Dic - 15 - 2016

Ahora desde Italia, otro “voto de protesta” que es también un duro golpe a la Unión Europea

“¿La dimisión del primer ministro de Italia, Matteo Renzi, es realmente un asunto local, italiano? No hay duda de que un referendo sobre un cambio constitucional puede ser una cuestión de confianza en el gobierno de Renzi, que además hizo de esto una cuestión personal…

“Pero si se analiza socialmente la consulta popular, se ve que el voto por el NO vino otra vez de las regiones más pobres de Italia. Milán es un ejemplo. Los votantes de los barrios ricos del centro se inclinaron por el SÍ, y los de la periferia, por el NO.¿Y esto no es acaso similar a lo que pasó con el Brexit y las elecciones de Estados Unidos?

“Renzi cayó en la misma trampa que el ex primer ministro británico David Cameron, al convocar a un referendo…  para ser arrasado por una inesperada ola de resentimiento y descontento. Como el mismo Renzi declaró: «No tenía idea de que me odiaban tanto».

“Eso es importante, pues muestra que aun personajes brillantes como Renzi, no se dan cuenta de que desde hace años les rodea un tsunami de resentimiento y descontento, que ha sido ignorado por el sistema, por los medios y por los políticos.

(Roberto Savio, fundador de Inter Press Service, “The End of a Cycle?”, IPS, Roma, 16/12/2016)

Como habíamos vaticinado en un artículo anterior[1], en el Referéndum sobre la Constitución, convocado por el gobierno italiano para el domingo 4 de diciembre, fue derrotada la propuesta de reforma de la Constitución del primer ministro Matteo Renzi, que anunció su renuncia ese mismo día.

Lo que nadie previó fue el carácter aplastante de esa derrota. En primer lugar, el número de votantes fue insólito para un país y una Unión Europea donde el descontento conduce frecuentemente a la vía muerta de la abstención electoral. ¡Se alcanzó casi un 70% de votantes! ¡De ellos, el 60% votó NO!

Renzi presentó inmediatamente su renuncia. Pero luego se puso en marcha otro operativo para sostener durante un tiempo a su gobierno que ha perdido toda legitimidad, aplazando la convocatoria de elecciones para renovar el parlamento. Es que la mayor parte de la gran burguesía italiana y especialmente el establishment corporativo-financiero “europeísta” no tienen todavía un recambio de Renzi ni en general un Plan B. O, mejor dicho, tienen varias y contradictorias opiniones. El mismo Renzi, fue cambiando de planes en pocas horas.

A grandes rasgos, hay un sector que teme –con razón– que unas elecciones parlamentarias inmediatas serían una continuación del “voto castigo” y podrían dar el triunfo a alternativas desagradables y de rumbo imprevisible como el “MoVimento 5 Stelle” (Movimiento 5 estrellas), que tiene como principal figura pública al cómico Beppe Grillo. Otros, en cambio, ven el mayor peligro en continuar “sine die” con un parlamento deslegitimado, sea con Renzi u otro personaje afín encabezando el gobierno, y que esto lleve tarde o temprano a un estallido.

Es que además, por más rápido que se convoquen, no es fácil prever hoy el resultado de unas elecciones parlamentarias que se realizarían como fecha más cercana en marzo. Hay un clima de volatilidad política que además se combina con el creciente malhumor continental respecto a la Unión Europea,… una rabia que también está ganando a Italia. ¡Y el referéndum italiano fue un hecho “europeo”, en un doble sentido! Por un lado, porque lo que finalmente suceda con Italia –uno de los fundadores de la Unión Europea[2] y tercer PBI de la UE– tendrá un impacto de gran importancia sobre la actual crisis de la UE en su conjunto. Por otro lado, porque esa crisis (y deslegitimación) de la UE fue uno de los factores centrales en los resultados de la votación italiana.

