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Abr - 3 - 2008

A cinco años del Cordobazo, el ascenso obrero, con avances y reflujos, se mantenía. Con la llegada de Perón al gobierno en octubre de 1973 se va a endurecer el régimen y las luchas también. No obstante, el surgimiento de direcciones antiburocráticas y antipatronales va conformando una corriente nacional de la vanguardia obrera. Esta corriente estaba cruzada, en su interior, por debates y posiciones políticas a partir de las organizaciones de la izquierda que actuaban en ella. La ubicación política frente al gobierno del General Perón y el rol del peronismo en el proceso de liberación nacional y social era una de las cuestiones centrales que le daban el marco a la lucha política y sindical que los trabajadores llevaban adelante en todo el país. La ofensiva antiobrera que el peronismo comenzaba a descargar para imponer el Pacto Social mediante el matonaje patronal-burocrático y las bandas de derecha que volaban locales partidarios y golpeaban y asesinaban a militantes obreros y estudiantiles, era una realidad cotidiana que la vanguardia debía enfrentar cotidianamente.

En la seccional Villa Constitución de la Unión Obrera Metalúrgica, luego de movilizaciones y toma de fábricas, los obreros luchaban por lograr la normalización de la seccional que se hallaba intervenida por la burocracia de Lorenzo Miguel para impedir el triunfo de una nueva dirección antiburocrática encabezada por Alberto Piccinini y otros dirigentes combativos organizados en la Lista Marrón.(1)

El 7 de abril de 1974 las Comisiones Internas de Acindar, Marathon y Metcon (las principales fábricas metalúrgicas de la seccional) convocan a un plenario Nacional de Gremios, Comisiones internas, Cuerpos de delegados y Agrupaciones Combativas. La convocatoria planteaba en primer lugar «la solidaridad con la lucha de los trabajadores metalúrgicos de Villa Constitución y por todas las luchas de la clase obrera y el pueblo”. Y en otros puntos se pronunciaba contra las medidas del gobierno, reclamaba paritarias y denunciaba el matonaje sindical exigiendo, a su vez “el castigo a los responsables de atentados y asesinatos cometidos contra las organizaciones y activistas obreros y populares”.

La convocatoria se convirtió en el centro político de la vanguardia obrera. El Partido Socialista de los Trabajadores expresó entonces, en su apoyo al llamado de los obreros de Villa: “Nuestro Partido no renuncia a su principio estratégico de que la única clase revolucionaria es el proletariado ni la lucha por conducirlo al poder, ni a la construcción, para ese fin, del partido revolucionario. Seguiremos, en consecuencia, discutiendo y denunciando el populismo burgués de la JP o el reformismo frente populista del PC. Pero no queremos en el plenario discutir esos problemas. La lucha, el tiempo, la vida, dirán quién tiene razón sobre esas cruciales diferencias. Queremos discutir sobre todo lo que nos une y para que eso abra a los trabajadores una nueva perspectiva.”(Avanzada Socialista, abril/74)

Junto a este pronunciamiento, el PST hizo un llamado expreso al PC y a la Juventud Peronista para que concurrieran al plenario. El Plenario obrero estaba citado para el 20 de abril, a pocos días del 1º de mayo y la JP estaba organizando su concurrencia al acto que iba a realizar el gobierno peronista en la Plaza de Mayo.

Un plenario obrero representativo

Finalmente, el sábado 20 de abril la cancha de fútbol del Club Riberas del Paraná de Villa Constitución se abrió para recibir a cerca de 3.500 delegados y activistas llegados desde distintos puntos del país. En la entrada un grupo de activistas metalúrgicos, bajo la responsabilidad del “Toro” Acuña, uno de los principales dirigentes, controlaba el acceso al club y la identificación de los lugares de trabajo o gremios de los compañeros que llegaban. En el campo de juego se habían dispuesto más de trescientas sillas para los delegados mientras la barra de activistas se ubicaba detrás teniendo como fondo un gran cartel que decía: “Bienvenidos hermanos de clase”.

Al Plenario asistieron, entre otros, Agustín Tosco, René Salamanca (secretario general del SMATA-Córdoba), dirigentes del Sindicato de Trabajadores de Perkins (Córdoba), del Sindicato de Obreros y Empleados del Ingenio Ledesma de Jujuy, que representaba a 12.000 trabajadores; el Sindicato de Empleados de Farmacia, el Sindicato de Trabajadores Viales de Buenos Aires; el Sindicato de Gas del Estado de Pico Truncado de la provincia de Santa Cruz, el Sindicato de Ceramistas de Villa Adelina, AUDEC (Agrupación Unica de Docentes y Educadores Combativos) APBA (periodistas), la Unión Ferroviaria de Villa Constitución, Obreros y Empleados de la Construcción de General Roca. Se recibieron las adhesiones de la CGT de Salta, de cuarenta comisiones internas de Buenos Aires ( muchas de ellas con mandato) y una decena de comisiones internas de la Construcción de Neuquén y de varias listas sindicales como la Lista 3 de Bancarios. Además estaban presentes todas las tendencias del movimiento obrero, salvo la Juventud Trabajadora Peronista.

El acceso a Villa Constitución no fue fácil. Los más de treinta micros que partieron de Buenos Aires y los doce que provenían de Córdoba se vieron demorados por el camino por la Policía. En San Nicolás, la Gendarmería, luego de detener los micros y revisarlos, detuvo a un compañero, ante lo cual Rodolfo Ortega Peña, único diputado del Peronismo de Base que asistió al plenario, debió ir a reclamar la libertad del compañero. Con operativos de este tipo la Policía dificultó el traslado de los concurrentes y así se demoró la llegada de importantes delegaciones.

