Haciendo memoria

Sobre el carácter de la llamada “Revolución de Mayo" de 1810 en Argentina

Una discusión “bicentenaria”

Por Martiniano Rodríguez
Para Socialismo o Barbarie, 04/02/12

El debate en torno al carácter de los hechos ocurridos en la llamada “Semana de Mayo de 1810” revistió especial interés durante todo el año pasado –en medio de los “festejos del Bicentenario”–, y resultó ser una discusión de cierta importancia para la vida política de los últimos años en Argentina.

2010, Buenos Aires, festejos del Bicentenario - ¿Pero qué sucedió en 1810?

Introducción

Por un lado el 2010 fue el año del bicentenario, y el gobierno de Cristina Fernández se encargó de hacérselo saber al mundo. Durante ese año toda obra que se terminaba y se inauguraba era la obra del bicentenario y llevaba su nombre, torneos deportivos, material didáctico, libros sobre la independencia, etc, todo remitía a los 200 años de la llamada primera independencia, y con este discurso el gobierno logró recuperar cierta legitimidad.

Toda la propaganda del Estado y sus seguidores estuvo destinada a este debate y a mostrarse como la continuación de esos hechos, como la segunda y verdadera independencia. Y los intelectuales de todas las corrientes se sumaron a este debate.

Un año antes, durante el conflicto de los sectores del campo con el gobierno alrededor de las retenciones, algunas fuerzas políticas tomaron partido por uno u otro bando justificando sus posturas (desde el plano teórico) a través de una no conclusa revolución burguesa. Según estas fuerzas, de tendencia stalinistas principalmente, uno de los dos bandos representaba la posibilidad de concluir la revolución burguesa y abrir la puerta a una revolución socialista. Así un bando es el que representa a la burguesía nacional y el otro a los resabios feudales o por lo menos conservadores[1].

Los debates en torno así las “revoluciones” de principios del Siglo XIX (la de Haití ocurrida a fines del Siglo XVIII y que fue la primera de América Latina, no admite mucha discusión sobre su carácter) fueron o no burguesas no es nuevo, ha recorrido la historia de Latinoamérica durante todo el siglo XX, e incluso en Argentina la podemos encontrar en otros términos en la historiografía de Mitre y de Alberti a fines del siglo XIX.  Sea como fuere, los intelectuales de toda América y la clase política discutieron si el atraso de América correspondía a una falta de revolución burguesa, o por lo menos a que nunca se termino. Así muchos gobiernos dijeron que venían a terminar la revolución o declararon la segunda independencia. Hoy Cristina Fernandez, Evo Morales, Chavéz y todos los gobiernos progresistas de la región dicen venir a concluir la independencia, que por diversas razones nunca se concluyo. Este discurso, basado en esta teoría de las revoluciones americanas, les permitió cooptar a muchos sectores y grupos que creyeron encontrar en estos gobiernos burgueses a los capitalistas nacionales que vendrían a terminar la revolución, lograr la total independencia nacional y llevar a América a un desarrollo capitalista que permitiera la revolución socialista[2]. De esta manera la supuesta unidad de América a través de la UNASUR o la solidaridad existente entre estos gobiernos es la finalización de los intentos de unidad de los revolucionarios como Bolivar.

Frente a las teorías de la revolución inconclusa o primera revolución fracasada, se elevaron voces que proponían otras cosas. A mediados del siglo XX, Peña desde una posición trotkista planteó que en el Rio de la Plata solo hubo una revolución política.  Y por el otro lado, podemos encontrar posturas que dicen que si hubo una revolución burguesa, pero triunfante. Entre estos últimos podemos encontrar a Razón y Revolución.

La versión Nacional en sus dos variantes

La primer versión que sale a luz, es la realizada por Mitre sobre los hechos ocurridos en 1810. Según esta visión, retomada en los manuales escolares y divulgada masivamente en las escuelas, los sucesos son obra de la decisión de grandes personajes (los conocidos padres o héroes de la patria) que buscaban formar una nación. Esta explicación de lo ocurrido se basa en la supuesta existencia de una nacionalidad que buscaba manifestarse de cualquier forma, una especie de espíritu argentino existente en aquellos años. Se suele encontrar en los que están de acuerdo con esta visión posturas como que lo existente antes de 1810 era argentino, así se habla de los indios argentinos pre españoles. La nacionalidad argentina termina siendo una fuerza subjetiva que motivo la resistencia a los ingleses y la posterior revolución.

Manteniendo lo dicho por Mitre se caracteriza a la revolución como anti–española y separatista, un enfrentamiento entre argentinos y españoles para crear un nuevo país. Los posteriores revisionistas se limitaron a criticarle a los seguidores de Mitre la importancia y el carácter progresivo que le daban al sector que definitivamente impuso su sello a la revolución: el grupo de Saavedra. Es que Mitre, como buen conservador liberal de la época, veía en Saavedra el representante de esa argentinidad cuyo objetivo era el desarrollo del sector agropecuario y nada más. De esta forma la clase dominante de fines del Siglo XIX podía defender su modelo liberal agroexportador, nombrando como héroe de la revolución de 1810 a un líder que representó el ala conservadora de la revolución. En cambio los revisionistas de mediados del Siglo XX necesitaban un héroe que defienda la industria, que sea representante de una muy escaza burguesía nacional. Estas personas consideraban que los que realmente buscaban la independencia era el sector de Moreno, Castelli y Belgrano, el sector radical, los jacobinos del plata.

