América Latina

México: Férrea resistencia en la UABJO y calles aledañas –  La zona de Cinco Señores, auténtico campo de batalla – Más de 70 lesionados, entre ellos tres periodistas – Se reportan 60 detenidos – Al filo de las 2 de la tarde los federales se replegaron

Siete horas de enfrentamiento con la policía

Por Enrique Méndez, Gustavo Castillo y Octavio Vélez
Enviados y corresponsal en Oaxaca
La Jornada, 03/11/06

Oaxaca, Oax., 2 de noviembre. Desde el amanecer de Día de Muertos y durante siete horas la Policía Federal Preventiva (PFP) enfrentó la resistencia civil más contundente desde su llegada el sábado, esta vez en Ciudad Universitaria y en el crucero de Cinco Señores, donde miles de estudiantes, vecinos y padres de familia repelieron a los uniformados con piedras, petardos y tanques de gas encendidos a modo de lanzallamas. Esa zona se convirtió, así, en un auténtico campo de batalla.

Por momentos, los artefactos explosivos prendieron fuego a las tanquetas, pero éstas cuentan con un sistema de extinción automático por agua. Los policías y los grupos de operaciones especiales tenían la orden estricta de no violar el campus de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) y respondieron con cientos de granadas de gas lacrimógeno –disparadas inclusive desde dos helicópteros–, agua lanzada a presión desde las tanquetas y con las mismas piedras que les eran arrojadas.

Provocadores del gobierno estatal

El Operativo Juárez 2006, como se sabe ahora que se denomina, tenía como único objetivo liberar la circulación en Cinco Señores y la avenida Universidad, entre el Periférico y la Avenida del Sol, pero grupos de supuestos priístas y policías estatales, identificados inclusive por la Secretaría de Gobernación, provocaron el avance policiaco. La intención de generar más violencia tiene, además, el objetivo de que la PFP se mantenga el mayor tiempo posible en Oaxaca, no para mantener el orden, sino sostener a Ulises Ruiz en el cargo.

De hecho, casi al inicio de la operación para liberar las vialidades, la policía federal había dado una muestra de distensión al liberar a dos personas, pero a las ocho de la mañana los grupos ligados al PRI lanzaron cohetones a los agentes y así comenzó el embate.

El choque se amplió por toda avenida Universidad y calles aledañas. Dentro de las instalaciones, por granadas lacrimógenas, piedras y el agua de las tanquetas combinadas con químicos resultaron heridas 40 personas, 22 más en las inmediaciones, así como 10 policías, cuatro de ellos graves.

La policía detuvo a 30 personas –entre ellas Luis Antonio Félix Domínguez, de 14 años de edad– que fueron consignadas por la presunta comisión de los delitos de ataques a las vías de comunicación, sedición, asociación delictuosa y lesiones. El menor será entregado al Consejo Tutelar.

El vocero del gobierno estatal, Miguel Angel Concha, aseguró que quienes participaron en estos hechos ''no son oaxaqueños y provienen de grupos violentos de San Salvador Atenco y el Distrito Federal, conocidos como cegeacheros y panchosvillas'', e inclusive cuando se le cuestionó sobre la intervención de comandos de choque priístas, aseguró que la administración de Ulises Ruiz ''respeta las expresiones partidistas''.

A causa de las bombas molotov con fragmentos de metal y clavos y piedras fueron heridos los fotógrafos de Proceso, Miguel Dimayuga y Germán Canseco, y de El Universal, Daniel Jaramillo, quien fue trasladado en helicóptero al hospital de la 28 Zona Militar, porque un clavo de un petardo se le enterró entre la tetilla y la axila derecha, mientras otro más le atravesó el codo izquierdo. La onda expansiva del petardo le causó traumatismo auditivo, pero fue dado de alta por la tarde.

Un cohetón le estalló cerca al camarógrafo del Canal 9 de la televisión estatal, Jorge Brindis, quien solamente quedó aturdido, y el fotógrafo de Centro Medios Libres, Mario Mosqueda Hernández, fue golpeado por varios policías, que lo hirieron con toletes en la cabeza, la espalda y un brazo.

A pesar de que en el operativo de liberación del cruce de Cinco Señores participaron unos 2 mil agentes federales, la resistencia popular finalmente los replegó y regresaron, literalmente arrastrando los pies, a su base del Parque del Amor, y la PFP determinó no regresar este día a Cinco Señores ni a la UABJO, aunque por la noche Radio Universidad difundió la especie de que intentarían una incursión de madrugada.

