Perú

Alan García quiere vender el 60% de los bosques de la Amazonia a multinacionales

Caos y toque de queda en la Amazonía peruana
después de un baño de sangre

Policías queman cadáveres de indígenas: más de 50 aborígenes asesinados

Por Beatriz Jiménez
Corresponsal en Perú
El Mundo, 06/06/09

Video de la represión en Bagua

La selva peruana no duerme esta noche a pesar del toque de queda. Hoy ha vivido y vive una de las jornadas más sangrientas de su historia reciente después de que un violento desalojo de manifestantes en una carretera del departamento de Amazonas diera inicio ayer a una guerra sin tregua entre los indígenas awajún (los antiguos guerreros Jíbaros) y la policía peruana.

Desde hace más de 50 días, los pueblos indígenas peruanos han tomado carreteras, entre ellas la única vía de acceso a la selva desde la costa, hoy desbloqueada, para exigir al gobierno la derogatoria de un paquete de decretos legislativos que consideran lesivos a sus derechos ancestrales sobre las tierras que ocupan.

A pesar de transcurridas casi 24 horas del violento desalojo, todavía en la ciudad de Bagua, cercana al lugar donde se originó el conflicto, se escuchan ráfagas de balas esporádicas y el humo de los locales públicos quemados por los pobladores enardecidos no se ha disipado.

El doctor José Sequén Reyes, director del hospital de la ciudad, ha atendido hoy sin anestesiólogos traumatólogos ni medicinas suficientes a 58 personas, la mayoría indígenas heridos de bala. Mientras relata a elmundo.es que la pequeña ciudad vive una tensa calma, y que cada poco tiempo todavía se sobresalta por el sonido de los balazos, hace un llamado a la cordura en ambos bandos.

"Bagua ha estado sumida en el caos", describió el Dr. Sequén, quien viajó a la zona donde se produjo el desalojo, casualmente conocida como "La Curva del Diablo" para trasladar a los heridos. Durante gran parte de la mañana, asegura que la policía no permitía el paso de las ambulancias para la evacuación. Cuando fue permitido el paso a la comisión oficial, formada por los doctores y autoridades locales, los heridos estaban por todas partes. "Ha habido heridos de armas de fuego de ambos lados", confirma.

Las noticias del violento desalojo corrían en la selva igual de rápido que se extendía el conflicto, que se repetía en las ciudades cercanas de Jaén y Bagua Grande.

En total, según informa la Coordinadora Nacional de Radio, más de 170 heridos entre policías e indígenas permanecen en los hospitales de la zona, más del 50% de los cuales tienen heridas por arma de fuego.

Al menos 11 policías muertos y 29 indígenas

Aunque la Ministra de Interior, Mercedes Cabanillas, confirmó tras el fin de la jornada 11 policías muertos y 3 indígenas, las fotos difundidas por la Coordinadora de Derechos Humanos de Perú denuncia un baño de sangre. Muestran cuerpos torturados, desnudos, heridos de bala y quemados.

El colegio médico de Chachapoyas, capital de la región de Amazonas, reconoce 29 indígenas muertos por heridas de bala mientas que la Asociación Interétnica de la Selva Peruana, la organización indígena que ha liderado desde hace casi dos meses un paro amazónico en defensa de los territorios ancestrales de 1200 comunidades amazónicas, afirma que los nativos muertos superarían el medio centenar.

Pero la pregunta todavía sin respuesta frente a estas cifras preliminares es dónde están los cadáveres. Mientras los restos de 9 de los policías muertos ya han llegado a Lima, en los hospitales de la zona sólo se registran 3 indígenas fallecidos.

Al respecto, el dirigente amazónico Zebelio Kayap, desde la zona del conflicto denuncia que los cuerpos de los fallecidos están siendo "desaparecidos" por efectivos policiales de la Dirección de Operaciones Especiales. También que la policía impide el paso de la ciudadanía para recoger los heridos y trasladarlos a las ciudades cercanas y que tampoco deja recoger los cadáveres desperdigados.

En conversación con la Coordinadora Nacional de Radio, Kayap pidió la intervención de organismos internacionales de Derechos Humanos para evitar que continúe la masacre.

Al respecto, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos ha publicado estas denuncias de brutalidad policial en su blog y confirmó que han recibido denuncias extraoficiales sobre la posible quema de cadáveres por parte de efectivos policiales.

Por ello, la Coordinadora solicitó a la Fiscal de la Nacional la investigación de estos posibles actos contra los derechos fundamentales.

La Ministra de Interior negó estas denuncias y consideró que se trata tan sólo de especulaciones y versiones interesadas para encubrir la masacre policial. Por su parte, el Primer Ministro, Yehude Simon, aseguró que el gobierno actuó de forma democrática y en el marco de la Constitución para poner orden en el país, frente al paro amazónico convocado "por un sector de comunidades amazónicas".