En esta situación, buena parte del circo parlamentario está comprometido en la tramoya de dictar una nueva ley electoral antes de disolver este parlamento y convocar a nuevos comicios. Esto podría  implicar meses y meses adicionales de demora… en un país donde lo único que crece es el desempleo, la miseria… y el consiguiente descontento social.

Finalmente, luego de varios días de suspenso, vacilaciones y consultas a los partidos, el presidente de la República, Sergio Mattarella, informó que el actual ministro de Relaciones Exteriores, Paolo Gentiloni, intentaría formar gobierno.

Gentiloni, como primer ministro, será una especie de “clon” de Matteo Renzi. Desde el MoVimento 5 Stelle se lo define bien como el “avatar de Renzi”. Es que Gentiloni ha sido uno de sus colaboradores más estrechos y pertenece a la misma fracción de Renzi dentro del dividido Partito Democratico (PD).

Además, este “clon” o “avatar” que reemplaza a Renzi para seguir haciendo lo mismo, será votado en el parlamento por la misma coalición que eligió a Renzi hace tres años e integró su gabinete, como el partido Nuovo Centrodestra (NCD) y la Alleanza Liberalpopolare-Autonomie (ALA). ¡Todos fanáticos neoliberales y “europeístas”… que seguirán gobernando… después de un referéndum que reflejó un aplastante repudio a todos ellos y su política!

Evidentemente, Italia sigue siendo el país de Il Gattopardo: “cambiar todo, para que todo siga igual”.

¿Un voto de derecha?

Como era de esperar, los grandes medios europeos y mundiales cocinaron el acostumbrado guiso de mentiras para descalificar el referéndum… y sobre todo a la gran mayoría que votó NO, constituida principalmente por trabajadores y sectores populares que están cada vez peor… y más y más rabiosos. Esto sucede en un país que, como dijimos, tiene la tercera economía de la Unión Europea… pero que ha sido llevado, bajo las normas neoliberales que rigen a la UE, a una bancarrota que se va pareciendo cada vez más a la de Grecia… aunque de consecuencias potenciales mucho mayores.

Se ha puesto unilateralmente un signo igual entre el referéndum italiano, y el voto por el Brexit y las presidenciales de EEUU. Es verdad que todos expresan el descontento popular reinante. Pero tanto el Brexit como las elecciones yanquis significaron indudablemente triunfos políticos de corrientes de recontra-derecha, como el xenófobo UKIP y los tories anti-UE en el Reino Unido, y de Trump en EEUU.

Por el contrario, el referéndum italiano ha sido algo mucho más complejo… ¡y la derrota de Renzí es muy positiva… sobre todo si las masas trabajadoras que votaron NO logran aprovecharla!!! No se lo puede presentar simplemente como un “voto de derecha”.

Es verdad que personajes y organizaciones como Berlusconi o la xenófoba Lega Nord llamaron a votar NO. Pero simultáneamente también lo hizo todo el espectro político opositor, desde la centro-izquierda hasta la “izquierda radical”. Esto abarcó incluso a un sector del mismo Partito Democratico de Mateo Renzi, que se escindió de arriba a abajo, con una fracción de cierta importancia que hizo campaña por el NO. Asimismo, el papel más destacado en la campaña lo jugó posiblemente el MoVimento 5 Stelle, que no es comparable a Trump o al UKIP.

El voto NO fue también la posición de todo el movimiento sindical, desde la burocrática aunque todavía mayoritaria CGIL (Confederazione Generale Italiana del Lavoro) hasta los más radicalizados de la COBAS (Confederazione dei Comitati di Base) y la USB (Unione Sindacale di Base). Y, luego de anunciarse el triunfo del NO, sectores de activistas sindicales salieron a la calle con banderas rojas, cantando “Bella Ciao” y otras canciones de los partigiani de izquierda que combatieron al nazifascismo en la Segunda Guerra Mundial… algo muy distinto de los festejos del UKIP en el Reino Unido o de los republicanos frente a la Torre Trump.

