América Latina

Tesis sobre la situación política peruana

El Perú después del paro

Por Raúl A. Wiener
Argenpress, 22/07/04 

1. La tendencia central de la actual situación política es hacia la descomposición rápida e irreversible del régimen de Toledo y a su terminación abrupta, fuera del calendario electoral regular.

2. Este proceso se abrió claramente en enero del presente año con la difusión del audio Almeyda-Villanueva, que confirmaba los vínculos del gobierno toledista con la estructura mafiosa de Montesinos al más alto nivel.

3. Desde la fecha anotada se han venido en cascada una sucesión de denuncias y destapes sobre la corrupción del gobierno, a razón de dos o tres hechos graves por semana, que sólo pueden indicar que a su interior hay una tremenda crisis que permite una filtración sistemática de información comprometedora.

4. Esto equivale al momento final del fujimorato (después de la crisis electoral abril-mayo y de la marcha de los Cuatro Suyos), cuando el video Kuori-Montesinos fue entregado para su difusión a la prensa, que también indicaba que los miembros del régimen, en ese caso mucho más sólido que el actual, pero profundamente desgastado y golpeado socialmente, ya no se soportaban entre ellos.

5. Conscientes de la situación terminal en que nos encontramos, los partidos de la oposición han jugado la carta de graduar el derrumbe, para ver si se puede llegar al 2006, aunque sea en escombros, con algún tipo de legitimidad institucional.

6. La legitimidad que se discute en el Perú de hoy es la de la Constitución golpista de 1993 y de la transición incompleta del 2000-2001. Hay un miedo tremendo, no sólo del gobierno sino también de buena parte dela oposición, a salirse de estos marcos y permitir un debate libre de alternativas. En esto también se prolonga el status quo de la dictadura.

7. Esto se expresó en la idea que la oposición parlamentaria definió después de enero con la frase 'la última oportunidad de Toledo'. Fue entonces que se planteó conversar la conformación de un gabinete de independientes y de un paso al costado de Toledo, que si hubiera sido posible tampoco hubiera significado una solución a la crisis moral y de representación. De hecho nunca hubo conversación ni independencia, porque no había por dónde encontrar los temas para conversar y las personas con peso propio dispuestas a cargar con el gobierno.

8. El gabinete Ferrero remachado en febrero, fue la ficción de la que se valió todo el sistema político para que 'la última oportunidad' tuviera algún sentido. Si Toledo no se iba, por lo menos lo hacían algunos ministros sin relación con la crisis. La oposición que se prestó a la farsa ha sufrido desgaste y ha terminado confundida con el gobierno.

9. El toledismo se sobrevive desde enero. Esto ha traído una serie de consecuencias en el desarrollo de los acontecimientos:

(a) Se ha pasado de la táctica de evitar el choque y dividir desde adentro las organizaciones para intentar frenar la movilizaciones, que aplicó Rospigliosi desde el ministerio del interior, convencido que la viabilidad del gobierno dependía de un hilo; a la del desprestigio propagandístico de la protesta, el despliegue de masivas fuerzas preventivas y la preparación de un enfrentamiento frontal que todavía no ocurre.

(b) También se está transitando del alardeo de la anticorrupción y la negación ofendida frente a las acusaciones de corrupción en el actual gobierno; a una actitud de cada vez mayor descaro (silencio frente a las denuncias, explicaciones cínicas, nuevas corruptelas en medio del derrumbe para cargar con todo lo que se pueda) y de manipulación, en muchos casos abierta, para poder torcer y bloquear las investigaciones.

(c) Finalmente está quedando atrás el mesianismo inicial, el gobierno elegido por los apus, el que se fajó por la democracia, el que sabe que hacer con sus pescaditos; para empezar a ceder inevitablemente mayores espacios a la oposición más dispuesta al colaboracionismo. Este es el sentido actual del Acuerdo Nacional y de las diversas mesas de diálogo, que van a seguir proliferando para aislar la parte radical de la protesta y mantener hasta donde sea posible la noción de que todavía hay una 'transición democrática' que compromete a todos.

10. El manejo de la situación política ha alimentado un sentimiento creciente de impaciencia en la población que está cada vez más irritada al descubrir la naturaleza del régimen y la podredumbre del sistema político e institucional. En algunos casos esta impaciencia se ha elevado a crispación y violencia directa, como en Ilave, Ayacucho y otros escenarios, en los que la masa ha respondido automáticamente al llamado, espontáneo o políticamente orientado, a confrontar con todo.

11. El paro nacional del 14 de julio tenía como significado impulsar una medida de lucha en el contexto de la crisis y derrumbe del gobierno de Toledo, bajo la dirección y orientación de los grandes gremios nacionales y los partidos de la izquierda, con el fin de centralizar y ordenar el descontento social que crece en el país. El punto desde el cual se lanzó este desafío era una posición previa de debilidad, dispersión y división política. Puede decirse que con el paro se inicia la reversión de esta situación, lo cual es su mayor logro organizativo.

12. El efecto político del paro ha sido el de polarizar las fuerzas: con y contra el gobierno de Toledo, disolviendo por ahora el centro que jugaba a las dos cosas a la vez. Los partidos y sectores de la gobernabilidad, se escindieron en relación a la medida. Unos, encabezados por el APRA y por una fracción de la izquierda cívica, se adhirieron al paro para no perder el contacto con las masas y poder frenar desde dentro las tendencias de radicalización. Otros se pronunciaron en contra, soldándose con el régimen en su peor hora.

