Arde Bolivia

 

Crónica de un viaje

Luces y sombras de un proceso revolucionario

Por Roberto Sáenz, La Paz / Buenos Aires, mayo 2004
Socialismo o Barbarie,  periódico, 04/06/04 

“Carlos Mesa a mentir vienes,
date cuenta te aplastaremos,
nuestro gas defenderemos
y a los gringos expulsaremos”.

“El gran día está llegando,
Todos nos levantaremos
Carlos Mesa vas a morir
Como a Goñi te expulsaremos
El referéndum boicotearemos
Yacimientos recataremos
Y a los gringos expulsaremos” (1).

El pasado lunes 24/5 se realizó entre El Alto y La Paz la mayor marcha de protesta contra el gobierno desde el levantamiento de Octubre (2003). Una larguísima movilización fue bajando desde la Ceja de El Alto hasta la Hoyada de La Paz (2). Cuando la cabeza de la movilización ya prácticamente tocaba la Plaza de San Francisco (pleno centro de la ciudad), la cola todavía estaba en El Alto. Como el camino es un zigzagueante serpenteo a lo largo de la ladera de una de las montañas que rodean la ciudad, los marchistas se impresionaban al ver esa verdadera marea humana que no terminaba de descender.

Docentes urbanos y rurales, vendedoras de mercados de El Alto, fabriles, trabajadores de la salud, desocupados, jóvenes, ex trabajadores petroleros, carniceros, vecinos, vecinas, campesinos que venían marchando a pie desde Cochabamba, una multitud de unas 150.000 personas se movilizó ante la convocatoria de la COB, el COR de El Alto y los docentes urbanos de La Paz (3). La consigna unificadora: la exigencia de renacionalización de los hidrocarburos en rechazo al plebiscito tramposo de Carlos Mesa. Plebiscito que busca que la población termine votando que el Gas siga en manos de las transnacionales, al menos hasta el 2034... Un escandaloso escamoteo al principal reclamo del Octubre.

Un grado de organización impresionante

El grado de organización de la movilización es increíble. Buen reflejo de las tradiciones de lucha y organizativas de los explotados y oprimidos de Bolivia. Imagínese el lector a una multitud de 100.000 a 200.000 personas, prácticamente marchando de 4 en fondo. Organización que combina (en una mezcla particular) formas de democracia de los trabajadores con elementos de “democracia consensual” (o “comunitaria”), donde los actores no se interrogan ni debaten acerca de las formas de realizar las cosas, sino que simplemente siguen una tradición ancestral: el respeto a ciertas normas de convivencia que vienen de generación en generación. Es conocido el hecho de que en el Octubre, a nivel de las Fejuve de El Alto (“Federación de Juntas Vecinales”), una vez resuelto las ocupaciones de calles y rutas de conjunto, cada vecino debía realizar obligatoriamente sus turnos de bloqueos, so pena de una sanción social.

Obviamente que esto es algo de “doble filo”. Ni siquiera entre los docentes –en plena huelga por tiempo indeterminado- está claro que realicen asambleas por escuelas. Más bien los delegados se reúnen en la “Casa del Docente” y resuelven los pasos a seguir. Luego bajan a las escuelas a “informar”...

En estas condiciones, no es casual que entre los “gremiales” (4) se tome lista a los asistentes (algo parecido al movimiento piquetero aquí), lo mismo que incluso entre los docentes, los delegados por escuela tienen que cumplir una serie de obligaciones, entre las cuales está la de asistir a las marchas.

Referéndum tramposo

Sin embargo, en las ultimas semanas Carlos Mesa está intentando retomar la iniciativa, pasando a la ofensiva. El instrumento: las 5 preguntas del Referéndum tramposo por el Gas, que la mayoría de la población no entiende. Fundamentalmente, no por la “falta de nivel escolar” (como dicen los racistas medios de comunicación) sino por la trampa política que encierra cada pregunta. Sin mayor importancia técnica para un lector no boliviano, podemos decir que en el fondo, las preguntas (al ordenarse alrededor de la maniobra de la “derogación” pero no anulación de los contratos petroleros y del gas preexistentes, y mucho menos de la nacionalización de las empresas multinacionales) “naturalmente” no tienen ningún efecto práctico sobre la enajenación escandalosa de los recursos naturales, al mismo tiempo que buscan una legitimación general de la gestión del gobierno.

