Abr - 27 - 2017

Las elecciones francesas de esta noche marcan un quiebre histórico respecto a la estabilidad política de los últimos cuarenta años. Los dos partidos que ocuparon la escena política en las últimas décadas, alternándose sucesivamente en el poder, el Partido Socialista y Los Republicanos, han sido eliminados desde la primera vuelta: François Fillon envuelto en escándalos de corrupción con un 19,5% y Benoît Hamon con un catastrófico 6%. Esto expresa una crisis profunda de representación política, fuente de inestabilidad que continuará agravándose frente a las dificultades de constituir una mayoría parlamentaria sólida.

Si el Front National logró calificarse para la segunda vuelta, lo hace por debajo de las expectativas que había levantado los últimos meses. Finalmente obtiene el 22% de los votos, detrás del social-liberal Emmanuel Macron con 24%: lejos del 30% que presagiaban algunas encuestas de opinión, lejos entonces de ser el “primer partido de Francia” como se vanagloriaba el FN luego de las elecciones europeas y regionales. Si la llegada a segunda vuelta del FN es una noticia inquietante, no se puede dejar de señalar que las elecciones finalmente cristalizaron menos a la derecha de lo que se esperaba, que expresan más bien una continuidad respecto a la presidencia profundamente anti-obrera y represiva de Hollande, más que una ruptura reaccionaria.

Por su parte, Emmanuel Macron, que se presentará ahora como la única “defensa” frente al programa racista y xenófobo del FN, no deja de ser un fiel representante de los intereses capitalistas. Ex Ministro del gobierno de Hollande, ex banquero de Rothschild, el candidato que se presente “ni de izquierda ni de derecha” esconde un programa puramente neoliberal, de destrucción de las condiciones de trabajo, reducción del presupuesto estatal y de una política autoritaria y represiva similar a los de sus predecesores. Precisamente la política que alimenta desde hace décadas el ascenso del FN, que se construye con un discurso supuestamente social sobre la base de la catástrofe en la que gobiernos sucesivos de la derecha y de la “izquierda” han sumido a sectores crecientes de los trabajadores y los sectores populares. Más que una “defensa”, Macron es la mayor garantía de que el FN continuará su avance.

De cara a la segunda vuelta, se redoblarán las presiones por el “voto útil”, para “frenar al Front National”, de parte de prácticamente el conjunto de la clase política. Apenas los primeros resultados conocidos, los principales dirigentes de Los Republicanos declararon que votarán “contra Le Pen” y que están dispuestos a apoyar las medidas de Macron que vayan en el buen sentido luego de las legislativas, abriendo así la puerta de participar en su gobierno. De parte del PS, los llamados a apoyar a Macron “contra Le Pen” se multiplicaron desde antes de la primera vuelta; incluso el Partido Comunista Francés ha declarado su apoyo en segunda vuelta a Macron. Nos negamos a elegir entre la peste y el cólera, entre el racismo y la xenofobia de la nacional-imperialista Marine Le Pen y el programa ultraliberal, represivo e igualmente imperialista de Macron. Ninguno de los dos representa una alternativa para los trabajadores y los sectores oprimidos.

Esta alternativa, fue la que encarnó Philippe Poutou, candidato del NPA, durante la elección presidencial, demostrando que no estamos obligados a elegir el “mal menor”, sino que los trabajadores podemos hacer política y defender un programa independiente en defensa de nuestros intereses. A pesar del resultado electoral modesto de 1,2% (donde sin duda pesó el voto útil hacia Jean Luc Melenchon, que con el 19% aprovechó la crisis del PS y expresó gran parte de la bronca contra el sistema actual), la campaña de Poutou tuvo el gran mérito de levantar un programa de medidas de urgencia social como la prohibición de despidos, la repartición del trabajo para acabar con el desempleo, contra las políticas imperialistas del Estado francés, contra la represión. Así, encarnó una alternativa independiente para los de abajo que logró abrirse paso en la escena política, una política que marca la vía de una reconstrucción revolucionaria del NPA y que deberá ser ratificada por un claro voto a la abstención el 7 de Mayo.

Para combatir al Front National y su discurso racista y xenófobo, el “frente republicano” hacia la segunda vuelta que implicaría votar a Macron es un callejón sin salida: la única manera de combatir a la extrema derecha es con la movilización y la organización independientes en los lugares de trabajo, de estudio, en los barrios. Movilización que será esencial también para hacer frente a los ataques anti-obreros que el gobierno de Macron llevará adelante, fiel a su programa neoliberal. Es por eso que llamamos a la abstención el próximo 7 de Mayo y a comenzar desde ahora la pelea contra el FN y contra Macron, haciendo de la jornada internacional de los trabajadores, el Primero de Mayo, un primer paso en ese sentido.

Socialismo o Barbarie Francia, desde Paris, 23/04/17 23hs

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