México

Femicidios: Crónica de un horror ignorado en
el Distrito Federal

Enviado por Kermit Guilbert
Enlace México, 19/05/05

Por cada homicidio de características horrendas que se cometió en Ciudad Juárez, ocurrieron ocho en el Valle de México. Los procuradores del Distrito Federal y el Estado de México empataron en ineficacia con sus homólogos federales y estatales comisionados en la ciudad fronteriza.

Una muestra inicial, correspondiente al mes de mayo de 2004, dará respuesta a los cibercorresponsales en Enlace México que dudan de la exactitud de las fuentes, o las atribuyen a la guerra política contra Andrés Manuel López Obrador.

El 1 de Mayo de 2004, horrorizaron al mundo las imágenes de torturas sexuales cometidas por marines estadounidenses contra prisioneros irakíes a los que avergonzaron en lo más íntimo de sus fundamentos morales y religiosos.

Ese mismo dia aparecieron en Chimalhuacan nueve partes de lo que correspondió al cuerpo de una mujer de alrededor de 25 años. La limpieza de los cortes reveló que fueron realizados con motosierra... Ah, pero eso fue en Chimalhuacan, dirán los defensores de la geografía policíaca.

¿Quién puede garantizar que la víctima no era del DF y fue arrojada en el equivalente a nuestro desierto, de la misma manera que las víctimas de Ciudad Juárez son arrojadas en la periferia de la capital fronteriza?.

Mayo 4 de 2004: Hallan el cuerpo de Mayté Camacho Altamira, de 20 años de edad quien fue golpeada y atacada sexualmente antes de estrangularla ¿En Juárez? ¿En el desierto?. No, ni mucho menos, en el arbolado y fresco poblado de San Miguel Xicalco, en Tlalpan, al sur de la muy noble y muy leal Ciudad de la Esperanza.

Mayo 4 de 2004: Los gritos de terror de Marina Valdez Aguila, de 24 años fueron escuchados por sus vecinos de la calle de Serapio Rendòn 98, en la céntrica Colonia San Rafael, Delegaciòn Cuauhtèmoc, en la misma jurisdicciòn donde están las oficinas del Jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Pero tal vez los gritos no fueron escuchados a tiempo o los vecinos no pudieron hacer nada porque de la muchacha solo quedó reconocible parte del rostro. Las llamas calcinaron  el resto de su cuerpo minusválido, que en la soledad de su  habitación le impidió juntar las fuerzas para escapar del fuego.

Un cortocircuito pudo ser la causa de la muerte, pero ninguna investigación despejó las dudas sobre un suicidio asistido o un probable homicidio.

Mayo 6: Patricia Ugarte Saldivar, asesinada de un balazo en el corazòn cuando se encontraba al volante de su auto en la delegación Gustavo A MADERO.

Trabajadoras de teléfonos de México, recuerdan a una compañera operadora que dudo mucho sobre que auto comprarse "¿y si me lo roban?"Me gusta una camioneta pero..." Lo que le robaron fue la vida.

Mayo 7: Liliana Elizabeth Aguilar vestìa una minifalda y zapatos de tacón para realzar las formas de unas pantorrillas tan espectaculares como las de la protagonista de la historieta sobre la basura del Gobierno del Distrito Federal. Al parecer el chofer de uno de los autobuses que circulan por avenida Xola quedó tan impresionado que olvidó frenar. El vehículo de alto tonelaje le destrozo la cabeza.

"Si vamos a empezar a sumar los accidentes viales..." estará pensando uno de los críticos, pero antes habrá que puntualizar que toda muerte violenta es un homicidio y si la víctima es una mujer... En todo caso pongámoslo entre paréntesis y continuemos con una racha de víctimas adolescentes: Soledad Pérez Álvarez, de 17 años, estudiante de segundo año en la Preparatoria 98. Su cuerpo, encontrado en costales de azúcar presentaba huellas de mordidas en el seno y muslo izquierdo; Dalia Gómez Moreno, de 12 años asesinada por un tiro en la cabeza disparado por un compañero de secundaria y Edali Osorio Zamora de 19 años, estrangulada por su novio de nacionalidad panameña.

Los detalles pueden ser consultados en las secciones policíacas de cualquier periódico respetable, no es necesario acudir a pasquines.

Mayo 16: Hallan el tronco y la mano de una mujer (a la que le faltaba un dedo) en una maleta de la carretera Picacho-Ajusco.

Mayo 23: Mujer asesinada por un fuerte golpe en la cabeza en el interior de un hotel de la Calle de Orozco y Berra, cerca de la avenida más grande del mundo, Insurgentes, a la altura de la delegación Cuauhtémoc, sede del Palacio Nacional y de las oficinas del Jefe de Gobierno de la Ciudad de la Esperanza.

Mayo 25: Primer  y único caso de ese  mes del 2004 en Ciudad Juárez. La víctima, una mujer de apenas 1.50 de estatura, fue estrangulada y violada. Ese mismo día, en la Ciudad de México es estrangulada con un mecate, en su casa de la calle de Diamante, Guadalupe Hernández de 72 años. Sobre la nariz le escurría un hilo de sangre, reportó una de sus vecinas.

El 30 de mayo dos femicidios, en este caso de niñas, cierran la cuenta macabra.

El primero no fue en Ciudad Juárez, sino en la capital de Chihuahua. Una niña de 14 años acompañó a su mamá al camión que la conduciría a trabajar a la maquiladora. Quizá lo hizo por cuidarla, pero cuando la jovencita regresaba a su casa después de cumplir con su deber filial fue sorprendida por algún admirador de la impunidad que se garantiza no solo en Chihuahua, sino en todo el país. También la violó y la estranguló, la crónica policíaca no dice si en ese orden.

Mientras tanto una niña de brazos era llevada de urgencia a un hospital de la Ciudad de México. "Se cayó de la cama" dijeron los padres, pero huellas de quemaduras en las manos de la nena revelaban que así la compensaban cuando lloraba por hambre, en la muy noble y muy leal y muy pródiga en apoyos a los desvalidos Ciudad de México.

Once femicidios cometidos en el Valle de México y dos en Chihuahua, en el mismo periodo de tiempo. Descontemos el probable accidente vial y los ocurridos en Chimalhuacan y en la capital de Chihuahua.

La proporción sigue siendo de ocho en el Distrito Federal por uno cometido en Ciudad Juárez. En el 75 por ciento de los ocurridos aquí no hay presunto responsable, en el 90 por ciento de los ocurridos en la entidad fronteriza, tampoco lo hay o se sospecha de chivos expiatorios.

Pero el femicidio no es tema  por ahora de Andrés Manuel, ni de Yeidckol, ni de Creel. Afortunadamente, para ellos su dimensión se reduce a las páginas interiores de los diarios.