Bolivia

Razzia en Bolivia. Avanza el fascismo y Evo sólo se lamenta

En Sucre, campesinos e indígenas son vejados y
tratados como perros

Econoticiasbolivia, 27/05/08

Morales ya no tiene pisada en la capital de la República [1], controlada por la oligarquía y la derecha fascista. Los campesinos e indígenas son vejados y tratados como perros.

Sucre, la capital de Bolivia, vivió este fin de semana horas de vergüenza, cuando grupos armados organizados desde los derechistas gobiernos local y comunal desataron una cacería de campesinos e indígenas que habían acudido a la ciudad para recibir al presidente Evo Morales.

Perseguidos como perros, centenares de indígenas fueron apaleados, vejados y humillados este sábado, mientras una veintena de ellos, tomados como rehenes, fueron conducidos a palo y golpes por las bandas juveniles de fascistas a la plaza principal de la ciudad. Allí, los campesinos fueron desnudados, puestos de rodillas y obligados a pedir perdón a la 'culta Charcas', la ciudad ubicada al sur de Bolivia y que tiene un cuarto millón de habitantes, y que paradójicamente celebraba el 199 aniversario del primer grito libertario de la América morena, que luchaba por acudirse del yugo de la colonización española.

La cacería de campesinos fue organizada desde las organizaciones cívicas y populares que tienen el control absoluto de la ciudad de Sucre y que se organizaron para impedir la llegada del presidente Morales, que tiene vetado el ingreso desde fines de noviembre del 2007, cuando los asambleístas del gobernante Movimiento al Socialismo intentaron revivir a bala la agonizante Asamblea Constituyente para aprobar en una escuela militar una Constitución Política del Estado, que por ahora es un simple papel mojado.

Horas antes de perseguir a los campesinos, estos mismos grupos de fascistas obligaron a los efectivos del Ejército y la Policía a replegarse a sus cuarteles, dejando sin defensa e inermes a los campesinos que habían sido convocados por el mismo Evo para que le ayuden a sentar presencia en esa ciudad.

Poder dual

Hasta último momento, Evo había intentado ingresar a esa urbe, convertida ya, junto a Santa Cruz de la Sierra, en la capital de la intolerancia y el racismo, pero ante estos hechos de violencia, desistió de esta idea, ratificando, una vez más, que en Bolivia hay dos gobiernos y que Morales no tiene pisada en las ciudades del oriente y sur del país, donde gobierna una rancia oligarquía y 100 poderosos clanes que son dueños de la tierra, los negocios, las exportaciones, los medios de comunicación y la conciencia de muchos.

Desde mediados del 2007, en Bolivia está fracturada en dos y hay un doble poder, con Evo gobernando en el altiplano (La Paz, Oruro y Potosí) y la oligarquía y los 100 clanes en los valles y el oriente del país, donde levantaron demagógicamente la bandera de la autonomía y por ello cuentan con el apoyo militante de las clases medias y los movimientos cívicos y vecinales, además de la sumisión/adhesión de las organizaciones sociales y populares urbanas.

Esta situación tiende a consolidarse, tras la realización del referéndum autonomista en Santa Cruz el pasado 4 de mayo y que posibilitó que el prefecto derechista cruceño Rubén Costas asuma funciones de Presidente y forje su propio Parlamento en abierto desacato al gobierno de Evo, que sólo atina a protestar.

La oligarquía avanza en su proyecto de poder y organiza para los siguientes días tres referéndums en Beni, Pando y Tarija, con los mismos propósitos e igual de predecibles como los de Santa Cruz, mientras la izquierda indigenista trabaja con miras al referéndum revocatorio nacional del 10 de agosto, en la que muy probablemente Evo y sus opositores sean ratificados en sus cargos, consolidándose este 'empate catastrófico' y abriendo la posibilidad para que la oligarquía y el gobierno indigenista intenten lograr un 'gran acuerdo nacional', demandado por la Iglesia, la confederación de empresarios privados, los militares y la diplomacia regional e internacional.

En este escenario, el último ampliado de la Central Obrera Boliviana (COB) convocó a una huelga general para junio contra la oligarquía y para que el 'indio presidente' deje de conciliar con la derecha y cumpla con la agenda de octubre, expropiando las tierras de los latifundistas, estatizando las minas, el gas y el petróleo, y mejorando la vida del 70 por ciento de los bolivianos que viven en la pobreza y desnutrición, y cuya situación ha empeorado durante el gobierno de Evo por el alza de los precios de los alimentos, la falta de empleo y la pervivencia de las políticas neoliberales.