“Gobernabilidad” versus democracia y la “Constitución republicana” de posguerra

El argumento central de los promotores de la “reforma” (y sus partidarios de la Unión Europea) es que para hacer frente a la gravísima crisis del capitalismo italiano, hay que garantizar la “gobernabilidad” del país. De allí la necesidad de la reforma constitucional.

Los responsables del desastre no son el capitalismo, ni la globalización neoliberal, ni la Unión Europea, ni su Banco Central, ni su maldito euro, ni su política de hacer pagar a los trabajadores la actual crisis mundial… Tampoco, los desfalcos de los banqueros ni la bendita patronal italiana –que vive de tomar préstamos que no paga– tienen responsabilidad de nada.

Toda la culpa la tiene una Constitución que no garantiza la “gobernabilidad” de Italia. Los gobiernos suben y bajan rápidamente, sin fuerzas ni tiempo para aplicar las medidas “dolorosas” pero “imprescindibles” que necesita el país.

“Gobernabilidad” significa un “gobierno fuerte” que imponga desde arriba medidas brutales de “austeridad” y liquidación de las conquistas históricas de la clase trabajadora. Es lo que acaba de hacer Hollande en Francia, con medidas como la “reforma laboral” de Khomri, repudiadas por el 80% de la población pero impuesta desde arriba gracias a los mecanismos de la Constitución bonapartista heredada del Gral. de Gaulle.

Lamentablemente, la “Constitución republicana” de Italia, aunque igualmente burguesa, es algo más “democrática”… y hace más difícil meter el cuchillo hasta el fondo, no sólo contra los trabajadores sino también contra el “asistencialismo” que implica la fragmentación regional de Italia (con regiones pobres y ricas) y que se expresa en el Senado, que hubiera sido prácticamente abolido en la fracasada reforma de Renzi.

La actual Constitución republicana de 1948 fue producto de un compromiso entre los tres partidos más fuertes de posguerra: el Partito d’Azione (republicanos social-liberales), la Democrazia Cristiana (DC) y el entonces poderoso Partito Comunista Italiano (PCI), que se había destacado en la lucha de los partigiani.

En verdad, este compromiso constitucional fue una capitulación del PCI dictada desde Moscú. El PCI en 1945 ya había desarmado a los peligrosos ejércitos guerrilleros que podían empujar a Italia a una revolución. Ahora, colaboraba en reconstruir el Estado burgués italiano bajo la forma de República.[3] Pero, para lograr eso, eran imprescindibles concesiones para satisfacer a las masas trabajadores y populares.

Para eso, no bastaba con poner la estrella roja de los guerrilleros en el escudo de la flamante República Italiana.[4] La nueva Constitución no sólo era más “democrática” sino que reconocía derechos sociales y laborales, por ejemplo, contra despidos arbitrarios, etc.

Entonces, aunque nació como producto de una capitulación política monumental, amplios sectores de trabajadores (y del activismo sindical) siguen viendo la Constitución de 1948 como una conquista histórica. Y, además intuyeron con razón que la Reforma Constitucional y su “gobernabilidad”, alabada por Renzi, por la Unión Europea, por todos los organismos patronales y los grandes medios, es el “gran garrote” constitucional para hacer volver a los trabajadores italianos al siglo XIX.

Cómo capitalizar estos resultados

El gran desafío para la clase trabajadora, el movimiento obrero y la izquierda (verdaderamente) socialista, es cómo capitalizar a su favor estos resultados.

El activismo sindical, juvenil y de izquierda viene de una serie de duros golpes. A inicios de este siglo, hubo un fuerte ascenso de los “movimientos antiglobalización”, de composición masivamente juvenil. En el 2001, durante la reunión en Génova del G-8, estallaron protestas masivas aunque duramente reprimidas, que tuvieron gran repercusión y consecuencias políticas tanto en Italia como en Europa.

