Bolivia

Los mineros entran a La Paz por las ocho horas

Econoticiasbolivia, 25/05/09

La Paz.– Tras una semana de caminata por el altiplano de Bolivia, más de cuatro mil mineros proletarios de las tierras de Potosí y Oruro ingresaron a la ciudad de la Paz para imponer el respeto a la jornada laboral de ocho horas, que las transnacionales intentar prolongar a 10 e incluso 12 horas, aprovechando la pasiva actitud del gobierno indígena de Evo Morales.

En la mañana de este lunes, tras caminar más de 100 kilómetros, nutridas columnas de proletarios del subsuelo descendían desde la ciudad de El Alto, a casi cuatro mil metros de altura, hasta el centro de la sede de gobierno, haciendo estallar dinamitas y petardos. A su paso eran recibidos con aplausos y alimentos por los vecinos de los barrios populares, que siempre han cobijado y respaldado la lucha de los mineros.

Hasta ahora, todos los intentos del gobierno de Morales y de la transnacional Glencore/Sinchi Wayra para detener la marcha de los trabajadores y lograr que éstos vuelvan al trabajo han chocado con la decisión enérgica de los sindicatos mineros, que han resuelto frenar la superexplotación laboral que hacen estos capitalistas vinculados al millonario ex presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, acusado por la justicia boliviana por el genocidio de octubre del 2003 (67 civiles asesinados y más de 400 heridos a bala).

Los dirigentes de la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia y de los sindicatos de las minas controladas por la Glencore han advertido que no se moverán de La Paz hasta conseguir sus objetivos y frenar los abusos transnacionales. “Los trabajadores mineros sufren el amedrentamiento de los empresarios, que les obligan a aceptar situaciones en contra de la Ley del Trabajo para ser contratados”, dijo Guido Mitma, secretario general de la Federación proletaria.

Explotación y corrupción

El pasado lunes, cerca de dos mil trabajadores habían partido de la mina Porco y de otras que son explotadas por la Glencore International y su filial nacional Sinchi Wayra, que se ha apoderado dolosamente de importantes minas de zinc, oro, plata, plomo y estaño de Oruro y Potosí, en las que ganan a manos llenas, pagan migajas en impuestos al Estado y pretenden hacer trabajar a sus obreros hasta 12 horas diarias. En el camino hacia La Paz, otras centenas de trabajadores de otras minas se han sumado a la protesta.

En el 2005, esta decena de propiedades mineras (las minas Bolívar, Poopó, Porco, Colquiri, Totoral, San Lorenzo, Colquechaquita y la planta concentradora de minerales Don Diego y la central termoeléctrica de Aroifilia) fueron transferidas por el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a la Glencore, en una oscura e ilegal operación.

Sánchez de Lozada, el millonario presidente neoliberal, era propietario de estas minas hasta el 2003, cuando fue derrocado por una insurrección popular en octubre, que lo obligó a huir a los Estados Unidos. Allí, dos años después, cuando ya era considerado como un prófugo de la justicia y sus bienes sujetos a embargo judicial por el genocidio que cometió en el 2003 en Bolivia, Sánchez de Lozada transfirió sus minas y la empresa metalúrgica de Vinto a la Glencore, que comenzó a operar en el país ilegalmente con la venia de los gobiernos neoliberales sucesores de Sánchez de Lozada.

Irregularidades e impunidad

En el 2007, el gobierno de Morales, que conoce todas estas irregularidades recuperó para el Estado la metalúrgica de Vinto, expropiándola, sin pagar ni un centavo; pero dejó todas las otras minas y propiedades de Sánchez de Lozada en manos de la Glencore/Sinchi Wayra, la que ha obtenido millonarias ganancias extraordinarias con el auge de precios de los minerales, al igual que la decena de poderosas transnacionales que controlan las tres cuartas partes de toda la producción minera nacional.

No contentos con obtener entre cuatro y ocho mil millones de dólares en los últimos tres años, pagando impuestos por apenas 220 millones (ver www.econoticiasbolivia.com), estas transnacionales intentan ahora, cuando hay una caída relativa en la cotización internacional de los minerales, mantener los mismos niveles de ganancia, acrecentando la explotación laboral y el saqueo de los minerales.

Huelga y movilización

En las minas de la Glencore/Sinchi Wayra, por ejemplo, los trabajadores, pese a las debilidades y limitaciones de varios de sus dirigentes sindicales ligados a la patronal, con movilizaciones y huelgas habían logrado frenar parcialmente los abusos de esta compañía que intentó en el último trimestre del 2008 echar a la calle a 1.277 trabajadores y reducir el 15 por ciento del salario al resto de sus 3.500 operarios, a los que quiso hacer trabajar en turnos de hasta 12 horas diarias.

Los mineros en lucha firmaron con la empresa un precario acuerdo a principios del 2009, que se logró bajo la amenaza proletaria de ocupar todas las minas de Sinchi Wayra/Glencore, que establecía que no habría despidos, ni ampliación de la jornada laboral ni aumento salarial. Pese a ello, los herederos de Marc Rich y de Sánchez de Lozada han vuelto a la carga y presionan para ampliar la explotación de sus trabajadores de las actuales 8 horas diarias a 10, lo que ha empujado a los mineros a la huelga y a una gran movilización.