Martirio campesino

Mientras tanto, la lucha desatada en los valles y el oriente del país no tiene pausa y son elocuentes de ello los testimonios de las últimas horas. 'Con los ojos asustados y con sudor por el intenso sol y el miedo de la turba que amenazaba con matarlo, por defender las ideas masistas (del gobierno de Evo, NdR), así estaba Angel Vallejos, alcalde de Mojocoya, quien fue tomado de rehén y acusado de lanzar piedras a los jóvenes sucrenses que se oponían a la llegada de Evo Morales a Sucre'.

'¡Bájenlos, bájenlos!, gritaba la gente desde la carretera, mientras grupos de jóvenes inspeccionaban las casas y trepaban los cerros del barrio Azari, donde se escondían campesinos'.

'Junto a Vallejos, otras cuatro personas fueron tomadas de rehén. Vallejos fue obligado a levantar la bandera de Chuquisaca y a rastras lo llevaron hasta la plaza 25 de Mayo para que 'pida perdón al pueblo por agredir' (…) Luego, otro grupo llegó con más rehenes a quienes les obligaron a quitarse la ropa y con el torso desnudo les hicieron arrodillar frente a la Casa de la Libertad. 'Sucre de pie, Evo de rodillas', gritaron', según refleja el diario 'La Razón', opositor a Morales.

Reacciones de unos y otros

Frente a estos hechos, la Federación de Campesinos de Chuquisaca denunció que aproximadamente 20 personas de su sector se encuentran desaparecidos, entre ellos algunos niños, calculándose en más de 50 los heridos.

'Frente a la situación de violencia contra los campesinos acontecida ayer (sábado) en Sucre, hemos organizado un comité de huelga desde las 15.00 y un bloqueo de caminos en la comunidad de Candúa', afirmó el dirigente campesino del Chaco Chuquisaqueño, Justo Arancibia, en contacto con la red gubernamental Patria Nueva.

En ese contexto, indicó que este sector decidió asumir esas medidas en protesta por los hechos acontecidos en Sucre, ya que ellos lo único que hicieron fue querer participar en el acto de entrega de ambulancias, cheques y mil viviendas que iba a realizar el presidente Evo Morales en el estadio Patria de Sucre, en conmemoración a la efeméride del 25 de Mayo de 1809.

'El Comité Interinstitucional ha demostrado una vez más la acción racista contra nuestros hermanos campesinos', expresó.

La federación de Campesinos instruyó, además, la declaratoria de una huelga de hambre de sus dirigentes y el inicio de un bloqueo de caminos, cercando la ciudad.

Esta medida fue, sin embargo, desautorizada por el gobierno de Morales, que instruyó el repliegue de los efectivos de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas que fueron rebasados por los movilizados.

Acusaciones y lamentos

El ministro de Gobierno, Alfredo Rada, acusó a los dirigentes cívicos y opositores de ser los directos responsables de los hechos de violencia en Sucre, que dejó decenas de heridos, entre ellos una periodista de la red radial Aclo, martirizada por los jóvenes fascistas.

La agitada tensión en la que se encontraba la ciudad de Sucre fue dirigida por los dirigentes del Comité Insterinstitucional, Jaime Barrón, Aidée Nava y Fidel Herrera; además de los parlamentarios de Podemos, Fernando Rodríguez, Tomasa Yarhui, entre otros, denunció la agencia gubernamental ABI.

Horas después, el vicepresidente del Comité Interinstitucional de Sucre, Jhon Cava, reconoció los excesos cometidos durante la víspera en contra de los campesinos, aunque dijo no conocer a los responsables, pero indicó que públicamente se pidió disculpas por ello.

'No sabemos qué grupos son estos que hacen quedar mal a un movimiento cívico y pacífico y por eso esta mañana hemos pedido disculpas públicas a la Federación de Campesinos, ya que esa no es la característica de los sucrenses', dijo en entrevista con radio Panamericana.

