Ago - 25 - 2016

En las elecciones de octubre el PT sufrirá significativas pérdidas. Se estima que los actuales 800 municipios que gobierna ese partido después de octubre se reducirán a alrededor de 200. No perderán sólo el número de ciudades que administran, sino también a los votantes y espacio en las ciudades medianas y grandes. Sabemos que para nada está decretada la muerte definitiva de este partido, porque aún dispone de grandes bancadas parlamentarias, de una gigantesca maquinaria sindical y de Lula que, a pesar del desgaste político debido al Impeachment y a la operación “Lava Jato”, es un importante imán electoral y una figura en las encuestas de intención de voto para el 2018.

Estamos en una situación intermedia en la que el PT comienza a abandonar el monopolio de la representación electoral de la clase obrera. Sin embargo, otra representación de los partidos que ocupan de manera abrumadora el espacio electoral y político entre las amplias masas aún no es una realidad para las próximas elecciones.

Encuestas realizadas en las grandes capitales ponen a los candidatos del PSOL entre los primeros colocados con buenas posibilidades para competir en la segunda vuelta de las elecciones en octubre. Este es el caso de Porto Alegre, Florianópolis, San Pablo, Río de Janeiro, Belém, Salvador, Fortaleza y Rio Grande do Norte. Además de las capitales, también tienen buenas oportunidades en ciudades medianas como Friburgo, Niterói, Sorocaba y Santarém. Además de la posibilidad de elegir alcaldes en las principales capitales y ciudades de Río de Janeiro, Paraná y San Pablo, el PSOL puede ampliar en gran medida sus concejales en todo el país, afianzándose para la disputa nacional y estatal que tendrá lugar en 2018.

El problema que queremos abordar en este artículo es con qué perfil político, gama de alianzas y criterios de financiación el partido llevará a cabo este proceso.

En la resolución electoral votada por la dirección nacional, leemos que el PSOL se quiere presentar como un «polo unificador de todos los votantes progresistas del país que no comulgan con el retroceso de derechos, que pelean contra el ajuste fiscal y se enfrentan a las acciones de la derecha todos los días”. [1]

Con esta resolución, que votó la mayor parte de la dirección del PSOL, se le permite al partido hacer alianzas con toda la gama de partidos pequeños burgueses: PDT, PSB, PCdoB, PV, PPL y de Rede. Algunas de estos partidos tienen una enorme lista de servicios sucios prestados a la clase dominante y otros – como Rede – además son abiertamente capitalistas, a pesar del reciente escenario nacional, han demostrado su total lealtad a los patrones.

La elección de los alcaldes o bancas más expresivas de concejales en las capitales importantes acreditará al partido para la contienda electoral en 2018 y creará las condiciones para ampliar la bancada de diputados estatales y federales, y tal vez incluso un gobernador.

Esta resolución de la mayoría de la dirección del PSOL cruza la línea política de la independencia de clase y, si no se corrige, puede conducir al camino recorrido por la trayectoria que el PT inició a partir de 1990, que marcó el abandono del programa socialista, la adopción alianzas con los partidos del régimen y el financiamiento patronal. El resultado de esta estrategia del PT todo el mundo la sabe…

A pesar del crecimiento electoral que el PSOL tendrá en las próximas elecciones, ocupar el espacio del PT con el fin de llegar a ser un partido socialista de masas no sólo depende de las tácticas electorales, sino también la dinámica de la lucha de clases y el desarrollo de la conciencia política de sectores más amplios de los trabajadores.

La cuestión objetiva en este caso es cómo el PSOL podrá ocupar el espacio político dejado por PT sin repetir la forma oportunista de éste. Lo que sería sin duda una reproducción de una farsa en una tragedia ya conocida y que no quieren repetir.

Un debate sobre la posición del MES

Por supuesto hablamos desde el punto de vista de los que quieren que el PSOL se constituya como un partido que amplíe su influencia política en la clase obrera y la juventud de un corte claramente clasista, anticapitalista, socialista y democrático.

Por desgracia, junto con la mayoría actual en el PSOL, la US (Unidad Socialista), también votaron a favor de esta resolución electoral los compañeros de MES (Movimiento de Izquierda Socialista), corriente interna del PSOL que se coloca a la izquierda del partido. Una pista importante para entender por qué los compañeros votaron con la línea oportunista de la mayoría de la dirección del PSOL está en el texto “¿Repetir el PT? Acerca de las políticas de alianzas” sobre el cual vamos a hacer rápidos aportes.