Las críticas a esta visión son muchas. Para empezar hay que localizar el surgimiento de esta teoría en la necesidad de dotar de un pasado al nuevo estado–nación que estaba formándose en estos territorios, por lo que su discurso es de un marcado nacionalismo que muchas veces desconoce los hechos reales. Incluso Mitre, durante sus investigaciones, oculto escritos de Moreno para que su política no pareciera tan radical. Su eje son las grandes obras de los grandes personajes, como si la revolución hubiera nacido de la sola idea e imaginación de los que integraron la Primera Junta. El famoso sentimiento de nacionalidad, el cual se remontaría a antes de la 1810, es muy difícil de sostener, no hay muchos argumentos o fuentes para sostener esto. Más allá de la resistencia a las invasiones inglesas (que puede haber otras respuestas), no hay en el Rio de la Plata mención a sentimientos de separación o de “amor” al territorio, es más muchos de los actuales territorios tenían más afinidad con los territorios del Perú que con los del Rio de la Plata.

En fin, la historia liberal mitrista es la historia de héroes que dieron rienda suelta a sus sentimientos de nación para crearla, e hicieron una revolución netamente separatista y anti–española, más bien separatista, pro–británica y libre cambista.

Partiendo de estas críticas, surge una revisión nacional pero popular de los hechos de la “semana de Mayo”, de entre ellos hoy el mayor exponente de esta posición es Norberto Galasso. Para ellos no puede ser anti–española si tenemos en cuenta que durante muchos años se siguió jurando por el Rey de España (la llamada “mascara de Fernando”, invento de los liberales que opinaban que era un falso juramento para evitar que los atacaran los españoles por separatistas), pero en ningún momento de la historia mundial los que encabezaban una revolución ocultaron sus verdaderos objetivos disidiendo exactamente lo contrario. Es imposible hacer una revolución diciendo que no la estás haciendo. Con la visión mitrista tampoco se puede explicar por que San Martín se une a una revolución contra España siendo que él se crió en España, se alistó en el ejército español y participó en batallas exponiendo su vida por estaereino. Pero principalmente es difícil de explicar que hacían dos españoles en la Primera Junta.

Para Galasso la revolución enfrentó dos ideas, no dos naciones, y que además era un movimiento mundial. Era el enfrentamiento del  liberalismo democrático contra el absolutismo autócrata. Entonces los orígenes de la revolución en el Rio de la Plata, y en toda América, hay que buscarlos en la Revolución liberal española de 1808, cuando los españoles en medio de la guerra contra el invasor francés impuso una república. Pero para Galasso el liberalismo europeo no era el mismo que se desarrollaba en estas tierras, el liberalismo de la Revolución Francesa o Española era democrático, su objetivo era la libertad den todos los campos: libre cambio, libre circulación de los bienes, libertad de expresión, derechos humanos, república, etc. En cambio en América, ante la falta de una burguesía local fuerte y con intereses nacionales, el liberalismo era solo económico, no era ni republicano ni separatista, eran conservadores en lo social y político. Por eso la independencia no fue el principal reclamo al comienzo, se esperaba que el rey de España (sea Fernando VII que estaba preso por los franceses y se decía liberal u otro) de a todos los territorios del Imperio Español las libertades económicas que pedían, pero cuando Fernando VII es liberado y se mostró más bien absolutista e intransigente, los revolucionarios debieron plantear la independencia total de España para alcanzar sus objetivos.

Además Galasso reclama el lugar que se merecen los sectores populares, que según él fueron borrados de la historia por Mitre y sus seguidores para no mostrar el mal ejemplo del poder de las masas movilizadas. Estos sectores debieron existir, ningún cambio por más pequeño que sea se puede hacer con 10 personas. Se menciona a French, Berutti y su grupo de choque, también se puede incluir a algunos sectores de las milicias formadas durante las invasiones inglesas. Pero la participación, su rol dentro de la revolución y su cantidad son discutibles (como veremos más adelante).

Entonces esta revolución es liberal y un poco democrática, encabezada por la pequeña burguesía (abogados) y la poca burguesía existente (comerciantes ligados al comercio inglés) llevaron adelante primero una rebelión contra el asfixiante absolutismo que ante los oídos sordos del rey de España se transformó en una revolución por la independencia que dio origen a un país ligado fuertemente a las potencias del momento, resultado: una falta casi completa de independencia nacional (que el peronismo está tratando de conseguir desde 1945).

Esta visión de la revolución se queda en el plano de las ideas, no hay una explicación de la falta de burguesía nacional ni de por que no fue democrática a pesar de haber grupos radicales y las masas movilizadas implicadas en el proceso (lo cual lleva a la pregunta de que recibieron estas masas tan comprometidas que pusieron el cuerpo a la revolución). Incluso esta cuestión de la “masas” es discutible, según cálculos estimativos no habría más de 1000 personas dentro y fuera del cabildo, de una población de 44000 habitantes que tenía Buenos Aires y sin mencionar que de esos mil no todos estaban a favor de los revolucionarios, es difícil de hablar de “las masas”, además casi no había sectores de las clases oprimidas según las pocas fuentes.

