América Latina

Uruguay: La ley de despenalización del aborto

Tabaré y los límites del “progresismo”

Por Florencia
Socialismo o Barbarie, periódico, 23/03/06

Legisladores del Frente Amplio intentaron reimpulsar un proyecto de despenalización del aborto que había sido aprobado y archivado en el año 2002. Frente a esta iniciativa la respuesta del presidente uruguayo Tabaré Vázquez fue amenazar con vetar la ley de despenalización si ésta fuese aprobada y con disolver las cámaras del Congreso.

El Frente Amplio se presentó como una coalición de “izquierda” que  prometía representar el cambio, defender los derechos humanos, oponerse a las políticas del imperialismo; pero en realidad el gobierno de Tabaré no es ni el gobierno de los trabajadores ni el de los derechos humanos.  Lo primero que Tabaré Vázquez hizo cuando asumió la presidencia fue asegurar que no iba a rever las leyes que indultaron a los militares que asesinaron a cientos de personas en la última dictadura uruguaya. Y no sólo esto, sino que se encargó de pagar la fraudulenta deuda externa a costa del salario, la salud y la educación  de los trabajadores y el pueblo uruguayos.

Cuando se trata de los derechos de las mujeres a la educación sexual y a decidir sobre nuestros propios cuerpos, ya vemos cuál es la respuesta. Y esto nos da la pauta que la verdadera política del gobierno uruguayo es la del Banco Mundial y la del Vaticano. Existen razones concretas por las cuales ni Tabaré ni ningún gobierno burgués latinoamericano legalizaría el aborto. En Latinoamérica, la Iglesia católica tiene un peso institucional muy grande; es parte del estado capitalista y por lo tanto interviene activamente en las políticas imponiendo su ideología. La Iglesia interviene por ejemplo en el diseño del currículo escolar e impone sus creencias falsas sobre el mundo, reemplazando por ejemplo la teoría de Darwin por mitos divinos sobre Dios y el Diablo. Ésta es la razón por la cual en las escuelas no existe la educación sexual científica y permite que prevalezcan creencias falsas en relación a la sexualidad. La Iglesia retrógrada  se opone a la utilización de métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.  Esto explica además que casi no existan campañas reales de reparto de anticonceptivos; cuando existen, la cantidad de anticonceptivos es insuficiente, no logran repartirse sistemáticamente y además la falta de educación sexual impide el acceso y la correcta utilización de los métodos.

Además, detrás de todo esto hay un gran negocio que es el de los médicos que en clínicas clandestinas  cobran fortunas para hacer abortos. Por supuesto, la mayoría de las mujeres queda al margen de la posibilidad de realizarse un aborto, y si decide interrumpir un embarazo no deseado debe recurrir a métodos precarios e inseguros, cuestión que explica que cientos de mujeres mueran anualmente en nuestros países. Por ejemplo, en Uruguay la tasa de aborto es del 38,5%, es decir, cuatro de diez embarazos son interrumpidos. En este país el 25% de las muertes maternas son por abortos.( Fuente: Red de Educación Popular Entre Mujeres de América Latina y el Caribe)

Lo que Tabaré reafirma una vez más con sus declaraciones y políticas es que en el sistema capitalista las mujeres no tenemos el derecho de decidir sobre nuestros propios cuerpos; por el contrario, quienes deciden son el estado y la Iglesia. Mientras tanto, las mujeres somos quienes más sufrimos la desocupación y la violencia. No existen campañas en contra de la creciente violencia contra la mujer, que se expresa física y sicológicamente, sufriendo golpes, maltratos y violaciones. El estado y la Iglesia censuran, reprimen, deciden por nosotras y castigan, y manteniéndonos oprimidas aseguran el funcionamiento de este sistema de explotación y miseria para el pueblo trabajador.

Nosotras creemos que ni Tabaré ni Kirchner van a legalizar el aborto por su voluntad, porque esto iría contra la naturaleza burguesa de sus gobiernos. La única forma que tenemos de conseguir el aborto libre, legal y gratuito es organizándonos y luchando para hacer realidad una reivindicación histórica de las mujeres, que es decidir sobre nuestro propio cuerpo.