Mar - 17 - 2016

(Texto escrito por los compañeros de SoB Brasil y editado por la redacción del periódico Socialismo o Barbarie – Argentina)

El gobierno del PT se aproxima a un precipicio

El pasado domingo 13 de marzotuvieron lugar en todo Brasil actos masivospidiendo el juicio político de Rousseff y la prisión para Lula. Aunque hay discusiones en torno al número exacto de personas que concurrieron a los mismos, se puede afirmar que la convocatoria de estos eventos resultó solamente comparable a los organizados en contra de la dictadura militar en la década 1980.

A pesar dehaber sido manifestaciones masivas,en lo que tiene que ver con su composición social están a kilómetros luzde representar al “pueblo brasileño”, como quieren hacer creer los comentaristas y columnistas de los medios burgueses. En efecto:se trató de una composición social de clase media yun perfil político claramente reaccionario. Definir el carácter de éstas manifestacionessindejarse impresionar por la cantidad multitudinaria de participantes, es el primer paso para entender el sentido que imprimen estos eventos a la dinámica política.

Juicio político a Rousseff

Las manifestaciones deldomingo pasado fueron el elemento que falta para que después de más de un año de continua crisis política, la solicitud de apertura de juicio político aDilmaRousseff(¡indefendible tanto ella como Lula y el conjunto del PT transformado en un partido de carreristas que se han hecho ricos al calor del Estado!) pudieraser realizada.Esto, paradójicamente,por un congreso profundamente cuestionado por su composición reaccionaria y por lasmúltiples acusaciones de corrupción que alcanzan a cientos de parlamentarios.

El gobierno está en una situación de tal aislamiento que articula escenarios post Dilma (incluso ella misma). Después del último domingo,la idea de sacar aDilma del camino a través del proceso de juicio político gana fuerza. Pero también se discuten otras salidas, como una maniobra parlamentaria que crearía una “minireforma”en el sistema de gobierno con el fin de vaciar el poder presidencial para evitar el juicio político (porque sería “traumático”, duraría meses y abriría espacio para un escenario de mayor polarización política).

La pérdida desustentabilidad del gobierno es tal que Dilmanombró comojefe de gabinetea Lula, lo que por supuesto será un vaciamiento del poder presidencial en cuanto a su autoridad, ya que inevitablemente el que pasará al centro de la escena será Lula. A pesar del desgaste político inevitable que Lula sufrirá al pasar a ocupar un ministerio de un gobierno al borde del abismo(lo que comprometería su candidatura en 2018), el ex presidente tendráun foro privilegiado y escapará de la mira inmediatade la “Operación Lava Jato”que lo investiga por lavado de dinero y el tráfico de influencia; esto incluso más allá del desgaste que le provocará el hecho evidente de que también asume para huir de su persecución judicial (¡sostenida en un ímpetu reaccionario del poder judicial, pero también en pruebas incontrastables!).

Su presencia en el gobierno es una medida desesperada para tratar de recuperar la iniciativa, renegociando con las demás fuerzas políticas con el fin de permitir el avance de las medidas que dan continuidad al ajuste fiscal, saliendo de la actual parálisis del gobierno de Dilma. Pero que Lula estéen el gobierno no da garantías de que el “rito”del juicio político no comience entrelos miembros de las cámaras legislativas en las próximas semanas, y la que la poderosa ofensiva desde la derechatermine con Michel Temer en la presidencia.

Es evidente que no estamos ante un golpe militar, o anteuna “medida de fuerza contra la democracia” para justificar una alineación táctica con el gobierno contra el “golpe”. Este discurso es el que utilizael oficialismo para tratar de convencer a los incautos para defender un gobierno que quita derechos, reprime a los movimientos sociales y quiere que la crisis la paguen los trabajadores.

Pero tampoco se puededejar de señalar que una destitución de Rousseff en este escenario de desmovilización de los trabajadores y la juventud, sólo puede conducir a una situación aún más desfavorable para los de abajo.Cualquiera de las salidas políticas arrojadasen este escenario de movilización de fuerzas burguesas, reforzadas en gran medida por las manifestaciones callejeras del pasado domingo,será desfavorables para los trabajadores.

La ofensiva burguesa no solo tiene el objetivode sacara Dilma y el PT del gobierno federal, sino también imponer una situación que permitallevar hasta el final el ajuste neoliberal, imponer retrocesos inmediatos en los poquísimos logros democráticos y laborales de las últimas décadas y hacer retroceder la situación política a los momentos anteriores dejunio de 2013; una situación en la que se tenía sofocado por décadas al movimiento de masas de los trabajadores y la juventud.

La izquierda socialista debe superar sus inercias

La aceleración de los tiempos políticos y la proximidad a un resultado por la derecha–si se mantienen las condiciones adecuadas de temperatura y presión – nos llevará a una situación eventualmente más difícil de ofensiva contra la clase obrera y la juventud. Esto coloca a la izquierda socialista ante responsabilidades sin precedentes y la necesidad urgente de tomar iniciativas políticas para romper su aislamiento y presentar lo más ampliamente posible una salida ante este escenario dramático.

En este sentido, creemos que es necesario superar tresorientaciones problemáticas (oportunista, sectaria y economicista) y que contribuyen pocopara la construcción de una salida de independencia de clase que puedasacar de la defensiva a la clase obrera y la juventud combativa.