Por su parte, y mostrando su impotencia, el Gobierno de Morales se limitó a expresar sus condolencias con los campesinos y se sumó a los lamentos. 'El Gobierno lamenta saldos de esta jornada que consideramos que es día de vergüenza nacional, ya que todo lo que los medios (de comunicación), en fiel cumplimiento de su labor reflejaron las humillaciones a gente de extracción humilde, a vecinos y sectores populares por parte de grupos de choque conformado por universitarios y organizaciones dirigidas por el Comité Interinstitucional. Es una vergüenza nacional', dijo.

A las protestas también se sumaron algunos medios de comunicación. 'La Red de Educación Radiofónica de Bolivia (Erbol) responsabiliza a la alcaldesa de Sucre, Aydeé Nava; al presidente del Comité Interinstitucional, Jaime Barrón; al presidente del Concejo Municipal, Fidel Herrera; y al funcionario del municipio sucrense, Tommy Durán, por la agresión a la periodista de Radio Aclo Chuquisaca, Marianela Paco'.

Esta periodista fue golpeada, insultada, vejada y rociada con gasolina por una turba fascista, cuando informaba sobre la cacería de campesinos e indígenas desatada el sábado en la ciudad de Sucre.

Erbol, a través de un comunicado, aseguró que Nava, Durán, Barrón y Herrera convocaron a grupos violentos con el fin de agredir y destilar odio contra personas que no comparten su línea ideológica y política, desconociendo los principios democráticos de respeto, tolerancia y convivencia.

Respuesta popular

En La Paz y otras ciudades, trabajadores y vecinos de clases medias condenaron las agresiones en Sucre y cuestionaron la extrema tolerancia del Gobierno de Morales con las bandas fascistas y la rebelión oligárquica.

Este reclamo será más patente este miércoles 28, en la movilización social convocada por la unitaria Central Obrera Boliviana (COB), que presiona para que Morales deje de conciliar con la oligarquía y para que combata a los sediciosos, expropiando la tierra a los latifundistas y revirtiendo efectivamente las concesiones petroleras y mineras al dominio del Estado, además de incrementar el salario para los trabajadores y poner un efectivo control sobre los precios de los alimentos.

'Convocamos el 28 de mayo a una gran marcha que partirá desde la Ceja de El Alto para concentrarse en el centro de La Paz, para rechazar a los empresarios y politiqueros de la media luna para decirles que no los soportamos más con sus actitudes', dijo el dirigente de la COB, el oficialista Pedro Montes.

En Potosí, el secretario ejecutivo de la Central Obrera Departamental, Gerardo Coro, demandó que Morales aplique 'mano dura' sobre la oligarquía y sobre los grupos fascistas que han comenzado a expandirse por todos los valles y el oriente del país, a la vista y paciencia de un gobierno indígena y campesino que apuesta todo a la papeleta electoral, claramente insuficiente para derrotar a una burguesía agrofinanciera y comercial que cuenta con el apoyo de la embajada de Estados Unidos y que no tolera ser gobernada por un indio, a pesar que éste promueva la vigencia del capitalismo andino, respete la propiedad privada, defienda la inversión extranjera y ponga freno a los sindicatos y organizaciones sociales que pugnan por acabar con el neoliberalismo y la explotación capitalista.


1.– La ciudad de Sucre es formalmente capital de la República aunque la sede del Poder Ejecutivo y del parlamento es la ciudad de La Paz (nota de SoB).


Evo frena a la izquierda y da más alas al fascismo

Econoticiasbolivia, 29/05/08

La Paz.– Paralizado por su suicida política de concertación con la oligarquía que lo desprecia y detesta, el presidente de Bolivia, Evo Morales, frenó las protestas de campesinos y obreros en contra de la envalentonada burguesía agrofinanciera, que no se da tregua en su tarea de escindir al país en dos.

Este miércoles, la dirección oficialista de la Central Obrera Boliviana (COB) suspendió en las ciudades de La Paz y El Alto, las dos mayores del país, una marcha de protesta que había sido convocada desde la pasada semana para condenar la escalada subversiva de la oligarquía y exigir que el presidente Morales cumpla con las demandas populares de tierra, trabajo, pan y más salario.

La suspensión de las movilizaciones también alcanzó a otras ciudades como Oruro y Potosí, donde los dirigentes laborales cuestionaron a los sindicalistas ligados al gobierno de Evo.