Destino trágico el de Bolivia y su pueblo trabajador, habiendo sido esquilmado desde hace siglos: es el caso de la plata durante todo el periodo colonial, luego del estaño a lo largo del siglo XX. Y ahora pretende serlo alrededor del Gas. No es casual –entonces– el levantamiento revolucionario de Octubre y su consigna, la que sigue más vigente que nunca: “Ahora es cuando”, porque si no es ahora ¿cuándo?

La dificultad radica en que –similarmente a la argentina, salvando las inmensas e innegables distancias– la “mecánica” del proceso revolucionario desde el Octubre, indica la irrupción de una amplia vanguardia pero no así una clara radicalización política de las más amplias masas. Es en esto en lo que se apoya Mesa para gobernar, con la inestimable ayuda de Evo Morales y el MAS Boliviano. Una organización y un dirigente que concentran lo peor de las tradiciones del “cuoteo” y “pegas” de cargos, de venta al mejor postor (5). Unos verdaderos traidores al movimiento obrero y popular.

Y sobre esta distancia es que se prende montar Carlos Mesa: de imponer el referéndum (apoyándose en la confusión existente), significaría un importante triunfo político para la estabilidad del gobierno y un evidente golpe a uno de los reclamos centrales del Octubre.

En este contexto, está la cuestión de los “radicales”. Así se llama a los dirigentes de masas que han salido a oponerse al referéndum en clave “nacionalista”. Se trata de Solares (el Secretario Ejecutivo de la COB), el “Malku” Quispe (Ejecutivo de la CSUTCB y los campesinos / indígenas del Altiplano), de Roberto de la Cruz (del MIP y dirigente de la COR de El Alto), de Alejo Veliz (de la CSUTCB de Cochabamba), entre otros.

Dirigentes de masas, pero no anticapitalistas revolucionarios (ni mucho menos socialistas), que se oponen realmente a la entrega del gas y están por su nacionalización pero en clave estatista, no de poder de los trabajadores, no en una perspectiva independiente y anticapitalista (6).

Estos dirigentes son los que encabezan hoy a la vanguardia del movimiento obrero, campesino y popular en el país. Están al frente de importantes organizaciones de masas, aunque al mismo tiempo, se hace sentir la carencia absoluta de verdaderos partidos de izquierda y revolucionarios. Drama secular del movimiento obrero boliviano, donde las organizaciones de masas literalmente “se han comido a los partidos”. Fuente de la mera lucha por los propios “pliegos reivindicativos”, que nunca logran elevarse a las necesidades del conjunto. Volveremos sobre esto.

Huelga general, huelga docente y clases medias

En el marco anterior, debemos decir que la COB había convocado a una huelga general para comenzar el 2 de mayo pasado. Hasta el momento esta huelga ha quedado más en los papeles que en la realidad. Porque la COB ha logrado un “renacimiento” político luego de la insurrección de Octubre y es la única organización que se dirige hacia la población en su calidad de trabajadores. Este renacimiento como organización obrera de masas es, entonces, muy positivo. Pero, sin embargo, también hay que destacar que en su seno no rige centralización alguna, ni mucho menos la democracia de los trabajadores. Todos pueden votar a “favor de la huelga”... y luego cada sector hace sus “ampliados” y decide lo que les plazca. Y así, la huelga, viene languideciendo hace semanas, buscando Jaime Solares simplemente establecerla mediante frentes únicos burocráticos, por arriba, entre “dirigentes”, pero nunca impulsando la democracia desde las bases.

