Bolivia

Oligarquía 4, Evo y los sindicatos 0

Econoticiasbolivia, 23/06/08

La Paz.- La oligarquía y los 100 clanes que son dueños de la tierra y los negocios cosecharon este domingo su cuarta victoria electoral y ratificaron en las urnas y las calles que son ellos, y nadie más, los amos y señores de la mitad de Bolivia. Evo se lamenta, aunque usa el avance de la derecha para desarmar la lucha de los sindicatos y de los más pobres.

El departamento de Tarija, donde se concentra cerca del 80 por ciento de las reservas de gas y petróleo de Bolivia, se sumó este domingo a otras tres regiones que están en rebeldía y desacato contra el presidente indígena Evo Morales.

Aunque con un fuerte nivel de abstención (cerca del 35%), una masiva y contundente votación (78% de los votos emitidos) dio su respaldo al proyecto autonomista impulsado por la oligarquía y los 100 clanes, que son dueños de la tierra y los negocios, y que ahora comienzan a consolidar el poder que tienen en Santa Cruz, Beni y Pando en el oriente y Tarija en el sur, donde el presidente indígena ya no tiene pisada ni acogida.

Perdido el control real sobre estas cuatro regiones, de las nueve que tiene el país, el presidente Morales comenzó también a ser acosado en las regiones del Altiplano, como en Potosí, donde los grupos empresariales y dueños de las cooperativas e ingenios mineras cercaron este viernes la ciudad, quemaron instituciones públicas y desconocieron la autoridad y la ley. Allí, el Gobierno de Morales se vio obligado a transar con los revoltosos. En otras dos regiones (Chuquisaca y Cochabamba) los sediciosos de derecha cuentan también con gran fuerza.

“Hay un plan de desestabilización contra la gestión del presidente Evo Morales impulsado por los prefectos y cívicos de la "media luna" (las cuatro regiones en desacato), acusó el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, que cree que otra huelga patronal en ciernes para evitar tanto el pago de impuestos como el control de los precios de los alimentos, esta vez a nivel nacional, forma parte de la conjura.

En esta espiral de acciones contra el gobierno indígena – campesino también están incorporados los empresarios del transporte, que amenazan con bloquear todos los caminos principales del país. Todos ellos quieren mantener sus privilegios, no pagar impuestos y, de paso, debilitar y cercar aún más a Morales, que sólo parece tener fuerza y entereza para impedir que los sindicatos y organizaciones populares salgan a la calle para frenar y combatir a una oligarquía, que en los hechos ya ha forjado un gobierno paralelo en el país.

Freno a la lucha antioligárquica

Esta nueva escalada de la derecha oligárquica y fascista se da tras que fuera abortada, desde el Palacio de Gobierno, la huelga y bloqueo de caminos que estaba alistando la Central Obrera Boliviana (COB) para obligar al presidente Morales a sofocar la rebelión de los ricos y, al mismo tiempo, atender de inmediato las demandas sociales y económicas de los más pobres.

La movilización de la COB, desbaratada por el mismo Evo y los sindicalistas que le son leales, buscaba presionar para que se cumpla con la denominada “agenda de octubre”, que postula la expropiación a dominio estatal de las empresas transnacionales del gas, petróleo y minerales, la expropiación de los latifundios y la entrega de tierras para los campesinos, el aumento general de sueldos y salarios, el control de precios de los alimentos y la aprobación de una nueva ley de pensiones.

La frustrada ofensiva popular se orientaba a liquidar el poder económico de la oligarquía y de los 100 clanes (expropiando sus tierras y nacionalizando las agroempresas alimentarias), retomando las banderas de las insurrecciones populares del 2003 y 2005 que acorralaron a las fuerzas que hoy fogonean contra Morales, que paradójicamente parece sentirse mucho más cómodo bajo la presión de la oligarquía que de los sindicatos.

Temor al desborde social

Evo, según confesó el propio Presidente a la revista local “Cosas”, teme que un desborde social de los trabajadores y campesinos arrase con la burguesía agrofinanciera y acabe con su proyecto de impulsar la inversión extranjera y su capitalismo andino sustentado sobre la base del respeto a la inversión privada nacional y extranjera.

“¿Sabes de qué tengo miedo? Quiero que sepan que no tengo miedo a la oposición (derechista, NdR). Como decía, eso es parte de una lucha permanente, histórica durante la Colonia y la República, durante el modelo neoliberal. No le tengo miedo ni a un golpe de Estado, ni a un grupo de fascistas-racistas (…) los conspiradores, el Gobierno de Estados Unidos junto a esos grupos oligárquicos (…) El miedo que tengo es que la gente que nos apoya se levante, que los sectores opositores menores arrasen, es una gran confrontación, a eso tengo miedo yo”.

“No sé si han escuchado cuando he ido a Llallagua (centro minero), todos los dirigentes mineros y mayormente el campesino indígena: “Presidente, díganos hora y fecha, y vamos a ir a Santa Cruz (a acabar con la burguesía, NdR)”.

Resultados de la conciliación

Desde el inicio de su gobierno, Evo ha frenado las luchas sociales y ha buscado una alianza con la burguesía agrofinanciera y con las transnacionales, a quienes quiere convertirlas en sus socias, a pesar que éstas lo desprecian y ya no quieren saber nada de él.

