China

Una protesta uigur desata la peor matanza
desde Tiananmen

Por Adrián Foncillas
Corresponsal en Pekín
El Periódico, 07/07/09

El Gobierno declara el toque de queda y moviliza a la policía y al Ejército para atajar la revuelta. Pekín reconoce que al menos 156 personas han muerto en los disturbios de la provincia de Xinjiang.

El polvorín étnico volvió a explotar en China. Al menos 156 personas murieron el domingo y 817 resultaron heridas en una revuelta en la región autónoma de Xinjiang que enfrentó a la minoría uigur con las fuerzas de seguridad y la comunidad china han, según datos de la agencia oficial Xinhua. Un incidente étnico sucedido la semana pasada en la otra punta del país desencadenó el estallido del domingo, lo que certifica la fragilidad de las costuras del traje chino. Se trata de la revuelta más sangrienta que sucede en China desde las protestas estudiantiles de Tiananmén en 1989.

Los enfrentamientos ocurrieron tras una manifestación en Urumqi, la capital de la provincia noroccidental de Xinjiang. Entre 1.000 y 3.000 manifestantes uigures tomaron pacíficamente las calles de la zona de Dong Koruk para pedir explicaciones por los dos uigures muertos en los pasados altercados de una fábrica en la provincia de Guangdong. Terminada la protesta, los congregados se negaron a marcharse a sus casas y la manifestación tomó un cariz violento cuando acudieron las fuerzas del orden.

Los uigures apedrearon a la policía, volcaron coches y quemaron autobuses, según aseguraron algunos testigos. Liu Yaohua, jefe de la policía local, detalló que los alborotadores habían quemado 261 coches (entre ellos 190 autobuses), 10 taxis y dos vehículos policiales, y habían arrasado 203 tiendas y 14 viviendas. La violencia uigur también se volvió hacia los chinos de etnia han, señalados como colonizadores. Fuentes hospitalarias confirmaron que gran parte de los heridos son han, lo que demostraría una razzia contra los chinos y sus bienes similar a la que sufrieron en las revueltas de Tíbet del pasado año.

Armados con cuchillos

La televisión china mostró escenas de lucha entre los agentes antidisturbios y manifestantes armados con palos y cuchillos, además de varias personas ensangrentadas sobre el suelo. Varios centenares de manifestantes han sido detenidos, entre ellos la decena de cabecillas de las protestas, confirmaron las autoridades de Pekín. Una sesentena de cadáveres habían sido retirados en la tarde de ayer de las calles de Urumqi.

Los doctores de un hospital de la capital confirmaron que los cuerpos seguían llegando, por lo que se teme que la cifra de muertos aumente en las próximas horas. China reconoció en un comunicado que aún está «calculando el número exacto». Se desconoce también en qué porcentaje son de la etnia han y uigur. Fuentes hospitalarias confirmaron que muchos de los heridos son han.

En la región se mantenía ayer una ley marcial de facto, con cortes incluso en el servicio de internet en las últimas 48 horas. Pekín afirmó ayer que la situación estaba bajo control. Durante la madrugada fue declarado el toque de queda y se instalaron puestos de control. Las fuerzas del orden son omnipresentes en algunas zonas, según testigos. En los barrios musulmanes de la ciudad, en especial cerca del bazar principal de Urumqi, numerosos agentes de las fuerzas del orden patrullaban por unas calles sin transeúntes y con los comercios cerrados. La beligerancia de las protestas obligó a China a movilizar a cuatro cuerpos diferentes: la policía regular, los antidisturbios, la policía especial y el Ejército. La Embajada de España informó de que los ocho españoles en la zona están en perfecto estado.

Acusaciones de Pekín

China culpó ayer a los movimientos separatistas en el exilio de movilizar a las masas. «Los disturbios son crímenes premeditados, organizados y violentos. Están instigados desde el extranjero y ejecutados por personas fuera de la ley en nuestro país», señaló un comunicado del Gobierno de Xinjiang. Nuer Baikeli, gobernador local, culpó al Congreso Mundial Uigur, encabezado por la empresaria Rebiya Kadeer, acusada por Pekín de promover el separatismo y el extremismo religioso.

