Cuba

Anuncia el senador Sean McCormack

EEUU tiene planes para una intervención

Por David Brooks
Corresponsal en Nueva York
La Jornada, 03/06/08

En el calor tropical de Washington y esta ciudad, políticos, funcionarios de inteligencia y estrategas empresariales reinician el debate sobre qué tipo de intervención debería realizar Estados Unidos en una transición política en Cuba.

Mientras el mensaje oficial en Washington es continuidad con la misma política hacia Cuba, otros consideran opciones que incluyen desde usar esta coyuntura para acelerar el fin del régimen de Fidel Castro a otros que proponen evaluar entablar una relación con un régimen encabezado por Raúl Castro y hasta empezar a levantar el bloqueo económico.

Al parecer, después de 48 horas de incertidumbre sobre si había llegado "el momento", la conclusión de los encargados de inteligencia y analistas es que, por ahora, no hay algo llamado "transición".

Fuentes de inteligencia estadounidense consideran que lo anunciado por Cuba sobre el traslado provisional de poderes de Fidel a Raúl Castro fue sólo un "ensayo" para una futura transición.

"Esta fue una vuelta de prueba para su plan de transición, un ensayo", comentó un oficial de inteligencia al Washington Post. "Es una oportunidad para ellos para ver cómo funcionará. Están observando sus calles, barrios y lugares más allá para ver cómo reacciona la gente, los gobiernos extranjeros y los cubanoestadounidenses".

Pero si en verdad los cubanos estaban realizando un "ensayo", una de sus conclusiones sería que el gobierno de George W. Bush aparentemente fue sorprendido por el anuncio de Castro y no contaba con inteligencia previa sobre lo que ocurría en los círculos oficiales de la isla.

El senador republicano Robert Bennett se reunió hoy con Bush y al término del encuentro declaró: "el presidente comentó que todos fueron sorprendidos" por el anuncio de la condición médica de Castro. "Creo que todos nosotros podemos decir que no teníamos ni idea de que esto estaba por ocurrir", reportó la agencia Ap.

Hoy, la Casa Blanca y el Departamento de Estado reiteraron que Estados Unidos está "listo" para ofrecer asistencia a una "transición" que desmantele el régimen. Sin embargo, el vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack, subrayó: "bueno, en este momento, no hay una transición. Tenemos planes listos para la eventualidad de que el pueblo cubano tome la decisión de una Cuba libre y democrática", en cuyo caso "Estados Unidos está listo si el pueblo cubano da una indicación de que está listos para esa transición a la democracia".

McCormack insistió en que el gobierno de Bush está preparado para apoyar una transición, como se establece en el informe más reciente de la Comisión por Asistencia a una Cuba Libre, en donde se programan 80 millones de dólares para apoyar y promover un cambio político poscastrista.

A pesar de que oficiales de inteligencia y voceros del gobierno de Bush han determinado que aún no es "el momento" que tanto esperan, eso no impidió que varios legisladores empezaran a buscar formas para una intervención. El líder de la mayoría del Senado, Bill Frist, junto con otros colegas preparan un proyecto que "toma ventaja de la incapacidad de Fidel Castro para promover medidas de construcción de sociedad civil y la transición a una Cuba democrática", según un resumen de la iniciativa que circuló en el Capitolio.

Por otro lado, se intensifica el debate sobre qué tipo de intervención sería la más efectiva en un periodo de transición en Cuba. Varios rotativos ofrecieron sus recetas en sus editoriales, y analistas y especialistas evalúan qué tan preparado o no está el gobierno estadounidense para intervenir.

Tal vez el más notable fue el del Wall Street Journal, que especuló que un gobierno encabezado por Raúl Castro podría imitar el modelo de China, abriendo la economía a la inversión extranjera y al sector privado cubano mientras intenta mantener un estricto control político.

"Si Raúl desea avanzar en esa dirección podría desear hacer algunos gestos conciliatorios a Estados Unidos, dejando a un lado la retórica antiestadounidense de su hermano y ofreciendo cooperación en asuntos bilaterales. Estados Unidos tendrá que estar preparado para responder. Un paso que ayudaría ahora sería revocar la ley Helms Burton de 1996 que estipula que un presidente estadounidense no podría levantar el embargo comercial mientras Fidel, Raúl o cualquiera que ellos hayan nombrado esté en el poder".

Aunque la Casa Blanca y líderes conservadores del exilio cubano en Miami han rechazado la opción de reconocer a Raúl Castro como nuevo interlocutor y considerar un cambio en la política estadounidense, políticos de ambos partidos, algunos especialistas y otros dirigentes cubanoestadounidenses señalan que la actual política estadounidense y leyes como la Helms–Burton limitarán o anularán la mano de Estados Unidos ante las posibilidades de un cambio en la relación bilateral y una transición política pacífica en la isla.

