Arde Bolivia

 

Las direcciones del movimiento de masas
y la falta de una salida independiente

Periódico Socialismo Revolucionario, La Paz, junio 2005

La aceptación del último recambio presidencial por parte de los sectores llamados radicales (desde Jaime Solares, las direcciones de la Fejuve y la COR de El Alto), pone nuevamente en el centro de la discusión la falta de una salida independiente de los trabajadores, campesinos y el pueblo pobre en general. Y si bien es verdad que en un primer momento se mostraban “en contra de desmovilizar y levantar los bloqueos”, lamentablemente no hubo por parte de las direcciones una política en cuanto a cómo sostener los reclamos de nacionalización superando la maniobra del adelantamiento electoral.

Si hacemos un poco de memoria, veremos que las políticas que han llevado adelante en los conflictos y luchas de este último año las distintas direcciones “radicales” del movimiento de masas (a pesar del discurso “ultra revolucionario” que las caracteriza), han terminado siempre contribuyendo, de hecho, a disminuir y / o encausar el proceso de movilización en las calles dentro de los canales “democráticos” del podrido régimen. Y no necesariamente porque sea su estrategia expresa candidatearse a algún cargo electoral (como es el caso del MAS y Evo), sino por su total falencia a la hora de plantearse una perspectiva independiente de todo sector patronal, del Estado capitalista boliviano, sus partidos y sus instituciones, por parte de los trabajadores, explotados y oprimidos. En el caso de la COB y Solares, esto no hace más que seguir la tradición que viene de Juan Lechin, siempre a la zaga de algún sector burgués. En el caso –por ejemplo– de Felipe Quispe a la búsqueda de una salida puramente “nacional–indígena” que no cuestiona realmente el carácter capitalista del Estado boliviano.

Las direcciones y la lucha contra Aguas del Illimani

En lo que hace específicamente a las direcciones alteñas, con el levantamiento del paro cívico de enero (para “analizar la propuesta del gobierno”; que mediante Decreto Supremo se comprometió a iniciar la rescisión del contrato con la transnacional Aguas del Illimani), hemos visto como sus distintas expresiones (tanto a nivel de la Fejuve como de la COR) terminaron cediendo ante las reiteradas maniobras del poder político. Una vez más se otorgaba una tregua, confiando en el diálogo y negociando migajas a cambio de desmovilizar a sus sectores. Se frenó así la lucha por la expulsión de la transnacional, objetivo que aún no se logra.

Esto se repitió en marzo ante la nueva maniobra de Mesa de “renunciar” para hacer retroceder una vez más a los sectores en lucha, que ante el incumplimiento de las promesas hechas en enero, habían vuelto a las calles con un nuevo paro cívico. Solo que en esta ocasión no hubo ninguna promesa otorgándose una nueva tregua totalmente gratuita.

Las direcciones frente a las renuncias de Mesa.

Ante el primer intento de renuncia, no hubo dirigente que no aclarara ante los medios que “en ningún momento se había pedido la renuncia de Mesa”. Por ejemplo, Abel Mamani decía; “Si estamos en las calles es para pedir que se cumplan los reclamos de la gente. Pero sabemos que si Mesa renuncia, no tenemos a quien reclamarle”. De la Cruz dijo que “Mesa era un mal necesario”. Solares, sólo planteaba como salida, ante la incapacidad de Mesa, la necesidad de elecciones generales para “que venga un hombre honesto a gobernar”. O sea, ninguna de las direcciones a la izquierda del MAS fue capaz de plantar una perspectiva realmente independiente: la real alternativa de un gobierno obrero, originario, campesino y popular, que se declama en los discursos pero no se da realmente ningún paso práctico para poder concretarlo.

Mientras Mesa amenazaba con irse por segunda vez, las direcciones repetían la hazaña: todos han sostenido alguna variante de salida “institucional” y colaborado en la permanencia del gobierno de Mesa.

Una vez más, en gran medida han traicionado una lucha que venía creciendo de manera irresistible; una y otra vez renunciado a la posibilidad de una salida independiente en manos de los explotados y oprimidos. Esto en la búsqueda de una salida dentro del régimen, a la medida de las necesidades electoralistas del MAS. (ver Socialismo Revolucionario Nº 0,“la segunda renuncia de Mesa”).

Las direcciones del movimiento de masas (con Evo Morales a la cabeza, seguido por Mamani, Solares y Quispe) realmente tuvieron en sus manos la posibilidad de echar a Mesa dando pasos en el desarrollo real de la Comuna revolucionaria de El Alto y su APNO como un poder alternativo al del Estado burgués que centralizara toda la lucha nacionalmente; e incluso, sobre esta base, imponiendo una Constituyente realmente libre y soberana garantizada por la movilización y el poder de las masas en las calles.

El vacío de poder que dejó planteado la última renuncia de Mesa, tampoco pudo ser aprovechado por las organizaciones populares que estaban mostrando la relación de fuerzas real en una Bolivia polarizada. Por un lado rechazaron todas las posibilidades de diálogo y se mantuvieron inamovibles en cuanto al reclamo de Nacionalización; pero por otro lado no supieron que hacer con el tema que ellos mismos estaban planteando, que era el tema del poder. No se pudo oponer nada coherente como alternativa, quedando así como única salida posible “la tregua” al nuevo gobierno, alimentando la falsa ilusión de que las demandas sean resueltas por la vía “democrática”.

La proclamación el día miércoles 8 de junio de la Asamblea Popular Originaria Nacional y la conformación de sus comisiones, aunque ha significado un paso muy importante que posiblemente haya alcanzado a sentar un precedente, nuevamente fue un acuerdo por arriba entre los dirigentes que no se hizo carne abajo, en el conjunto de la población alteña y del resto del país.

En las últimas jornadas del conflicto, ha quedado planteada la necesidad de dar pasos reales y concretos en el sentido de la puesta en pie de la Asamblea Popular. Ha quedado demostrado que el centro del problema es ofrecer una alternativa de poder y una salida propia e independiente de los trabajadores y el pueblo que se oponga al reformismo del MAS y a las distintas variantes burguesas: apoyarse en la experiencia que ya está en curso para poner en pié un organismo de poder alternativo, que sea al mismo tiempo el que impulse y pueda imponer la nacionalización del gas y una Asamblea Constituyente realmente libre y soberana. Pero para esto, habrá que superar en la lucha a estas direcciones que se niegan a trabajar realmente por esta perspectiva.

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