13. El paro estaba planteado sobre una indefinición estratégica básica, producto de la diferencia de posiciones dentro del comando. Para algunos era parar exigiendo al gobierno una negociación en las que los principales gremios y partidos sean los interlocutores; o parar para impulsar una salida política de fondo: renuncia o vacancia del presidente, nuevo gobierno que convoque a la Asamblea Constituyente. En otras ocasiones (julio 1977, abril 1999), aún cuando no se explicitase el norte de la medida este venía implícito, sin posibilidad de confusiones: forzar la salida de la dictadura, repudiar el plan de la re-reelección. Esto no pasaba en el 2004, porque a pesar de la impaciencia social, hay todavía en el horizonte una salida política (elecciones 2006) a la que apunta la mayoría de la clase política nacional.

14. El paro era una respuesta al qué hacer después del audio Almeyda, la cadena de escándalos y los brotes de rebelión popular que se presentaban en diversas partes del país. ¿Cómo lograr que las organizaciones populares se hicieran cargo de esto? Para los organizadores se trataba de lograr una afectación de las actividades económicas en todo el país, una movilización en las principales ciudades y un mitin central en Lima, y un control de los posibles desbordes.

15. Este mecanismo ha permitido una participación relativamente amplia, la conservación del frente único y la distinción del movimiento del 14 de julio con el de Ayacucho a fines de junio. En cambio ha sido deficitario en su intención de remecer decisivamente al gobierno y abrir un curso nuevo, y en integrar a los sectores no organizados en la protesta.

16. Toda la discusión sobre éxito y fracaso tiene que ver con las impresiones de los que estaban dentro (que sin duda avanzaron) y los que estaban fuera que imaginaron una acción más contundente. Cuando decimos 'los que estaban fuera', no nos referimos a los que estaban contra, que cuando dicen que no vieron paro apelan al cinismo; sino más bien a los que simpatizaban con la medida pero la creyeron capaz de cambiar la situación.

17. Los métodos del paro han sido definido bajo el supuesto que los conos se concentrarían como en el pasado y que una marcha hacia Dos de Mayo mantendría el control de la fuerza principal, evitando las provocaciones. Ningún mecanismo fue previsto para que los paristas actúen en sus lugares de residencia o para que aseguren que sus trabajos realmente paralicen. Tampoco para hacer intervenir a las capas medias, microempresarios, trabajadores independientes, etc. La presión del gobierno y de los medios llevó a descartar acciones para obligar al transporte público al acatamiento.

18. El mitin de Dos de Mayo, en Lima, se alargó demasiado y se convirtió en un factor de agotamiento y dispersión. Los dirigentes de la CGTP dieron su discurso al inicio, con la masa al frente y dejaron al resto de la izquierda para que hablaran todos los que formaban parte del Comando. Aquí hubieron buenos y no tan buenos mensajes. Pero lo esencial es que se contraponía las necesidades de las fuerzas políticas de expresarse con los deseos de la masa por saber que era lo que continuaba.

19. En las provincias la movilización desde la periferia al centro no terminaba en un mitin principal. De esta manera la concentración final era una congregación de gente diversa con sus propias consignas y con varios problemas por dilucidar entre ellos. Así se produjeron incidentes de izquierdistas y apristas, de izquierdistas con humalistas, etc. Para los sectores no organizados y de menor politización una expresión de desorden y sectarismo totalmente inconveniente.

20. Algunas fuerzas políticas, aún dentro de las provenientes de la izquierda, han hecho articulo de fe de la antiviolencia. Volantes repartidos durante la movilización planteaban la disyuntiva: paro sí, violencia no; como si esto fuera lo que iba a dilucidarse ese día. Esto puede parecer poco trascendente a la luz de una acción cuya magnitud y alcances han sido reconocida positivamente por la mayor parte de sus convocantes y participantes. Y que no necesitó usar más fuerza. Pero en su valor ideológico la negación de toda violencia, aún de la que ejercen las masas en respuesta a acciones en su contra o a provocaciones del poder, puede convertirse en el futuro en un nuevo tema de desacuerdo y diferenciación política.

21. El paro ha producido la incorporación de un nuevo actor político en la coyuntura que es el Comando de Lucha. Para no burocratizarse y ahogarse como ha ocurrido en el pasado, este organismo tiene que dirigirse hacia una nueva medida que supere al 14 de julio. En términos de línea va a tener que superarse la vacilación para tomar decididamente el reclamo de cambio de gobierno, ahora En cuanto a la amplitud del frente, esto debe suponer acuerdos con todos los sectores que proponen el cambio político. Pero sobre todo buscar las vías para que los sectores no organizados puedan manifestarse. Finalmente, en lo de los métodos, esto van a tener que combinar formas pacíficas y radicales. Impedir el boicot del transporte y enfrentar los cercos policiales que impiden la libre circulación de los participantes.

22. La tendencia principal de la situación política no se ha alterado por la experiencia del paro. Seguimos en la ruta de caída de Toledo, sin saber si el desenlace será decidido en las instituciones del sistema, como ocurrió finalmente con Fujimori, o en un escenario de masas movilizadas que significaría una inmensa gamas de posibilidades para una democratización verdadera.