En primer lugar, tenemos la posición “oficial” del PSOL, que se limita a señalar los “excesos” de la operación Lava Jato, la “selectividad” de la investigación que no se extiende a los partidos de oposición, defender los “logros del estado de derecho “, y se coloca ” en contra de juicio político ” porque se trata de una “herramienta de presión” sobre Dilma…

La posición del PSOLno contribuye a la construcción de un campo de independencia de clase:simplemente acaba cumpliendo la función de apoyo vergonzoso al gobierno, porque de lo que se trata hoy no es combatir la destitución de Dilma, sinoluchar contra los ajustes, por la unificación de la izquierda y por una salida política independiente de los trabajadores.

Por otro lado, una salida de la izquierda no puede coquetear con la derecha, como lo hace el PSTU través de su política “Fuera todos”. Hoy en día la consecuencia práctica e inmediata de esta política sería la asunción de Michel Temer como presidente o, temporalmente, Eduardo Cunha, para ir a una nueva elección con las condiciones y normas totalmente desfavorables para los trabajadores.

Hay una especie de ceguera recurrente en la posición política del PSTU: siempre ve a las “masas” (¡no importa la composición social de dichas masas!) como “progresista”, “popular” y “en disputa” por la izquierda, lo que es evidentemente un fetiche objetivista que lleva a estaorganización a alinearse con la derecha.

Pero no estamos aquí para celebrar la debacle política del PSTU.Hacemos sí un llamado honesto a la militancia de esa organización para romper con esta política que coloca agua en el molino de la derecha y para que puedan contribuir a la construcción de un frente dela izquierda socialista para que esta pueda tener fuerza para construir una alternativa de los trabajadores: una salida por la izquierda a la brutal crisis política en curso.

El economicismo no da salida

Pero hay una tercera orientación unilateral en la izquierda, una orientación economicista por así llamarla, y que es común en los sectores de la izquierda socialista:luchar en medio de una crisis política contra los ajustes neoliberales sin pensar en una salida global. Esta posición parte de una suposición correcta, pero es totalmente insuficiente para el escenario actual. La burguesía actúa en situaciones de crisis para ganar al por mayor; en tiempos de crisis la máxima que indica que“la política es la expresión concentrada de la economía” (Lenin) gana más realismo.

La derecha y la oposición burguesa tienen una propuesta integral: quieren destituir el gobierno del PT e imponer una situación abiertamente reaccionaria. Y tendrán éxito sino hay una reacción a tiempo de un proyecto político de los trabajadores y la juventud. ¿Y la izquierda socialista? No podemos permanecer en una perspectiva que sólo sirva a los trabajadores en los aspectos económicos de la crisis (economicismo), mientras que la derecha reaccionaria desarrolla una política global ofensiva contra los trabajadores y pretendevolver a foja cero todos los pequeños logros de las últimas décadas; no sólo las pseudo “reformas” lulistas.

Incluso aunque estuviésemos en una situación en la que fuese posiblerevertir la situación de ofensiva patronal sería necesario luchar por una salida política de clase.Tenemos reservas de combatividad – sólo comprobar el proceso de resistencia de los estudiantes secundarios en Sao Paulo y ocupaciones de fábricas en curso contra los despidos – lo que nos permite tomar la iniciativa y tratar de crear un campo independiente.

En este sentido, estamos entusiasmados con la llamada hecha por varios activistas independientes con el fin de atraer a todos los sectores para conformar un combativo Frente de Izquierda como una manera de construir iniciativas concretas de lucha y crear realmente un campo clasista frente al avance de la  ofensiva burguesa dominante y la desmoralización oficialista.

¿Por qué defender la Asamblea Constituyente?

De todos modos, creemos que la política de frente no resuelve los problemas si no es acompañada de una salida política que pueda ser entendida por amplias capas de trabajadores y jóvenes. Por lo tanto, pensamos que la propuesta de una Asamblea Constituyente Democrática impuesta por la movilizaciónen este dramático escenariode ofensiva de la derecha aparece cada vez más como necesaria. En situaciones de crisis política orgánica como la que estamos viviendo, hay que crear las condiciones para movilizar ampliamente, comenzando por las más amplias reivindicaciones democráticas.

Debido a que no estamos en una etapa de lucha en la que hay organizaciones de masas independientes, amplia conciencia socialista o de organizaciones revolucionarias de gran alcance, es necesario presentar una propuesta que esté a nivel de la conciencia actual y que pueda crear las condiciones para avanzar a niveles de movilización más avanzados. La propuesta, en nuestra opinión, es la Asamblea Constituyente con los adjetivos colocados previamente.

Es importante aclarar que esto no es una asamblea compuesta por los miembros que hoy componen el Congreso, ni se elegirá por lasreglas que tenemos hoy en día. Los miembros de una Asamblea Constituyente para ser elegidos democráticamente tienen que depender de una campaña que tengatodos los candidatos el mismotiempoen los medios de comunicación, financiación de campañas exclusivamente de televisión y la revocabilidad de los mandatos, etc. Además, para ser soberana, en sus decisiones constituyentes una nueva cartadebe ser totalmente libre de la presión imperialista y ser acatada por las otras dos ramas del gobierno. Por supuesto, para llevar adelante el apoyo a este proceso se requiere una movilización popular amplia y radical.

Por lo tanto, es evidente que para la construcción de esta Asamblea debe coordinarse con otras iniciativas tácticas tales como la construcción de un Frente de Izquierda, con organización de una huelga general contra el ajuste, con apoyo para ramas de trabajadores en lucha salarial o de empleo, en particular con las ocupaciones de fábricas, el movimiento de mujeres, LGBT, movimiento negro en las calles, entre otras demandas.

La crisis política exige una salida política y esto no implica aceptar los términos del juego de la política actual, lo que la derecha quiere imponer para el próximo período. Es decir, anteel escenario deeste giro conservador a nivel regional,es necesario tener una contraofensiva de la izquierda.

SoB 371 (Argentina), 17/3/16

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