México

Penetración del crimen organizado en el Estado

“El próximo presidente sería narco”

Por Gerardo Albarrán de Alba
Corresponsal en México
Página 12, 21/02/09

Entre el sábado y el jueves, 183 personas murieron en nueve estados, incluyendo un enfrentamiento de varias horas en la capital de Tamaulipas que dejó veinte muertos entre sicarios y civiles, además de media docena de federales heridos.

México, D. F.– La penetración del crimen organizado dentro del Estado mexicano es tal que incluso el gobierno de Felipe Calderón dice que, de no atacar frontalmente a los carteles que se disputan el poder en el país, “el próximo presidente de la República sería un narcotraficante”.

En una de las semanas más convulsionadas en la guerra abierta entre grupos de narcotraficantes y del gobierno federal contra éstos, varios miembros del gabinete de Calderón abonaron a la variante retórica de un combate que cada vez siembra más muertos en el territorio nacional.

Según el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, el narcotráfico es ya un problema “tan serio que le tuvimos que entrar; lo más fácil era dejarlo, como dice mucha gente, dejarlo en el status en el que estaba, y sí te puedo asegurar que el siguiente presidente de la República sería un narcotraficante”, les dijo a un grupo de mexicanos con los que desayunó el miércoles en París.

“La lógica del ataque del gobierno en materia de narcotráfico es porque el narcotráfico ya había hecho un Estado dentro del mismo Estado”, afirmó el secretario de Economía ante la comunidad mexicana residente en Francia. Alguien lo grabó y pasó el audio a la radio.

La sorpresa dio paso al sarcasmo, y no faltó quien editorializara: “¿Y de qué partido sería el próximo presidente narco, señor secretario?”, preguntó el diario La Jornada, reflejando una creciente preocupación generalizada por la penetración del crimen organizado en la política y que mantiene en alerta a los órganos de Inteligencia en este año electoral.

Otros, con menos humor negro, cuestionaron: “¿Con base en qué información privilegiada puede asegurar esto un secretario de Estado?”.

Previamente, la canciller Patricia Espinosa había asegurado que la violencia se limita a tres estados: Chihuahua, Baja California y Sinaloa. Y el secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, culpó a los medios de la mala imagen que proyecta el país.

Los tres funcionarios parecieron hacerse eco de declaraciones del presidente Felipe Calderón, quien a principios de mes dijo que la violencia es “sobredimensionada” por la prensa, pues se concentra en las ciudades de Ciudad Juárez, Culiacán y Tijuana. De paso, les exigió a los medios y a la oposición “no ser catastrofistas”.

Las posturas de estos secretarios de Estado –ninguno de los cuales está directamente involucrado en el combate al narcotráfico– fueron criticadas por diputados y senadores, quienes incluso preparan un regaño público para los funcionarios por sus “imprudentes” declaraciones.

El hecho de que el secretario de Economía destaque el riesgo de que México tenga un presidente narco alarmó a todos. Los periódicos y noticieros de radio y televisión se llenaron de voces que interpretaron la declaración como una expresión de la desesperación de la administración calderonista ante una guerra que sólo ella ve ganada.

Y mientras el debate público se concentra en estos dimes y diretes, la realidad se empeña en ser catastrofista, pese a la arenga presidencial: entre el sábado y el jueves, 183 personas murieron en nueve estados, incluyendo el Distrito Federal, 56 de ellas tan sólo el fin de semana.

Se destacaron una masacre de doce personas en Tabasco; un enfrentamiento de varias horas en la capital del estado de Tamaulipas que dejó veinte muertos entre sicarios y civiles, además de media docena de federales heridos; el asesinato de dos regidoras de un ayuntamiento de Chihuahua, una el lunes y otra el jueves; el ataque con granadas a puestos policíacos en Guerrero y Tabasco, en el que murió un comandante de la Policía Ministerial, y el hallazgo de una narcofosa en Coahuila con diecinueve cadáveres.

Hasta el gobierno de Estados Unidos se sumó al catastrofismo que tanto condena Calderón y emitió una nueva alerta por la violencia en la zona fronteriza entre ambos países y prohibió los viajes injustificados de sus funcionarios diplomáticos, ante los enfrentamientos y tiroteos que suceden a plena luz del día en zonas comerciales que “han asemejado pequeñas unidades de combate, en los que los carteles emplearon armas automáticas y granadas”.


