Tailandia

Movilizan a las clases más humildes del norte y noreste del país

Miles de “camisas rojas” hacen retroceder al Ejército

Agencia EFE, 27/03/10

Bangkok.- Decenas de miles de camisas rojas, como se conoce a los seguidores del depuesto ex primer ministro Thaksin Shinawatra, hicieron retroceder hoy a los soldados desplegados en varios puntos de Bangkok, aunque el Gobierno tailandés se mantiene firme en rechazar su exigencia de convocar elecciones anticipadas. Las marchas antigubernamentales por la capital de Tailandia transcurrieron sin incidentes, pero al anochecer un soldado y dos civiles resultaron heridos al ser alcanzados por la metralla de una granada M-79 arrojada contra la puerta principal de acceso a las instalaciones del Canal 5 de la televisión estatal, indicaron fuentes policiales.

Los manifestantes organizaron caravanas motorizadas que rodearon los controles militares en varios templos budistas, un hipódromo y el zoológico, en las inmediaciones del Parlamento, y consiguieron que los soldados regresasen a sus barracones tras negociar unos minutos con los oficiales al mando. "Los camisas rojas han triunfado porque los soldados están retornando a sus cuarteles", afirmó desde lo alto de un camión Jatuporn Prompan, dirigente del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, organizador de las protestas. A continuación, Prompan, que también es diputado del partido opositor Puea Thai (De los tailandeses), pidió a los participantes que volvieran al campamento base, en un tramo de la avenida Rajdamnoen, cerca del antiguo Palacio Real, donde están acampados desde hace dos semanas.

Los opositores eludieron esta vez el cuartel del 11 Regimiento de Infantería, que el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, del Partido Demócrata, utiliza como residencia y centro de operaciones para reunirse con su Gobierno y mandos militares y policiales. El portavoz del Ejército, Sansern Kaewkamnerd, se negó en principio a replegar a sus hombres por el peligro que entrañaba para la seguridad en Bangkok, pero luego cedió a las exigencias de los camisas rojas. "Hemos trasladado a las tropas a un lugar más apropiado, hemos hecho esto para evitar confrontaciones y reducir la tensión", anunció Kaewkamnerd por el canal de televisión Mondern Nine. El viceprimer ministro tailandés Suthep Thaugsuban también empleó la televisión nacional para conminar a la población a mantener la calma y confiar en la capacidad del Gobierno para garantizar la paz y el orden. Hasta la fecha, las manifestaciones, que el primer día congregaron a 100.000 personas el 14 de marzo, han transcurrido pacíficamente y los cuerpos de seguridad han evitado el uso de la fuerza.

Durante las últimas dos semanas, once artefactos explosivos y granadas han estallado en el exterior de oficinas gubernamentales y cuarteles, sin causar víctimas mortales. La Policía no ha vinculado con las protestas las explosiones, la penúltima de las cuales sucedió la madrugada del sábado en el recinto del Departamento de Aduanas en Bangkok, donde provocó daños materiales. La Red de Empresarios para la Democracia, formada por ejecutivos y trabajadores del centro financiero de Bangkok, exigieron el pasado viernes el cese de las movilizaciones antigubernamentales, que, subrayaron, están perjudicando todavía más la economía y el turismo. Los empresarios expresaron en un manifiesto su respaldo al Gobierno de Vejjajiva y advirtieron a los "camisas rojas" en contra de emprender una "lucha de clases".

El Gobierno declaró la Ley de Seguridad Interna en la capital y provincias aledañas el 11 de marzo y desplegó unos 50.000 militares y policías para evitar que las movilizaciones se tornasen violentas, como ocurrió en abril de 2009. Tailandia está inmersa en una profunda crisis desde el golpe de Estado que depuso en 2006 al multimillonario Shinawatra, un ex policía que se ganó a las clases populares con políticas sanitarias y sociales. La mayoría de los camisas rojas y las clases más humildes del norte y noreste del país idolatran a Shinawatra y consideran a Vejjajiva un hombre de paja de la elite y el Ejército. Shinawatra vive en el exilio y fue condenado en rebeldía en 2008 a dos años de prisión por un delito de corrupción.