La versión de la Revolución Social

Durante mediados del Siglo XX se dio el debate del carácter de la revolución de Mayo, y el marxismo nacionalista encontró en Abelardo Ramos su mayor exponente. El defendía el carácter de revolución social, el enfrentamiento en esos días de un sector feudal con la burguesía argentina.

Hoy en día, esta postura es retomada por algunos sectores del Trotkismo argentino[3]. El grupo de Razón y Revolución editó en el año del bicentenario tres libros para discutir con las demás posiciones[4], desde la visión de que la revolución de Mayo fue una revolución social, al estilo de lo ocurrido en 1789 en Francia.

Para Harari y su grupo la revolución enfrentó a la burguesía (los hacendados) contra los feudales (los comerciantes monopolistas). Ya con las invasiones inglesas se había roto en el Rio de la Plata el monopolio del poder de los feudales, pero sin que la burguesía pudiera capitalizar esto. Ambos intentaron imponer su monopolio sobre el Estado, con levantamientos armados, pero existía una especie de empate entre ambas fuerzas sociales. Este empate se rompería el 25 de Mayo de 1810 cuando la burguesía junto a las masas logran tomar el poder y abrir la fase capitalista en estos territorios. Esta revolución fue preparada por el partido burgués, que según Harari se puede ver en las milicias “burguesas” formadas para defender a Buenos aires de los ingleses y que luego se dotarían de un programa político burgués.

Esto último, el desarrollo del capitalismo, se podría apreciar a largo plazo, y es lo que marca que fue una revolución capitalista. Para Razón y Revolución, la burguesía cambio todas las relaciones de la sociedad: hay crecimiento económico a largo plazo con mano de obra asalariada, crece la población (a largo plazo), se va formando una república (a largo plazo), etc.

Esta teoría tiene algunos problemas en su argumentación y son más que nada los tiempos que llevaron las conquistas democráticas de esta revolución. Recordemos que la república tardo en llegar unos 50 o 70 años, lo mismo que la unidad de lo que después se llamó Argentina. Decir que las conquistas democráticas, o sea la formación de una república más de medio siglo después de la revolución, fue obra de los hechos ocurridos en 1810 es demasiado. No hubo conquistas democráticas, más allá de una mayor libertad para los esclavos, el pueblo no se beneficio con el voto o derechos.

Ese largo plazo del que habla Harari es demasiado extenso para atribuírselo exclusivamente a la revolución, aparte para el crecimiento económico, por ejemplo incorporación de nuevas tierras productivas o el crecimiento de la población, no es necesaria una revolución. La población creció significativamente pero luego de varias décadas, las relaciones asalariadas clásicas organizadas en un mercado de trabajo también tardaron en ser dominantes, y no hablemos de lo que tardaron las conquistas de muchos de los derechos burgueses. Como resalta León Pomer, por dar un ejemplo, hubo muchas continuidades luego de la “revolución” de leyes de la época, como la papeleta de conchavo con la cual debían circular todos los peones y jornaleros, sino serían considerados vagos y puestos a trabajar a la fuerza. Esta ley fue ratificada muchas veces hasta la década de 1850[5]. La asamblea del Año XIII decretó la libertad de vientres, pero no la libertad de los esclavos existentes, sin mencionar que el nacido libre quedaba bajo tutela del amo de su madre hasta los 20 años.

Es verdad que Harari aclara que lo importante no son las conquistas democráticas, sino el desarrollo de las relaciones capitalistas.[6] Pero, como bien reconoce Peña, la principal relación de producción y explotación capitalista, el salario, existía antes de la revolución en forma bastardeada, aunque como reconoce Pomer, el mercado laboral asalariado tardo en desarrollarse. Ni siquiera fue obra de la “revolución”, la obligación de trabajar para lo “mal entretenidos” gauchos es anterior. Pero lo importante es que antes no existía en el Rio de la Plata otra forma de explotación. Acá no se desarrollo ningún feudo, ni se obligo a trabajar a los campesinos o gauchos en las tierras de otras personas con medidas políticas, a menos que creamos que la papeleta de conchavo sea una forma feudal de explotación. El salario sea en la forma que sea fue lo dominante en estas tierras, ya que la esclavitud no fue fundamental para la explotación de los recursos. Incluso las relaciones capitalistas las podemos ver antes de la “revolución” en las haciendas y plantaciones, donde la especulación comercial domina y la producción esta destinada al mercado mundial capitalista.[7]

El enfrentamiento entre las dos clases antagónicas, la burguesía contra los feudales, tiene una parte real y otro no tanto. La burguesía existía, como reconoce y desarrolla Harari había un sector ganadero que vivía de vender en el mercado mundial, eso es innegable. Pero decir que había feudalismo es demasiado. Como bien reconoce Peña, el feudalismo no pudo ser trasladado mecánicamente a América, y menos al Rio de la Plata. Para Harari y su grupo, ese feudalismo puede verse en el sector de los comerciantes que se enriquecían con el monopolio, una punción política sobre el comercio. 

