Obama en Pekín

El rol de China como prestamista de EEUU
altera la visita de Obama

Por Helene Cooper, Michael Wines y David Sanger
New York Times, 14/11/09
La Nación, 16/11/09
Traducción de Jaime Arrambide

Cuando Obama visite China por primera vez el domingo, el presidente adoptará, en más de un sentido, el papel de un despilfarrador que viene a rendir tributo a su banquero.

La cruda realidad de que China es el principal prestamista extranjero que tienen los norteamericanos ha modificado esencialmente la relación entre Estados Unidos y el único país con chances razonables de disputarle su estatus de única superpotencia mundial.

El resultado: a diferencia de sus predecesores, que presionaban públicamente a China a seguir el modelo occidental y a abrirse política y económicamente, Obama dedicará menos tiempo a exhortar a Pekín y más tiempo a tratar de darle garantías.

Durante un encuentro en julio, funcionarios chinos interrogaron detalladamente a su contraparte norteamericana sobre los detalles del nuevo plan de salud que está debatiendo el Congreso. Pero los chinos no estaban demasiado interesados en la opción pública para todos los estadounidenses. "Querían saber, en sumo detalle, el impacto del plan de salud en los números del déficit", recuerda uno de los asistentes a la reunión.

Los funcionarios chinos esperan ayudar a financiar la iniciativa, principalmente a través de la compra de bonos del Tesoro norteamericano, y, como cualquier banquero, querían pruebas de que Estados Unidos tenía un plan para devolver el dinero.

Lejos parecen estar los días en los que el presidente George W. Bush criticaba a China por la manipulación de su divisa o el presidente Bill Clinton exhortaba a Pekín a mejorar los derechos humanos.

Obama ha usado un tono conciliador con China. Durante su largo discurso del sábado en Tokio, destinado a delinear las nuevas relaciones entre Estados Unidos y Asia, señaló deliberadamente esa nueva dinámica en el vínculo chino-norteamericano. "Estados Unidos no busca contener a China", dijo Obama. "Por el contrario, el surgimiento de una China fuerte y próspera puede ser una fuente de energía para la comunidad de las naciones."

Hizo alusión a los derechos humanos, pero no fue específico. "No estaremos de acuerdo en todos los temas, y Estados Unidos nunca dudará a la hora de alzar su voz en defensa de los valores fundamentales que apreciamos tanto. Eso incluye el respeto por la religión y la cultura de todos los pueblos", dijo.

La Casa Blanca ha estado trabajando durante meses para asegurarse de que la visita de tres días de Obama a Shanghai y Pekín transmita una imagen conciliadora. En junio, por ejemplo, la Casa Blanca le comunicó al Dalai Lama que si bien Obama en algún momento se reuniría con él, eso no iba a ocurrir en octubre, cuando el líder espiritual estuvo en Washington, ya que era una fecha demasiado cercana al viaje de Obama a China.

Estrecharle la mano al Dalai Lama, al que China condena como separatista, semanas antes de la primera visita del presidente a ese país podría haber irritado a los chinos, según aseguraron algunos asesores de Obama.

Todos los presidentes desde George H. W. Bush en adelante se han reunido con el Dalai Lama en Washington. Por lo general, se ha tratado de encuentros privados en la Casa Blanca, aunque en 2007, George W. Bush fue el primer presidente que le dio la bienvenida públicamente y le confirió la Medalla de Oro del Congreso en una ceremonia en el Capitolio.

Durante su campaña presidencial, Obama acusó a China muchas veces de manipular su tipo de cambio, argumento que el secretario del Tesoro, Timothy F. Geithner, repitió durante sus audiencias de confirmación. Pero en abril, el Departamento del Tesoro se retractó, cuando dio conocer un informe que afirmaba que China no estaba manipulando su moneda para aumentar sus exportaciones.

China no es un tema problemático a los ojos de Washington. Pero esta administración, al igual que su predecesora, ha tenido problemas para lidiar con esta potencia emergente que parece dispuesta a evitar los choques directos con Estados Unidos, pero que afecta sus intereses en muchas áreas, entre ellas la política monetaria, la proliferación nuclear, el cambio climático y el gasto militar.

En ese sentido, dos miembros del equipo de política exterior de Obama dijeron que las interacciones entre Estados Unidos y China habían sido demasiado acotadas, concentradas en el contraterrorismo y en Corea del Norte.

Afirman que se ha hecho poco y nada respecto de las políticas energéticas y ambientales de China, o de la expansión de su influencia en Asia y en Africa, donde Pekín tiene fuertes inversiones y donde ha destinado miles de millones de dólares en ayuda para acrecentar su influencia política.

Una de las señales del nuevo enfoque de Obama apareció durante un discurso que dio el subsecretario de Estado, James B. Steinberg, con profundos conocimientos de la política china. Steinberg afirmó que China debía adoptar la política estratégica de "tranquilizar" al resto del mundo, una frase que parecía querer reemplazar el marco teórico de la era Bush, cuando se urgía a China a ocupar su papel de "accionista responsable".

Tranquilizar al mundo

"La estrategia de tranquilizar descansa sobre la idea central, aunque tácita, del intercambio", dijo Steinberg. "Así como nosotros debemos dejar en claro que estamos preparados a dar la bienvenida a la llegada de China -sostuvo Steinberg-, los chinos deben asegurarle al resto del mundo que su desarrollo y el crecimiento de su papel en el mundo no se dará a expensas de la seguridad y el bienestar de otros."

La reacción de los chinos ha sido dispar. El diario China Daily publicó una columna antes de la llegada de Obama, en la que se sugería que Estados Unidos debía responder con algunas garantías: "Respetar la soberanía china y su integridad territorial". En otras palabras, olvidar cualquier pretensión de discutir el modo en que China se ocupa del Tíbet y de Taiwan.

En China, Obama se reunirá con líderes políticos y será anfitrión, en Shanghai, de una asamblea municipal, al estilo americano, para estudiantes. Después, permanecerá dos días en Pekín, donde se reunirá con el presidente Hu Jintao.

Es improbable que Obama reciba el mismo tipo de recibimiento que tuvo en El Cairo, Accra, París o Londres. "Obama sigue siendo un hombre positivo, y en todas partes la gente siente que tiene más energía y es más sincero que Bush", dijo Shi Yinhong, profesor de la Universidad del Pueblo. "Pero en China es menos popular que en Europa. Aquí no existe el culto a Obama", añadió.