En este marco, una huelga abnegadísima es la que ha estado en el centro de la escena a lo largo de las últimas semanas. Se trata de la huelga de los docentes rurales y urbanos. Sobre todo de estos últimos. Se la han pasado realizando movilizaciones por el centro de la ciudad de entre 15.000 y 20.000 asistentes todos los días, han realizados importantes cortes de calles y rutas en El Alto. Y vienen soportando el asedio y una campaña brutal de parte de los medios de comunicación en el sentido de que serian “unos privilegiados que no les gustas trabajar”... Sufren esta insidiosa campaña en la que el gobierno ha venido intentando tirarles encima a la racista clase media alta (y a los padres en general), con el argumento, entre otros, de que “los únicos perjudicados son los niños”.

Porque las clases medias altas en Bolivia son “increíbles”. Se trata de un sector de clase social y políticamente más corrido hacia la derecha de lo que conocemos en la Argentina. Casi se podría decir que son una extensión de la burguesía “gringa” y colonial que domina el país. Están cruzados por unos elementos de racismo hacia la población originaria y trabajadora / campesina en una escala no vista en nuestro país.

Y es este componente (de “repugnancia” social y racial hacia las clases “bárbaras”...) el que se viene manifestando en repudio a las distintas movilizaciones que casi a diario se suceden en La Paz. Un componente que manifiesta su opinión favorable al gobierno de Carlos Mesa con frases en la radio y televisión como “vagos, dejen gobernar a Mesa ... si no les gusta trabajar, renuncien”. O en las calles, hasta que algún minero viene en ayuda y con un dinamitazo espanta a toda esta chusma “clase mediera”.

Irrupción de una nueva clase trabajadora

Un fenómeno “sorprendente” viene ocurriendo desde Octubre. La dinámica de clases del proceso revolucionario cada vez coloca más en el centro a sectores de trabajadores asalariados. Mientras tanto, la retórica de los intelectuales de izquierda como Álvaro García Linera o Walter Gómez siguen con la letanía de insistir en las temáticas de los “movimientos sociales” y en el carácter supuestamente sólo “indígena y popular” del proceso. Así, el periodista Pablo Stefanoni caracteriza a El Alto solo como “ciudad aymará rebelde” y habla de un “nacionalismo plebeyo que mostró capacidad para articular al movimiento indígena del altiplano (que ha recreado una potente narrativa étnico-nacional aymará) con indígenas urbanos igualmente aymaras o quechuas, y –al menos coyunturalmente– con sectores de las clases medias acomodadas” (7). Uno se podría preguntar: ¿Pero la clase trabajadora boliviana, dónde está? ¿Ha desaparecido?

Sin embargo, es un hecho que el escenario de la lucha ha tendido a desplazarse (más y más) hacia los distintos componentes de la nueva clase obrera boliviana, lo que explica, además, el creciente peso que ha ido adquiriendo la COB como punto de referencia de lucha y político, aún a pesar de la “ceguera” interesada de estos periodistas.

Con La Paz y El Alto convertidos en el centro geográfico del proceso, desde el fin de la “primavera” de Mesa (meses del verano), se han sucedido una serie de movilizaciones y huelgas entre los variados sectores de trabajadores. Si a lo largo de marzo (y el 1º de Mayo) se pudo ver la capacidad de movilización de la COB, poniendo en las calles importantes sectores de trabajadores fabriles de El Alto (como los textiles de Amatex, entre otros), la actual huelga de los docentes urbanos y rurales evidentemente atañe a otro sector importante de la clase trabajadora del país.

Todo esto no puede ser desmentido por el gravísimo enfrentamiento entre los cooperativistas mineros y asalariados en la mina de Caracoles, a todas luces instrumentalizado por el gobierno para debilitar la tradición y prestigio de lucha que conserva la clase trabajadora minera. En todo caso sirve como lección del problema que significa la cooperativizacion de ex trabajadores asalariados: los que reaparecen en la escena social, ya no como obreros, sino como pequeños propietarios de un pedazo de roca, generando intereses propios, distintos a los de la clase trabajadora como colectivo.

Desde el punto de vista estratégico, es entonces esta dinámica de clases la que hay que ayudar a profundizar: sólo en cabezas muy “románticas” puede caber la idea de fundar el futuro del país en la agricultura minifundista del altiplano, o en una producción –en definitiva marginal– como lo es la de la hoja de coca.