Por ejemplo, Brian Latell, ex oficial de la CIA encargado de América Latina y autor de Después de Fidel, dijo hoy que Raúl Castro "podría muy bien implementar reformas económicas internas significativas y hasta podría tener mejores relaciones con Estados Unidos; estoy convencido de que buenas evidencias indican ambas cosas".

El ahora analista del Instituto de Estudios Cubanos en la Universidad de Miami y en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales advirtió, en conversación cibernética con el Washington Post, que "tenemos que estar dispuestos en este país a evitar cualquier intervención unilateral en los asuntos internos cubanos. También deberíamos estar preparados para otorgar asistencia a un futuro gobierno para construir y consolidar la democracia".

El New York Times, en su editorial "El principio del fin en Cuba", ofrece su receta para la respuesta estadounidense a una eventual transición, inclusive preparativos para enfrentar un enorme flujo de refugiados cubanos si ese gobierno se desestabiliza, y desalentar a cubanoestadounidenses a regresar a Cuba de manera "prematura" para demandar propiedad o puestos oficiales.

También recomienda que Washington considere establecer contactos con los sucesores de Fidel y Raúl Castro, "aun si tienen raíces en la dictadura", como también pensar en reducir el bloqueo comercial. Pero todo esto podría verse complicado por miembros de la comunidad cubana en Miami y advierte que "la política posterior a Castro no debería convertirse en peón de la política de refugiados en Miami".

El Miami Herald opinó que a pesar de la falta de información sobre lo que realmente ocurre con el liderazgo cubano, "gente de buena voluntad continuará esperando el día en que Cuba quede libre de la tiranía". Sin embargo, "nadie sabe que sucederá cuando verdaderamente muera (Castro)", y considera que "líderes disidentes y movimientos populares podrían surgir inesperadamente, como en Europa oriental, para derrocar el gobierno estalinista. O no".

Mientras tanto, opina el editorialista, "aquellos de nosotros fuera de la isla deberíamos continuar apoyando a disidentes abogando por una transición democrática en el frente principal".

Es posible que nunca se haya dado un debate tan público, explícito y abierto en una nación sobre la mejor manera de intervenir en otra.


Advierte EEUU que no tolerará la intromisión de otros gobiernos en la isla

Líderes de la comunidad cubanoestadounidense llaman a la “desobediencia civil” en Cuba

Por David Brooks
Corresponsal en Nueva York
La Jornada, 02/06/08

El gobierno de George W. Bush reiteró hoy que está "preparado" para otorgar "asistencia" al pueblo cubano en una transición hacia la democracia electoral, y a la vez advirtió contra toda intromisión de otros países en Cuba.

Tony Snow, vocero de la Casa Blanca, declaró que "una cosa que queremos hacer es continuar asegurando al pueblo de Cuba que estamos listos para ayudar", y se refirió al informe más reciente de la Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre que establece nuevas medidas y mecanismos para promover la política anticastrista de Washington. Afirmó que "estaremos listos y ansiosos para otorgar asistencia humanitaria, económica y de otra naturaleza al pueblo de Cuba".

La Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre, establecida por Bush y encabezada por su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, emitió su último informe el 10 de julio y en él se anunció un fondo de 80 millones de dólares para asistir a disidentes dentro de Cuba y otros en las primeras semanas de una "transición" que marcaría el fin del régimen de Fidel Castro. Sin embargo, el documento incluye un anexo secreto que podría contener recomendaciones y medidas con mayores recursos para una intervención en el proceso político cubano.

Gutiérrez, un cubanoestadounidense, hoy reafirmó las medidas establecidas por la comisión al señalar esta coyuntura de "gran incertidumbre". Subrayó que cuando esté establecido un gobierno de transición comprometido a la democracia, otorgaremos asistencia en rubros como alimento y medicina, recuperación económica y elecciones libres e imparciales. "Prometemos ayudarlos a lograr libertad política y económica", agregó.

Líderes conservadores de la comunidad cubanoestadounidense llamaron a disidentes dentro de Cuba a la desobediencia civil para protestar por el traslado de poderes de Fidel a Raúl Castro. "Es hora de que los militares no disparen" contra aquellos que montan protestas pacíficas, declaró el diputado federal cubanoestadounidense, Lincoln Diaz–Balart, e informó que disidentes dentro de Cuba han apelado al exilio en Florida para dar voz a los que desean promover resistencia pasiva, reportó el Miami Herald.