Los 'camisas rojas' buscan el apoyo de
los habitantes de Bangkok

Agencia EFE, 20/03/10

Los manifestates antigubernamentales inician una 'caravana roja' a lo largo de la ciudad para recabar apoyos entre los más de seis millones de personas que viven en la capital de Tailandia.

Bangkok.- Decenas de miles de seguidores del ex primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra, conocidos como los "camisas rojas", marcharon hoy por las calles de Bangkok para exigir de forma pacífica la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas.

Unas pocas horas después de que concluyera la marcha de los "camisas rojas", un artefacto de escasa potencia explosionó en el complejo de la Comisión Nacional Anticorrupción sin causar heridos, indicaron fuentes policiales. La explosión del artefacto, que, según los primeros indicios se trató de una granada, causó un boquete en una pared del edificio del organismo, situado en el extrarradio de la urbe.

En coches, camionetas y motocicletas los manifestantes del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, la plataforma política de los partidarios de Shinawatra, recorrieron cerca de 70 kilómetros de calles de la capital sin que se produjeran incidentes, aunque eso si, empeoraron el tráfico, cuyo caos es legendario.

Con las banderas rojas y enseñas tailandesas como estandartes, corearon a su paso consignas contra el jefe del actual Ejecutivo, Abhisit Vejjajiva, líder del Partido Demócrata. "Viajamos para llegar al corazón de los habitantes de Bangkok y pedirles que se unan a nosotros, pobres campesinos, para expulsar al Gobierno apoyado por la elite", afirmó Veera Misikhapong, uno de los líderes del Frente, organizador de las protestas.

Misikhapong instó a los tailandeses a unirse al desfile de "camisas rojas" para rescatar a la "democracia" que, según apuntó, ha sido secuestrada por la clase adinerada y la aristocracia vinculada con la Monarquía y el Ejército. La procesión motorizada arrancó y tocó meta cerca del antiguo Palacio Real, donde los seguidores de Shinawatra están acampados desde que hace una semana reanudaron las protestas callejeras.

Los manifestantes fueron saludados durante el recorrido por gente parada en las aceras, y también ignorados por otros ciudadanos que a su paso continuaron con sus quehaceres cotidianos o criticados por los conductores atrapados dentro de los vehículos. Algunos manifestantes indicaron a Efe que se sentían contentos por el clima de tranquilidad en el que se desarrollaba la marcha, aunque reiteraron sus críticas contra el primer ministro y el presidente del Consejo Real, Prem Tisunalonda, general jubilado y jefe de Gobierno durante la década de los ochenta. "Prem es el causante de todos los problemas, quien organizó el golpe de Estado contra Shinawatra y quien sostiene al Gobierno ilegítimo de Abhisit", denunció un "camisa roja" que se confesó defensor a ultranza del octogenario monarca, Bhumibol Adulyadej.

La caravana de vehículos, a la que la Policía abrió paso, estuvo vigilada por las fuerzas de seguridad, con grupos de agentes y soldados posicionados cada 500 ó 600 metros. La normalidad fue la tónica general, aunque algunos comercios, como las numerosas joyerías del casi siempre bullicioso barrio chino de Bangkok, cerraron sus puertas al público como precaución.

Los "camisas rojas" intentan impulsar las protestas, que han decaído en los últimos días a causa de las divisiones internas en el Frente y a la indiferencia de los capitalinos. Esta semana, los activistas atrajeron la atención de la prensa con el vertido de botellas con sangre humana en las puertas de la sede del Gobierno y la residencia privada del jefe del Ejecutivo, pero las manifestaciones pacíficas no han conseguido ninguno de los objetivos que perseguían. Los manifestantes tienen previsto mañana derramar algún litro de sangre de la que se les extrajo hace unos días, para pintar cuadros con eslóganes contra el Gobierno.