Esta política conciliadora y suicida alienta a la derecha fascista, que lidera las protestas sociales de los sectores que sufren por alza del costo de vida y que creen que con la autonomía saldrán de la extrema pobreza.

Como señala la Central Obrera de Oruro, "el Gobierno de Evo Morales surgido como consecuencia de las luchas sangrientas del pueblo contra la oligarquía, tiene como base de su política la concertación y la convivencia con el enemigo de clase, compuesto por los pocos ricos de este país, culpables de la pobreza, atraso y desempleo en nuestro país (…) En ese sentido, su política de pactos con la derecha, que terminaron en acuerdos de claro retroceso para el pueblo, como se puede advertir en la Ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente y los acuerdos de la suprapartidaria, entre otras, nunca conformarán a la clase capitalista, detentadora del poder y de los gobiernos durante la casi totalidad del período republicano, así como también no serán solución definitiva a los problemas de nuestro pueblo empobrecido".

Control sobre los sindicatos

Gracias a esta política de conciliación con la derecha, Evo ha perdido el control de la mitad del país, aunque ha mantenido su dominio sobre los sindicatos y organizaciones sociales y populares del altiplano, por la profusa y demagógica retórica antiimperialista y anticapitalista que usa y, sobre todo, por el mismo avance de la derecha que le permite amordazar a los sectores de izquierda, por lo menos hasta ahora.

El control gubernamental sobre los sindicatos, a los que esteriliza como instrumento de lucha para mejorar la suerte de los trabajadores, se da a través de los dirigentes oficialistas, mediante la entrega de prebendas y ventajas económicas y con la coerción y represión de los disidentes. Este viernes, por ejemplo, se dio una muestra de ello cuando el propio Evo, en Palacio de Gobierno, regaló un flamante vehículo marca Toyota modelo 2008 al sindicato de la Empresa Minera Huanuni del departamento de Oruro.

"Hemos entregado anteriormente vehículos al sector campesino indígena y ahora estamos empezando con otro sector de trabajadores para seguir fortaleciendo a las fuerzas sociales", dijo Morales según reseña la agencia gubernamental ABI.

Rumbo al revocatorio

Derrotado en los cuatro referéndums separatistas, ahora Evo apunta a la realización de un referéndum revocatorio para el 10 de agosto que definirá si el Presidente, el Vicepresidente y ocho de los prefectos (gobernadores) son ratificados o removidos de sus cargos.

"Si mañana fuera el referendo, yo sé que pasamos el 54 por ciento (de apoyo electoral). Hasta me atrevería (a decir) que mejorará ampliamente", dijo al señalar que el 10 de agosto cambiará el mapa político regional de Bolivia, donde actualmente seis departamentos están gobernados por opositores y tres por prefectos oficialistas.

"Yo, por lo menos, estoy convencido de que muchos (prefectos opositores) van a ser revocados. Ojalá todos. Así no habrá una tranca, así no habrá bloqueadores de este proceso de cambio", agregó al acusar a la "derecha neoliberal" de estar preparando "una guerra económica cruel contra el pueblo", de cara al referendo del 10 de agosto, para responsabilizar al Gobierno de la inflación y de la escasez de alimentos.

Perspectivas

Morales demandó este domingo a los prefectos de la denominada "media luna" no ser "cobardes" y someterse a la voluntad del soberano para que evalúe sus gestiones con el voto y de esta manera fortalecer la democracia en el país.

"Quieren suspender el revocatorio. Yo quiero decirles a todos los prefectos neoliberales que no se escapen del voto del pueblo, que se sometan al pueblo boliviano”, agregó.

Lo más probable es, sin embargo, que el voto popular en el referéndum del 10 de agosto ratifique en sus cargos a Evo y a sus principales oponentes, con lo que se consolidaría la situación de doble poder que vive Bolivia, con Morales gobernando en el altiplano y la oligarquía y los 100 clanes gobernando en los valles y el oriente. Con ello se estaría formalizando una situación que difiere radicalmente con la vivida en las jornadas del 2003 y 2005, cuando la oligarquía corría el riesgo de ser sepultada por las masas insurrectas. Por ello, el poderío que hoy ostenta la derecha es todo un triunfo del imperialismo norteamericano, según el análisis de James Petras, uno de los sociólogos más lúcidos de la actualidad.

“El único éxito conseguido por la administración Bush en los últimos tres años (en Sudamérica, NdR) es el proceso de Bolivia gracias a la impotencia del gobierno de Evo Morales, y la oportunidad que se ha abierto para las fuerzas separatistas en Santa Cruz. Ese se podría decir que es el único lugar donde las políticas del gobierno norteamericano se han impuesto abiertamente en estos últimos tiempos”, dijo Petras.

La existencia de dos poderes contrapuestos es tan visible que en los últimos 30 días, por ejemplo, el presidente Morales no pudo llegar a cinco ciudades (Sucre, Villamontes, Riberalta, Santa Cruz y Tarija) debido a la acción de los grupos fascistas de choque que tienen el control de esas regiones.

Y, en perspectiva, esto es lo que legitimaría el próximo referéndum, a no ser que los sindicatos y organizaciones populares revolucionarias se liberen del control gubernamental, recuperen su capacidad de movilización y usando la acción directa de masas destruyan el esquema de distribución del poder que a la mala y de facto están armando Evo y la oligarquía.