El feudalismo estaría representado solo por los comerciantes monopolistas, ya que correctamente no se habla de señores feudales que realmente no existieron. El problema es que los comerciantes no todos eran exclusivamente monopolistas, muchos se dedicaban al contrabando también. Pero además creer que son una clase feudal es un problema, el feudalismo esta ligado a la explotación de la tierra con siervos no a la explotación de los privilegios comerciales que otorgaban las monarquías. Pero lo fundamental es que todos los comerciantes, incluso los monopolistas, especulaban comercialmente en el mercado mundial, que era innegablemente capitalista.

Los comerciantes que no se sumaron a los cambios de 1810 no lo hicieron por que solo querían seguir lucrando con el comercio exterior y sin competencia, recordemos que no estaban en condiciones de competir de igual a igual con los ingleses. Su interés no era mantener a los siervos atados a la tierra, sino conservar los privilegios que le otorgaba la monarquía española en el mercado mundial (y que les podía otorgar cualquier otro tipo gobierno). Su objetivo era comerciar materias primas para la industria naciente y productos manufacturados, no cereales y productos de lujo para la nobleza como lo hacia el comercio en la Europa feudal varios siglos antes.

Schlez, que continua la investigación de Harari desde el punto de vista de la clase feudal, diferencia a los comerciantes que realizan actividades productivas (los burgueses que acumulan capital) y los que realizan su ganancia a través de una punción política (los feudales que solo obtienen riqueza)[8]. La pregunta es ¿que son las actividades productivas?, estos dos tipos de comerciantes solo seguían un objetivo, obtener ganancias a través del intercambio de bienes, ninguno produce más que ganancias, podríamos decir que los dos son productivos. De hecho hoy muchos comerciantes aprovechan ventajas políticas y en otros tiempos también.  Siguiendo los razonamientos de RyR habría que decir que los comerciantes monopolistas que viven bajo el amparo de algún gobierno, son feudales por que extraen sus ganancias de una punción en la circulación, por ejemplo la United Fruit Company durante gran parte del siglo XX en Centroamérica. La diferencia para ellos, dirán, es la acumulación de capital, pero no son las punciones o el establecimiento de monopolios los que impiden que las ganancias sean transformadas en capital.

Los comerciantes, estén a favor del monopolio o en contra, vivían de la venta en el mercado mundial del naciente capitalismo. De hecho la existencia del monopolio no era una cuestión de vida o muerte, los comerciantes podían adaptarse a la nueva situación de libre comercio. Pero por sobre todas las cosas, los comerciantes no están ligados a algún tipo de explotación de mano de obra, comercio hubo siempre y en diferentes modos de producción. Lo importante es ver para que comercian, en este caso lo hacían (como ya dije) para un mercado capitalista que requería materias primas para las producciones manufactureras e industriales: como cebo, cueros, etc.

En definitiva, no hay feudalismo en América, los comerciantes no son una clase feudal y en su defecto no defendían el feudalismo (solo sus intereses monopolistas). Tampoco podemos ver cambios en la estructura del comercio, más que la legalización y ampliación de algo que ya existía.

En cuanto a la participación de las masas (y en este punto también hay que criticar a Galasso) es muy difícil de ver. Primero, la “revolución” fue solo en Buenos Aires al comienzo, de hecho las demás ciudades del virreinato se sumaron a la fuerza bastante después del 25 de Mayo o incluso se resistieron. Segundo, más allá de French, Berutti y su grupo, la población no salió a las calles, menos que menos masivamente, según las pocas fuentes. Por ejemplo, Gervasio Posadas cuenta en sus memorias que no se enteró lo que estaba sucediendo aquel día, algo difícil si el pueblo está en las calles[9].

El reparto de las tierras no era necesario, ya que el campesinado era un sector muy pequeño. No estaba a la orden del día el reclamo de tierras, no existía tal reclamo. Por lo tanto los campesinos no tenían necesidad de una revolución. Los artesanos se verían perjudicados por el libre comercio que los revolucionarios patrocinaban, y este sector si era importante. ¿Quiénes, entonces, fueron esas masas?

Relacionado a la participación de las masas esta lo que la historia denominó “la mascara de Fernando”, durante muchos años (hasta 1816) se siguió jurando por el rey preso en todos los actos oficiales, incluso cuando se depuso al virrey Cisneros. Harari cree, como creen los manuales de la escuela primaria, que esto era solo una pantalla para evitar una contrarrevolución[10]. Es bastante poco probable que esta sea la razón, dudo que Moreno, Belgrano u otros creyeran que los españoles eran tan tontos como para pensar que por qué juraban por el rey Fernando VII en sus colonias no pasaba nada. Ni siquiera Galasso cree realmente esta historia, y como él dice es bastante difícil hacer una revolución ocultando sus verdaderos intereses y encima, agrego yo, lograr que las masas se sumaran al proceso (como creen los de RyR).

