecciones anteriores.

Estos resultados son una expresión electoral del clima de ataques contra sectores trabajadores y oprimidos del país, siendo el gobierno del PAC el principal responsable de esta ofensiva. Esto represente una paradoja, pues aunque en campaña electoral y durante los primeros meses del gobierno, Luis Guillermo Solís se presentó como una alternativa diferente a la gestión neoliberal de sus antecesores del PLN y el PUSC, no pasó mucho tiempo de su mandato para que terminara alineándose con la agenda de los partidos y cámaras patronales.

Como era de esperar, esto devino en un desencanto de un amplio sector que votó por el PAC en el 2014, pues el “progresismo” del gobierno no produjo ningún cambio de fondo en el Estado costarricense. Aunado a esto, el triunfo del PAC en 2014 produjo una disminución significativa de las luchas sociales en los últimos años, pues muchas dirigencias sindicales y sociales confiaron en las promesas del gobierno e impusieron una orientación de no confrontación con Casas Presidencia.

En relación a lo anterior, hay que señalar que el FA también se vio afectado por este desencanto con el arco de partidos “progresistas”, pues la dirección del FA tiene como orientación ser el principal aliado del gobierno del PAC, algo que incluso destacó el último Informe sobre el Estado de la Nación. Durante los casi dos años de gobierno del PAC, el FA no libró una batalla a fondo contra sus políticas de ajuste contra la clase trabajadora y, por el contrario, viene acompañando el giro a la derecha del gobierno. Por ejemplo votó a favor de la RPL y dos de sus diputados apoyaron a Celso Gamboa para que fuera nombrado magistrado.

Consecuentemente esto fue capitalizado electoralmente por el PLN[1] y el PUSC el 07 de febrero, pues ambos partidos reflejan más coherentemente la agenda de ajuste patronal y ataques contra los sectores oprimidos, ante la cual el PAC y el FA no se posiconan como una alternativa para hacerles frente.

¿Representa el triunfo del PLN y el PUSC un retorno del bipartidismo? Esta es una discusión que merece ser abordada con mayor especificada en lo venidero. De momento señalamos que no interpretamos los resultados electorales en este sentido, pues el bipartidismo representó una forma de organización del régimen político de la Costa Rica de los años ochenta en adelante, muy diferente a la realidad actual del país, donde cada vez son más marcados los límites entre las clases sociales, entre explotadores y explotados.

La huelga de La Luisa y la resistencia campesina en el Sur

Aunque los resultados electorales sirven como un “indicador” para tomar nota del clima político del país, no debemos perder de vista que son un reflejo distorsionado de la realidad. Las relaciones de fuerzas entre las clases sociales se determinan en el terreno de la lucha de clases y, en este campo, hay elementos llamativos que apuntan a un 2016 más cargado de luchas.

Como apuntamos al inicio del artículo el año arrancó más intenso de lo normal. No es para menos: se realizó una huelga de obreros agrícolas en la Luisa de Sarchí (la cual acompañamos desde el NPS y nos volcamos a impulsar la campaña de solidaridad con la misma), la cual logró arrancarle a la patronal  parte de sus reivindicaciones económicas e iniciar el proceso de constitución de un sindicato (ver nota en página 3). Aunque posteriormente estos trabajadores fueron despedidos para bloquear la formación del sindicato, no es un dato menor que en Costa Rica se realizara una marcha de proletarios hacia Casa Presidencial exigiendo el derecho a sindicalizarse en la empresa privada, chocando de frente contra todo el aparato del Estado anti-obrero y anti-sindical fundado por los empresarios después de la guerra Civil de 1948 (ver nota en páginas 10-11).

Por otra parte, en febrero se realizó una nueva jornada de lucha en Palmar Sur contra el intento de desalojo del Gobierno, la cual fue reprimida brutalmente por la Policía, pero que no logró realizar el desalojo tanto por la resistencia campesina y las acciones de solidaridad en San José (con una movilización en Casa Presidencial donde participó activamente el NPS y la presentación de recursos legales contra el desalojo).

Así, mientras en las elecciones se manifestó un desplazamiento hacia la derecha en beneficio de los partidos de los empresarios, en el plano de las luchas es destacable que un grupo de trabajadores de la empresa privada iniciaran la constitución de un sindicato y que 100 familias campesinas se organizaran para enfrentar a la Policía y defender sus tierras. Por otra parte, hay que destacar que ambas luchas tienen un rasgo en común: enfrentaron/enfrentan la persecución de patrones con la complicidad del gobierno de Luis Guillermo y suscitaron movimientos de solidaridad entre partidos políticos de izquierda, organizaciones sindicales y sociales.

¡Construyamos un Encuentro contra el ajuste del Gobierno y luchar por todos los derechos! ¡Pongamos en pie un Frente de Izquierda en Costa Rica!

Desde el NPS planteamos dos tareas para hacerle frente a los ataques del gobierno y las patronales contra la clase trabajadora y demás sectores oprimidos.

En primer lugar, hacemos un llamado a las organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles, feministas y partidos de izquierda, a construir un Encuentro Nacional contra el ajuste patronal y la Defensa de todos los Derechos con el objetivo de construir un polo independiente del gobierno que unifique los reclamos de la clase trabajadora del sector público y privado, así como del conjunto de sectores oprimidos en el país.

En segundo lugar, reiteramos nuestro llamado para constituir un Frente de Izquierda en Costa Rica, donde confluyan diferentes partidos y organizaciones de izquierda que se constituya como un referente político socialista y con independencia de clase para la clase trabajadora y sectores oprimidos en la luchas venideras y la elecciones.

[1] En el caso del PLN perdió 10 alcaldías con respecto a las obtenidas en las elecciones municipales del 2010. A pesar de eso, creemos que el punto de comparación debe realizarse con su resultado en 2014, cuando sufrió una estrepitosa derrota con la renuncia de su candidato Jhonny Araya en la segunda vuelta. Luego de este momento, el PLN logró reubicarse como oposición y mantener gran parte de su aparato electoral, en lo cual ha sido claro el manejo de José Figueres tras asumir el mandato del partido e imprimirle un “discurso hacia la izquierda”.

Por Víctor Artavia, NPS (Costa Rica). Prensa Socialista n° 147 (18/2/16)

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