38 policías secuestrados

Mientras en la ciudad de Bagua sus habitantes incendiaban locales públicos, 2000 indígenas de la localidad de Imaza, ya en declaratoria de guerra, secuestraron en la tarde (madrugada española) a 38 policías y un ingeniero en la estación petrolífera estatal de Petroperú, cercana a la ciudad de Bagua.

Un poblador de la zona llamó a la emisora local RPP para amenazar que si la ministra de Interior, Mercedes Cabanillas, no ordena el retiro de las Fuezas Armadas de la ciudad de Imaza, procederán a ejecutar a los rehenes.

Frente a esta situación completamente caótica en la selva, la oposición política pide la cabeza del Primer Ministro, Yehude Simon, a cuyo cargo han estado las negociaciones para acabar con el paro amazónico que desde hace dos meses llevan a cabo los pueblos indígenas, y de la Ministra de Interior, Mercedes Cabanillas, por haber ordenado el desalojo por la fuerza de la carretera Fernando Belaunde Terry, lo que motivó el estallido del polvorín en la región.

La lucha de 1200 comunidades de la selva peruana, que superan las 200.000 personas, se inició el pasado 9 de abril en señal de protesta por la promulgación de una serie de decretos legislativos que consideran que atentan contra sus derechos ancestrales sobre el territorio que habitan.

Dos de estos decretos han sido considerados inconstitucionales por la Comisión de Constitución del Congreso peruano y han motivado una carta de preocupación de Naciones Unidas dirigida al gobierno peruano, ya que vulneran el derecho a la consulta previa de los pueblos indígenas antes de la promulgación de una ley que les afecta, tal y como reconoce el Convenio Internacional 169 de la OIT firmado por Perú.

Sin embargo, ni el Ejecutivo ni el Congreso de la República ha aceptado la derogatoria de estas normas legales gracias a las cuales un 60% de los bosques primarios de la amazonía peruana podrían ser vendidos a multinacionales para la extracción de hidrocarburos o para el cultivo de biocombustibles.

Asilo político

"El gobierno podría haber roto los decretos legislativos igual que yo rompo este papel", afirmó este viernes el presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana, Alberto Pizango, representante electo de las comunidades indígenas para negociar con el gobierno. "Las vidas humanas ya no son solucionables", afirmaba visiblemente afectado en una rueda de prensa tras denunciar que la policía había disparado a sus "hermanos indígenas" como a animales.

Alberto Pizango y el resto de líderes amazónicos enfrentan desde hace dos semanas acusaciones fiscales por insurgencia y motín, lo que ha motivado que Aidesep anuncie que pedirá asilo político para sus dirigentes en Bolivia, Ecuador o Venezuela.

Según informa la agencia de noticias oficial, esta noche la Presidencia del Consejo de Ministros ha pedido a la Fiscalía que tramite inmediatamente una orden de detención preliminar contra Pizango, actualmente en paradero desconocido.


Culpan a Alan García del genocidio amazónico de Bagua

El Mundo, México, 06/06/09

Lima.– Sindicado como “el máximo responsable” del conflicto y de su sangriento resultado por varios analistas, García aseguró ayer que “llegó el momento de abrir las carreteras y abrir los ríos y asumir las responsabilidades”.

La protesta indígena arrancó en 2008, cuando después de 30 días de bloqueos que habían obligado al gobierno a derogar dos decretos sancionados, con la anuencia del Congreso, en el marco de una serie de leyes vinculadas al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. La intención del jefe de Estado era la de lotear parte de las 200 mil hectáreas en poder de las comunidades indígenas para “el desarrollo petrolífero, maderero y minero”.

Tras fracasar las negociaciones el lunes, Alberto Pizango, líder Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), dijo ayer a corresponsales extranjeros, que “el gobierno cometió un genocidio porque la protesta era pacífica, contra una medida que es anticonstitucional”, cuando debió interrumpir su testimonio porque había llegado una orden de detención en su contra.

“El líder de los indígenas entró en el terreno delincuencial”, había dicho el presidente en la mañana. Anoche, después de declarar al Amazonas Zona de Emergencia, la ministra Mercedes Cabanillas había ordenado militarizar la zona, mientras los enfrentamientos se sucedían sin descanso.

Dick Smith director de la ONG, Instituto del Bien Común, aseguró a este diario que una comisión de organismos de derechos humanos, la defensoría del Pueblo y del sector privado se disponía anoche a viajar a la zona, “para tratar de mediar y frenar los ataques porque la situación tiende a empeorar”. En tanto la Conferencia Episcopal y la Confederación Empresaria del Perú (CONFIEP), llamaron “a salvaguardar la paz y el orden”.

Decretos neoliberales

“Tal vez habría que buscar en este sorprendente afán neoliberal del presidente Alan García, para comenzar a encontrar las razones de este baño de sangre”. A esa conclusión arribaba anoche el responsable de una ONG que días pasados estuvo en Bagua con los líderes indígenas, decididos a no “dar ni un paso atrás” hasta que se deroguen los decretos por los cuales el gobierno pretende repartir territorios protegidos del Amazonas, que por derecho constitucional pertenecen a las comunidades indígenas.