En cuanto a la estructura económica, veamos. Los latifundios ya existían antes de la revolución por que era la principal forma de explotar la riqueza: grandes extensiones de tierra con poca mano de obra para aprovechar la producción ganadera (o sea de ganado vacuno, en especial cimarrón). Esa forma de riqueza ya existente, no se modifico en nada más que su tamaño, se hicieron más grandes, nada más.

El comercio, la otra gran fuente de riqueza, sufrió una sola modificación (muy importante por cierto), se aprobó definitivamente el libre comercio. La liberalización del comercio ya había existido antes, pero con la nueva medida esto se hacia permanente, no se cambio nada más. No hubo, como en otros lugares, la creación de una flota mercante nacional, o la aprobación de alguna medida que permitiera la creación de industria nacional. Solo se aprobó, simplemente, el libre comercio que solo favorecía a quienes poseían latifundios, que como he dicho ya existían antes de la revolución y que también aunque sea por contrabando podía comerciar con el mundo (o sea Inglaterra principalmente). A la vez perjudicaba a muchos sectores de artesanos que no podrían competir con los productos industriales de los ingleses y franceses.

Hay otro problema con la interpretación de los hechos por el grupo RyR. En uno de sus artículos[11] llegan a decir que la nueva nación no es colonia o semi–colonia de nadie. Siguiendo la lógica de la revolución social esta bien, pero los hechos no se condicen con la realidad. Tengamos en cuenta que fueron los sectores de la burguesía los que llevaron adelante y encabezaron la “revolución” en el Rio de la Plata (básicamente los hacendados y comerciantes), y estos dependían de vender en Europa, ¿cómo no iban a transformarse en socios menores del capitalismo inglés? Los ingleses luego del 25 de mayo van a pasar a tener control y mucha influencia sobre los sectores políticos y económicos de estas tierras. A los que vivían de vender productos agropecuarios les interesaba mucho llevarse bien con quienes le compraban. Recordemos que al poco tiempo, con Rivadavia empezaron a llegar los primeros préstamos, que el libre comercio beneficiaba más que a nadie a los ingleses que desde antes de las invasiones querían entrar en el mercado americano, y como cita Rath en “En Defensa del Marxismo”: la "Asamblea del año XIII" lo da la comunicación del Segundo Triunvirato a Lord Strangford, ministro británico ante la Corte portuguesa de Río de Janeiro: "Este gobierno no quiere prevenir el juicio de la Asamblea Constituyente, pero se atreve a anticipar a Usted el seguro concepto de que la independencia de estas provincias no será nominal"[12]

Este error de no ver el carácter de semi–colonia de nuestro país se debe a que los compañeros de RyR creen que hubo una revolución social completada en nuestros pagos. Grave error. De esta forma se iguala la revolución socialista en los países centrales del capitalismo a los periféricos, o sea la revolución sería igual en Francia, Inglaterra y Argentina. No habría tareas democráticas por realizar en los países, estaría resuelto el problema del imperialismo.

No es que hubo una contrarrevolución, o que posteriormente al proceso revolucionario los sectores conservadores lograron imponer su línea política. Desde muy temprano lo que se buscó es poder tratar en mejores condiciones con el mercado internacional, por lo tanto no había muchos caminos: se pasaba de ser una colonia española a ser un país semi–colonial, dependiente.

En definitiva, la estructura económica del Rio de la Plata no fue cambiada grandemente luego de 1810, como sucede con cualquier revolución que se precie, sea del carácter que sea. Los latifundios ya existían y se mantuvieron tal cual, el comercio siguió en manos de los mismos y siguieron comerciando con los mismos. El único cambio económico importante fue que ahora se podía comerciar con cualquier nación sin que fuera ilegal.

En lo social tampoco se ven grandes cambios. Como se dijo el fin de la esclavitud no significó la desaparición de una importante mano de obra ni les dio los mismos derechos y beneficios. No apareció ninguna clase campesina importante. Los que tenían el poder dentro de la sociedad siguieron siendo los mismos, los blancos descendientes de europeos que se dedicaban al comercio o la producción ganadera.

Los que controlaban la economía antes fueron los mismos después de 1810, los que se ubicaban en la cima de la escala social eran los mismo que antes de 1810.Una revolución social que no cambia ni la estructura económica ni la sociedad no resulta ser social. RyR quiere ver lo que la historia no muestra. El cambio fue solo político.

El Partido obrero cae en el mismo error que el Grupo de RyR, buscan una revolución social burguesa y tratan de encontrar grandes cambios sociales y económicos que nunca existieron (aunque con algunas diferencias en la interpretación posterior a 1810).

En la revista que edita este partido, En defensa del Marxismo, ellos hablan de que las clases sociales del Rio de la Plata se revolucionaron a fines del siglo XVIII por el desarrollo de la ganadería que significo la creación del virreinato del Rio de la Plata[13]. Es verdad que hubo crecimiento económico, como Rath reconoce, se empezó a aprovechar casi todas las partes del ganado y esto llevo a tomarse el negocio más en serio y no derrochar (o sea se pusieron más celosos de la propiedad privada). Pero no se revolucionaron las clases, ellos mismo reconocen que el Rio de la Plata era un lugar atrasado, más allá del comercio y una incipiente producción ganadera no había, este último sector creció mucho y esto llevó a tener roces con la burocracia que defendía el monopolio, no con otra clase feudal. El decir que el crecimiento del sector ganadero genero una revolución en la sociedad es un poco desmedido. El mismo error que Ryr, revolución social y gran desarrollo de las fuerzas productivas.

