México

Elecciones del 2 de julio

¿Vencerá la continuidad o el "cambio"?

El Socialista Nº 314, junio de 2006

Las más recientes encuestas muestran un empate entre los candidatos del PAN y del PRD. Cualquiera de los dos podría ganar el próximo mes, aunque existe una ligera ventaja de López Obrador.

El PRI ya es el gran perdedor

El que se quedó eternamente rezagado es el PRI. Dado que Madrazo ya no tiene ninguna oportunidad de ganar, entonces muchos de los electores antes priístas votarán por Calderón o López Obrador. Los roedores saltan del desvencijado barco tricolor por izquierda y derecha, por babor y estribor, y tratan de tripular una de las naves que pueden triunfar.

El despanzurramiento del PRI es de las pocas cosas positivas de este proceso electoral. Es pronto para prever la extinción del PRI. La segunda vez que pierde la elección presidencial puede significarle un golpe mortal.

Las fuerzas por la continuidad

Son grandes las fuerzas por la continuidad, por la permanencia del PAN en el gobierno federal. En primer lugar, forman parte de una tendencia latinoamericana, como recién vimos en Colombia, donde el presidente Uribe se reeligió por amplio margen.

Existe una amplia porción del electorado para la cual ya fueron suficientes los cambios habidos en el año 2000 y ahora prefiere a un malo por conocido que a un malo por conocer. Estos electores temen que un López Obrador se comporte como un Hugo Chávez o un Evo Morales y, en su percepción, ello podría afectar sus intereses.

Más allá de ideologías, algunos sectores sociales se han visto beneficiados por el actual gobierno que, para competir con López Obrador, se ha convertido al populismo.

Si las cifras que Fox ofrece son relativamente veraces, a través de su gobierno se ha otorgado vivienda propia a entre 8–10 millones. Y cada año en México se venden un promedio de un millón coches nuevos.

La burguesía mexicana es de las más suertudas del mundo, porque maneja un país en cuyo subsuelo la naturaleza depositó petróleo; porque la vecindad de Estados Unidos permite que el que no tiene trabajo o gane poco prefiera cruzar la frontera norte, a protestar aquí o a hacer huelgas, y porque tenemos bellas playas y zonas arqueológicas que atraen a millones de turistas cargados de dólares.

Hoy Fox se beneficia de esa situación, lo mismo que Chávez, en Venezuela: los dos gobiernos viven de las rentas petroleras. Y Fox también de las remesas y de los turistas. El presidente mexicano discursea todos los días contra el populismo, aunque técnicamente al guanajuatense le quedaría bien este mote, porque es de los que más gasta en pequeñas concesiones materiales para atraerse el apoyo de los electores.

Las fuerzas que suponen un cambio con López Obrador

También son grandes y poderosas las fuerzas que desean un cambio. Igualmente son parte de una tendencia subcontinental que rechaza el neoliberalismo y que supone que encontrará una alternativa en la llamada "centroizquierda". Muchos países se han movido en esa dirección: Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia…

Con López Obrador están los desafectos con Fox, que se sintieron traicionados por éste, incapaz de cumplir la mayoría de sus promesas de candidato. Son sectores muy amplios de la población, olvidados por la mayoría de los gobiernos y víctimas de las crisis económicas de los últimos años. Ellos suponen que el tabasqueño les dará empleo y mejores condiciones de trabajo.

También apoyan a este candidato los que suponen que habrá con un presidente del PRD un cambio cultural, mayores oportunidades de desarrollo intelectual y una vida social más permisiva y tolerante.

La gran mayoría de ellos no saben que el 1 de junio el futuro secretario de Economía en un gobierno de López Obrador, Rogelio Ramírez de la O, declaró que la política que aplicará será un "neoliberalismo social". Cuando los reporteros le hicieron ver que era la misma fórmula que empleaba Carlos Salinas de Gortari para denominar su política, contestó que sí, que sería la misma pero que ésta sería "sin corrupción".