Una perspectiva de desarrollo real de las fuerzas productivas del país, de superación del tremendo atraso y miseria, sólo puede pasar porque los trabajadores tomen en sus manos el petróleo y el gas, las telecomunicaciones, los medios del transporte, las fábricas y talleres. Esto es, la producción social en general, con una perspectiva de unidad internacional con la clase trabajadora y los sectores populares del resto de América Latina.

Sindicatos, partidos e izquierda revolucionaria

Como veníamos diciendo, en Bolivia se da una situación “invertida” respecto de Argentina en el seno de la vanguardia. Existen dirigentes de masas del proceso, cosa que en el “argentinazo” no los hay verdaderamente de esta estatura (decimos esto, mas allá de sus posiciones políticas). Dirigentes de masas, sea de la COB o del movimiento campesino / originario. Pero lo que no existen son propiamente “partidos” (8).

Esto es, la izquierda revolucionaria, prácticamente no tiene existencia organizada, mas allá del POR (“Partido Obrero Revolucionario”), tradicional partido trotskista del país, fundado hace ya 68 años, que aún sigue teniendo posiciones importantes: son los dirigentes de los docentes urbanos de La Paz y de la Federación Universitaria de Cochabamba, así como tienen militantes en la mayoría de las ciudades capitales más importantes.

Sin embargo, dramáticamente, son más militantes “sindicales” que propiamente políticos. Esto es, no son “tribunos populares” como pedía Lenín. Esto se refleja –por ejemplo– en la pobreza extrema de sus publicaciones. Su periódico (“Masas”) es un paupérrimo folleto con consignas totalmente “maximalistas”: para todo tiempo y lugar, su consigna es la de “dictadura del proletariado”, así, en abstracto.

En estas condiciones, su efectiva práctica política, no puede dejar de ser estrictamente sindicalista, y para colmo,  siempre en el marco de los “cuerpos orgánicos” de la COB.  En “el medio”, se comprende, no hay literalmente nada... todo es –y en estas condiciones no puede dejar de ser– una mezcla de maximalismo dogmático y sindicalismo oportunista.

Así, ante la absoluta falta de verdadera democracia de los trabajadores en el seno de las organizaciones de masas, cuesta todavía descubrir corrientes independientes a la izquierda de Solares.

Todo esto es lo que hace tan imprescindible y perentorio poner en pie la tradición del socialismo revolucionario en Bolivia: verdaderamente de clase, democrática y socialista. Que se oriente desde la perspectiva de ayudar a establecer una nueva alianza obrera, originaria, campesina y popular. La perspectiva de una Bolivia Socialista.


La actividad de “Socialismo o Barbarie”

Por Carla P. (SoB Bolivia)
Socialismo o Barbarie,  periódico, 04/06/04

Estamos en la etapa fundacional de un núcleo juvenil socialista revolucionario. En lo inmediato, la mayor parte del esfuerzo está volcado en la implantación en las universidades: es el caso de la Universidad Mayor de San Andrés (La Paz) y la Universidad Publica de El Alto. La idea es que a partir de lograr una real inserción universitaria juvenil, podamos dirigir la actividad del grupo hacia sectores claves de la clase trabajadora boliviana.

Parte de esto, es el desembarco de nuestra editorial en Bolivia. Es por esto que la nueva “Antídoto” ya está llegando a varias de las librerías más importantes de La Paz: “Sachawazy”, “Gizberg”, “Amigos del Libro”, etc., donde ya se puede encontrar el último número de nuestra Revista Internacional dedicado al Octubre Boliviano, así como distintos títulos recientes de nuestra editorial (“España Revolucionaria” de León Trotsky, o los textos de Antonio Labriola).

También estamos buscando realizar debates y establecer relaciones con intelectuales de la izquierda y dirigentes sindicales. Últimamente, hemos estado realizando una serie de charlas en la UMSA, dedicadas al debate estratégico que ha dejado planteado el Octubre, en las cuales participaron unos 30 jóvenes.

