Terremoto en Chile

A un mes del terremoto, aumentan las disputas por arriba sobre la reconstrucción y
crecen las necesidades sociales por abajo

Las peleas por arriba, la crisis por abajo

Por Nicolás Mestre
Corresponsal en Chile de Socialismo o Barbarie, 03/04/10

El terremoto del 27 de febrero pasado abrió una nueva coyuntura social y política en Chile. La tan mentada estrategia de “unidad nacional” de la derecha se hacía carne: gobierno, oposición, patronal y burocracia sindical, sellaron pactos y acuerdos vía “diálogo social”, no sin disputas y rencillas menores, en todo caso fueron más para la cámara que en serio. Eso por arriba.

Por abajo, el terremoto generó la excusa para que la patronal en complicidad con el gobierno y la CUT, produjera una masiva ola de despidos. Se estima que cerca de 15.000 trabajadores han sido despedidos, y alrededor de 60.000 se encuentran en riesgo. La patronal ha utilizado el artículo 159 número 6 del código del trabajo que faculta a las empresas a despedir por “razones de fuerza mayor”, sin indemnización por años de trabajo.

La responsabilidad de esta grave situación social que afecta a las masas trabajadoras no se encuentra en las placas tectónicas del planeta sino en la “unidad” social y política del gobierno, la patronal y la burocracia sindical. Esta triple alianza forjada al calor del “diálogo social” lo que busca es quitarle el apoyo a cualquier esfuerzo de organización social y política de los trabajadores y los sectores populares, para de este modo cimentar el camino que permita reconstruir las ganancias de los grandes monopolios en Chile.

¿Quién paga el pato del “plan de reconstrucción”?

En estos días la disputa de la clase burguesa, su gobierno y su oposición patronal (la Concertación) ha girado en torno a dos cuestiones: ¿cómo se financia la reconstrucción? y ¿cómo se reconstruye? El monto total estimado de la reconstrucción es de 30.000 millones de dólares, y el Estado tiene caja para un tercio del total. Entonces la pregunta es ¿de dónde sacamos los dos tercios restantes?

La premisa del plan de reconstrucción es: los capitalistas tenemos que conservar nuestras ganancias, el gobierno se las tiene que arreglar como puede, y que la clase obrera y popular pague el costo en el corto, mediano y largo plazo.

La patronal nucleada en la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) ya advirtió al gobierno que no quieren ser ellos quienes paguen la reconstrucción vía un impuesto específico. Ante esta situación el gobierno ha puesto el grito en el cielo con su “economía de guerra”, esto es “austeridad (fiscal) hasta que duela”. La oposición patronal en cambio ha planteado endeudarse con las pirañas financieras internacionales del FMI, BM, u otra entidad. En síntesis, conservar las ganancias al costo social y político que sea: ajuste fiscal, deuda externa, crisis social…

En definitiva, por arriba quieren que la clase trabajadora y los sectores populares paguen los costos del plan de reconstrucción. Es la “economía de guerra” entre capital y trabajo…

El plan para reconstruir las ganancias del capital: subempleo y precarización

Luego de la brutal ofensiva militar de la clase dominante para mantener el “orden, el control y la seguridad” de una sociedad desigual y opresiva, el gobierno ha decidido destinar al ejército a labores de reconstrucción, es el llamado Cuerpo Militar de Trabajo (CMT). Este CMT se fusionará con otro ejército, el ejército de reserva del capitalismo (ERC), la masa desempleada o subempleada que la economía capitalista requiere en su modus operandi para extorsionar a los trabajadores con bajos salarios y precarias condiciones laborales.

Mientras el gobierno destina miles de millones a los monopolios de la reconstrucción como Sodimac, Easy, Construmart, y un monto no menor (suplementario) a las pymes de la región del Bio Bio, se extiende una masiva ola de despidos mediante la cual las patronales del sector y el CMT pretende subemplear por el salario mínimo en condiciones de precarización a un sector importante de trabajadores sobre cuyos hombros recaerá en definitiva la tarea de la reconstrucción nacional.

Sin embargo por abajo se están gestando experiencias de organización obrera independientes para enfrentar los despidos, como es la Agrupación de Sindicatos por la Reconstrucción de Talcahuano que han realizado marchas al frente de la intendencia de concepción en contra de los despidos.

La burocracia sindical de la CUT y su “dialogo social” por arriba para quitarle el piso a
las luchas por abajo

El mayor problema de la recomposición del movimiento obrero chileno de las últimas décadas es la burocracia sindical de la Central Unitaria de Trabajadores y la dirección “socialista-liberal” de Arturo Martínez, antes unida a los gobiernos de la Concertación, hoy, posando de combativa, aliada de la burguesía nacional y su gobierno.

Ante la catástrofe social de cientos de miles de familias damnificadas, de miles de trabajadores despedidos, la CUT ha sellado un pacto con la CPC [Confederación de la Producción y del Comercio, central patronal] y el gobierno a espaldas de los trabajadores. Este “gran triunfo” de la CUT que busca supuestamente “preservar el empleo” en las regiones afectadas, es en realidad un gran engaño a las masas trabajadoras, es la bancarrota de una central sindical inoperante para la lucha de los trabajadores, incapaz de convocar a un paro nacional para impedir los despidos. Se pierde entonces en argucias legales para eliminar el artículo 159, se sienta en las cómodas oficinas del gobierno de derecha con la dirección del trabajo (DT) para llegar a acuerdos espurios y contrarios a los intereses de la clase obrera chilena.

Las disputas y acuerdos por arriba, las experiencias de organización por abajo: hay que pelear por
una recomposición del movimiento obrero chileno, independiente de la patronal, el gobierno y
la burocracia sindical

Esta nueva coyuntura social y política abierta por el terremoto del 27-F está lejos de terminarse. Ha quedado al desnudo la enorme desigualdad de la sociedad chilena, la función de las fuerzas armadas al servicio de la propiedad privada, y la inoperancia de un gobierno y una oposición patronal que defienden los intereses del capital para levantar un plan de reconstrucción serio que permita dar una solución definitiva al conjunto de la población.

Por eso es necesario construir una alternativa política al gobierno de derecha, la oposición patronal (la concertación), y la burocracia sindical, un partido político de las trabajadoras y los trabajadores que luche por la recomposición de un movimiento obrero chileno independiente y anti-burocrático.

• ¡Que la crisis la paguen los capitalistas!

• ¡Paro nacional para frenar la ola de despidos!

• ¡A formar comisiones de solidaridad y lucha en fábricas, universidades y escuelas!

• ¡Basta de trabajo precario y salarios miserables en los planes de reconstrucción! ¡Salario mínimo igual al valor de la canasta familiar, reajustable de acuerdo a la inflación!