Según Rath en el mismo artículo, se trata de una revolución social burguesa, no solo por la revolución que sufrieron la sociedad y la económica, sino por que es el periodo histórico de la burguesía revolucionaria (como reconoce Marx). El detalle que se olvidan los compañeros de En Defensa… es que Marx habla de Europa, y resulta muy difícil creer que las estructuras políticas, sociales y sobre todo económicas son siquiera similares entre estos dos continentes. Rath que en su artículo acusa a Milciades Peña de mecanicista, realiza el error que critica al trasladar mecánicamente análisis de sociedades diferentes.

El gran problema de esta posición es que tratan de igualar a lo ocurrido en el Rio de la Plata a lo que pasó durante la Revolución Francesa, que fue una verdadera revolución social burguesa. Harari llega a buscar todos los parecidos posibles con la Revolución Francesa: un partido burgués con un programa capitalista, clases antagónicas, enfrentamientos, masas movilizadas por los burgueses, etc; pero para esto debe forzar los hechos. Esto lo hace para poder justificar una revolución socialista, para él los obreros deberían imitar a la burguesía de esa época y tomar el poder[14]. Pero lo hace siguiendo un esquema un tanto mecánico, esta mal creer que los modos de producción se suceden uno a otro como si fueran etapas que las sociedades deben atravesar si o si, cayendo en el mismo error que los stalinistas. El stalinismo lo hace por su visión de la historia economicista y lineal, según sus teorías luego del feudalismo viene mecánicamente el capitalismo, luego el socialismo.

El ejemplo que mejor demuestra que es verdaderamente una revolución social en América es la que termino con la independencia de Haití. Aquí los esclavos se rebelaron en medio de una pelea entre los blancos poseedores de esclavos. Apenas tomaron el poder, en unos pocos años declararon el fin de la esclavitud, repartieron las tierras confiscadas terminando con los latifundios, es decir terminaron con la principal y casi única forma de mano de obra de la isla y repartieron la principal fuente de riqueza. Incluso apoyaron los intentos de independencia de otras regiones como Venezuela (Bolivar fue ayudado con armas, dinero y hombres por los haitianos). En nuestros territorios la revolución no toco las grandes propiedades, y la esclavitud no era la forma dominante de mano de obra.

La Revolución Política en el Plata

Esta última visión sobre el carácter de la revolución de Mayo fue desarrollada por Milciades Peña, pero es retomada en gran medida de lo escrito por Juan Bautista Alberti. Es quizás la teoría que más se ajusta a lo ocurrido en esos años en el rio de la Plata, y la más dialéctica a la hora de establecer relaciones entre los hechos ocurridos. Peña en esta obra muestra parte de lo mejor del marxismo desarrollado en Argentina[15].

Peña comienza discutiendo la idea de que en América existiera el feudalismo, por más que España y Portugal fueran feudales los modos de producción no se pueden trasplantar por decisiones políticas y además la conquista de este continente respondió a las necesidades del capitalismo comercial que estaba desarrollándose. América siempre produjo para el mercado internacional, cosa que el feudalismo no realiza por ser una economía cerrada. Lo que existía era un capitalismo mercantil o colonial (como él lo llama), que produce mercancías para el mercado mundial donde las formas de salario existían pero de manera bastardeada.

Quizás en algunas zonas de las colonias se intentó en un principio desarrollar un sistema feudal, pero el hecho de que la economía colonial dependía del mercado mundial, hizo que fracasara el intento de mantener un sistema feudal puro y dominante. Por eso la idea central de Peña es correcta de que en América al estar al servicio del capitalismo mercantil no desarrollo formas feudales puras y menos se logró que este sistema sea el dominante.

Partiendo de esta idea, de que el capitalismo era pre–existente y dominante a 1810, no hay necesidad de que una clase haga una revolución social, no hay necesidad de transformar todos los aspectos de una sociedad, ya que a esta clase solo le hacía falta una cosa: el poder político, o sea el control sobre el aparato del Estado. Y este se encontraba desde el comienzo de la conquista en manos de la burocracia nombrada desde España y que representaban los intereses del Rey, mientras el poder económico estaba en manos de personas, que en su mayoría por ser americanos, no podían acceder a los altos puestos de la política. Estos eran los hacendados y comerciantes dedicados al comercio exterior (sea legal o contrabando). Para estas personas no era necesario cambiar la sociedad de raíz, solo necesitaban cambiar el plano político, hacer una revolución política que les permitiera tomar el control del Estado (idea que retoma de la obra de Alberti). Los comerciantes y hacendados solo querían acceder al poder político representado en el Estado para poder defender mejor sus intereses económicos y favorecerse aún más. No se buscó transformar la economía ni la sociedad, solo el Estado. No hubo reparto de la tierra, ni nacionalización de nada, la abolición de la esclavitud que no era determinante en esta zona tampoco fue inmediata.