Tres días antes, el domingo, el propio Morales había instruido a los dirigentes campesinos de Chuquisaca la suspensión de un bloqueo de caminos y un cerco sobre la ciudad de Sucre, la capital de la República, y que estaba siendo organizada por los indígenas, dolidos por la agresión y humillación que sufrieron decenas de campesinos a manos de los grupos fascistas que responden al mando de una oligarquía que campea impunemente a sus anchas en los valles y el oriente del país y conspira para frenar todas las reformas del “indio presidente” (ver: Razzia en Bolivia).

Ante este retroceso, las mismas fuerzas fascistas y derechistas que impidieron el ingreso del presidente Morales y organizaron el pasado sábado la “razzia contra los indios” (a los que desnudaron, golpearon, arrastraron por las calles y los hicieron arrodillar y pedir perdón en la plaza central), volvieron a la carga y convocaron en la misma ciudad de Sucre a una huelga cívica de 24 horas para este jueves en contra de Evo.

Avanzan los separatistas

Más al norte, en los departamentos de Beni y Pando, los gobiernos prefecturales y los derechistas comités cívicos, usaban todas sus armas para organizar este domingo sendos referéndums autonómicos, con los que intentan legitimar, con el voto popular, la existencia de gobiernos paralelos similares al de Santa Cruz y en abierto desacato al de Morales.

En el norte no hay más ley que la impuesta por la oligarquía y los 100 clanes familiares que son dueños de la tierra, los negocios, los medios de comunicación y la conciencia de muchos (ver: La rebelión de los 100 clanes).

En una muestra de su poder, que ejercen con absoluta impunidad, cientos de campesinos que protestaban en la norteña ciudad beniana de Guayaramerín en contra del separatismo fueron salvajemente golpeados hoy por las bandas fascistas, según denunció la dirigente agraria, Sonia Aguilera.

"Nos golpearon, hay heridos (…) Querían quemar nuestra sede, incluso (el diputado derechista Hermes) Vargas agredió al director del Canal 4", relató Aguilera.

Violencia e impunidad

En los territorios donde gobierna de facto la oligarquía la violencia impune de los poderosos es el pan de todos los días. El martes, en la misma capital del Beni, en Trinidad, paramilitares dependientes de la Prefectura (gobierno local) perseguían a los periodistas de la radio gubernamental Patria Nueva.

“Nos decían que somos articuladores políticos y que estaríamos movilizando a la población. Nos dirigíamos al sector de los gremiales y nos persiguieron en motocicletas por media hora. Tenían cuchillos, iban en contra de nosotros, nos decían masistas (militantes del gubernamental Movimiento al socialismo, MAS), que estamos defendiendo a los indios”.

“Agarraban cuchillos, lo patearon a un compañero en el piso. Nos pretendían amedrentar física y psicológicamente (…) De los colonizadores quemaron viviendas humildes, nosotros sólo dábamos a conocer esa situación”, denunció la periodista Matilde Concepción.

Autonomía, demagogia y fascismo

En las regiones orientales de Beni y Pando, la oligarquía, al igual que lo hizo en Santa Cruz, levantó demagógicamente la bandera de la autonomía y prometió mejorar la calidad de la vida de la gente y lograr la prosperidad de la región con lo que han ganado un masivo apoyo de la población urbana y de casi todas las organizaciones sociales, empresariales y vecinales, con la única excepción de los campesinos y de minoritarios sectores de izquierda.

Pese a ello, los oligarcas no toleran ninguna disidencia ni protesta y organizan a miles de jóvenes para imponer su ley y su orden. En estas elecciones está prevista la aprobación, por amplio margen, de unos estatutos autonómicos que son igual o más separatistas que los cruceños y que posibilitan que se puedan crear Parlamentos regionales con potestad para formular sus propias leyes, manejar los recursos naturales sin injerencia del Gobierno central de Paz, formar su propia Policía y crear impuestos (ver: la oligarquía da un paso atrás y tres adelante).

Política de conciliación

Pero mientras la derecha seguía consolidando sus posiciones, en La Paz, el gobierno de Morales intentaba este miércoles dar respiración artificial a un diálogo de sordos con la oposición, sin la participación de la principal fuerza de la derecha y los prefectos opositores, en una reunión que no tiene más que un carácter simbólico y está, en los hechos, condenada al fracaso.

Horas antes, el dirigente oficialista de la Central Obrera, Pedro Montes, había solicitado al presidente Morales a dejar de lado sus intentos por conciliar con la oligarquía para volcarse, por el contrario, a buscar un acuerdo con los trabajadores y la población empobrecida.