Tailandia está inmersa en una profunda crisis desde el golpe de Estado perpetrado en septiembre de 2006 contra el multimillonario Shinawatra, actualmente en el exilio y declarado prófugo por la justicia, que lo condenó en rebeldía a dos años de cárcel por corrupción.

La gran mayoría de los "camisas rojas" y las clases más humildes del norte y noreste del país idolatran a Shinawatra, a pesar de su ingente riqueza y alto tren de vida, mientras que consideran al actual jefe del Gobierno un "títere" de la elite y el Ejército. Shinawatra considera que las protestas son parte de la "lucha de clases", mientras que el Partido Demócrata, la principal formación en la coalición del Gobierno, le acusa de comprar a los tailandeses del medio rural con dinero y promesas vacías, para que unan a su movimiento.

En una vídeo-conferencia, Shinawatra, un magnate y ex coronel de la Policía, acusó a la clases adinerada de ahondar la división social en Tailandia por respaldar a los llamados "camisas amarillas",rivales de los "camisas rojas". A finales del año pasado, los "amarillos", que comenzaron las protestas contra Shinawatra en 2006, tomaron durante una semana el control de los dos aeropuertos de Bangkok con la finalidad de forzar la caída del Gobierno formado por políticos aliados del ex primer ministro depuesto.

El pasado febrero, el Tribunal Supremo se incautó de casi 1.400 millones de dólares de las cuentas bancarias de Shinawatra y su familia, por considerar que ingresó ese dinero mediante operaciones financieras ilegales cuando era primer ministro (2001-2006). En una reciente alocución, el ex primer ministro calificó la decisión judicial como "robo" y agregó, irónicamente, que sin ese dinero no puede seguir pagando a sus seguidores. "Yo gané ese dinero porque tengo cerebro, y mi cerebro es útil, no peligroso", advirtió desafiante.


Los 'camisas rojas' vierten sangre humana en la
residencia del primer ministro tailandés como protesta

Agencia EFE, 17/03/10

Bangkok.- Miles de manifestantes lograron hoy en Bangkok romper el cordón policial en torno a la casa del primer ministro, Abhisit Vejjaviva, y vertieron en la entrada decenas de litros de sangre previamente extraída a miles de voluntarios.

Tras varias horas de presión, los cientos de policías que vigilan el edificio con cuatro furgones a la entrada tuvieron que abrir paso a los manifestantes, que vertieron la sangre directamente en la puerta o dentro de bolsas de plástico tiradas como proyectiles, según pudo comprobar Efe. Después de cerca de media hora, los líderes de la protesta se retiraron y se volvió a componer el cordón policial, sin que los agentes de Policía ni los miembros del Ejército desplegados hicieran el mínimo atisbo de recurrir a la violencia.

Los camisas rojas, que cortaron al tráfico la avenida Sukhumvit, la principal arteria de Bangkok, para llegar a las inmediaciones de la casa del primer ministro , siguen en las inmediaciones del inmueble, pero los líderes han dejado de gritar consignas por los altavoces.

Bangkok vive su cuarto día de movilizaciones callejeras de los seguidores del depuesto ex líder tailandés Thaksin Shinawatra para forzar al Gobierno a convocar elecciones anticipadas, pero Vejjajiva sigue sin ceder ante la presión.

Los manifestantes lanzaron ayer frente a la sede del Parlamento decenas de litros de sangre que habían extraído a 20.000 voluntarios, aunque la colecta no alcanzó finalmente los 100.000 donantes previstos y fue incluso criticada por el propio Shinawatra.

Se trata de la mayor manifestación de los camisas rojas desde la que protagonizaron en abril de 2009 y que se saldó con dos muertos, 102 heridos, y la declaración del estado de excepción en Bangkok y cinco provincias vecinas. Tailandia atraviesa una profunda crisis política desde el golpe de Estado que derrocó en 2006 a Shinawatra, exiliado y prófugo de la justicia tailandesa, que recientemente le confiscó la mitad de su patrimonio por su origen ilícito.