Al mismo tiempo, el centro político de nuestra actividad para las próximas semanas, será el apoyo a las luchas en curso y dar pasos de frente único real y hacia la base para lograr poner en pie la más amplia y activa campaña de esclarecimiento alrededor de la necesidad de rechazar y/o eventualmente boicotear activamente el referéndum tramposo de gobierno de Mesa. Para esto es que estamos participado de reuniones con la ejecutiva de la COB, que esperamos sirvan a una campaña por la base, realmente activa y explicativa y no puramente “verbal”.

Notas:

1. Cantos de los huelguistas docentes urbanos de La Paz.

2. La “Ceja” es el casco céntrico de la ciudad de El Alto. A la “Hoyada” se le llama a la ciudad de La Paz, porque ésta se halla como en un valle rodeado de montañas.

3. COB significa “Central obrera Boliviana” y es lo que se llama en Bolivia, la “entidad matriz”. La COR es la “Central Obrera Regional”, las que junto con la FEJUVE (“Federación de Juntas Vecinales”) son las dos principales instituciones de los trabajadores y vecinos de la ciudad alteña. Por último, los docentes urbanos son uno de los principales gremios de trabajadores asalariados del país, los que en el caso de La Paz vienen realizando una huelga multitudinarias con marchas cotidianas de unos 20.000 trabajadores, la que ya cumple casi un mes.

4. “Gremiales”: se trata de la agrupación de comerciantes por cuenta propia, muy masiva en El Alto, sobre todo integrada por mujeres de origen aymará y que se agrupan en su propio sindicato, en el COR y en las Fejuve. Marchan organizadas por sector o circunscripciones de la ciudad, movilizando detrás de ellas, a ex / trabajadores adultos y jóvenes desocupados.

5. Se llama así a la horrible “tradición” que hay de reparto de cargos y fondos por “debajo de la mesa” por parte del Estado y régimen político, y que atraviesa a la mayoría de las organizaciones de masas, que tienen tradición de lucha radicalizada, pero no tradición de verdadera independencia política de clase. Además, esto se “explica” por rasgos de “idiosincrasia” que caracterizan al pueblo boliviano, en el sentido que todo está sometido a “regateo”... Dialécticamente, esto es producto del propio raquitismo del desarrollo capitalista del país, que hace que literalmente en muchos casos, no haya precios del todo estables en la economía. Esto se traslada al terreno de la lucha sindical (y política), cuando cada sector se presente con su propio “pliego reivindicativo”, la más de las veces de espaldas al resto de los explotados y oprimidos. Así, la “voluntad general” no puede más que encarnarse en el régimen político y el Estado capitalista / racista.

6. Esto es importante precisarlo algo más. Porque efectivamente (como hemos escrito en nuestra ultima SoB revista nª 16, ver articulo: “¿Revolución Bolivariana?”) existen sectores minoritarios a contramano de la dominante orientación “neoliberal”. Si Lula, Kirchner o Mesa son (salvando todas las distancias) meramente “neoliberalismo con rostro humano”, efectivamente Jaime Solares aparece reflejando un sector de la burocracia sindical (y aún de la propia burguesía y el ejército de su país) que eventualmente están en contra de que siga la enajenación de los recursos naturales en manos de las multinacionales y preferirían que pase a manos del Estados (burgués) en el sentido de intentar re-editar el (frustrado) camino nacionalista / burgués del ’52, de cierto “desarrollo capitalista auto-centrado”.

7. El Diplo, nº20. Mayo 2004. Por nuestra parte, venimos hablando de El Alto, en tanto que “Comuna de trabajadores, popular y originaria”. Ver el artículo “Crítica del romanticismo ‘anticapitalista” en la revista Socialismo o Barbarie nº16.

8. En la “izquierda” está el caso del MAS, una organización hoy totalmente reformista y pasada con “armas y bagajes” al régimen de democracia colonial. Ésta sacó en las últimas elecciones de mediados del 2002 el 21% de los votos a nivel nacional. También esté el caso del MIP (“Movimiento indigenista Pachacuti”) orientado por Felipe Quispe de naturaleza más indigenista y autonomista. Ambas organizaciones tienen diputados nacionales, pero son más “extensión política” de sus respectivos movimientos (“cocaleros” y campesinos del altiplano) que propiamente partidos políticos.

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