En un clima de radicalización, fueron creciendo no sólo los sectores más “rojos”, como las corrientes trotskistas, sino también escisiones por izquierda del PCI, principalmente Rifondazione Comunista, dirigida por Fausto Bertinotti.

Pero esto acabaría en un desastre político. Bertinotti y su Rifondazione Comunista, terminaron integrando en 2006 el gobierno patronal de Romano Prodi, que no cumplió ninguna de las expectativas que las masas juveniles y trabajadoras habían depositado. Poco después, en 2008, Berlusconi volvía a ganar el gobierno. Este desastre político de Rifondazione provocó una ola de desmoralización del activismo y la izquierda radical en general.

Ahora, parece haber signos de cierta recuperación. Lo más notable parece venir por el lado del movimiento de mujeres. El 28 de noviembre pasado, en Roma, 200.000 manifestantes marcharon bajo la consigna #NonUnaDiMeno para denunciar la creciente violencia contra las mujeres que se sufre en el país. Este es un hecho sin precedentes en Italia

También el movimiento obrero, aunque muy golpeado, sigue teniendo presencia. La burocracia de la CGIL aprovechó el tumulto electoral para firmar convenios escandalosos y propatronales. Pero simultáneamente hay contestación de variedad de conflictos encabezados por un activismo combativo… aunque muchos estén ganados, por rechazo, a posiciones “anti-partido” y “anti-política”.

A nivel político, las catástrofes en serie que significó la larga putrefacción del PCI (proceso que incluye al Partito Democratico, a Rifondazione, a la burocracia de CGIL, etc.) han sido el factor importante en el nacimiento del MoVimento 5 Stelle de Beppe Grillo… Su crecimiento y el papel fundamental que jugaron en el referéndum lo presentan como un posible sucesor del gobierno Renzi-Gentiloni.

Esto plantea un desafío a las corrientes de la izquierda (realmente) socialistas y a todo el activismo independiente, tanto del movimiento obrero como de los movimientos sociales y juveniles, y ahora el de la mujer. El desafío de cómo construir una alternativa política independiente, que enfrente por la izquierda a lo que se viene, en medio de una crisis cada vez más grave de Italia y la Unión Europea.

…………………………

1.- “Impactos en la Unión Europea en crisis – Referéndum constitucional en Italia: ¡Mamma mia!”, SoB, Nº 407- 24/11/2016.

2.- El inicio de lo que luego sería la UE, fue la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), fundada en 1950/51 por Francia, Alemania (Occidental), Italia y los países del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo). Fue sucedida en 1957 por la Comunidad Económica Europea (CEE), que en 1993 se transformó en la actual Unión Europea.

3.- La vieja monarquía de los Saboya era insostenible por sus largos años de colaboración con el régimen fascista de Mussolini.

4.- El inicial color rojo fue quedando reducido en el escudo a las líneas de la estrella.

La crisis política, económica y financiera de Italia amenaza al euro y la UE

A nivel de las corrientes políticas, el sector que sale más fortalecido del referéndum sería el MoVimento 5 Stelle. La posibilidad de que esta organización gane las elecciones parlamentarias (de fecha aún indefinida) hace erizar los pelos en Berlín y Bruselas.

Es que un punto fundamental del programa del 5 Stelle es el llamado a un referéndum para salir del euro. Aunque no implicaría formalmente una ruptura total con la Unión Europea, pero si con su moneda común y la “eurozona”, sería un golpe tremendo al poder de Berlín-Bruselas. Y agravaría la crisis de legitimidad de la UE en su conjunto.

Esta posición de salir del euro hoy se ve alentada porque Italia, además de su crisis política, sobrelleva una crisis económica y bancaria que se ha visto agravada al no disponer de una moneda propia. Esto la obliga al acatamiento inapelable de los Diktats de la UE.