"Estamos pidiendo al Gobierno que no puede dialogar con los masacradores del pasado, sino de una vez que el diálogo se haga con el pueblo a la cabeza de la COB", dijo el dirigente minero que paradójicamente suspendió la movilización popular en todo el país para dar espacio al diálogo entre el Gobierno y parte de la oposición derechista.

En Oruro, los sindicalistas cuestionaron la decisión de la COB de suspender las movilizaciones populares contra la oligarquía y por el no cumplimiento de la agenda de octubre (nacionalización efectiva del gas, petróleo y minas, reversión de las tierras de los latifundistas, fin de la política neoliberal, control de precios de los alimentos y aumento de salarios).

Víctor López, secretario permanente de la Central Obrera de Oruro dijo que la dirigencia de la COB, al haber hecho un cambio en las medidas de presión y convocar a reuniones de dirigentes en vez de lanzarse a la lucha, no tenía otro afán que desvirtuar y perder la perspectiva de las movilizaciones.

Freno a la movilización

La suspensión de las movilizaciones sindicales se origina en la política gubernamental de intentar lograr un acuerdo de largo aliento con la burguesía para potenciar el “capitalismo andino”, además de evitar que los sindicatos más radicales, como los mineros y maestros, ganen más fuerza en su exigencia para que Morales deje de conciliar con la derecha y cumpla con las exigencias del pueblo.

Los sectores más radicales creen que el próximo referéndum revocatorio de mandatos del 10 de agosto, que es casi seguro que ratificará en su cargo al presidente Morales y a sus principales opositores en las prefecturas del oriente, no resolverá la crisis política que vive el país ni ayudará a mejorar la crítica situación económica de los trabajadores.

Por ello, creen que es urgente retomar la movilización y la lucha para recuperar el control de las calles y de las ciudades, y así evitar que la oligarquía, que opera con la cobertura de la Embajada de Estados Unidos, afiance más su poderío. Los sindicatos más radicales creen que si no enfrentan ahora a la burguesía, serán engullidos por la barbarie fascista que ha comenzado a cobrar más y más fuerza en el oriente y los valles de Bolivia (ver: Central obrera: ni Evo ni la oligarquía).


Los 100 clanes quieren alambrar la amazonía

Econoticiasbolivia, 30/05/08

La conjura separatista da un nuevo paso y ahora ya son tres las regiones del oriente en rebeldía contra Morales, que tiene gran fuerza en otras tres del altiplano

La Paz.– Los 100 clanes que son dueños de la tierra y la vida en el oriente de Bolivia quieren perpetuar su poder y marcar como suya la rica Amazonía, de la mano de unos estatutos autonómicos puestos a votación este domingo en sendos referéndums en las tropicales regiones de Beni y Pando y en abierto desacato al gobierno del indígena Evo Morales.

El estatuto, que se prevé que sea aprobado mayoritariamente a pesar de que es ilegal e inconstitucional, tal como aconteció en Santa Cruz el pasado 4 de mayo, otorga poderes especiales a las autoridades regionales para regular el ingreso y asentamiento de los bolivianos que provengan del altiplano y los valles.

Así, por ejemplo, el artículo 6 del estatuto autonómico de Beni establece que "las migraciones e inmigraciones de grupos organizados de ciudadanos bolivianos y extranjeros que deseen asentarse en el departamento del Beni deberán ser aprobadas por dos tercios de la Asamblea Legislativa Departamental, previo consenso con la Asamblea Legislativa Provincial y concordancia con el plan de desarrollo departamental".

Esto significa, según denunció el viceministro de Descentralización, Fabián Yaksic, que los nacionales que deseen ingresar a los cerca de 300 mil kilómetros cuadrados de la región amazónica boliviana, colindantes con Brasil, deberán obtener un pasaporte o visa, lo que sólo se usa cuando un ciudadano viaja a otro país o a otro continente. Esta disposición también podría ser utilizada, según advirtió la Confederación Indígena del oriente, para expulsar de la región a todos los migrantes y originarios del altiplano.

Con ello, la oligarquía y los 100 clanes estarían virtualmente alambrando esa región que cubre casi la cuarta parte de todo el territorio nacional y que se caracteriza por grandes extensiones de bosques y pantanal, inmensas praderas aptas para la agricultura y la ganadería, ríos caudalosos y una incomparable riqueza en biodiversidad.

