Uruguay

Primer paro general de 24 horas en el gobierno de Tabaré Vázquez

El PIT–CNT evaluó como positivo el resultado

Agencias
Correspondencia de Prensa, 21/08/08

El paro general de ayer fue impulsado por una coordinación de sindicatos en la Mesa Representativa de la central sindical. Tuvo un importante nivel de acatamiento que se tradujo en una inasistencia total en escuelas y liceos de todo el país, así como altos niveles de ausentismo en la industria manufacturera, bancos y organismos del Estado.

Para Joselo López, dirigente del Sindicato Único del INAU (Instituto Nacional del Adolescente), integrante de la coordinación que impulsó la medida, el paro "no sólo colmó nuestras expectativas, sino que en algunos sectores la superó ampliamente".

Desde el punto de vista del Secretariado del PIT–CNT se evaluó al paro general como una medida de alto nivel de acatamiento. Parte del Secretariado se reunió en las últimas horas de ayer para evaluarlo y consideró que tuvo el mismo nivel que anteriores paralizaciones convocadas por la central sindical. Juan Castillo, Fernando Pereyra, Marcelo Abdala, Gustavo Signorele y José Franco, se reunieron en la sede de la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines (UNTMRA) para unificar la información sobre la medida resuelta por la mesa representativa de la central.

Uno de los coordinadores, Juan Castillo, dijo que en varios sectores el paro general fue más que expresivo. Castillo afirmó que en el sector público el porcentaje de acatamiento fue muy alto. "No hubo una sola escuela y liceo publico del Uruguay dictando clases", indicó. Precisó que la actividad portuaria fue nula y que los trabajadores del transporte adhirieron a la medida en un 100%. "El transporte público que se vio en las calles fue porque los patrones estuvieron al frente de la empresa", explicó Castillo.

Montevideo paralizado

El paro general no implicó movilizaciones, ni actos callejeros. En Montevideo permanecieron cerrados los bancos y las oficinas públicas. No hubo clases en escuelas, liceos y Universidad, y los hospitales públicos y las clínicas privadas funcionaron con servicios de urgencia.

Según informó el diario El Observador, en el sector estatal la adhesión a la huelga fue del 80 por ciento, a pesar de que el martes el gobierno decretó que se les descontaría la jornada laboral a los trabajadores del sector que acataran la medida. La inactividad también se sintió fuerte en los transportes, en donde los ómnibus y los taxis redujeron su frecuencia.

La de ayer fue la primera protesta de un día entero contra la administración de Vázquez, que llegó a la presidencia en marzo de 2005. Los sindicatos nucleados en la PIT–CNT resolvieron la medida para reclamar que se agilicen las negociaciones salariales, que llevan un mes y medio sin poder llegar a un acuerdo. Los trabajadores reclaman un sueldo mínimo de 8500 pesos (unos 425 dólares), el control de precios y la reducción de la jornada laboral. También demandan que el gobierno destine el 4,5 por ciento real del PIB a la educación, y que anule Ley de Impunidad (Ley de Caducidad), que amparó a violadores de los derechos humanos durante la última dictadura (1973–1985).

Sin embargo, desde el gobierno descartaron una ruptura con la central obrera. "Paro general hicieron varias veces. La única diferencia es que esta vez fue de 24 horas", minimizó en declaraciones a el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Eduardo Bonomi. "Los trabajadores se manejan con el concepto de independencia de clases. Coinciden con los objetivos programáticos del gobierno, pero no con todo lo que se hace", agregó.

Bonomi rechazó que las negociaciones de los consejos de salarios estuvieran estancadas, y dijo que sólo falta llegar a un acuerdo. Pero consideró que el aumento que reclaman los gremios es inalcanzable. "Para nosotros, ese valor (los 425 dólares) aumentaría sensiblemente el desempleo. El salario mínimo actualmente está en 4000 pesos (209 dólares) y se puede llevar a 5000 (262 dólares), un poco más, un poco menos. El PIT lo tiene claro, saben lo que estoy diciendo", sostuvo.


Paro general, contra los patrones y el gobierno

El inicio de una reacción

Editorial de Construyendo (*) Nº 32, agosto 2008

"Fue una victoria aplastante". Así la definió Juan Castillo, uno de los principales operadores del "progresismo" en el movimiento sindical. Se refería, obviamente, a la votación en la Mesa Representativa del PIT–CNT del 12 de agosto, que resolvió por 26 a favor, 15 en contra (entre ellos el propio Castillo) y 2 abstenciones, la realización de un Paro General de 24 horas el miércoles 20 de agosto. El primero que la central obrera le hace al gobierno del Frente Amplio.

