América Latina

Nicaragua a 16 años de la derrota de la revolución

Elecciones 2006: sin una opción clasista

Por Alex Burguess
El Trabajador Centroamericano Nº 59, octubre 2006

Este próximo 5 de noviembre se realizarán las elecciones presidenciales, a la Asamblea y al Parlamento Centroamericano, por primera vez en la historia de nuestro país las encuestan señalan que son 4 los partidos políticos que se repartirán el electorado. ¿Es el fin del bipartidismo? ¿Qué indica este cambio?

La burguesía va dividida a las urnas

A diferencia del Cono Sur, en nuestro país aún no se sienten los “aires izquierdistas”, la mayoría de la población posee aspiraciones reformistas democráticas generadas por la lenta y sostenida recuperación económica del país en los últimos 16 años. La derrota de la revolución aún pesa en la conciencia del movimiento obrero (muy débil y fragmentado orgánicamente).

Estos factores hacen que el re–juego político se resuma a las opciones políticas de las distintas facciones de la burguesía y la oligarquía, que no teniendo un enemigo político clasista, no necesitan unirse y prefiere apoyarse en sus partidos particulares.

La burguesía ha lanzado cuatro opciones políticas, cada una representativa de los intereses particulares de los grupos económicos de poder. El FSLN y el PLC, que no son más que la cara política de una incipiente burguesía criolla, nacida de la piñata (1990) y del saqueo del Estado desde el Gobierno de Alemán (1996) respectivamente; y que han encontrado su nutriente en el pacto político que les permite seguirse enriqueciendo aún sin controlar el Poder Ejecutivo. Y por otro lado sus alas reformistas, MRS y ALN, ambas facciones políticas nacen como reacción al pillaje y medios empresariales gangsteriles de las cúpulas de sus partidos; y representan en el caso del MRS a la pequeña burguesía incipiente; y por otro lado, a la oligarquía tradicional (Grupo BANCENTRO y Grupo BAC) en el caso del ALN.

Ambas burguesías ven en el pacto FSLN–PLC una grave amenaza a sus negocios, por la competencia desleal que éstos representan, y que es legalizada por el Poder Judicial en manos del FSLN.

¿A cuatro bandas?

Lo relevante de estas elecciones, es que el bipartidismo de facto que se mantiene desde 1990 se ve resquebrajado. Las encuestas ubican a 2 partidos a la cabeza el FSLN y ALN separados por una distancia que oscila en el 3%; a la saga el PLC y el MRS, ambos marcando un promedio de 17% cada uno. Estos datos estadísticos marcan una disminución en la polarización de las elecciones, y en realidad dejan claro que las masas nicaragüenses se muestran más críticas a los partidos tradicionales, beneficiando a sus alas reformistas ALN y MRS, organizaciones que a pesar de no tener experiencia electora previa aparecen bien ubicadas dentro del electorado.

El proceso de reciclaje que la burguesía opera en la superestructura social (partidos políticos –PLC y FSLN), efectivamente obedece a un cambio en la estructura (población), aprovechando el ALN y el MRS el desarrollo de las aspiraciones reformistas–democráticas sobre todo de las clase media y algún sector mas avanzado de las clases mas humildes.

El “pleito” por el voto

Esta situación ha generado una aguerrida lucha por el voto. El arma mas usual ha sido la ya tradicional “campaña negativa”. Lo novedoso es que este tipo de campaña, antes usada por los liberales (PLC) en contra del FSLN, ahora se ve utilizada por ambas facciones del liberalismo (ALN–PLC) en contra del otro. La demagogia y populismo de las propuestas está a la orden del día; aún así ningún candidato, incluyendo a Daniel Ortega, ha apuntado a soluciones de carácter clasista que resuelvan los problemas de diario de la clase obrera y sectores populares.

Todos los partidos abogan por el modelo neo–liberal, y su programa es dirigido a satisfacer las necesidades de su grupo económico, dejando irresolutas la problemática del pueblo trabajador.

Es vergonzoso el papel del FSLN (que se abandera defensor de los pobres), que han llamado a la “Reconciliación”, propugnado un profundo respeto a la propiedad privada, que “renegociará” la deuda interna con los banqueros y que defenderá el derecho a la vida ilegalizando el aborto terapéutico.

El FSLN es sin duda un partido burgués, que aún se escuda en la retórica populista y antiimperialista a fin de engañar al pueblo trabajador mas humilde. Ahora proclama la reconciliación de clase, que significa reconciliarnos con los “patronos” y “jefes” que nos sangran cada día, y que encuentran en la explotación de los trabajadores y la miseria del pueblo el origen de su riqueza. Este intento de conciliación entre clases es repudiable, e indica que el FSLN hace mucho abandonó la lucha por la emancipación de la clase obrera, y ahora se ubica abiertamente del lado de los patronos.

¿Ruptura del bipartidismo?

Este panorama electoral podría significar que el modelo bipartidista ceda ante las aspiraciones reformistas de las masas. Aunque suceda así, mientras ninguno de estos partidos represente a la clase obrera con independencia de clase, la burguesía seguirá reacomodándose. Esta ruptura lejos de amenazar el régimen, mas bien es un proceso natural de “sanación” del mismo; pues mientras no seamos los trabajadores, campesinos, estudiantes y sectores populares quienes mediante nuestros métodos de clase (movilización, huelga, etc.) obliguemos al gobierno y a los “nuevos” y viejos partidos burgueses a resolver los constantes problemas de pobreza, de salud pública, de educación y empleo; estos permanecerán irresueltos.

