África subsahariana

Jóvenes senegaleses llaman a la revuelta

“¡Ya estamos hartos!”

Por Bacary Domingo Mané
Desde Dakar, Senegal
Guin Guin Bali, 09/03/11

Raperos y periodistas han creado un movimiento patriótico en Senegal denominado “¡Ya estamos hartos!”. Protestan contra los cortes de electricidad, la carestía de la vida, la corrupción y la impunidad en el país. Estos jóvenes, que han iniciado la operación “Mil quejas contra el Gobierno” para sensibilizar a la población, fueron detenidos por la policía de Rufisque, a las afueras de Dakar, este sábado 5 de marzo.

La policía acusa a este movimiento estar intentando convencer a la población, en las calles de Rufisque y mediante un camión con altavoces, de que se sumara al plante contra el Gobierno, todo ello sin autorización para manifestarse. Los responsables del Movimiento fueron intimidados y recibieron amenazas de cinco años de prisión. Pero se trata de personas decididas a plantear batalla. Entre ellos se encuentran los miembros del grupo de rap de Rufisque denominado también “Y–en–a marre” (¡Ya estamos hartos!).

Se trata de jóvenes hartos de los permanentes cortes de electricidad y de los múltiples casos de impunidad y corrupción que han creado el movimiento ¡Ya estamos hartos! Compuesto de raperos, periodistas y otros jóvenes, el Movimiento comenzó este sábado 5 de marzo la operación ‘Mil quejas contra el Gobierno’. Rufisque fue la primera localidad visitada.

A bordo de un camión con altavoces, los miembros de ¡Ya estamos hartos! invitaban a la población a sumarse a este plante. En sólo 40 minutos se recogieron más de 500 firmas. Muchas personas se sumaban sin dudarlo un instante tras escuchar las explicaciones del Movimiento.

Pero la policía de Rufisque intervino no solo para detener la manifestación, sino sobre todo para interrogar a los responsables del Movimiento que estuvieron más de cuatro horas retenidos en Comisaría. Detenidos sobre las 12.00 horas, fueron liberados sobre las 16.00. La policía les intimidó y les prometió cinco años de prisión si volvían a manifestarse. Pero los jóvenes están decididos a continuar con su estrategia de sensibilización.

De hecho, en la denuncia contra el Gobierno, se dirigen a los ciudadanos que pierden días de trabajo y duermen en la total oscuridad a causa de los cortes de energía; al enfermo que no tiene acceso a la Sanidad; al padre de familia cuyo salario no le alcanza para cubrir las necesidades de su hogar; a la madre cuya cesta de la compra está vacía; al estudiante que tiene comprometidos sus estudios; al adolescente desorientado; al maestro que se esfuerza por un salario mísero; al campesino que creyó en el Goana y el REVA (planes del Gobierno para estimular la agricultura) y que ya no tiene semillas que plantar o, en el mejor de los casos, que no puede vender su cosecha; al vendedor ambulante perseguido por todas partes y que sólo quiere ganarse la vida.

Los defensores del Movimiento aseguran que después de una década, “el Gobierno de mi país se muestra incapaz de satisfacer mis necesidades vitales. Subyugado por las demandas sociales, es incapaz de proponer una política pública coherente”. Y añaden en su queja: “Por todas estas razones, yo digo ¡Ya estamos hartos! Y tengo la intención de hacer valer mis derechos exigiendo que se me haga justicia”.

El Movimiento quiere que la población se levante para expresar su dolor, su ira y su rechazo contra las autoridades, “sólo preocupadas por su enriquecimiento personal, de su familia y de su clan”. Que se quejen “para denunciar el tren de vida despilfarrador del Gobierno de Senegal. Para denunciar la hipocresía y la codicia de estas autoridades que han engañado al pueblo y conquistado el poder para convertirlo en un instrumento de propaganda personal”. Y para “decir basta a la corrupción, la demagogia y la superchería política y para reivindicar el derecho a una existencia más justa y más humana”.