Dilxat Raxit, portavoz del Congreso, desmintió las acusaciones y culpó de los incidentes a China: «Nos están responsabilizando para distraer la atención de la discriminación que han provocado las protestas», dijo desde Suecia. Otro disidente, Wu’er Kaixi, uno de los dirigentes de la primavera de Pekín de 1989, culpó a la «mentalidad hegemónica» china de los disturbios.


La minoría olvidada

Por Adrián Foncillas
Corresponsal en Pekín
El Periódico, 07/07/09

Los uigures, de religión musulmana y raíces turcas, tienen agravios idénticos a los de los tibetanos, pero no logran atraer la atención mundial.

Dos problemas amargan a la minoría étnica uigur de Xinjiang: la política de Pekín y el desdén global. Los lamentos de los uigures, de religión musulmana y raíces turcas, son un calco de los tibetanos, sus mediáticos vecinos del sur: acusan a Pekín de promover la repoblación de la zona con chinos de la etnia han para disolver su cultura propia, de represión religiosa y de esquilmar sus ricos recursos naturales, principalmente petróleo y gas natural.

Pero los musulmanes cotizan mucho más bajo que los tibetanos en la bolsa de simpatías mundiales. La empresaria Rebiya Kadeer es la líder uigur en el exilio. Llegó a participar en el Parlamento chino antes de ser acusada de fomentar el separatismo y hoy vive en Washington. Aunque ha sido nominada varias veces para el premio Nobel de la Paz, sus esfuerzos por popularizar la causa uigur distan de tener el eco del dalái lama.

Resentimiento

El resentimiento entre la etnia uigur y han es evidente en China, y no solo en Xinjiang, donde los primeros ya son minoría. Los uigures son vistos por los han con una mezcla de miedo y desprecio en todo el país. Incluso el resto de musulmanes chinos suele acusar a los uigures de un exceso de beligerancia que casa muy mal con la armonía social y el respeto debido que ensalza el confucianismo.

La red china hirvió ayer de odio hacia los uigures, con frecuentes llamamientos a aplastar a «los terroristas musulmanes». El Gobierno se está afanando en borrarlos para frenar las tensiones étnicas.

La convivencia entra ambas comunidades está plagada de roces. En Urumqi, ciudad de 2,3 millones de habitantes y capital de la región de Xinjiang, impera una segregación estimulada por el miedo de los han a entrar en el barrio uigur

El incidente que prolongó la revuelta es el último ejemplo: siguiendo la política de incentivos de Pekín, un empresario juguetero había contratado a cientos de uigures en su fábrica de Guangdong, en el otro extremo del país. No tardaron en aparecer los roces con los trabajadores han, quienes los acusaban de robos continuos. Un rumor acerca de la violación de una mujer han a manos de uigures desencadenó una batalla campal que las fuerzas antidisturbios tardaron en sofocar, no antes de que murieran dos uigures.

El resentimiento voló rápidamente a más de 2.000 kilómetros al oeste. La manifestación del fin de semana en Urumqi buscaba recordar a las dos víctimas y pedía castigar a los culpables. China ha anunciado la detención del que propagó el falso rumor. Otros rumores, de un bando y de otro, se habían extendido esta semana en Urumqi.

Xinjiang es una zona rural y muy poco poblada: con una extensión que triplica a la de España, solo cuenta con la mitad de habitantes, unos 20 millones, de los que 8 millones son uigures. En la región anidan fuertes sentimientos independentistas que reivindican la República del Turkestán Oriental. A pesar de su efímera vida en el pasado siglo, ha quedado firmemente grabada en la memoria uigur. Pekín acusa a esos movimientos de terroristas, en especial al Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (ETIM), al que vincula con Al Qaeda. El terrorismo uigur ya atentó contra intereses han en vísperas de los Juegos Olímpicos.