''Soy borrachito de la calle''

A las 7:45, un contingente de la policía federal llegó al crucero de Cinco Señores, seguido de maquinaria pesada y camiones de volteo para levantar la basura. En el frío amanecer, los grupos de operaciones especiales detuvieron a Manuel Castellanos López y a René Barrios, que se quedaron rezagados en la barricada, y los subieron a una Van blanca. Al ser detenido, Castellanos negó ser parte de las barricadas. ''¿Yo? Soy borrachito de la calle. Sólo salí por un mezcal'', explicó.

Un trascavo destruyó la ofrenda de muertos a los maestros y brigadistas asesinados, y hasta ese momento la incursión no generó mayor conflicto. Sin embargo, 25 minutos después aparecieron varios embozados en la esquina de Universidad y Reforma Agraria, que dispararon cohetones y los federales recibieron respaldo de una compañía de Policía Militar que avanzó y lanzó granadas de gas hacia el campus. Este hecho generó que desde Radio Universidad se hiciera un constante llamado a que la ciudadanía rodeara las instalaciones. ''¡Vamos a bloquear! A todos los compañeros les invitamos a que vengan a Radio Universidad, a las bocacalles, pero no nos confrontemos con las fuerzas federales'', delimitaron los locutores.

En plena avenida, decenas de estudiantes y mujeres reclamaron la liberación de Castellanos y Barrios, y personalmente el jefe del Estado Mayor de la PFP y ex delegado del Cisen en Oaxaca, Ardelio Vargas Fosado, los entregó a condición de calmar los ánimos.

Iniciado el enfrentamiento, el comandante declaró: ''Yo cumplí, ellos no''.

Los disparos de artefactos hacia los agentes, las fuerzas especiales y la Policía Militar obligó a un nuevo avance, esta vez por la parte posterior de la universidad, sobre la Avenida del Sol, para retirar camiones que se incendiaban justo frente a un centro bautista, que es utilizado como el centro de mando del Operativo Juárez 2006.

Fuentes gubernamentales de alto nivel confirmaron que desde hace por lo menos un mes, el gobierno federal conocía desde esa iglesia los movimientos en el área, y hoy fue parte importante para conducir el desplazamiento de fuerzas y para advertir de los movimientos que realizaban los seguidores de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y estudiantes.

Justo ahí, cientos de estudiantes hicieron retroceder a una columna de 50 policías preventivos armados con toletes y lanzagranadas, que se replegaron hasta un circo. Los agentes de operaciones especiales recogían las piedras que se les lanzaban desde la unidad deportiva de la universidad, para utilizarlas como proyectiles contra sus oponentes. Un petardo atravesó la bota de un federal y le abrió la espinilla derecha.

Durante 15 minutos, jóvenes y policías –incluidos los estatales de civil– se disputaron palmo a palmo el terreno frente a la iglesia bautista y la Plaza del Valle.

Pero en ese momento los federales recibieron refuerzos de dos compañías más, tanquetas, dos helicópteros que realizaron vuelos a baja altura sobre el campus y lanzaron granadas de gas lacrimógeno. Uno de ellos aterrizó frente a la rectoría para abastecer a las tanquetas con latas de químicos.

La intervención de grupos de provocadores del gobierno hizo que dos de ellos fueran detenidos como presuntos integrantes del movimiento. ''¡Estamos de su lado, trabajamos para lo mismo!'', clamaba uno para reclamar su liberación, que se logró finalmente con una llamada desde una oficina gubernamental a la PFP y la intervención de otro policía: ''¡Ese es de nosotros!''

Desde la entrada de la unidad deportiva dos policías traían en andas a Trinidad Michel López, indígena de Santo Domingo Teojomulco. ''¿Tú qué?'', le espetó a pocos centímetros un policía. Con todo el miedo que le imponía ser esposado con un cordón de plástico por policías armados, Trinidad respondió: ''Yo vengo de mi rancho''. Maniatado por la espalda, los uniformados lo tomaron de los pies y el pecho y lo arrojaron, boca abajo, a una camioneta pick up de la PFP. Antes de irse, un federal lo golpeó en el rostro.