Como su principal preocupación era tomar el poder político, no importaba mucho la forma de gobierno que se adoptara después, solo importaba que ese nuevo gobierno represente mejor sus intereses. Por esto se pudo seguir jurando por el Rey Fernando VII durante 6 años o Moreno podía llorar el encierro del Rey o pedir un nuevo rey. Fue la intransigencia del Rey de España a ceder algo lo que obligó a proclamar la independencia, no se podía aceptar volver a el estado anterior, donde la burguesía colonial carecía de representación sería en el Estado. Esto explica la diferencia de 6 años entre el comienzo en 1810 del proceso revolucionario y que recién en 1816 se declare la independencia.

La que se hizo con el poder político en esta revolución fue una clase ya existente que estaba más ligada al comercio internacional que a alguna idea nacional (menos que menos popular). Esta es la clase que luchaba por ese liberalismo netamente económico del que habla Galasso y que dio lugar a un país dependiente. No había otro camino para los territorios españoles en América. La burguesía exportadora daría su impronta al nuevo Estado y sus intereses ligados al mercado mundial llevaría a que estos territorios privilegien un crecimiento hacia afuera, no hacia adentro (hacia la creación de un mercado interno y una industria). No había ningún interés en estas tierras en crear un mercado interno que consuma lo que se producía si el objetivo era exportar todo lo más posible. Por lo menos esta era la idea de la mayoría de los que participaron en este cambio. Esta clase social escaza cuyo gran interés era vender vacas en Inglaterra, solo necesitaba acceder al Estado para garantizar por ejemplo el libre comercio, pero no importaba si era un rey  o una república quien lo garantizaba este derecho, o la igualdad para acceder a los puestos del Estado.

Por último Peña discute la participación de las masas, que si bien participaron en muy pequeño grado, tampoco fueron determinantes. El gaucho tierra no quería por que no era campesino y vivía del “robo” (o mejor dicho de aprovechar el ganado cimarrón), además luego de 1810 se endurecieron las penas sobre el “robo” del ganado (o sea sobre la propiedad privada). Por otro lado no había campesinos en esta zona de la tierra, su peso social era más que escaso. Los sectores urbanos vivían de salarios y no fueron incorporados a ninguna república que llegaría 70 años después. Esto es clave ¿Qué les ofrecía esta “revolución” para que el tan citado pueblo salga a la calle y luego se enrole en un ejército que llevaría la misma al resto del territorio del virreinato? No se puede ver en las fuentes, por lo menos no tan fácilmente, la “gran participación” que reconocen Harari y Galasso (cosa que si es fácil de ver en los documentos sobre las invasiones inglesas), pero si se puede ver apatía como lo muestra Posadas en sus memorias. A lo sumo el rol de las pocas personas que se movilizaron se limitó a presionar a los que estaban dentro del cabildo, no tuvo un rol protagónico y esto se debió al miedo de las clases altas (revolucionarias o no) a que no se pueda controlar a los sectores del pueblo, miedo que si consta en actas como lo reconoce el propio Mitre.

Entonces, ¿Cuáles eran los beneficios que les iba a traer la “revolución”? “Solo tres años después se decretó la libertad de vientres (como se dijo), pero no se abolió la esclavitud. Dos años después el gobierno declara libre de impuestos la exportación de carne, pero grava con más impuestos lo que se consume en el país, ninguna medida popular”[16]. Quizás por esto y algo más, si se puede leer en las fuentes las dificultades que tuvieron que atravesar los “padres de la patria” para poder formar un ejército revolucionario y la frialdad con que se recibieron las noticias de Mayo en otras ciudades.

En esta rebelión no existió una clase con intereses revolucionarios y menos popular, solo hubo un grupo muy reducido que propugnaba ciertas ideas populares. Lo que si hubo en esta región es una clase burguesa pequeña (comerciantes y estancieros) sin intereses nacionales o populares, que una vez en el poder político impusieron sus intereses a costa de los intereses del pueblo. Ellos impusieron el libre comercio en perjuicio del consumo interno, ellos dedicaron el mismo esfuerzo a combatir a los españoles como aquellos que se oponían a este proyecto centralista (sean radicales como Artigas o conservadores como el futuro caudillo de Santa fé, Lopéz). Esta burguesía portuaria fue la que impuso su impronta a la revolución política, no independentista al comienzo, y se encargo de anular cualquier crítica por la fuerza.

La llamada revolución de Mayo fue solo eso, una revolución política de un sector de la sociedad colonial que solo deseaba que el Estado los represente mejor, sin importar que forma tuviera ese Estado. Sin mencionar que el espíritu revolucionario solo existió en la zona del Rio de la Plata.

No es necesaria una revolución más o verdadera revolución, como ya se ha visto antes, sino una revolución social que libere de una vez por todas a los países del imperialismo y a los explotados de los explotadores.

Hay que derribar el mito de la revolución y dejar de crear falsas expectativas en segundas y verdaderas revoluciones nacionales (como quiere alimentar este gobierno y los intelectuales que lo apoyan), o dejar de forzar el pasado para poder justificar una revolución socialista en la actualidad. El cambio vendrá de la mano de los trabajadores, con sus organismos y partidos, la única clase capaz de completar las tareas nacionales y conducir al cambio socialista.