Las organizaciones de defensa de los derechos humanos aseguran que China se ha aprovechado de su apoyo a la guerra de Estados Unidos contra Al Qaeda para justificar la adopción de medidas drásticas contra los uigures, incluidos arrestos arbitrarios, juicios a puerta cerrada y la aplicación de la pena de muerte. Un total de 17 uigures fueron encarcelados en Guantánamo; cuatro de ellos fueron liberados recientemente y enviados al archipiélago defaf las Bermudas.


China amenaza con aplicar la pena de muerte a
los responsables de los disturbios en Urumqi

Por Marga Zambrana
Enviada a Urumqi (China)
Agencia EFE, 08/07/09

Los refuerzos militares han apaciguado hoy por unas horas el conflicto entre musulmanes uigures y colonos chinos en el oeste del país asiático, mientras las autoridades amenazaban con la pena capital a los responsables de las peores protestas en China en dos décadas.

Los chinos han reanudado por la tarde los linchamientos contra uigures iniciados ayer como venganza por el ataque el domingo de un grupo de violentos de esta etnia de origen turcomano, en el que murieron por los menos 156 personas y un millar resultaron heridas.

A lo largo de toda la noche, y desde el toque de queda de las nueve de la noche de ayer (las tres de la tarde en horario peninsular español), pudo oirse en Urumqi, la capital de Xinjiang, a decenas de miles de soldados patrullando la ciudad, después de que miles de efectivos procedentes de otras zonas se agregaran a los más de 20.000 desplegados desde el domingo.

Destrozos materiales

El barrio uigur de Urumqi amaneció hoy con establecimientos musulmanes destrozados, cristales rotos y las mezquitas permanecieron cerradas, según ha podido comprobar Efe. Los vecinos aseguran que la zona fue atacada ayer por la tarde por entre 200 y 2.000 chinos han, y murieron por lo menos cuatro uigures, un dato imposible de contrastar.

"Oí que murió gente cerca de la calle de Nanlangpuo, pero no sé cuántos", ha declarado un uigur. "Teníamos tanto miedo que nos refugiamos en casa. Golpearon a la gente, rodearon a una mujer, eran cientos, la asediaron y persiguieron hasta las afueras del barrio", ha agregado. Otro vecino, vestido aún con un pijama asegura que vio como un centenar de chinos apuñalaban a una anciana uigur en la calle: "Nunca tuvimos conflictos entre chinos han y uigures, todo esto es culpa del Partido Comunista".

Sin embargo, la mayoría de uigures dicen desconocer qué sucedió el domingo, cuando, según el Gobierno, uigures violentos atacaron de forma "cruel e inhumana" a chinos han, produciendo una masacre. Los uigures independentistas en el exilio aseguran, por su parte, que fue la intervención militar la que causó la matanza. La crudeza de las revueltas que vive la región musulmana china es tal que el presidente del país, Hu Jintao, ha regresado hoy de la cumbre del G–8 que se celebra en Italia.

Unos 1.400 detenidos

El jefe del Partido Comunista (PCCh) en Xinjiang, Li Zhi, ha asegurado que los responsables de las protestas del domingo, que se cuentan en más de 1.400 detenidos, afrontarán penas de distinto grado, sin descartar las ejecuciones.

Sin embargo, según ha podido saber Efe, ningún chino han de los que ayer participaron en los linchamientos ha sido detenido, mientras que hoy ha sido noticia un nuevo ataque en el que supuestamente la muchedumbre ha matado a un uigur a solo 200 metros del hotel donde se aloja la prensa extranjera, un extremo que no se ha podido confirmar.

En cuanto a las víctimas del domingo, en el Hospital Popular Número 2 de Urumqi, donde hay ingresadas unas 60, la práctica totalidad de ellas son colonos han. Guang Hanwen, un chino de mediana edad con numerosas contusiones en la cabeza, explica que, como el resto, fue atacado a las 20 horas del domingo, cuando su vehículo fue interceptado por jóvenes uigures en el bazar de Döng Körük (Erdaqiao, en mandarín).

Al igual que les sucedió a todos los heridos de la planta séptima del centro hospitalario, tres o cuatro atacantes sacaron a Guang del vehículo y le golpearon con piedras y otros objetos en la cabeza. Las víctimas que no quedaron inconscientes afirman haber oído también disparos.