Otros federales intentaron romper con palas las cadenas que sujetan las puertas del campus, frente al Instituto de Ciencias de la Educación, pero se confirmó la orden de no entrar. Al otro lado de la avenida, a unos metros de Cinco Señores, la violencia dio paso a un respiro: un estudiante encaramado sobre los restos todavía humeantes de un automóvil les recitó a Benedetti. Nadie se movió ante la voz que enfrentó a la policía con el poema titulado ¿De qué se ríe?

El chavo estaba inspirado y reclamó: ''Sé que están de policías no por que hayan querido o porque sean burros, sino porque las condiciones del país los hicieron elegir entre irse de su patria o enrolarse en esa corporación ante la falta de oportunidades. No les critico su decisión, pero deberían estar de este lado porque son igual que nosotros. Véanse la tez, las manos, son del mismo color que nosotros, también son huicholes, mixes, tarahumaras. El color de la tez los evidencia''.

El silencio duró hasta que bajó de la chatarra y fue despedido con aplausos. El padre de un estudiante ''que lucha por mejores condiciones'' dijo estar ahí, en la defensa de la universidad a pesar de los cohetones, los cocteles molotov y los gases lacrimógenos, por convicción, y pidió a los federales irse de Oaxaca.

Al final de la avenida, en la Plaza del Valle, comenzaba el otro episodio de la batalla, y en la esquina de Reforma Agraria los jóvenes prendieron pacas de forraje en las chatarras y se formó una barrera de fuego. Ya eran las 11:30 y el enfrentamiento se reinició, ahora con dos tanquetas antimotines, sólo que uno de los Cobra –como se les conoce en la PFP– tuvo un desperfecto que causó la hilaridad de los universitarios protegidos en la autonomía de su alma máter. Adentro, en Radio Universidad, los locutores insistían: ''No tenemos armas. Tenemos piedras, cohetones para enfrentarlos y vamos a resistir''.

Por casi una hora, cientos de jóvenes fueron repelidos hasta el Periférico y la iglesia de Cinco Señores, y otros más por Reforma Agraria hasta 20 de Noviembre, y al final de esa calle hasta las puertas de la universidad. Diego Hernández, joven de 20 años que defendía su identidad de panadero y que sólo pasaba por el lugar, fue detenido. Empero, un uniformado le mostró una fotografía en la que aparecía motivando a sus compañeros a lanzar piedras contra los policías.

Ahí también fue aprehendido el catedrático de la facultad de derecho de la UABJO Armando Jiménez Vázquez. Cuando lo subieron a una camioneta de la PFP para trasladarlo a la Base Aérea Militar 22, de El Tequio –en calidad de detenido–, le quitaron una mochila terciada en la espalda en la que portaba decenas de clavos insertados en fragmentos de tubos de plástico.

Poco a poco, los lances de los jóvenes, sus padres y vecinos hicieron retroceder a las tanquetas que habían llegado hasta las puertas de Radio Universidad. Durante una hora más continuaron lanzando cohetones y petardos, y la transmisión radial convocó a unas cinco mil personas que confluyeron por la prolongación de La Noria, avenida Ferrocarril y el Periférico, y repentinamente habían cercado a la Federal Preventiva, que comenzó a replegarse a las dos de la tarde hacia el supermercado Chedraui.

A las tres de la tarde, cansados, los policías regresaron a su base del Parque del Amor. Sin embargo, para los mandos de las fuerzas federales, el retiro de Cinco Señores no se trató de una derrota, sino de un repliegue estratégico para regresar en las próximas horas.

''No fue un fracaso, se evitó un baño de sangre, porque no teníamos por qué cambiar los toletes por metralla'', explicó un comandante policiaco.

Finalmente la vialidad no fue despejada, porque más tarde la barricada volvió a levantarse. Miles de personas se congregaron ahí para recuperar su posición, y de cuando en cuando los dos helicópteros arrojaban granadas, y el humo se esparció por el aire de una tarde de otoño en un Día de Muertos oaxaqueño.



Convoca la APPO a una ofensiva general –  Anuncia una megamarcha a realizarse el próximo domingo – Llama a sus miembros en las siete regiones a participar

Pide reinstalar barricadas y acuerda puntos para el combate

Por Enrique Méndez, Gustavo Castillo y Octavio Vélez
Enviados y corresponsal en Oaxaca
La Jornada, 03/11/06

Oaxaca, Oax., 2 de noviembre. La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) endureció su posición al convocar hoy a todas las organizaciones que la integran a pasar a la ''ofensiva'' y realizar una megamarcha el próximo domingo, además de mantener su demanda de que el gobernador de esta entidad, Ulises Ruiz Ortiz, renuncie o pida licencia al cargo.