Lo extraño es que el año pasado, esta segunda versión de Alan García ya había sufrido un duro golpe político cuando 32 días de huelga indígena en la región, lo obligaron a derogar dos de los cuestionados decretos.

“Aquel fue un duro golpe para el gobierno”, recuerda Dick Smith, del Instituto del Bien Común. Al parecer no alcanzó para que el gobierno vuelva a la carga y sufriera “la peor semana de García” de la que es ya su segunda y neoliberal gestión, según el analista Fernando Tuesta.

Con los cadáveres aún calientes y esparcidos ayer en carreteras y hospitales amazónicos, García volvió sobre su tesis del “desarrollo” y de “los intereses internacionales detrás de los indígenas”. Justo cuando su gobierno aparece enfrentado con el de Bolivia. “Aquí no tenemos apoyo ni de ecuatorianos ni de bolivianos. Lo desmiento categóricamente. Estamos defendiendo nuestras tierras y nuestras tierras están en Perú”, bramaba Walter Kategari, quien tomó el liderazgo luego que se emitiera la orden de detención contra Pizango.


Tras masacre de indígenas ordenada por Alan García, 38 policías capturados podrían ser ejecutados hoy

Grupos indígenas los mantienen como rehenes

Por Terry Wade,
editado en español por Marion Giraldo
Reuters, 06/06/07

Lima.– Cientos de manifestantes indígenas mantenían como rehenes el sábado a 38 policías en la Amazonía peruana, luego de que enfrentamientos entre efectivos de la fuerza y nativos causaran la muerte de 33 personas, en los peores incidentes de violencia del Gobierno de Alan García.

Los manifestantes también amenazaban con incendiar la estación petrolera de la estatal Petroperú, a menos que el Gobierno ordene a la policía que detenga sus operativos para despejar semanas de bloqueos a carreteras y ríos que han afectado los suministros de alimentos y combustibles.

Los grupos indígenas, ante el temor de perder el control sobre los recursos naturales, han protestado desde abril para obligar al Congreso a derogar varias leyes aprobadas por el Gobierno el año pasado, dirigidas a incentivar la inversión privada en zonas ricas en petróleo y gas.

La violencia se inició el viernes cuando la policía intentaba dispersar un bloqueo en el estrecho camino llamado "Curva del Diablo" de la localidad de Bagua Grande, en la región del Amazonas, unos 1.400 kilómetros al norte de Lima.

Los líderes indígenas afirmaron que al menos 22 manifestantes han muerto. El Gobierno reportó el fallecimiento de tres manifestantes y 11 oficiales de la policía. Al menos 100 personas resultaron heridas y parecía que los choques continuarían.

"Tienen que saber (todos los peruanos) que en este momento tenemos 38 policías rehenes", dijo el primer ministro Yehude Simon en una conferencia de prensa el viernes por la noche.

Simon instó a la calma, pero defendió el uso de la fuerza por parte del Gobierno.

Division social

La violencia, que provocó llamados a la renuncia de Simon y del ministro del Interior, destacó las profundas divisiones sociales en Perú entre la elite adinerada de Lima y los grupos indígenas pobres que viven en las zonas rurales. También expuso la falta de control del Gobierno central sobre las regiones más remotas del país.

El viernes por la noche en un incidente por separado, el Ejército dijo que un soldado murió y cuatro resultaron heridos cuando remanentes del grupo guerrillero Sendero Luminoso pusieron explosivos en uno de los helicópteros situados en las zonas de los valles de Apurímac y Ene, al este de Lima.

El grupo ha llevado adelante una campaña de insurgencia contra el Gobierno de Perú, pero se involucró en el narcotráfico luego de que sus líderes fueran capturados en la década de 1990.

García, cuyos índices de aprobación llegan al 30 por ciento, no posee apoyo masivo en las áreas rurales, especialmente en el Amazonas.

Sus críticos sostienen que no ha hecho lo suficiente por aliviar los niveles de pobreza, que se empinan hasta el 36 por ciento, y que el boom económico que disfrutó Perú antes de la recesión mundial no produjo cambios en la situación de los grupos con menores recursos.

También señalan que sus políticas favorecen al libre mercado y a la inversión extranjera, beneficiando mayormente a las elites de las grandes ciudades.

Algunas de las controvertidas leyes que han irritado a los grupos de nativos fueron aprobadas el año pasado por García mientras intentaba cumplir con el marco regulatorio de un tratado de libre comercio con Estados Unidos.

Luego de los mortales enfrentamientos del viernes, miembros del Gabinete de García acusaron a los manifestantes de ser inflexibles y de rehusarse a negociar. También advirtieron que impondrían toques de queda.

Los líderes indígenas expresaron su enojo y dijeron que los aliados de García actuaron de mala fe cuando el jueves bloquearon una moción en el Congreso para abrir un debate sobre una ley que los nativos desean derogar.

"Yo quiero responsabilizar al Gobierno del presidente Alan García por ordenar el genocidio", expresó el líder indígena Alberto Pizango a periodistas en Lima.