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El pase al Estado del sistema jubilatorio

Control en manos de los trabajadores

Por Ana Vázquez
Socialismo o Barbarie, periódico, 06/11/08

Mientras el nuevo frente patronal AFJPs-campo se prepara para su convocatoria del miércoles frente al Congreso, muchos trabajadores se preguntan cuál es el mejor sistema para cuidar sus aportes y tener una jubilación digna en su momento. Han llovido todo tipo de argumentos contra el proyecto K con los que la prensa ha dedicado editoriales, primeras planas, encuestas y cálculos matemáticos que han confundido a más de uno.

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Uno de los más agitados ha sido el del saqueo que significa esta medida. Partamos de la base que la jubilación es un salario diferido de todo trabajador en actividad, que lo paga durante toda su vida laboral. Fue una conquista legítima del movimiento obrero. Controlado por el estado patronal, éste garantizó durante años una prestación mínima (y miserable, en general). El control de la caja de millones de trabajadores en manos de sucesivos gobiernos no significó ni transparencia ni mucho menos una jubilación equitativa.

Ninguna confianza en estos “defensores del sistema público”

Según información de la publicación OPI de Santa Cruz del 28/10, Sergio Massa escribió un libro sobre las bondades de la libre opción jubilatoria: “Lo escribió cuando era titular del ANSeS. Hablaba de las virtudes de un sistema que permite que ‘cada uno elija hacia donde dirigir sus aportes’ y afirmaba que el Estado ‘consiste fundamentalmente en el reconocimiento de esa libertad’. (...) Se llamaba ‘De la exclusión a la inclusión social’ y hablaba de las bondades de un sistema provisional que permite que ‘cada uno elija hacia donde dirigir sus aportes’.”

Pero la llegada de las AFJPs en 1994, de la mano de la onda privatizadora neoliberal de los 90 (producto de la derrota del movimiento obrero), introdujo un verdadero saqueo y confiscación de los fondos de millones de jubilados. Pasaron de ser controlados por el Estado a manos de empresas privadas que garantizaban la jubilación en base a su rentabilidad, y si les iba mal... dejaban a los jubilados sin ninguna cobertura. Como ha sucedido en países como Chile.

Y detrás de la libre opción jubilatoria estaba la libertad de mercado de las empresas que, especulando con el malestar hacia el sistema estatal, competían para atraer ese jugoso mercado de capitales que son los aportes de los trabajadores. Negocio redondo para patronales de bancos nacionales y extranjeros, que durante estos 14 años pusieron los fondos en la timba financiera, dejando para los jubilados una miseria que, en el 77% de los ya jubilados por ese sistema, requiere de un complemento estatal para llegar a la jubilación mínima.

Además, aquellos trabajadores que no pudieron tomar la decisión en la fecha establecida para la opción por estar trabajando en negro o desocupados, y aun un sector de aquéllos que se definieron en los papeles por la estatal, fueron traspasados en masa, sin ningún tipo de consulta, al sistema privado encontrándose con la sorpresa de que ¡sus aportes ahora iban a alguna AFJP!

Este sí fue un verdadero saqueo que perjudicó a millones de trabajadores. ¿Esta reestatización propuesta por los K lo para? En parte: le arrebata a un sector de la patronal este negocio a costa del esfuerzo del laburante (por eso trinan desde Zapatero hasta Lilita Carrió). Lo que no garantiza en absoluto es la utilización de esos fondos para beneficio exclusivo de mejorar la vida de trabajadores y jubilados.

Los defensores de las privatizadas no dicen nada que no sepamos sobre las necesidades de los K de aumentar las reservas y sobre las sucesivas malas administraciones de los fondos de la Anses, sobre la plata que va a ir a la campaña electoral, etc. Por eso esta reestatización, sin el control de los trabajadores, jubilados y activos, es insuficiente. Pero sí nos ubica mejor para la pelea contra el patrón-Estado para reclamar una jubilación acorde a la canasta familiar y exigir el control de las cuentas para que no se evaporen como por arte de magia y nos tiren migajas como las jubilaciones mínimas que no alcanzan ni el salario mínimo establecido.

¿La democracia en manos de quién?

Otro de los argumentos de los defensores AFJPs es que el gobierno utiliza los superpoderes para imponer esta medida. ¿Esto es un ataque de democracia o de amnesia? ¿Dónde estaban los que votaron la reforma constitucional del ’94? ¿Defendiendo a los obreros que estaban recibiendo palo y palo y quedándose sin laburo?

Nosotros peleamos por la democracia obrera y defendemos las libertades democráticas conquistadas porque significan una posibilidad mayor de poder debatir, organizarnos y pelear. Pero estos “opositores” ¿en nombre de qué sistema más democrático denuncian a los superpoderes K? Lo denuncian en defensa del mercado de capitales que generaron los buitres que defienden.

Se preparan con bombos y platillos para enfrentar el proyecto acompañados por sus amigos los ruralistas, en un frente patronal que tiene el principio de la defensa de los intereses del bolsillo de capitalistas que se oponen a los K, pero no por eso tienen una pizca de interés en defender a los trabajadores activos o pasivos.

Fondos bajo control de los trabajadores

Para poder defender el interés de los presentes y futuros jubilados debemos luchar para poner el control de los fondos, próximamente lo más probable en manos del Estado, en manos de los trabajadores. Son los que han demostrado, además, que son los únicos que pueden movilizarse por sus beneficios a futuro, como lo demostraron los trabajadores del Banco Provincia y los estatales cordobeses que salieron a pelear cuando metieron mano en sus beneficios previsionales.

Con esta perspectiva, depositando sólo confianza en los “superpoderes” de los trabajadores y el pueblo, apuntamos a doblegar a los empresarios de las AFJPs y su coro de “angelitos”.