Los estatutos autonómicos, redactados por especialistas afines y a sueldo de los gobiernos prefecturales y los 100 clanes, sin participación directa de los ciudadanos, contempla la conformación de un Parlamento regional con capacidad para dictar leyes por encima de las nacionales, da prerrogativas de Presidente al prefecto o gobernador, le faculta para armar su propia milicia o fuerza pública, y les otorga poderes especiales para definir el uso y acceso de tierras, el pago de impuestos y otros aspectos de la vida política y económica de la región.

En las regiones orientales de Beni y Pando, la oligarquía, al igual que lo hizo en Santa Cruz, levantó demagógicamente la bandera de la autonomía y prometió mejorar la calidad de la vida de la gente y lograr la prosperidad de la región con lo que han ganado un masivo apoyo de la población urbana y de casi todas las organizaciones sociales, empresariales y vecinales, con la única excepción de los campesinos, los pobladores de los barrios más pobres y minoritarios sectores de izquierda. En esta región, abandonada por el Estado y los gobiernos de turnos, aislada del eje económico y político del país, hay un fuerte resentimiento contra el centralismo entre la población de casi medio millón de habitantes, de los cuales un 70 por ciento está sumida en la pobreza e indigencia. Es, por tanto, un fértil campo de cultivo para la demagogia de una oligarquía que desprecia a los indios y explota a los más pobres.

Avanza la conjura separatista

Con la aprobación de los estatutos autonómicos de Beni y Pando ya serán tres regiones, de las nueve que tiene Bolivia, donde se consolida con votación popular la existencia de gobiernos paralelos y en abierto desacato al gobierno central de Evo Morales, que ya no sabe, ni puede ni quiere detener la rebelión oligárquica. Para el 22 de junio está previsto otro referéndum en Tarija, en el sur del país, colindante con Argentina, con lo que serán cuatro los departamentos en rebeldía (ver: La oligarquía da un paso atrás y tres adelante).

En otras dos regiones de los valles, como Chuquisaca (donde está la capital Sucre, escenario de humillantes vejámenes contra los campesinos) y Cochabamba, la oposición derechista y oligárquica también cuenta con enorme fuerza en las ciudades, quedando Evo Morales con el apoyo de sólo tres regiones del altiplano y de gran parte del campo en los valles.

En el oriente y los valles, la realización de los referéndums venciendo la oposición de Evo ha generado mucha euforia entre los 100 clanes familiares, que son dueños de 25 millones de hectáreas de tierras fértiles, cinco veces más que la que tienen en conjunto dos millones de campesinos pobres que subsisten en los minifundios y cultivan en tierras degradadas por la erosión y el uso intensivo.

Favorecidos por la defección del presidente Morales, que ha levantado las manos ante el poder de la oligarquía y ha instruido a las Fuerzas Armadas, a la Policía y a las organizaciones sociales de campesinos e indígenas para que no impidan por la fuerza la ilegal consulta, los prefectos (gobernadores) y dirigentes de las organizaciones cívicas y empresariales ya cantan victoria y siguen amedrentando a los disidentes.

La oligarquía y los 100 clanes creen quecon el voto popular y el poder que tienen en la calle, ya han derrotado todas las pretensiones de Morales sobre las tierras, los recursos naturales y el funcionamiento de la economía, creen que ya han frenado y enterrado la rebelión de los pobres que echó abajo a los gobiernos neoliberales en el 2003 y 2005 y que amenazó el poder de las transnacionales y la vigencia del neoliberalismo en Bolivia, una nación con 10 millones de habitantes y 6 millones de pobres. Ellos creen, incluso, que aunque no puedan lograr poner fin al mandato de Evo Morales el próximo 10 de agosto, en el referéndum revocatorio, ya han consolidado su poder en las regiones.

Persecución y odio racial

En el oriente y los valles la población urbana, especialmente la clase media, respalda masivamente a los prefectos y comités cívicos derechistas porque ellos han levantado la bandera de la autonomía, que demagógicamente muestran como la única vía para mejorar la calidad de vida de la gente, sumida en la pobreza y siempre olvidada por los gobiernos nacionales.

El masivo apoyo a los oligarcas se da en la misma medida en que se repudia la política de Evo que rechaza la autonomía, recorta los recursos a las regiones y no mejora en nada la economía ni la vida de los trabajadores y las empobrecidas clases medias. En rigor, todos ellos, los de abajo, están peor que antes como resultado del alza del costo de vida y los salarios miserables que pagan el Estado y los empresarios, a pesar de que estos últimos están logrando millonarios ingresos adicionales por el alza del precio de las materias primas exportadas.