“El sistema bancario en Italia –dice el economista Alejandro Nadal[1]– es como un espagueti súpercocinado. No se encuentra el comienzo ni el fin de cada fina tira de pasta. Todas enredadas parecen una serpiente de mil cabezas, pero todas están infectadas de un mismo mal, su cartera vencida. Lo grave es que, como Italia es la tercera economía de la Unión Europea, una crisis bancaria en ese país sería una amenaza mortal para el euro y no podrá ser barrida bajo la alfombra.

“Sumida en el estancamiento y el desempleo, Italia afronta además la más grave inestabilidad bancaria de su historia. La verdad es que la economía italiana no se ha recuperado de la crisis de 2008. Desde 2009 ha sufrido una contracción mayor al 10 por ciento y el año pasado apenas creció 0,8 por ciento. Esto ha ido agravando el problema de su cartera vencida que hoy alcanza los 400 mil millones de euros (alrededor de 20 por ciento del PIB).

“[…] Después de varios intentos fallidos para rescatar y colocarlos nuevamente en pie, los bancos italianos siguen su descenso al infierno de los números rojos. Entre los bancos más importantes con problemas graves se encuentran el Monte dei Paschi di Siena (el banco más antiguo del mundo), el Banco Popolare y el Unicredit. Todos tienen coeficientes de cartera vencida a capital (más reservas) superiores a 100, lo que significa que no poseen suficientes recursos para cubrir sus pérdidas.

“[…] Cuando estalló la crisis financiera (2008) muchos bancos italianos estuvieron comprando bonos del gobierno, práctica promovida en su momento por el Banco Central Europeo (BCE) […] Pero hoy la política sobre rescates en la UE busca impedir que un gobierno preste ayuda para recapitalizar sus propios bancos y fomenta la idea de que en caso de crisis los primeros en absorber pérdidas sean los inversionistas de dichos establecimientos…

“[…] La irritación que las nuevas reglas han provocado en Italia es considerable porque existen cientos de miles de pequeños inversionistas que compraron papeles de los bancos deteriorados y hoy ven sus ahorros amenazados. Esto explica una parte del voto de castigo en contra del primer ministro italiano en el referéndum pasado.

“Para superar el obstáculo de las nuevas reglas de la UE, Renzi adoptó la idea de crear un ‘banco malo’, es decir, un banco privado capaz de comprar la cartera tóxica de los bancos italianos más expuestos. El resultado fueron dos fondos especiales, Atlante I y II[2], para recapitalizar y comprar cartera vencida, respectivamente. Pero los Atlantes no lograron los recursos suficientes para afrontar un problema de esta magnitud.

“El gobierno italiano y el euro afrontan un serio dilema. Los fondos Atlante (el banco malo) no han podido llevar a cabo el salvamento de los bancos. Pero tampoco un gobierno que se ahoga en un pantano de deudas puede seguir operando ese rescate con fondos públicos (la relación deuda-PIB en Italia supera 132 por ciento, lo que ubica a este país en segundo lugar después de Grecia). Tampoco se ve salida por el lado de una inyección de recursos de países como Alemania.

“La crisis de la banca italiana es también la crisis de los bancos europeos cuyas acciones se han desplomado este año. Así que aunque ya no es válido aquello de que ‘todos los caminos conducen a Roma’, lo cierto es que hoy la crisis de los bancos europeos pasa por Italia.”

……………………………..

1.- Publicado en La Haine, 08/12/2016. Alejandro Nadal es doctor en Economía por la Universidad de París X.

2.- En la mitología greco-romana, Atlante o Atlas era un joven titán condenado por Zeus (Júpiter) a cargar el mundo sobre sus hombros. Pero los Atlantes posmodernos de Matteo Renzi no pudieron con el peso de los bancos italianos fundidos.

 

Por Claudio Testa, SoB 409, 15/12/16

Categoría: Europa Etiquetas: , ,