Luego del enfrentamiento que durante siete horas sostuvieron este jueves integrantes de la APPO, habitantes de distintas comunidades, estudiantes, docentes y empleados de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) con elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP), la dirección colectiva provisional de la Asamblea Popular lanzó un plan de acción de cuatro puntos, en el que destaca la reinstalación de barricadas en toda la capital oaxaqueña.

Adolfo López Ortega, encargado de la comisión de seguridad de la APPO, dirigió un mensaje a las miles de personas que se congregaron en el crucero conocido como Cinco Señores, en el que informó que la dirigencia colectiva dio la orden de ''ofensiva general'' y que, a partir de las tres de la tarde de este jueves, se ponían en marcha ''puntos para el combate''.

El primero fue la reinstalación de todas las barricadas en la ciudad de Oaxaca, es decir, que se bloqueen los accesos carreteros a esta capital y se coloquen obstáculos al tránsito vehicular en zonas consideradas ''estratégicas'', como Canal 9, Candiani, Símbolos Patrios y Periférico, así como también en distintos puntos del centro histórico.

En segundo lugar, se ''emitió la convocatoria'' para que todas las fuerzas que pertenecen a la APPO, y que se localizan en las siete regiones, ''empiecen a realizar su marcha sobre la capital, de forma tal que este domingo realicemos una megamarcha y demostremos al gobierno federal, a los invasores (la PFP) y al perro Ulises Ruiz Ortiz, que el pueblo no va a descansar hasta verlo fuera del estado''.

La tercera orden que se emitió fue: ''Se debe retomar lo mejor de este momento'', es decir, que los integrantes y simpatizantes de la APPO deben ser un ''pueblo disciplinado; sabemos ser un pueblo que tiene capacidad de combate y, en ese sentido, no se van a permitir actos de vandalismo, saqueos, quemazones ni detenciones arbitrarias, todo ello para demostrar que sabemos comportarnos, porque somos también un pueblo profundamente respetuoso''.

Los universitarios oaxaqueños ''dieron ejemplo de valor''

Asimismo, se ordenó el reforzamiento de la seguridad en las instalaciones de la UABJO, ya que en esa universidad se localiza la emisora de radio que ha servido de enlace entre la comunidad oaxaqueña, los estudiantes y miembros de la APPO, y donde ''los universitarios dieron este jueves ejemplo de valor'', al repeler la presencia de la fuerza pública en las avenidas y calles que circundan el campus universitario.

Durante el mitin, Flavio Sosa Villavicencio, uno de los principales dirigentes de la Asamblea Popular, resaltó que ''este no es un movimiento de líderes, sino del pueblo; los dirigentes lo único que hacemos es encabezar lo que el pueblo quiere''.

En ese contexto calificó lo sucedido este jueves –haber hecho que la PFP se retirara del crucero de Cinco Señores y calles aledañas a la UABJO– de ''día histórico'', y dijo que si el 14 de julio, cuando hicieron retroceder a la policía estatal, vencieron a Ulises Ruiz, este 2 de noviembre vencieron al presidente Vicente Fox, a la PFP y a Felipe Calderón.



Violenta toma de Oaxaca: tres muertos

Por Enrique Méndez, Blanche Petrich, Gustavo Castillo y Octavio Vélez
Enviados y corresponsal en Oaxaca
La Jornada, 30/10/06

Oaxaca, Oax., 29 de octubre. La Policía Federal Preventiva (PFP) ocupó desde las 2 de la tarde esta ciudad capital y el centro histórico, después de romper barricadas con tanquetas que arrojaron agua a presión, disparar armas de fuego, arrojar decenas de gases lacrimógenos y enfrentarse, durante más de dos horas, con colonos de San Jacinto Amilpas y brigadistas de la barricada de Canal 9. En la ocupación cayeron el enfermero del IMSS Jorge Alberto López Bernal, el profesor Fidel García y un menor de 14 años aproximadamente, aún no identificado.

Aunque la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) abandonó el zócalo capitalino a las 19 horas y se replegó a la Ciudad Universitaria, luego de una fallida negociación telefónica con la Secretaría de Gobernación, la persecución de ciudadanos que exigen la caída del gobernador Ulises Ruiz se extendió por la noche a las colonias cercanas a la capital, como Santa Rosa, en el Parque del Amor, situado en el puente Porfirio Díaz, así como en la calle Valerio Trujano.