El hecho en sí, asume una importancia política que trasciende "la pugna entre moderados y radicales" y la "complicada interna sindical", de cara al II Congreso del Pueblo y al X Congreso del PIT–CNT. Algo de eso hay, indudablemente. Pero al contrario de lo que pretenden los medios de prensa, la derecha, y la cúpula frenteamplista, no es esa la cuestión decisiva. La razón fundamental viene por el lado de los propios trabajadores, que se cansaron de continuar siendo la variable de ajuste de la política económica neoliberal del gobierno. Y que comienzan, aún lentamente, a desprenderse el chaleco de esas "lealtades progresistas" que, con la complicidad de los burócratas sindicales, promovieron la apatía, la desmovilización y la desorganización.

Se trata de una manifestación inequívoca de resistencia y protesta. Ante todo, por la carestía incontrolada, en especial de los alimentos, lo que constituye una verdadera confiscación salarial. Cuando el gobierno, en lugar de decidir un subsidio a los productos de la canasta familiar, la congelación de precios y tarifas de servicios, y la eliminación del IVA, incluye nuevos impuestos al consumo popular, protegiendo de esta manera las ganancias de los capitalistas. Por la vía del IRPF y de otros mecanismos de exoneraciones tributarias.

También demostración de indignación. Por las consecuencias sobre sus vidas y las de sus familias de algunos indicadores vergonzosos. Mientras que el PBI (el conjunto de la producción del país) creció el 21% entre 2005–2007, el salario real apenas tuvo un aumento del 14,6%, haciendo que la "recuperación" no alcance ni siquiera los niveles de ingreso del 2001. El economista Jorge Notaro, por ejemplo, asegura que para volver al nivel del salario real del sector privado de 1998, "se requerirá un aumento de entre el 10 y 12 % por encima del IPC". (Semanario Brecha, 13–7–08) Esta distancia brutal entre el crecimiento del PIB y el ingreso de los trabajadores, tiene un resultado aplastante: la participación del salario en el PIB, se ha reducido a un 24%. O sea, "que los ingresos derivados del trabajo tienen menos participación en el PIB a partir de 2005 que lo que ocurrió en la mayoría de los años antes de la restauración democrática (.) Más aún, que los ingresos de las mayorías mantienen esa relación y, en contrapartida, se ha verificado un aumento escandaloso de las rentas de capital. (Joaquín Echevers, citado en el libro "El necesario golpe de timón", Red de Economistas de Izquierda del Uruguay, julio 2008).

Frente a este descomunal robo, que explica no sólo la concentración regresiva de la riqueza (patrones cada vez más ricos y asalariados cada vez más pobres), sino la dimensión de la tasa de sobreexplotación de la fuerza de trabajo, los trabajadores expresan su voluntad de luchar. Ahora por la vía de un Paro General, contra las patronales y el gobierno.

A este punto de inflexión se ha llegado a través de innumerables luchas y movilizaciones (huelgas, ocupaciones, paros generales parciales, marchas, acampadas, etc.). Es decir, a través de un proceso de acumulación de experiencias. En el cual han tenido un rol fundamental las corrientes, militantes, y agrupaciones, que convocaron y organizaron el acto del sindicalismo clasista y combativo el 1º de Mayo. De allí, la importancia que se le debe asignar a la coordinación de sindicatos que produjo el "Llamamiento a los trabajadores" proponiendo un paro general de 24 horas y un plan de lucha. [ver texto a continuación] Han sido esa acumulación de experiencias de lucha, y el papel del sindicalismo combativo, los que dan razón y fundamento a la votación en la Mesa Representativa.

No obstante, este inicio de reacción no resuelve las fragilidades organizativas, ni supera la fragmentación. Porque el desafío no se limita a la marcha de las negociaciones de los Consejos de Salarios, ni por "mejorar" la Rendición de Cuentas. La lucha por la "redistribución de la riqueza" – esto es, por modificar las relaciones de fuerza entre trabajo y capital, rompiendo la lógica de la apropiación privada del trabajo social – pasa por el enfrentamiento al conjunto del programa capitalista del gobierno del Frente Amplio, avalado por las corporaciones empresariales y certificado por las instituciones financieras internacionales.