Los 'camisas rojas' dan un ultimátum al gobierno
tailandés para disolver el Parlamento

Agencia EFE, 14/03/10

Bangkok.- Los líderes de los camisas rojas que han reunido en Bangkok a unos 100.000 manifestantes, dieron hoy al Gobierno de Tailandia un plazo de 24 horas para disolver el Parlamento y convocar elecciones. En un comunicado, el Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, señaló que el actual Gobierno es un títere del estamento militar que en 2006 depuso al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, líder en el exilio de lo manifestantes.

Veera Musikhapong, uno de los dirigentes del Frente, dijo al leer el comunicado ante una marea roja de partidarios de Shinawatra que tapiza una extensa zona del casco viejo de la urbe, que si el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, no accede a su demanda, emprenderán acciones en diversos lugares estratégicos para paralizar Bangkok.

Antes, Vejjajiva manifestó que su Gobierno declarará el estado de excepción en Bangkok en caso de que peligre la seguridad durante las manifestaciones antigubernamentales. "El Gobierno actuará de forma rigurosa y sólo declarará el estado de excepción en caso de necesidad y urgencia", afirmó el primer ministro en un mensaje televisado.

La medida da al Ejército poder para hacerse con el control de la seguridad en caso de disturbios en la capital tailandesa, donde unos 100.000 detractores exigen en las calles la inmediata disolución del Parlamento y elecciones anticipadas. En caso de aplicarse el estado de excepción, el Gobierno puede anular el derecho de asamblea pública y el cierre de aquellos medios de comunicación locales que "inciten a la violencia".

Vejjajiva reiteró que un golpe de Estado empeorará todavía más la crisis política en la que Tailandia está sumida desde la asonada militar de 2006. "Si hay un golpe de Estado, este Gobierno será desalojado del poder y los manifestantes tendrán que continuar con las protestas, supondrá agravar el conflicto", apuntó el jefe del Ejecutivo.

A raíz de que los líderes del Frente anunciasen que planean celebrar también una manifestación ante el cuartel en el que el primer ministro se reunirá con los altos mandos de las Fuerzas Armadas y Policía, el jefe del Ejército, general Anupong Paochinda, ordenó reforzar la seguridad con otros 6.000 efectivos, señaló el portavoz militar, coronel Sansern Kaewkamnerd. "No sorprende que el Gobierno pretenda declarar el estado de excepción, pero ni siquiera esa ley impedirá que los camisas rojas nos manifestemos", dijo Natthawut Saikua, otro destacado dirigente del Frente.

A primeras horas del día, se reanudó el flujo de familias enteras que ataviadas con prendas de color rojo se sumaron a la protesta, que de momento, se centra en una zona de la parte vieja de la urbe, donde la organización ha levantado un escenario, e instalado puestos de camisetas, comida y bebida. Las calles de la capital permanecen en tensa calma, aunque se pueden escuchar los bocinazos que dan grupos espontáneos de vehículos, sobre todo taxistas, para expresar su apoyo a Shinawatra, depuesto mediante un golpe de Estado militar en 2006.

Las autoridades han desplegado en Bangkok más de 50.000 efectivos de la Policía y el Ejército para evitar que se repitan incidentes similares a los ocurridos el pasado abril, cuando dos personas murieron y más de 120 resultaron heridas durante otra protesta de los "camisas rojas".

Shinawatra, un ex coronel de la Policía que se convirtió en magnate del sector de las telecomunicaciones, consiguió ganarse a las clases bajas y el medio rural del norte y el noreste con un discurso populista, así como la ampliación de los servicios sanitarios y prestamos a bajo interés. Siempre contó con la oposición de la mayor parte de las clases medias urbanas, así como la elite cercanas a la monarquía y el Ejército.

El pasado febrero, el Tribunal Supremo se incautó de 1.391 millones de dólares del total de 2.315 millones que el Estado ordenó inmovilizar en las cuentas de Shinawatra y las de sus familia tras la asonada por presuntas irregularidades. Esta manifestación es otro episodio de las crisis que arrastra Tailandia desde la asonada contra Shinawatra, quien se dirige a sus seguidores por videoconferencia desde el exilio.