Bibliografía:

• Galasso, Norberto: “La Revolución de Mayo, el pueblo quiere saber”, 19 de mayo de 2005, publicado digitalmente.

• Galasso, Norberto: “La Revolución de Mayo y Mariano Moreno”, 2004 Centro Cultural Enrique Santos Discepolo, publicado en www.discepolo.org.ar

• Ibañez, Germán (compilador): “Son tiempos de revolución, de la emancipación al bicentenario”, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 2010.

Harari, Fabián: “la contra, los enemigos de ayer y hoy”, Ediciones RyR, Buenos Aires, 2010.

Harari, Fabián: “Hacendados en armas, el cuerpo de patricios, de Las invasiones inglesas a la Revolución”, Ediciones RyR, Buenos Aires, 2010.

Peña, Milciades: “Antes de Mayo”, Ediciones Fichas, 1973, Buenos Aires

Prieto, Alberto: “Procesos Revolucionarios en América Latina”, editorial Ocen Sur, 2009, México

Rath, Christian: “La verdad sobre la Asamblea del Año XII y el Congreso deTucumán”, En Defensa del Marxismo N°38 Mayo–Junio 2010

Rath, Christian: “El carácter de la Revolución de Mayo”, En defensa del Marxismo n°38, mayo–junio del 2010

Schelz, Mariano: “Dios, rey y monopolio”, Ediciones RyR, Buenos Aires, 2010.

Simian de Molinas, Susana: “La Revolución de Mayo”, colección Historial Testimonial Argentina, documentos vivos de nuestro pasado, Centro Editor de América Latina, 1984, Buenos Aires.

• El Aromo, periódico cultural piquetero N°54 Mayo–Junio de 2010.

[1] Lo raro es que esta posición llevó a algunos a apoyar al “campo” (los “sojeros”) como el sector progresivo y a otros al gobierno frente al “feudalismo agrario”. Por ejemplo el Partido Comunista apoya al gobierno frente a los conservadores agrarios y el Partido Comunista Revolucionario (PCR, maoístas) a los sectores burgueses progresivos del campo.

[2] En Argentina fueron muchos, ya nombramos al PC y el PCR, pero no solo los stalinistas sucumbieron ante estos gobiernos burgueses. El MST (Movimientos Socialista de los Trabajadores) terminó sumándose al proyecto de “Pino” Solanas y apoya a Chávez.

[3] Una diferencia entre estos y los stalinistas, es que los últimos creen que la revolución no se completó.

[4] Los tres libros son: “La contra, los enemigos de ayer y hoy” de Fabián Harari; “Hacendados en armas, el cuerpo de patricios, de Las invasiones inglesas a la Revolución” también de Harari; y “Dios, rey y monopolio” de Mariano Schlez. Los tres editados por Ediciones RyR.

[5] Pomer, León: “Mayo, dos líneas antagónicas” en Son tiempos de revolución, de la emancipación al bicentenario”, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, compilación de Ibañez, Germán, 2010, Buenos aires.

[6]Harari, Fabián: “Por un bicentenario rojo”, El Aromo N°54, Mayo–Junio 2010.

[7] Marx dice al respecto: “En (…) las plantaciones, donde las especulaciones comerciales figuran desde el comienzo y la producción esta destinada al mercado mundial, existe el modo de producción capitalista, aunque solo en sentido formal, ya que la esclavitud de los negros impide el trabajo asalariado libre, que es la base de la producción capitalista. Pero el negocio en que se utilizan lo dirigen capitalistas. En Marx, Carlos: “Teorías sobre la Plusvalía”  tomo II, Editorial Cartago, BS AS 1975. Citado en el libro “Procesos revolucionarios en América Latina”, de Alberto Prieto, editorial Ocean Sur, 2009, México.

[8] Schlez, Mariano, op cit, pagina 34.

[9] Simian de Molinas, Susana: “La Revolución de Mayo”, colección Historial Testimonial Argentina, documentos vivos de nuestro pasado, Centro Editor de América Latina, 1984, Buenos Aires. Página 83 y 84.

[10] Harari, Fabián: “¿Una revolución prematura?”, El Aromo N°54 Mayo–Junio de 2010.

[11] “Por un bicentenario rojo”, El Aromo N°54.

[12] Rath, Christian: “La verdad sobre la Asamblea del Año XII y el Congreso deTucumán”, En Defensa del Marxismo N°38 Mayo–Junio 2010.

[13] Rath, Christian: “El carácter de la Revolución de Mayo”, En defensa del Marxismo n°38, mayo–junio del 2010.

[14] Por eso hablan de burguesía piquetera, por que el sujeto revolucionario de hoy es el piquetero y estos deberían imitar a quienes ya han hechos revoluciones en estos pagos. Lo del sujeto piquetero pertenece a otra discusión.


[15]
Peña, Milciades: “Antes de Mayo”, Ediciones Fichas, 1973, Buenos Aires.

[16] Pomer, león: op cit…y esto lo reconoce alguien que adhiere a la teoría de la revolución nacional–popular.