Los líderes derechistas también han exacerbado en el oriente y los valles los arraigados y centenarios sentimientos de menosprecio contra los altiplánicos y campesinos y los han transformado en odio racial y violencia organizada contra los más humildes y los más pobres, que son perseguidos, humillados y vejados.

Evo frena la lucha popular

Mientras tanto, paralizado por su suicida política de concertación con la oligarquía que lo desprecia y detesta, el presidente Evo Morales continuó frenando las protestas de campesinos y obreros en contra de la envalentonada burguesía agrofinanciera, que no se da tregua en su tarea de escindir al país en dos.

La suspensión de las movilizaciones sindicales se origina en la política gubernamental de intentar lograr un acuerdo de largo aliento con la burguesía para potenciar el “capitalismo andino”, además de evitar que los sindicatos más radicales, como los mineros y maestros, ganen más fuerza en su exigencia para que Morales deje de conciliar con la derecha y cumpla con las exigencias del pueblo acabando con el neoliberalismo y el saqueo transnacional de las riquezas naturales, expropiando la tierra a los latifundistas y entregándola a los campesinos y mejorando la calidad de vida de los trabajadores con más empleo y mejor salario (ver: Evo frena la lucha popular y da más alas a la derecha).

La estrategia de los ricos

La rancia oligarquía boliviana, que tiene un visceral y profundo odio contra los indios, contra los pobres, dejó hacer a Morales durante gran parte del 2006 para que hiciera lo que ella no podía hacer: desvirtuar las luchas populares por la nacionalización del gas y el petróleo, legalizar los contratos con todas las transnacionales que el pueblo quería expulsar del país y armar una Asamblea Constituyente entre los representantes del MAS y los de la oligarquía, sin la participación directa de las organizaciones que derrocaron a los ex presidentes neoliberales Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa.

De ahí en más, oleados y sacramentados los contratos petroleros, puestas a salvo y acrecentadas las millonarias ganancias de los pulpos transnacionales del gas y el petróleo, la oligarquía, con el apoyo y cobertura de la Embajada de Estados Unidos, frenó, bloqueó y ganó las calles, enarbolando la bandera de la autonomía, fortaleciéndose con cada error de Morales, ganando fuerza con cada concesión de Morales.

Ahora, la oligarquía y los 100 clanes se empeñan en lograr un masivo y contundente apoyo electoral en los referéndums, para consolidar su dominio en las regiones del oriente y los valles, y  lograr la base que les permita ratificar en el referéndum revocatorio del 10 de agosto que son ellos, y nadie más que ellos, los dueños de la mitad de Bolivia y que Evo Morales sólo podrá gobernar en el altiplano.

Dueños y señores del Beni

Y esto lo saben los dueños y señores del Beni, en las ubérrimas llanuras del norte oriental de Bolivia. Allí, es el reino de los clanes de los Guiteras, Llapiz, Sattori, Bruckner, Quaino, Dellien, Avila, Nacif, Antelo, Salek. Allí, 10 familias tienen un poco más de medio millón de hectáreas (534 mil), que es, en extensión, 500 veces más grande que toda la ciudad de Trinidad, la capital beniana.

Allí, como en Santa Cruz y Pando, una vaca vale más que una familia campesina. Allí, el poder político y económico se reparte entre padres, hermanos e hijos. Unos son autoridades regionales, otros diputados y concejales, otros son jefes militares y dueños de empresas.

Allí también imperan los Gasser, Elsner, Carruty y los Bauer Elsner. Todos ellos, que provienen de familias europeas, son los dueños de los principales negocios, accionistas de la banca y manejan a su antojo los cargos públicos, la justicia, la prensa y la administración pública. No es casual, por ello, que el prefecto (gobernador) sea uno de ellos: Ernesto Suárez Sattori, un ganadero latifundista y ex parlamentario de la fascista ADN (Acción Democrática Nacionalista del ex dictador Hugo Banzer).

Los amos de Pando

Más al norte, en Pando, es el reino de los Sonnenschein, Hecker, Becerra Roca, Vaca Roca, Peñaranda, Barbery Paz, Claure, Villavicencio Amuruz, que gobiernan de la misma forma que sus pares de Santa Cruz y Beni.