Tras la incursión, los efectivos policiacos realizaron cateos a domicilios particulares y detuvieron a unas 50 personas, que -declaró el vocero de la APPO, Florentino López- fueron trasladadas a la 28 Zona Militar. Algunas fueron aprehendidas en las inmediaciones de Ciudad Universitaria y trasladadas en helicóptero a las instalaciones castrenses.

Los heridos

Hasta el cierre de esta edición se registraban ocho personas lesionadas y un número no definido de policías, aunque tres resultaron heridos por quemaduras de bombas molotov y cohetones. En el enfrentamiento en Canal 9, un federal recibió de lleno una molotov, que le prendió fuego, y sus compañeros le ayudaron a sofocar las llamas. La policía no informó a qué hospital fueron trasladados sus heridos, ni sus nombres.

En contraparte, los contingentes encargados de ocupar primero el centro histórico enfrentaron poca resistencia, pero también reprimieron a la sociedad que los increpó a su paso. A las cuatro de la tarde, tres agrupamientos se apostaron en las dos esquinas al sur de la plaza, en Bustamante y Portal de las Flores, desde donde arrojaron dos bombas de gas lacrimógeno, mientras otro avanzó hasta la esquina de Porfirio Díaz e Independencia.

A las siete de la noche, cuando la comisión de seguridad de la APPO pidió a 800 de sus integrantes replegarse a Ciudad Universitaria, los policías comenzaron a relajarse, se quitaron el casco y utilizaron como camas sus escudos y, a modo de cobijas, las mantas en las que el movimiento reclama la renuncia de Ulises Ruiz.

Las fuerzas federales recuperaron, además de la plaza principal, la alcaldía, la Secretaría de Finanzas y las oficinas de la policía municipal, y se preparan a intervenir en las alcaldías tomadas aún por la APPO.

Tras la incursión, que ocurre a cuatro meses y medio del fallido operativo de las fuerzas estatales, el gobernador advirtió esta noche que no solicitará licencia al cargo porque, adujo, su mandato "nunca ha estado sujeto a negociación". Sus colaboradores aseguraron que siguió el operativo desde una oficina en San Felipe del Agua, al norte de la ciudad.

El avance de los cuatro mil policías enviados a Oaxaca para "recuperar" la capital del estado ocurrió de manera simultánea desde el aeropuerto y de una base provisional en la carretera México-Cuacnopalan, en el entronque con el municipio de Etla.

Pasada la una de la tarde, media hora después de que 12 militares vestidos de civil fueron entregados a un mando castrense en la calle Símbolos Patrios, donde fueron retenidos, desde el aeropuerto salieron más de 80 autobuses con policías, a los que les abrieron paso dos trascavos que "barrieron" las barricadas y avanzaron hacia el centro de la ciudad.

Los autobuses y camionetas utilizados como barricadas fueron prácticamente levantados en vilo por los trascavos y, para evitar que los obstáculos fueran repuestos, la PFP distribuyó sus líneas a 100 metros entre sí, y cualquier intento de regreso fue disuelto a empellones con los escudos.

El avance de las tropas, entre las que participaron grupos especiales de inteligencia y táctica, estuvo apoyado por cuatro helicópteros de la policía federal y del Ejército. Antes de ordenar la marcha de la policía, se realizaron ocho vuelos de reconocimiento.

Al otro lado del valle, en Etla, cientos de personas se congregaron a la altura del pueblo de San Lorenzo, adonde se trasladaron mil 500 policías preventivos armados con rifles de asalto, lanzagranadas y toletes. Los ciudadanos y simpatizantes de la APPO repudiaron la presencia de las fuerzas federales, inclusive cuatro voluntarios se desangraron. Casi a las dos de la tarde se les ordenó avanzar y, ante la resistencia ciudadana, utilizaron las tanquetas para dispersarlos con agua a presión.

Las tanquetas fueron trasladadas hasta Etla por tráileres en plataformas; aunque se compraron en el último tramo de la administración de Carlos Salinas de Gortari, fue hoy, cuando faltan 31 días para que el presidente Vicente Fox concluya su mandato, que se utilizaron por primera vez. Esta noche, en los enfrentamientos con colonos, dos fueron destruidas.

Como en Símbolos Patrios, la gente extendió mantas y cartulinas en las que se leía: "¡llévense a URO!", por las iniciales del gobernador.

