Mar - 31 - 2016

Sube todo menos el salario

El macrismo se jacta de que las últimas semanas han sido las “mejores de su gestión”. No es para menos: acaba de ocurrir la visita de Obama con el solo objetivo de otorgarle su reconocimiento al giro que Cambiemos le ha dado a la orientación del país: un gobierno amigable con los mercados y el imperialismo; un portaestandarte en la región para la vuelta a la subordinación al amo del norte.

Al mismo tiempo, al cierre de esta edición el Senado le dio sanción definitiva a la ley de pago a los fondos buitre. Así las cosas, el gobierno nacional, los provinciales y el empresariado podrán volver a endeudarse a granel una vez sean levantadas las inhibiciones que había colocado el juez Griesa.

Es en este contexto que debe entenderse el nuevo tarifazo: otro zarpazo brutal que se debe sumar a los aumentos de precios a partir de la devaluación y al sideral aumento de la luz y que, lejos de moderar la inflación, va a llevarla más arriba todavía.

Esto no quiere decir que Macri las tenga todas con él. El jueves 24 se realizó una enorme jornada nacional en conmemoración del 40 aniversario del golpe de Estado. Se trató de una jornada mayormente democrática, en la que el Nuevo MAS, como es habitual, aportó dentro de la gran marcha del Espacio Memoria Verdad y Justicia, una de las columnas más jóvenes, vitales y militantes. Fueron más de mil compañeros sólo en Buenos Aires que encararon una larga jornada asumiendo las tareas de agitación y organización, piqueteo del periódico, prensa, y las infaltables intervenciones de los frentes de artistas de Bellas Artes de La Plata y de Dramáticas de la UNA. Pero al mismo tiempo tuvimos destacadas participaciones con centenas de compañeros en Córdoba, como también en Chaco, Mar del Plata, Neuquén, Rosario, La Plata y Río Gallegos, La Rioja y otras ciudades del país. Este 24 de marzo logramos construir una gran participación en todo el país que es muestra del extraordinario momento constructivo de nuestra organización y de la alta moral militante que la impulsa de cara a nuestro próximo congreso en abril.

Más allá del carácter democrático de la marcha del 24, el contenido opositor al gobierno no dejó de ser evidente: amplísimos sectores independientes, organizaciones y militantes K y la izquierda: todos los que forman filas, de una u otra manera, en la oposición.

Al mismo tiempo, a pesar de la pasividad de la burocracia de la CGT dedicada al “cabildeo parlamentario”, crecen en las provincias y también el centro del país, las luchas contra la escalada brutal de despidos.

Pero sobre todo está el hecho de que el nuevo tarifazo será una prueba para la popularidad del gobierno: inevitablemente alimentará la caldera del descontento, comenzando a caer la ficha sobre el verdadero carácter del gobierno.

En todo caso, la tarea de la izquierda el próximo mes será apoyar las luchas en curso, dar la batalla por desenmascarar a este gobierno reaccionario, al tiempo que se pelea por la realización de un 1º de Mayo unitario al servicio de las luchas contra Macri.

Obama en la Argentina

Detengámonos un minuto en la visita de Obama. Su paso por el país fue una muestra del clima social que todavía se vive. No despertó grandes manifestaciones explícitas de repudio, más allá de cuánto este componente haya estado en la conciencia de los manifestantes del 24.

El presidente yanqui pisó estas tierras en un momento particular y con objetivos claros. El triunfo de Macri en Argentina, la crisis terminal del chavismo en Venezuela y la debacle sin fin de Dilma Rousseff en Brasil, configuran de conjunto un giro conservador en la región.

Ni lento ni perezoso, el presidente yanqui tomó la decisión de “bajar” a la Argentina posteriormente a su histórica visita a Cuba, como para dar una señal de reconocimiento de que las relaciones con los EE.UU. han dado un giro radical. Mauricio Macri actuó como se esperaba: recibió al “primer presidente negro” de los Estados Unidos (un factor de legitimación de su figura para mejor defender sus intereses estratégicos) con la mayor de las pleitesías, y se ofreció a cumplir el papel de portaestandarte del imperialismo en la región. A cambio de esto, Obama le otorgó todo tipo de elogios y lo puso como máximo ejemplo de lo que debe hacerse en Latinoamérica.

Nota aparte merecería el trato que le dio la prensa a la visita de Obama. La cobertura de los medios fue de un servilismo mayúsculo: periodistas que le pedían “perdón” a Obama por hacer las preguntas en castellano y no en inglés; otros que no aceptaban la menor crítica hacia el presidente norteamericano. La realidad es que ninguno tuvo un ángulo crítico, ninguno desenmascaró el hecho de que, tenga el color que tenga, sea del partido patronal que sea, un presidente norteamericano es sobre todo un representante estratégico del imperialismo.

Por nuestra parte, además de participar en la marcha del 23 a la Rural contra Obama, además de marchar masivamente el 24 con una enorme columna partidaria en Buenos Aires y fuertes representaciones en todo el país, también nos manifestamos en los medios por intermedio de Manuela Castañeira, que todo el tiempo se encargó de subrayar que, entre otras cosas, Obama venía con una propuesta de Tratado de Libre Comercio que Macri está dispuesto a firmar, en todo caso haciendo lobby por ese acuerdo a nivel del Mercosur, un tipo de acuerdo que solo sirve para subordinar más a países como el nuestro al imperialismo y para desindustrializarlos. ¡De ahí que Macri estuviera preocupado por la exportación de… limones a Estado Unidos!