La política de sobreexplotación del trabajo continuará más allá del Paro General de 24 horas. Ya lo afirmó el presidente Tabaré Vázquez al anunciar el relevo en el Ministerio de Economía y Finanzas. Las líneas maestras se mantendrán tal cual: superávit fiscal (para pagar la deuda externa), apertura a las inversiones de capitales privados (en especial multinacionales), y "reforma del Estado" (privatizaciones directas o en calidad de concesiones). Esto dibuja el horizonte: nuevos ataques contra el salario y los derechos de los trabajadores.

En tal sentido, el impulso a la auto–organización y a la movilización, tanto como la búsqueda de una práctica de frente único, para crear un alternativa programática y estratégica en el movimiento sindical y popular, es un parámetro esencial para construir un amplio proceso de resistencia, que incluye a trabajadores y luchadores sociales que, todavía, mantienen ilusiones en el "progresismo" y, sobre todo, confían en la figura presidencial.

Construir esta alternativa (de clase), exige combinar la organización, las demandas y las luchas de los trabajadores sindicalizados, de los "informales" (30% de la fuerza de trabajo masculina y 38% de la femenina se encuentran en esa condición), de los desempleados, de los estudiantes, de los jubilados. En fin, con el conjunto del  "bloque social" que componen los explotados por el capital.


(*) Mensuario de la Coordinadora de Unidad Revolucionaria (CUR).


Por un paro general de 24 horas y un plan de lucha

Llamamiento a los trabajadores

Coordinación de Sindicatos, agosto 2008

Estamos asistiendo a un período de descomunal carestía. Sufrimos un deterioro sostenido sobre nuestros salarios y por ende en las condiciones de vida del pueblo trabajador.

Los precios de los alimentos en su crecimiento no tienen proporción con los que el gobierno sostiene en el IPC (inflación Oficial).

Mientras dicho IPC (Índice de Precios al Consumo) subió en el último año casi un 8% los productos básicos, que son los que realmente consume el pueblo trabajador, crecieron en un 35% promedio (pan 45%, aceite 47%, harina 76%, huevos 57%, arroz 35%, etc.).La carestía está pulverizando nuestro salario. Es una mentira de las patronales y del gobierno, que el causante de la inflación sea nuestro salario, cuando estos no solo reciben en el mejor de los casos ajustes semestrales por el IPC, sino que además han tenido la carga aditiva de los impuestos directos al consumo (IVA) que no podemos deducir, y el FONASA (Fondo Nacional de Salud) y el IRPF (Impuesto a la Renta de las Personas Físcas).

Estos impuestos son una brutal transferencia de nuestro salario, a la caja del gobierno, que sigue adelantando pagos de deuda pero no cesa de endeudarse a futuro, para el beneficio de la banca internacional, los oligarcas nacionales y multinacionales del campo y de la industria, que se han llenado sus cofres con las exportaciones.

Han sido siderales las divisas que entraron en estos sectores capitalistas en estos últimos años, sin embargo, la participación de los asalariados en el PBI nacional es un 10% menor a la existente en el año 1998 que era solo un 30%, por supuesto extraordinariamente más baja que en la década del 60.

Es también una falsedad del gobierno y los empresarios, ya repetida hasta el hartazgo por los gobiernos neoliberales de derecha de los Sanguinetti y los Lacalle, que debemos esperar que crezca la torta.

La torta ha crecido en las arcas de los capitalistas y del gobierno. Es sobre estas arcas que el gobierno viene reclamando "un blindaje". Un blindaje para garantizar el pago de la deuda y la renta de ganancia de la rosca nacional y multinacional frente a la recesión mundial abierta.

El gobierno pretende distraer los reclamos surgidos por nuestros sindicatos al seno del PIT– CNT y el descontento popular con una modificación en el IRPF que es una devolución parcial y miserable producto de las movilizaciones sindicales, frente a la terrible succión de los salarios con este impuesto a los asalariados.

Mientras maniobra con esta concesión ultralimitada, impone a los consejos de salarios, ajustes anuales según la inflación que pronostican ellos mismos, no sobre la inflación real. Es decir garantiza una sostenida y convenida pérdida salarial en el tiempo a manos de la carestía. Fija un salario mínimo nacional de $ 4000 que es un octavo de la canasta familiar ($ 32.000) que precisa una familia para cubrir las necesidades básicas, es decir legaliza la superexplotación obrera, y de esta forma, la tercerización y flexibilización de miles de trabajadores de las empresas privadas o estatales bajo convenios con laudos superiores.