La noticia del traslado de poderes de Castro a su hermano y otros altos funcionarios del gobierno cubano por motivos de salud, motivaron festejos en Miami el lunes por la noche, reportaron medios locales y nacionales. Miles inundaron las calles en el sur de Florida, donde residen unos 800 mil cubanoestadounidenses. Sin embargo, para hoy, estas celebraciones se desvanecieron, dejando sólo una fuerte especulación sobre si Castro estaba grave o tal vez muerto, y los medios locales no cesaban de hablar sobre el tema.

El senador Mel Martínez, republicano y cubanoestadounidense de Florida, no tuvo ningún problema para especular sobre la posible muerte de Castro, a pesar de no contar con ninguna información. En conferencia de prensa en Washington, esta mañana, Martínez dijo: "creo que es una posibilidad de que esté muy, muy enfermo o muerto. No creo que hubiera un anuncio como este, a menos de que estuviera bastante claro que está incapacitado más allá de la recuperación en el corto plazo".

Sin embargo, fuentes de inteligencia estadounidense comentaron que no tienen ningún indicio de que la condición de Castro es peor de la anunciada por él mismo, reportó el Washington Post. Agregaron que aunque el líder cubano pudo haber sufrido una crisis de salud, se piensa que esto era parte de una condición previa y no algo nuevo.

El gobernador de Florida, Jeb Bush, hermano del presidente, informó a reporteros esta mañana que las autoridades estadounidenses están "monitoreando" los eventos en Cuba, y señaló que no contaba con mayor información sobre la condición de Castro.

El gobernador y oficiales de guardacostas y aduanas informaron que están en espera de lo que podría suceder, aunque no han implementado planes de contingencia, incluyendo uno sobre cómo enfrentar una "migración masiva" de Cuba a Florida en caso de una crisis en la isla.

Contradicciones

Los comentarios de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, como los del senador Martínez y el secretario Gutiérrez, revelan que el gobierno de Bush está preparado para intervenir en un llamado proceso de transición en Cuba. Todos han mencionado el informe más reciente de la comisión que establece un nuevo programa de 80 millones de dólares para "apoyar la transición a la democracia en Cuba".

Según Caleb McCarry, el llamado "coordinador de la Transición en Cuba", el programa "ofrece apoyo a los cubanos para prepararse para el día en que recuperarán su soberanía y puedan seleccionar un gobierno de su preferencia mediante elecciones multipartidistas libres e imparciales", resumió en una presentación del informe ante el Congreso hace un par de semanas. "El informe dirige acciones que podemos tomar ahora para desarrollar planes apropiados para apoyar una transición democrática mañana. Estamos estableciendo las bases para ofrecer asistencia sustancial específica para una transición democrática en Cuba (....)", afirmo.

Aunque la mayoría de políticos estadounidenses que comentaron sobre esta crisis compartieron en público lo expresado por la Casa Blanca, algunos se mostraron escépticos de lo que podría hacer Washington. El diputado federal republicano Jeff Flake, de Arizona, un crítico del bloqueo y las políticas punitivas contra Cuba promovidas por Bush, señaló hoy que "hay una amplia concepción equivocada de que, tan pronto Castro ya no este, Estados Unidos podrá ayudar y asistir a una transición. Pero con el hermano de Castro en su lugar y varias condiciones poco razonables que se tienen que satisfacer en la ley estadounidense, Estados Unidos quedará marginado mientras que el resto del mundo democrático participa en los esfuerzos de reforma (en Cuba)".

¿Exclusividad intervencionista?

Pero al parecer, sólo Estados Unidos tiene derecho de participar en el proceso interno de transición en Cuba. El senador Martínez y el secretario Gutiérrez, advirtieron por separado contra la "interferencia" de fuerzas externas en Cuba. Al responder a la pregunta de qué debería hacer el gobierno estadounidense, Martínez respondió "primero y ante todo, mantener cualquier fuerza desde afuera de interferir (en Cuba)". Al preguntársele a qué se refería, dijo: "estoy pensando en Venezuela, particularmente. Esto es un asunto para ser resuelto por el pueblo cubano". A su vez, Gutiérrez subrayó: "prometemos desalentar a terceros de obstaculizar la voluntad del pueblo cubano".

Gutiérrez agrego que "Estados Unidos y nuestros ciudadanos no representan una amenaza a la seguridad o los hogares del pueblo cubano. Bush reconoce que Cuba pertenece al pueblo cubano y que el futuro de Cuba está en manos de los cubanos".

En tanto, Snow, el vocero de la Casa Blanca, reiteró: "lo que estamos esperando es tener una Cuba libre y lista para una plena asistencia estadounidense tan pronto que eso sea posible".

Al parecer, el derecho de intervenir en Cuba es exclusivo de Estados Unidos.