Posiciones y maniobras

El Plenario venía precedido de dos posiciones centrales sobre la orientación que debía tener la vanguardia obrera: una planteaba que se debía formar una Coordinadora Nacional para unificar las luchas y presentar una alternativa a la burocracia sindical peronista; esta posición era impulsada desde el Frente de los Trabajadores por el PST, que contaba con una numerosa delegación de obreros y activistas y la otra posición planteaba que no estaban dadas las condiciones para conformar la coordinadora y que había que fortalecer los lugares en donde había direcciones combativas. Esta segunda posición era alentada por el PC, Tosco, Salamanca y Piccinini, entre otros dirigentes.

La demora en la llegada de las delegaciones de Bs. As. y Córdoba fueron aprovechadas por Tosco y el PC para urdir una maniobra burocrática. Acordaron con Piccinini en levantar la Comisión de Poderes que acreditaba a los delegados a las 14 horas. Realizaron una reunión entre ellos y algunos dirigentes más y allí se acordó por mayoría abrir una lista de 19 oradores y leer las resoluciones. Esto cambió el carácter de Plenario que se convirtió prácticamente en un acto. No obstante el Frente de los Trabajadores hizo sentir su propuesta. Al grito de “¡¡Llegó la hora… de la Coordinadora!!”, sus delegados y activistas buscaron que se hiciera el debate. Entre sus oradores, Luis Manevi de Standard Electric y Víctor Jiménez de la Construcción, ambos integrantes del Frente de los Trabajadores (PST), plantearon también la necesidad de la Coordinadora. De todas maneras no se pudo debatir a fondo y terminó primando la postura del PC, Tosco y Piccinini.

Una posibilidad perdida

En su edición del 24 de abril, unos días después del Plenario, Avanzada Socialista (2) concluía: “Así como la representatividad de la reunión fue su aspecto más saliente, el rasgo más negativo, que motivó la decepción de muchos que viajaron cientos de kilómetros para llegar a Villa, fue que no se realizara un verdadero plenario en el cual se debatiera ampliamente y se terminara resolviendo por el voto democrático”. Esta valoración del plenario fue acertada. De haberse logrado el reagrupamiento de la vanguardia en una coordinadora nacional, el movimiento obrero hubiera estado mejor preparado para enfrentar la ofensiva peronista (3) y desarrollar un polo de lucha contra la burocracia.

La maniobra de Tosco, el Partido Comunista y otros dirigentes estuvo al servicio de una política: conciliar con la JP y no llamar a los trabajadores a romper con el peronismo. Salamanca (que llevaba la orientación del PCR) también se negó a avanzar a una organización nacional de coordinación obrera sosteniendo que la misma se debía lograr recuperando primero el sindicato del control de la burocracia. Respondiendo a esta postura, el PST va a plantear: “¿Qué quiere decir? ¿Que mientras no recuperemos nuestro propio sindicato no podemos apoyar la lucha de una fábrica de otro gremio? ¿Que está mal que los ferroviarios y textiles de Villa Constitución apoyaran a los de Acindar? ¿Que Salamanca del SMATA no debe bajar al próximo villazo metalúrgico? ¿Que Tosco no debe ir a apoyar a los azucareros del Ledesma? La posición de Salamanca es un grave error y un peligro para el desarrollo de la solidaridad obrera: no agreguemos a las divisiones que nos impone el aparato y el control burocráticos, falsas divisiones por gremio; la clase obrera es una sola”. (AS, 24/4/74). La política de no coordinar desarmó a la vanguardia obrera cuando llegaron nuevos golpes reaccionarios para enfrentarlos en forma centralizada.

La perspectiva que hoy tiene el movimiento obrero en su pelea por recomponerse es ir a luchas cada vez más duras. La lucha salarial y por mejores condiciones laborales es una lucha política para aquellos sectores que han logrado dar pasos en la pelea contra la burocracia. De ahí que la experiencia del Plenario antiburocrático de Villa Constitución del año ‘74, el plenario más representativo que nucleó a la vanguardia obrera de esos años, debe estar presente a la hora de organizar la lucha contra el enemigo de clase.

Notas:

1- Los interventores que había mandado Lorenzo Miguel a Villa Constitución expulsan del gremio a catorce integrantes de la Comisión Interna y del Cuerpo de Delegados de Acindar. Enterados los obreros ocupan la fábrica y dos días después son ocupadas las plantas de Marathon y Metcon. El historiador Ernesto Rodríguez explica las características de la toma de Acindar: «Los portones fueron cerrados y controlados por piquetes de obreros. El personal jerárquico no pudo abandonar la fábrica y se lo retuvo en el sótano de las oficinas de personal. Se hicieron barricadas para que no circularan los vehículos y se cruzaron vagones en las vías. También hubo control obrero sobre el sistema eléctrico y la sirena de la fábrica». (Citado por Gabriel Zuzek en: “Una ciudad, una fábrica, un conflicto histórico”). El 16 de marzo se firmó un acta de compromiso para normalizar la seccional en 120 días y elecciones de Comisión Interna en 45 días. Finalmente en Diciembre de 1974 triunfará la Lista Marrón antiburocrática encabezada por Alberto Piccinini.

2- Periódico semanal del Partido Socialista de los Trabajadores.

3- Por ejemplo en febrero de ese año el jefe de la Policía de Córdoba junto a grupos de derecha había destituido al gobierno provincial de Obregón Cano y Atilio López, ligados a los sectores combativos del peronismo. Perón encuentra la excusa para intervenir la provincia a través de Lacabane y meses después los sindicatos como Luz y Fuerza y SMATA también serán intervenidos.

Por Oscar Alba, SoB, 03/04/08

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