Polémica por el despliegue militar contra el narcotráfico - México reniega del Ejército en la calle

El Gobierno califica las protestas de "narcobloqueos"

Por Toni Cano
Corresponsal en México
El Periódico, 19/02/09

No más soldados. Están para ayudar, no para chingar, rezan los carteles de los manifestantes, igual en la gran capital del norte de México, Monterrey, como en el puerto del este, Veracruz. “Fuera militares”. “Respeten a los niños”, piden las pancartas de quienes cortan los puentes fronterizos en los estados de Chihuahua y Tamaulipas.

Ante las inéditas protestas contra el despliegue del Ejército, las autoridades desenfundan los cañones de agua y acuñan dos nuevos términos para engrosar la cultura del narcotráfico que combaten desde hace dos años: "narcomanifestaciones" y "narcobloqueos".

"No hay otra forma de llamarlos, porque detrás está el crimen organizado", afirmó el ministro de Seguridad de Nuevo León, Aldo Fasci. El gobernador, Natividad González, puso incluso nombres: "Se trata del cártel del Golfo y los Zetas su temible brazo armado".

Las protestas empezaron hace una semana precisamente en la capital de ese estado, Monterrey, y se fueron engrosando hasta que el martes colapsaron el tráfico al cortar las cinco avenidas que llevan al centro. Los cañones de agua de la policía antimotines entraron, por primera vez allí, en acción para dispersar a los manifestantes.

"Torturados"

Pero más al norte, en Ciudad Juárez, los manifestantes que bloquearon cuatro puentes internacionales se presentaron abiertamente como familiares y colegas de "desaparecidos y torturados por militares".

Docenas de taxistas denunciaron que los soldados les "roban de todo en los retenes" y que uno de ellos, Osvaldo Martínez, fue detenido hace 10 días por militares e ingresó dos días después en la cárcel con los brazos rotos y cargado de drogas. Los homicidios se han cuadruplicado en el mayor estado de México tras la aplicación del operativo militar Chihuahua.

Al este, fueron centenares de campesinos los que cortaron durante más de tres horas todos los pasos fronterizos entre Tamaulipas y Tejas. Y en Veracruz, grupos de comerciantes ambulantes tomaron las casetas de peaje y bloquearon cinco tramos de las autopistas que cruzan el estado. En el puerto, unas 200 personas se manifestaron con una gran pancarta: Presidente: los delitos no pueden combatirse con otros delitos.

La jornada dejó otros 25 muertos, entre ellos los jefes de la policía de Ciudad Juárez y del estado de Tabasco, ejecutados en la calle, así como un civil y seis sicarios que murieron en una auténtica batalla de tres horas en Reynosa, en la frontera de Tamaulipas. Y en defensa del presidente salió el ministro de Economía, Gerardo Ruiz, para decir que si Felipe Calderón no hubiera lanzado esta guerra contra el narcotráfico "el siguiente presidente de la República sería un narcotraficante" .


Por amenazas del crimen organizado

Renuncia jefe policial

Por Cecilia Barría
Corresponsal en México
BBC Mundo, 21/02/09

El jefe de la Policía de Ciudad Juárez, una de las zonas más violentas de México, renunció a su cargo este viernes luego de que el crimen organizado le advirtiera que si no dejaba su puesto asesinaría a un agente cada 48 horas.

Roberto Orduña informó sobre la dimisión a su cargo horas después de que un funcionario policial y el guardia de una prisión fueran asesinados.

"No permitiré que hombres que trabajan por defender a la ciudadanía continúen perdiendo sus vidas", dijo Orduña al hacer pública su decisión.

La municipalidad va a nombrar a un reemplazante interino en las próximas horas. Orduña, un ex militar, había asumido el año pasado el mando de la policía de Ciudad Juárez.

"Alerta roja"

La ciudad, una de las más afectadas por la narcoviolencia, fue testigo de la muerte de 1.600 personas en 2008, producto de la batalla entre carteles de la droga que se disputan el territorio y las rutas de distribución de sustancias ilícitas.

El gobierno de Felipe Calderón ha desplegado más de 40.000 efectivos militares en el país como parte de una estrategia para enfrentar al crimen organizado.

Sin embargo, los niveles de violencia siguen creciendo y algunos estimados señalan que en enero de este año las ejecuciones vinculadas al narcotráfico se duplicaron en comparación al año anterior.

Sólo en Ciudad Juárez fueron asesinados más de 50 agentes policiales en 2008. Esta semana, cinco policías fueron ejecutados antes de que el jefe de la institución anunciara su renuncia al cargo. En el último de los casos, los cuerpos de los agentes fueron encontrados con mensajes que hacían referencia a la promesa de matar al menos un policía cada 48 horas.

Ante esta situación, las autoridades locales habían ordenado el establecimiento del estado de "alerta roja", que implica la suspensión de patrullajes individuales para proteger la seguridad de los agentes policiales.