Ecuador

La represión a indígenas amazónicos dejó el saldo de un muerto y varios heridos

Momentos conflictivos

Por Eduardo Tamayo G.
ALAI, América Latina en Movimiento, 01/10/09

Momentos conflictivos está viviendo el Ecuador a raíz de la represión a indígenas amazónicos que dejó el saldo de un muerto y varios heridos. El gobierno señala que quienes dispararon son grupos violentos que hirieron a policías e indígenas. Las organizaciones indígenas amazónicas señalan, por su lado, que continuarán con las movilizaciones y piden que el Presidente Correa vaya a Unión Base (cerca de la ciudad de Puyo) para terminar la movilización.

En los últimos días, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) convocó a movilizaciones que giraron en torno a la Ley de Recursos Hídricos que se tramita en la Asamblea Nacional. Los indígenas temen que el proyecto del Ejecutivo, pese a que dice que no se privatizará el agua como manda la Constitución, deje algunas ventanas abiertas para que el agua sea entregada para el uso de la actividad minera a la que el gobierno de Rafael Correa le ha dado alta prioridad.

Las reivindicaciones de las organizaciones indígenas de la Amazonía, agrupadas en la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE), va a mas allá del tema de la Ley de Recursos Hídricos e incluye un pliego de 8 puntos en el que piden un régimen autonómico especial para la Amazonía, no más explotación petrolera y minera en territorios amazónicos, derogatoria de los decretos 1585 que elimina la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe (DINEIB) y el decreto 1780 que entrega poderes en los campos de la educación y la comunicación a las iglesias católicas en territorios indígenas, entre otros.

Hace más de una semana, el buró de Alianza País (partido en el gobierno) resolvió priorizar el diálogo con el movimiento indígena pero en la práctica no ha existido la voluntad política para llevarlo a cabo. El Presidente Correa utilizó un lenguaje insultante y minimizó al movimiento indígena, lo que ciertamente no solo echó más leña al fuego, sino que tocó fibras íntimas de los y las indígenas que toda la vida, en esta sociedad occidentalizada y excluyente, han recibido un trato racista y despectivo.

El gobierno puso como condición para el diálogo que los indígenas levanten las medidas de hecho que se iniciaron en la madrigada del 28 de septiembre con el corte de carreteras tanto en la Sierra como en la Amazonía. La dirigencia de la CONAIE resolvió levantar la medida de hecho y concurrir al diálogo, porque ya no había mucho sentido mantenerla una vez que la Asamblea Nacional aplazó hasta febrero del próximo año el tratamiento de la Ley de Recursos Hídricos y otras leyes. Sin embargo, la dirigencia de la CONFENIAE se negó a levantar el corte de carreteras pidiendo que el Presidente Correa concurra a la Amazonía para dialogar. Esto evidenció una fisura en el seno del movimiento indígena.

Como respuesta, el gobierno, a través del Ministro Coordinador de Seguridad Externa e Interna, Miguel Carvajal, condicionó la iniciación del diálogo a que la CONAIE suspenda todas las medidas de hecho (incluidas las de la Amazonía), al mismo tiempo que el Presidente Correa recibía en palacio a un sector del movimiento social (Federación Ecuatoriana de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras, Coordinadora Nacional Campesina) que se ha mantenido cercano al gobierno, en tanto que su movimiento político (Alianza País) prepara para el 3 de octubre una concentración de respaldo al Presidente que se cumplirá en Quito.

Mientras ECUARUNARI, la federación más fuerte de la CONAIE, se reunía en la tarde del 30 de septiembre para debatir el diálogo con Correa, llegó la noticia de que el profesor shuar Basco Visún habían muerto y decenas de indígenas habían sido heridos en el puente del río Upano durante un enfrentamiento con la policía. Los indígenas hablan de dos muertos más, dato que todavía no ha sido confirmado.

Estos hechos caldearon los ánimos: la dirigencia de la CONAIE decidió retomar las movilizaciones, mientras el Presidente Correa, visiblemente conmovido, en la noche del 30 de septiembre, lamentó la pérdida de esta vida y llamó al diálogo.

Estos hechos se producen cuando hay otros focos sociales encendidos: un paro de los profesores de la educación pública agrupados en al Unión Nacional de Educadores (donde el izquierdista Movimiento Popular Democrático tiene una gran influencia) que se cumple parcialmente y los sindicatos, aunque han perdido fuerza, se movilizan reclamando por la vigencia de la contratación en el sector público y otras demandas.

El Ministro Miguel Carvajal, en declaraciones al periódico electrónico Ecuador Inmediato.com, dijo, este primero de octubre, que la policía no ha respondido con armas de fuego y que la muerte del profesor shuar es producto de grupos violentos que también atacaron a miembros de la Policía Nacional.

La situación tiende a radicalizarse. La CONFENIAE en un comunicado señaló que para que termine el levantamiento, “el presidente Correa tendrá que llegar personalmente a nuestra sede en Unión Base, provincia de Pastaza, así como llegó en la época de campaña y prometió apoyarnos, ayudarnos y protegernos”. Por su parte, el Presidente Correa llamó a que se respete su investidura de Presidente de la República y que los recibirá en el Palacio Presidencial.

La derecha y el aparato mediático –opositores al gobierno– están de plácemes viendo como se enfrentan y destrozan fuerzas que –se supone– están en el mismo andarivel progresista. La asambleísta Cinthya Viteri, de Madera de Guerrero –Partido Social Cristiano, pidió la destitución del Ministro de Gobierno, Gustavo Jalkn y del comandante general de la Policía, Fredy Martínez por su responsabilidad en los sucesos. Señaló que se trata de un crimen de Estado, aunque algunos periodistas le restaron autoridad moral para hablar de estos temas porque en el gobierno socialcristiano (1984–1988) se produjeron 126 homicidios a manos de la fuerza pública.

Los ánimos están caldeados. Urge una revisión de las políticas y las conductas tanto del Ejecutivo como de ciertos sectores del movimiento indígena. El Gobierno debe deponer su actitud de menosprecio a los indígenas, valorándolos como ellos se autodefinen: como pueblos y nacionalidades; debe estar dispuesto a conversar sobre las reales causas que motivan el descontento indígena y que tienen que ver sobre todo con la aplicación del modelo extractivista; debe desmilitarizar la Amazonía.

Por su lado, sectores de la dirigencia indígena no pueden mirar en blanco y negro la situación del país: hay que tener la amplitud de miras para reconocer las cosas positivas del régimen como son el retiro de los norteamericanos de la base de Manta, el incremento de la inversión social y la política internacional independiente, así como delimitar campos con la derecha y el Partido Sociedad Patriótica, dirigido por el coronel (r) Lucio Gutiérrez, que está pescando a río revuelto en esta conflictiva coyuntura. El diálogo es urgente y necesario, así como una investigación independiente que permita esclarecer la muerte de Basco Visún y sancionar a los responsables.