Envía una rendición de cuentas que garantiza un presupuesto público sometido al pago de la deuda externa que el Ministro Astori aumentó en 10.200 millones de dólares en los últimos tres años, a pesar del pago adelantado de más de 3000 millones de dólares. Presupuesto que desconoce los reclamos del Congreso Educativo y rendición de cuentas que pretende innovar contra las conquistas de los trabajadores públicos (inamovilidad, jubilaciones compulsivas y anticipadas, proyectos de más privatizaciones) y mantenimiento de la caída salarial con pautas similares a los privados.

Queda claro que de la mano de esta política no hay "país productivo". Lo confirma el ataque a las empresas bajo gestión obrera, y la negativa a estatizar las fábricas y empresas dejadas por los vaciadores de empresas y deudores contumaces del Banco Central, como los Soloducho o los Vanni. Luego de vaciadas, se las devuelven a los capitalistas, en vez de concedérsela a la gestión de sus trabajadores; lo mismo, con la negativa a conceder tierra al que la trabaja, para si auspiciar el proceso más grande de extranjerización de la tierra a mano de las forestales, los sojeros y los latifundistas de todo pelo. Lo confirman el inicio de envíos al seguro d paro cuando comienzan las negociaciones por salarios.

Los sindicatos, agrupaciones sindicales y organizaciones de jubilados, que suscribimos esta declaración, defendemos y reclamamos de nuestro PIT–CNT un paro general y un plan de lucha para conquistar una plataforma mínima que de inicio a los cambios que nuestro pueblo precisa en forma urgente. Así ha quedado para votarse en una nueva mesa representativa del PIT–CNT el 12 de agosto.

Llamamos a todos los sindicatos a defender en la unidad de acción esta perspectiva reclamando al PIT–CNT y votando el paro general de 24 horas como inicio de un plan de lucha. Llamamos a ganar la calle junto a los jubilados y otras organizaciones sociales del pueblo trabajador, nada podemos esperar que no sea de nosotros mismos:

• Fijación del Salario mínimo nacional y jubilaciones en $8500 en forma inmediata, bajo el objetivo de alcanzar media canasta familiar de $16.000.

• Aumento general de salarios en relación a la inflación real en la canasta básica alimentaria (30%)

• Rechazo a las pautas salariales del gobierno para los consejos de salarios.

• Ajustes cuatrimestrales por inflación real. Respeto a los convenios sindicales.

• Eliminación del IVA a los alimentos y al consumo popular– Congelación de sus precios.

• Elevación del Imponible del IRPF a $ 32.000 en forma inmediata.

• Derogación de todo impuesto a los salarios y su sustitución por impuestos progresivos al capital.

• Reducción de la jornada laboral sin merma salarial

• Derogación de las AFAPS y de la ley 16.713. Modificación a la baja de la edad y años de trabajos para jubilarse. Jubilación con el último salario en actividad. Defensa de la Caja Bancaria y de los seguros compensatorios de los trabajadores.

• Apoyo incondicional a la lucha y reclamos de: ADEOM Montevideo y Canelones, de la UOC, de SUTEL, del SUATT – Respeto a la negociación colectiva y a los convenios firmados con dichas organizaciones sindicales. Cumplimiento de estos en forma inmediata.

• Apoyo a los reclamos de la Coordinadora de Jubilados y ADEMU (Maestros) de Montevideo y defensa irrestricta de la libre determinación de las organizaciones de trabajadores y jubilados para designar sus representantes

• Cese de todas las privatizaciones en el Estado y re estatización de las privatizadas.

• Presupuesto para los trabajadores y el pueblo. Satisfacción al los reclamos del Congreso de la Educación –6% del PBI– Autonomía y cogobierno para toda la enseñanza, rechazo al actual proyecto de ley educativa.

• Anulación ahora de la Ley de impunidad.

• No pago de la deuda externa usurera

• Fuera las forestales y pasteras trasnacionales depredadoras de nuestra riqueza natural y medio ambiente

• Retiro de las tropas de invasión Uruguayas y de otros países en Haití.

Asociación de Empleados y Obreros Municipales de Montevideo (ADEOM)
Asociación de Funcionarios Postales del Uruguay (AFPU)
Federación Nacional de Trabajadores del Juego (FENAJU)
Sindicato Único del Taxi (SUATT)
Sindicato Único de Trabajadores del Instituto del Niño y Adolescentes del Uruguay (SUINAU)
Unión de Trabajadores Desocupados (UTD)
Asociación de Funcionarios de Cooperativas de Consumo (AFCC)
Coordinadora de Jubilados y Pensionistas (CJP)
Agrupación Nueva Época de Asociación de Funcionarios de la Universidad del Trabajo de Uruguay (AFUTU)