Es por eso que llamamos a no confiar en los partidos de la burguesía (PLC y FSLN) y a sus bastardas (ALN y FSLN), quienes al final terminarán pactando y negociando a fin de mantener la “gobernabilidad” y la “institucionalidad”.

El trabajador: el olvidado

El Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), hace un llamado al pueblo trabajador a no dejarse engañar por la demagogia y las “caras nuevas” de la burguesía. Los obreros, campesinos, profesionistas y sectores populares debemos unirnos en un rechazo abierto a las aspiraciones de la burguesía de mantener a nuestro pueblo sumido en la pobreza y miseria. Llamamos en estas elecciones a hacer el uso del voto como medio de repudio activo a estos partidos; el 5 de noviembre acudamos a las urnas y votemos nulo, rayando la papeleta, a fin de que en el recuento refleje la insatisfacción con los partidos de los patronos.

Mas importante, es retomar conciencia de la necesidad de forjar una opción política independiente, que no estando atada a ningún grupo económico, defienda los intereses de la clase obrera; así como la lucha una profunda reforma electoral, que permita la amplia participación de agrupaciones políticas, pues la actual ley electoral esta hecha a la medida del bipartidismo y los partidos de la burguesía.


No hay por quien votar

El Trabajador Centroamericano Nº 59, octubre 2006

En Nicaragua, la frase de “no hay por quien votar” tiene una connotación especial. Fue levantada por primera vez en 1975 por Pedro Joaquín Chamorro, el líder de la oposición burguesa, que posteriormente fue asesinado por esbirros de la dictadura somocista.

Después de 1990, los espacios políticos se han venido cerrando de manera paulatina. El “pacto” Ortega–Alemán del año 2000, restableció el bipartidismo en Nicaragua. Al igual que la Constitución, la Ley Electoral fue reformada con el objetivo de que no surgieran nuevas fuerzas políticas. En esa ocasión fueron ilegalizados 36 partidos, enviados a las tinieblas políticas, entre ellos el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

Ahora esta de moda la lucha contra el pacto. Como dos retoños, de los troncos podridos del liberalismo y del sandinismo han surgido dos nuevas opciones electorales: la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) del banquero Eduardo Monteleagre, y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS) dirigido ahora por el neoliberal de izquierda, Edmundo Jarquín. Esta son las llamadas fuerzas “antipacto”.

Por el otro lado, esta el sempiterno candidato del FSLN, Daniel Ortega que lleva como candidato a al Vice Presidencia, nada menos que al ex asesor político de la contra, Jaime Morales Carazo. El FSLN tiene como programa político la “reconciliación nacional”. Al Partido Liberal Constitucionalista (PLC) ya lo conocemos. Es el partido de Arnoldo Alemán, quien lo continua dirigiendo desde su cárcel de oro en la hacienda El Chile.

Ninguno de los partidos de la contienda electoral esta levantando las reivindicaciones y los problemas mas sentidos de los trabajadores. El FSLN se ha convertido en los últimos 25 años, en el principal sostén del orden burgués en Nicaragua.

El MRS ha centrado su campaña en la “Nicaragua linda”, y en hacer un “pacto limpio con la gente”.

La campaña publicitaria del “feo” Jarquín ha sido innovadora, pero no por ellos hueca de contenido. Oton Solís, ex asesor del gobierno de la Presidente Violeta Chamorro, apoya la candidatura del “feo” Jarquín. Dime con quien andas y te diré quien eres.

Lamentablemente, una vez mas, tenemos que decir que en Nicaragua no hay por quien votar, y que ninguno de los programas de los partidos de la contienda electoral, re.eja los intereses de los trabajadores y los jóvenes. No podemos dar nuestro voto, por partidos burgueses o por partidos que como el MRS se dicen de izquierda pero que en realidad no lo son.


Campaña por el voto “sin principios”: una táctica de la burguesía

El Trabajador Centroamericano Nº 59, octubre 2006

En medio de la campaña electoral, resalta una serie de campañas “apartidistas y apoliticas” llamando –sobre todo a la juventud– a ejercer su derecho al voto, idealizando las elecciones como “la única forma de cambiar las cosas”. Esta campaña es dirigida por organismos como el Movimiento por Nicaragua (MPN), y la de Juventud Democrática Nicaragüense (JUDENIC); ambas organizaciones poseen fuertes vínculos al gobierno de Bolaños, pero sobre todo a la burguesía y la oligarquía representada en el ALN. La juventud al ser un sector progresivo, sobre todo en contra de los partidos burgueses del pacto, representa un “tesoro” para los “anti–pacto”.

Los jóvenes debemos de rechazar estos llamados al “voto sin principio” o “voto útil”. Estos aparatos llaman a votar por el solo hecho de hacerlo; los jóvenes debemos de ser críticos ante la propuesta de estos partidos que simplemente no nos representan, y que buscan salvaguardar sus intereses económicos. No debemos caer en el fetichismo que la democracia burguesa hace del voto, pues nos llaman “a romper el silencio” en las urnas; convirtiéndonos en simples estadísticas. El voto cada 6 años no acabará con la corrupción, son los partidos burgueses los que generan dicha corrupción, y mientras no nos organicemos en un partido clasista, nos seguirán utilizando cada 6 años para legitimar sus intereses. Los trabajadores, campesinos y estudiantes, debemos forjar nuestras alternativas de clase, y en ausencia de ellas (como hoy), manifestar el repudio en las urnas votando nulo; la democracia no es solo votar, pasa exigir cambiar la antidemocrática ley Electoral.