Estas ocho familias concentran cerca de un millón de hectáreas de tierras fértiles, que equivalen a dos mil veces la extensión de la capital Cobija, donde gobierna con ellos otro millonario ganadero, el ultraderechista Leopoldo Fernández.

El gobernador Fernández es uno de los amos y señores de Pando y su influencia es tal que incluso el propio Morales le ofreció, hace un año y medio, que sea candidato por su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), para gobernar la rica región fronteriza con Brasil. Fernández lo rechazó, él no quiere nada con los indios.

Clanes racistas

Estos clanes son visceralmente racistas y están convencidos de que los campesinos, a los que explotan como en los tiempos del feudalismo, valen menos que sus vacas, por lo que no conciben que uno de ellos sea el actual presidente de Bolivia.

Estos grupos oligárquicos han estado, desde siempre, imbricados con el poder político. Han cogobernado con las dictaduras militares y han lucrado al máximo con los regímenes neoliberales democráticos y saben, muy bien, conservar sus privilegios.

Por ello, tras estar arrinconados parcial y temporalmente desde octubre del 2003, cuando una insurrección popular derrocara al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, al que respaldaron hasta último momento, los latifundistas comenzaron a recobrar el poder político regional, mediante la abierta confrontación con el titubeante, conciliador y suicida régimen indigenista de Morales, que busca, en el fondo, que las rancias élites de oligarcas compartan el poder con las emergentes élites indígenas (ver García Linera: Las élites comparten el poder).

El rol de la Embajada

La conspiración de los clanes cuenta con el indisimulado apoyo de la administración de George Bush. Según ha denunciado el gobierno, la Embajada de Estados Unidos es la que promueve y financia los intentos separatistas de la oligarquía. Las estrechas relaciones del embajador estadounidense Philip Goldberg con los principales líderes de la rebelión como el prefecto Rubén Costas y el líder fascista Branko Marinkovic de Santa Cruz, y el financiamiento de la agencia norteamericana de cooperación Usaid a los políticos derechistas de oposición, son prueba de ello y marcan la evolución de la política de Washington con relación al presidente Morales.

Hasta el 2002, el dirigente cocalero Evo Morales era considerado como el enemigo número uno de Washington. En ese entonces, el embajador Manuel Rocha amenazaba abiertamente a los bolivianos con suspender la ayuda económica y cortar relaciones diplomáticas si éstos se animaban a votar por Evo, al que consideraban ligado al narcotráfico.

Sin embargo, en el periodo 2003 – 2005, cuando el levantisco pueblo boliviano derribó a dos gobiernos neoliberales (Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa) y amenazó con expulsar a las transnacionales petroleras y mineras que saqueaban Bolivia, nacionalizando el gas, las minas y las tierras, Washington revalorizó el papel de Morales y decidió, aunque de mala gana, convivir con él, más aún cuando éste ganó las elecciones de fines del 2005 con el 54 por ciento de los votos.

Ya en el poder, Morales atemperó los ánimos populares sobre la expulsión de las transnacionales y logró nuevos acuerdos con las petroleras, legalizando sus contratos y garantizando sus propiedades, sus inversiones y ganancias. Otorgó también amplias garantías para la propiedad y la inversión privada que cumplan con las normas y leyes.

Todo ello agrada a Washington, aunque no es suficiente para anular el creciente apoyo estadounidense a la causa de la oposición oligárquica. El alineamiento de Morales con los regímenes de Cuba y Venezuela, su tolerancia al cultivo limitado de coca, su permanente y estridente retórica antiimperialista y la amenaza de que los sectores radicales de indígenas y trabajadores desborden al presidente indígena (Ver: Mineros en pie de combate) hacen que la Embajada no confíe en Evo y busque, por el contrario, limitar su poder al altiplano, tal como actualmente ocurre.

La administración Bush fogonea contra Morales y ha enviado a su mayor experto en el separatismo como Philip Goldberg, que ya trabajó entre 1994 y 1996 como asistente especial del embajador Richard Holbrooke, uno de los estrategas de la desintegración de Yugoslavia y de la caída en 2000 del presidente Slobodan Milosevic. Goldberg promovió la separación de Serbia y Montenegro y también estuvo en Kosovo, generando conflictos entre serbios y albaneses. Ahora está en los andes bolivianos, alentando la rebelión de los 100 clanes (ver: La rebelión de los 100 clanes).