Tarifazo

No es casualidad que Macrí, envalentonado por el aval de Obama, haya lanzado este nuevo tarifazo inmediatamente después de su visita. Un verdadero sablazo al bolsillo de los trabajadores. Eso es lo que anunció el gobierno cuando anticipó que desde el primer día de abril se van a suscitar una serie de tarifazos encadenados: 500% sobre el agua, 150% en los trenes, 70% sobre el boleto de colectivo, 300% sobre el gas y un nuevo incremento en los combustibles (¡el tercero en tres meses!). Este “brutal aumento”, como se vio obligada a reconocer la aliada del gobierno y ultragorila Elisa Carrió, se suma a los que ya se sufren sobre las carnes y verduras, en los artículos de primera necesidad, en los alquileres y en la energía eléctrica como producto de la devaluación, la quita de impuestos a los capitalistas y la “cruzada amarilla” para reducir el déficit fiscal a costa del nivel de vida de los trabajadores.

Así las cosas, no ha pasado un solo día sin que Macri y sus aliados muestren la hilacha: son un gobierno empresarial que han venido a ajustar a los de abajo y enriquecer a los de arriba. Sus primeras medidas consistieron en bajarles los impuestos y las retenciones al campo mientras dejaba correr el aumento de alimentos, después aumentó por primera vez las naftas y aplicó un tarifazo del 700% a la luz, al mismo tiempo que les quitaba las retenciones a las mineras imperialistas como premio por haber contaminado con cianuro los ríos y cuencas subterráneas en el norte del país. Ahora, en el mes de abril, inicia un nuevo capítulo de su “revolución de la alegría”, en el cual se asegura de pagarles al contado a los fondos buitre (con el apoyo de todos los partidos patronales, incluidos muchos de los senadores y diputados K) y segar el bolsillo de los obreros con este nuevo aumento.

Junto a los aumentos de precios, que configuran una inflación galopante de más del 35% en los últimos 12 meses y que proyectada a fin de año llega más lejos aún, hay que sumarle la pérdida de puestos de trabajo que se evidencian en todo el país. Se calcula que más de 110.000 trabajadores perdieron su trabajo en los últimos cuatro meses, especialmente en reparticiones del Estado nacional, provincial y municipal, que está dando importantes luchas. Luchas como las que se viven en Santa Cruz y en Tierra del Fuego, donde los docentes y estatales llevan más de un mes de pelea junto con otros sectores de trabajadores. O en la provincia de Buenos Aires, donde los trabajadores de TecPlata están bloqueando el puerto en protesta por el vaciamiento de la empresa con la complicidad de las autoridades provinciales y el despido de 150 trabajadores. O el caso de los estatales que tomaron el Ministerio de Trabajo de la Nación para impedir el despido de 400 trabajadores. Y como si esto fuera poco, hay que sumarle que, producto de la crisis política y económica de Brasil, están en riesgo miles de puestos de trabajo en la industria automotriz y de autopartes.

La CGT baila el minué parlamentario

Los precios suben, la amenaza de despido se concreta, los salarios se van al tacho, y la burocracia sindical juega a la “unidad” y participa del juego en el parlamento. En los últimos días, los dirigentes de las tres CGT empezaron a agitar el parche con una posible movilización futura que no se sabe qué carácter tiene ni a dónde será (se habla del Monumento al Trabajo, en Paseo Colón), para exigir que el Congreso trate este año la modificación de la escala del impuesto a las ganancias. Como parte de este planteo, Moyano, Caló y Barrionuevo por las CGT, junto a Yasky y Micheli por las CTA, asistieron al Congreso a reunirse con algunos diputados para tratar el tema. La pusilanimidad de este quinteto es tan grande que ni siquiera se pusieron de acuerdo en pedir la prohibición de despidos, ni la doble indemnización; y en el caso del impuesto al salario se contentaron con tratar de tocar las escalas, no en reclamar, como corresponde, la eliminación de un impuesto que es una estafa contra los trabajadores, puesto que el salario nunca es una ganancia, sino la retribución por el trabajo.

Como era de esperar, la entrevista fue un verdadero fiasco: los diputados de Cambiemos ni se dignaron a aparecer dando muestras de que en la agenda del macrismo no hay espacio para ninguna medida en beneficio de los trabajadores.

En definitiva, lo que el interminable cabildeo parlamentario de los burócratas sindicales intenta disimular es el hecho de que no están dispuestos a tomar ninguna medida efectiva de lucha para frenar las brutales medidas de ajuste que están golpeando a los trabajadores.

Por un Primero de Mayo unificado para derrotar el ajuste de Macri

La izquierda y los luchadores no se pueden quedar impávidos en interminables cavilaciones parlamentarias, ni mirándose el ombligo a la espera de las próximas elecciones dentro de un año como hace el FIT. Frente a los ataques del gobierno, que cuenta con el apoyo de la burguesía, de todos los partidos patronales y el imperialismo, es necesario dar una respuesta de conjunto apoyándose en las luchas en curso y en toda la vanguardia de los explotados y oprimidos. Este 24 de marzo mostró que existen grandes reservas de energía, pero que aún no se han puesto en pie de lucha. Por eso es una obligación frente a los intereses del conjunto de los trabajadores aprovechar este Primero de Mayo para poner en pie un gran acto unitario de toda la izquierda y los luchadores.

Desde el Nuevo MAS nos jugamos al apoyo de todas las luchas y, coherentemente con esta orientación, llamamos al FIT a rever su actual línea sectaria y autoproclamatoria, y a todos los trabajadores y luchadores a dar la pelea política por conmemorar este próximo Día Internacional de los Trabajadores con un gran acto unitario de lucha contra el gobierno de Macri.

Editorial SoB 373 (Argentina), 31/3/16

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