Con el respaldo de las tanquetas, la policía rompió las primeras tres barricadas, hasta el cruce de San Pablo, donde arrojó más agua a los colonos. Ahí tomó la decisión de dar vuelta a la derecha, para tratar de ingresar a la ciudad por la ribera del Río Atoyac, pues en los entronques de Viguera, Brenamiel y Santa Rosa los simpatizantes de la APPO habían atravesado tráileres e, inclusive, tenían en su poder un tanque de gas LP que amenazaban con quemar al paso de las tropas.

Al rodear las barricadas, el contingente policiaco se encontró, sin embargo, con dos tráileres más en las vías del tren, por lo que debió regresar, dar vuelta nuevamente para buscar una salida por la rivera, y entrar a una calle sin salida en la esquina de Pinos y Ferrocarril, en la colonia Pilar de la agencia municipal de Pueblo Nuevo.

Su avance desde ahí fue aún más difícil. Los colonos inconformes con la incursión les arrojaron piedras -inclusive con hondas-, bombas molotov y les dispararon cohetones con las bazukas hechizas. La respuesta, una y otra vez, fue el lanzamiento de gases lacrimógenos.

Ante ello, las fuerzas públicas se replegaron en dos ocasiones, y en ese ir y venir llegaron hasta el puente del Tecnológico, donde se dio uno de los dos enfrentamientos más fuertes.

A unas calles de ahí, donde se encuentra la agencia de la Pepsi, murió un profesor, del que hasta el momento se desconoce su identidad, y en ese lugar los vecinos recogieron casquillos de bala. En la refriega del puente del Tecnológico también falleció un menor de edad, del que tampoco se pudo confirmar su nombre.

Una vez que la policía traspuso dicho puente, una columna se trasladó hacia el sur de la ciudad y otra al centro. El primer contingente se dirigió al Parque del Amor, en el puente de Valerio Trujano, donde se produjo otro enfrentamiento y algunas versiones aseguraron que la ciudadanía habría tomado en rehenes a dos policías, y que uno más habría fallecido. Radio Educación reportó, poco antes de las 11 de la noche, que un hombre identificado como Isidro Ramírez y su hijo José Manuel fueron detenidos por la policía en ese parque.

La otra columna llegó a la barricada en el Canal 9 de televisión estatal, donde los brigadistas resistieron por casi dos horas, con piedras, cohetones y bombas molotov. Una prendió a un policía, mientras en la agresión con gases lacrimógenos, una granada le dio de lleno en el pecho al enfermero López Bernal, quien falleció por el impacto. Su cuerpo fue velado esta noche en esa barricada.

El profesor Fidel García murió apuñalado en el fraccionamiento Elsa, aunque el gobierno del estado aseguró que se trató de un asesinato "en una riña".

A las cuatro de la tarde, el tercer agrupamiento que se dirigió hacia el Centro Histórico recuperó la alcaldía -ubicada en la Plaza de la Danza, frente al templo de La Soledad- y se ubicó en tres de los accesos al Zócalo. Todavía humeaban seis autobuses incendiados en Símbolos Patrios y, antes de las seis, otros tres transportes urbanos utilizados para trasladar a los policías fueron quemados con gasolina.

Con el cambio de horario oscureció a las seis, y entonces arribó la marcha convocada por la APPO desde el monumento a Juárez, en la salida al Istmo, y ahí Flavio Sosa, integrante de la dirigencia provisional, pidió esperar 10 minutos para que la Secretaría de Gobernación diera una respuesta a una solicitud de diálogo. "No choquemos con la PFP. Vamos a esperar la respuesta, y si no tomaremos algunas acciones", expresó.

El plazo transcurrió sin respuesta positiva y, a las siete de la noche, una camioneta de la comisión de seguridad pasó por el zócalo para solicitar a los plantonistas reagruparse en Ciudad Universitaria.

A las 11 de la noche, finalmente, las tanquetas llegaron a la plaza principal de Oaxaca, después de una larga jornada violenta, pese a que el gobierno federal aseguró que la toma del estado sería pacífica, y a que el secretario de Gobernación, Carlos Abascal, había jurado por Dios que no habría represión en el estado.

Cuando llegaron las tanquetas al zócalo un policía preventivo agredió al fotógrafo Ezequiel Leyva, de La Jornada, al que derribó al piso y lo sometió con una bota en la pierna derecha para tratar de quitarle su cámara.