Los compañeros de MES tratan de justificar su política de alianza electoral en Porto Alegre con Rede a partir de considerar que la llamada Ley Mordaza busca invisibilizar el crecimiento del PSOL desobligando a los canales de televisión de invitar a los debates electorales a los partidos que tienen bancadas de menos de 9 legisladores en el Congreso. Estamos de acuerdo con los compañeros en que es necesario luchar contra esta ley de todas las formas, en las calles, en el legislativo y con «maniobras», pero no estamos de acuerdo con todas las conclusiones políticas a las que llegan.

En cuanto a la formulación genérica de que «tenemos que localizar los problemas tácticos en su dimensión estratégica, bajo pena de incurrir en errores, al menos precipitados» [2], tenemos un acuerdo. Sin embargo, no podemos ignorar que existe una relación entre la táctica y la estrategia en el sentido de que la primera no puede contradecirse con la segunda y viceversa.

León Trotsky, teórico y militante marxista con el cual consideramos de forma común una importante línea de referencia revolucionaria, criticó sistemáticamente al estalinismo por tener como única estrategia la defensa de su propio poder y por convertir las maniobras y la «flexibilidad táctica» en el principio básico de la política marxista. En el marxismo de Lenin, Trotsky y otros grandes clásicos no hay separación estanca o mecánica entre táctica y estrategia (la táctica siempre ha estado al servicio de la estrategia), y mucho menos en relación con el tema de la participación en las elecciones burguesas.

La táctica del frente clasista – electoral o no – debe fortalecer la posición de los trabajadores, la movilización y contribuir a reforzar la posición de la vanguardia obrera contra el capital. Las tácticas constituyen a las alianzas como prácticas de los trabajadores contra los capitalistas en la lucha sindical, política o incluso dentro del parlamento. Negarse a realizarlas cuando esto puede significar un punto de apoyo en la lucha directa o un gran avance para la conciencia política de los trabajadores – como lo ha hecho el PSTU en las últimas elecciones – no es más que el infantilismo político.

Incluso trabajando hacia la disputa en el Parlamento, un frente clasista insiste permanentemente en que el ámbito político fundamental – en donde se resuelven los problemas – es el extraparlamentario. Es decir, la lucha de clases. A diferencia de los frentes populares que sólo sirven para crear la ilusión de que a través del voto pueden resolver los problemas fundamentales de los trabajadores o incluso conseguir algún logro significativo sin que la clase sea protagonista.

Para los compañeros de MES, el principal problema del PT no fue hacer alianza electoral con los partidos burgueses, sino que «después del saldo de la derrota de 1989, la dirección nacional del PT comenzó a operar un cambio en la naturaleza de clase de las tareas, la dirección y el programa del partido. «[3]

En los escritos sobre Francia, Trotsky explicó que la participación política de los bolcheviques en el Parlamento se produjo en algunos casos en la alianza con los Socialistas Revolucionarios (partido campesino radical). Es decir, nada que ver con un “conglomerado de organizaciones heterogéneas, una alianza duradera de diferentes clases vinculadas en un período entero (…) por una política y un programa común.» [4] Es decir, que para él una alianza con sectores burgueses o pro-burgueses sólo puede debilitar la voluntad de luchar, creando ilusiones parlamentarias.

Estas alianzas no son favorables para los trabajadores, siempre predomina el programa y los intereses de los capitalistas, debido a que anulan el programa de transformación radical y fortalecen los preconceptos parlamentarios sobre que los problemas de los trabajadores pueden ser resueltos sin la acción directa de las masas.

Para justificar teórica y políticamente esta perspectiva, los compañeros también utilizan el texto “Ningún compromiso”, de Lenin. Citan a Lenin para decir que las tácticas de maniobras, acuerdos y compromisos con otros partidos, “incluyendo los partidos burgueses» siempre han sido parte de la perspectiva revolucionaria.

Precisamos ajustar los criterios leninistas – que compartimos – en todas sus aristas para no caer en polémicas falsas acerca de nuestra tradición y sobre todo para nuestras tácticas electorales, centrándonos en las mejores condiciones para la disputa de los municipios, para que estén al servicio de la lucha de masas.

