Arde Bolivia

 

Paro cívico en El Alto contra el gasolinazo y por la expulsión de la transnacional Aguas del Illimani

De nuevo en la lucha

Por Carla Punkoya
Socialismo o Barbarie Bolivia, 14/05/05

El 2005 fue recibido en el país del Altiplano con marchas, bloqueos de caminos y un paro cívico en El Alto. Es que los tres regalos de fin de año que ofreció el gobierno de Carlos Mesa al pueblo boliviano no hicieron más que aguar las fiestas. Nos referimos aquí al Decreto Supremo 27057 del 24 de diciembre del 2004 que autoriza a las empresas petroleras a registrar como propiedad privada los predios que ocupan en las concesiones petroleras en el oriente boliviano, al Decreto Supremo 27959 que aumenta los precios entre un 10 y un 23 % de combustibles como la gasolina y el diesel y por último al aumento de las tarifas de transporte público en Santa Cruz, Tarija, Cochabamba y otras regiones. Estas medidas no son más que un liso y llano ataque a la pobre economía del pueblo trabajador boliviano para beneficio de las transnacionales petroleras y del empresariado boliviano. Y el gobierno de Mesa, desde que asumió, producto de las jornadas de la guerra del gas en octubre del 2003, siempre ha sido un fiel defensor de estos intereses.

Así lo demuestra, por un lado, el tramposo referéndum de julio pasado donde al fin y al cabo el grueso del negocio de los hidrocarburos sigue en manos de las transnacionales, y, por otro, las elecciones municipales del 5 de diciembre del 2005 que contó con la participación de agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas, donde todos vimos a los mismos políticos y partidos de siempre haciendo campaña, pero ahora con nombres distintos. Mientras tanto, a más de un año de gobierno de Mesa y de la guerra del gas, las condiciones de vida de la gran mayoría de los bolivianos no ha mejorado nada. Al contrario, ha empeorado aún más.

Pero la respuesta popular no se hizo esperar y fue contundente. En los primeros días del año, distintos sectores sociales y sindicales como transportistas, gremiales, campesinos y estudiantes realizaron diversas medidas de presión rechazando al alza en los precios de los artículos de primera necesidad provocados por el aumento de los combustibles. Este reclamo logró articularse y fortalecer el paro cívico indefinido decidido por la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de El Alto, que demandaba la rescisión del contrato con la empresa transnacional Aguas del Illimani (de capitales franceses) concesionaria del servicio de agua potable de esta ciudad de 800.000 habitantes. En El Alto, una de las ciudades más pobres de Bolivia, 200.000 habitantes no tienen acceso al agua potable ni al alcantarillado. Obviamente que la empresa (como las demás transnacionales) sin invertir un peso y cobrando elevadísimas tarifas, nunca dejó de obtener millonarias ganancias gracias a la complicidad de los distintos gobiernos incluido el de Mesa.

Así, organizaciones campesinas, transportistas, Fejuve de El Alto, la Central Obrera Regional de El Alto y otras organizaciones sociales y sindicales de La Paz y El Alto acordaron un pacto para articular, coordinar y concretar el paro cívico por tiempo indefinido a partir del lunes 10 de enero con las siguientes demandas:

1) Reversión de el alza de los carburantes.

2) Expulsión de la empresa Aguas del Illimani por haber prestado un mal servicio en El Alto.

3) Rechazo a la inmunidad de los súbditos estadounidenses.

4) La instalación de gas a domicilio

5) Encarcelamiento de ex presidente Sánchez de Lozada y sus colaboradores por genocidio.

Y los tres días de paro movilizado e indefinido fueron contundentes en La Paz y El Alto, donde mujeres y niños estaban al frente de los bloqueos de las principales cruces de las dos ciudades. Los mercados cerraron sus puertas y comenzaban a escasear los productos. Piquetes, barricadas eran puntos de reunión y discusión.

Varias marchas recorrieron la ciudad de El Alto exigiendo que se vaya la transnacional Aguas del Illimani. En La Paz la mayoría de las organizaciones sindicales como la Federación de trabajadores Fabriles, La Federación de Trabajadores de la Salud entre otras, colaboraron a la paralización vehicular en la Autopista que une La Paz con El Alto.

Así se desarrollaron los días de paro cívico en El Alto y La Paz, mientras que en otras ciudades como Oruro, Potosí y Cochabamba, multitudinarias marchas clamaban por las mismas reivindicaciones.

No hay dudas de que el temor del gobierno y los empresarios frente a la furia popular, la oleada de protestas contra el gasolinazo y el alza en los precios, más los tres días de paro exitoso, pusieron a Mesa contra la pared e hicieron que el gobierno cediera en lo que respecta a la empresas Aguas del Illimani. La propuesta del gobierno es preparar un decreto para dar por finalizado el contrato con dicha empresa. Frente a esto, la decisión de los sectores en lucha fue levantar el paro para evaluar la propuesta.

Ahora bien, queda demostrado que la movilización popular es la única forma de poder lograr reivindicaciones favorables a los trabajadores y el pueblo, y el hecho de que se esté discutiendo terminar el contrato con la transnacional aguas del Illimani es muy importante. Pero por otro lado también es importante ir por más.

Sin embargo, este triunfo (aún no concretado) de rescisión del contrato de la multinacional francesa, es al mismo tiempo una maniobra del gobierno para dejar de lado el tema principal del Bolivia: el dominio del gas y  en general de los hidrocarburos.

Enfrentado a la posibilidad de otro estallido como el que derribó a Goni, el gobierno de Mesa concede algo para no perder todo. Principalmente, quedarse en el poder y garantizar al entrega del gas y el petróleo a las trasnacionales.

Lamentable, las direcciones de los organismos de masas obreros y populares (COB, COR, Fejuve, etc.) vuelven a hacer la de siempre: discursos revolucionarios, medidas de presión aprovechando la combatividad de las masas... y luego negociar bajo cuerda frenando los movimientos a cambio de migajas...

En esta situación, creemos necesaria la más amplia unidad de los sectores obreros, campesinos, indígenas y populares para ir por más después de este triunfo. En primer lugar imponer la nacionalización total de los hidrocarburos bajo control de los trabajadores y el pueblo boliviano. Y, en esa perspectiva, luchar por sacar a Mesa e imponer un gobierno propio, para lograr una Bolivia socialista, originaria, campesina y popular.

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