El objetivo de MES, presentado en este texto, es «experimentar un espacio de gobierno local, como trinchera de esperanza, la movilización y ejemplo de que es posible no repetir lo del PT. Esto no es una revolución social, que sólo puede confiar en las fuerzas claramente definidas por ella, para luchar contra los que se oponen”. [5]

Ellos quieren hacer creer que la táctica que los bolcheviques aplicaron a las organizaciones reformistas en Rusia en 1917 es paralela a la que se propone en la actualidad. De acuerdo con los compañeros, este «es el caso concreto de Rede, un partido que no se define como clasista, que tiene vasos comunicantes con la burguesía, que duda, como la clase media que representa, está entre las voces del conservadurismo y las voces que quieren el cambio «. [6]

Lenin, en “Sobre los compromisos”, establece que un partido (o corriente) revolucionario no puede renunciar a las maniobras para lograr sus objetivos, pero debe al mismo tiempo «permanecen fiel a través de todos los compromisos, ya que son inevitables a sus principios, a su clase, a su misión revolucionaria, su tarea de preparar la revolución y la educación de las masas del pueblo para la victoria de la revolución «[7]

Es decir, que es pensar que no se puede «experimentar una tajada de poder local» de una manera revolucionaria sin prepararse seriamente para los enfrentamientos inevitables que ese ejercicio va a traer con los intereses de la clase dominante. Eso sí, en nuestra opinión, habría una total de ingenuidad. Véase el reciente caso de Macapá (Amapá) en el que la gestión del PSOL al frente de esta capital fue finalmente agente de la represión a la huelga de los trabajadores públicos de la ciudad, lo que creó una crisis que acabó con la salida de Clécio Luis (alcalde de la ciudad) por el PSOL y de pertenencia a Rede.

Es necesario otro rumbo

Precisamos trabajar con todas las tácticas posibles para disputar las candidaturas, pero renunciamos al criterio de que este ejercicio sirva para avanzar en la movilización y en el proceso de la conciencia de clase abandonando la estrategia socialista revolucionaria. Transmitir la idea de que se puede manejar una ciudad del punto de vista socialista sin hacer frente a los intereses de la clase dominante es estar totalmente desprevenido para los inevitables conflictos a los que nos enfrentamos al ser electos alcaldes en cualquier ciudad como Porto Alegre, Navidad, Sorocaba y Río de Janeiro.

No queremos menospreciar la cuestión de la necesidad de luchar contra la Ley Mordaza que dificulta la presencia del PSOL en la campaña electoral y en los debates en la televisión. Pero podemos partir de la gran popularidad que tenemos en Porto Alegre, Río de Janeiro, Natal y Belén para construir una movilización popular que rompa esta barrera para que el partido pueda llegar a toda la población de estas ciudades. Así podemos desarrollar un proceso educativo en el que sectores de trabajadores y jóvenes pongan en práctica la independencia de clase. Ya, la propuesta de alianza con los partidos burgueses, como quiere la mayoría de la dirección del PSOL y el MES, va en la dirección contraria.

Nos encontramos en una situación marcada por la ofensiva burguesa, la alta tasa de desempleo y la contracción de los salarios y la desarticulación de los medios políticos (partidos y sindicatos) que pueden organizar una contraofensiva a los desafíos que se establecen. En esta coyuntura, tener un alcalde electo en alguna ciudad nos colocará inmediatamente ante elecciones políticas difíciles.

Para nosotros, la respuesta del PSOL no puede ser otra que la que lo ponga del lado de las demandas de los trabajadores y la juventud, lo que supondrá inevitablemente una guerra con las instituciones capitalistas y burguesas. Estamos frente a la posibilidad de su papel como un partido con amplios sectores de la clase obrera y la juventud en un proceso de lucha –aunque sea aún local- que puede hacer avanzar cualitativamente la organización y la conciencia anticapitalista. Por lo tanto, esta controversia con los compañeros de MES no tiene por objeto un ejercicio estéril, nos enfrentamos con una polémica necesaria para aprovechar las posibilidades que se revelan sin repetir desastres políticos como el de Macapá.

Notas:

1 http://www.psol50.org.br/blog/2016/08/01/diretorio-nacional-do-psol-define-politica-de-aliancas-com-candidatura-propria-em-25-capitais/

2-http: //esquerdasocialista.com.br/repetir-o-pt-acerca-da-politica-de-aliancas/

3-Idem.

4-http: //esquerdasocialista.com.br/repetir-o-pt-acerca-da-politica-de-aliancas/

5-León Trotsky. ¿A dónde va Francia? Ed. Desafío, 1994, p. 134.http: //esquerdasocialista.com.br/repetir-o-pt-acerca-da-politica-de-aliancas/

6-Idem.

7- V.I.Lénin. Las obras seleccionadas. Tomo 2. En los compromisos. Ediciones Avante, Lisboa, 1981, p 155.

Por Antonio Soler, SoB Brasil, 25/8/16

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