Oportunismo y otras demandas

La lucha contra las transnacionales por la defensa de los derechos laborales y la jornada laboral de ocho horas intentaba, a último momento, ser aprovechada por las empresas mineras que tienen problemas en desarrollar sus actividades por el rechazo que la actividad minera genera en las comunidades y pueblos indígenas.

"Marchamos por reivindicaciones sociales que hemos conquistado hace mucho tiempo, como las ocho horas de trabajo, la estabilidad laboral y contra de avasallamientos que los comunarios están haciendo a los centros mineros de forma ilegal", dijo el también dirigente de la minería privada, César Lugo, que se ha caracterizado desde hace tiempo por defender más los intereses empresariales que los sindicales.

Hace dos semanas, las comunidades indígenas quechuas del sur de Bolivia habían conminado a la transnacional canadiense Vista Gold Corporation para que abandone la zona y olvide sus intentos de hacerse de una gran fortuna con la explotación de oro de la mina Amayapampa. Los comunarios echaron a la transnacional canadiense, que intentaba operar la concesión aurífera empleando a casi 250 trabajadores, en el convencimiento de que la explotación capitalista de las minas sólo deja socavones vacíos, contaminación ambiental y tierras y ríos envenados con mercurio.


Mineros de Bolivia:

“Hay que frenar el saqueo y la explotación”

Econoticiasbolivia, 25/05/09

La Paz.– La marcha de los proletarios mineros en defensa de las ocho horas, que ha ingresado este lunes a la ciudad de La Paz, ha conmovido este lunes a los barrios más pobres y populosos y ha radicalizado a los sindicalistas.

“Las empresas transnacionales están saqueando nuestros recursos naturales y están explotando a nuestros hermanos como esclavos. Ya no podemos permitir tanta explotación, tanto saqueo”, dice el dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, Venancio Taquichiri.

Instalado en las oficinas de la Federación, en pleno centro de la ciudad, y rodeado de cientos de trabajadores, que tras la dura caminata de una semana toman improvisado descanso en los pisos y gradas, Taquichiri, que ha compartido la marcha y el quemante sol del altiplano con sus compañeros, dice que los mineros “nunca hemos conseguido nada con el diálogo, siempre lo hemos hecho con nuestra lucha”.

“Los mineros somos la vanguardia revolucionaria de los trabajadores y el pueblo, y no nos vamos a mover de La Paz hasta conseguir nuestros objetivos”, recalca al reflejar la lucha y la decisión de un poco más de cuatro mil mineros que están en la sede de gobierno para lograr el respeto de la jornada laboral de ocho diarias, mejores precios para los contratos de producción y un incremento salarial de por lo menos el 12 por ciento.

Según Taquichiri, secretario de Conflictos de la Federación, el convenio suscrito a principios de año entre los trabajadores mineros y la transnacional Glencore/Sinchi Wayra que establecía cero despidos, ocho horas de trabajo y cero aumento salarial, había sido roto por los empresarios al intentar aumentar la jornada laboral a 10 horas, por lo que ahora los trabajadores iban por más, por aumento salarial incluido.

“Venceremos, venceremos / mil cadenas habrá que romper / venceremos, venceremos / los mineros sabremos vencer”, han cantado por la mañana los mineros a su ingreso a la ciudad, donde han recibido el cariño de los vecinos, además de solidarias botellas de agua y bollos de pan.

Es una lucha nacional

Y es que la lucha de los mineros por defender la jornada de ocho horas ha comenzado a recibir el apoyo de otras organizaciones laborales, que también afrontan el mismo problema. “Este es un problema nacional. En todo el país, los empresarios privados se están dando el lujo de vulnerar los derechos de los trabajadores y las leyes bolivianas”, dice el principal dirigente de la Federación, Guido Mitma, que también ha caminado con sus hermanos de clase.

“Esta marcha es para que todas las empresas respeten las ocho horas, no sólo en las minas privadas. Los empresarios abusan en todos los sectores, en las fábricas, en las empresas de la agroindustria. Están abusando de los mineros, están abusando de los fabriles, están abusando de los trabajadores en el comercio, en las construcciones, en todo lado. Esta lucha es para todos. El gobierno tiene que asumir su responsabilidad y hacer cumplir las leyes laborales”, agrega el minero Mitma.

“En el oriente, añade Taquichiri, trabajan hasta 12 horas seguidas, y para el colmo ni siquiera les pagan. Están explotando a todos los trabajadores”.

Reunión con el gobierno

En horas de la tarde, los principales dirigentes de los marchistas se han reunido con los ministros del presidente indígena Evo Morales, los que hasta ahora se han limitado a expresar su “solidaridad” con los mineros, pero que no mueven un dedo para frenar la explotación laboral y menos el saqueo minero de Bolivia.

“Creo que los ministros no le están informando bien al Presidente, o de repente lo están asesorando mal (…) ojalá que entiendan que los mineros vamos a luchar por nuestras demandas hasta las últimas consecuencias”, advierte Taquichiri.

Otro tema en la mesa de discusión, aunque de menor relevancia, es el virtual veto que han extendido las comunidades indígenas sobre algunas operaciones mineras que degradan el medio ambiente y destruyen los medios de vida de los campesinos.

Días atrás, la Federación de Mineros, por boca de Mitma, había conminado al Gobierno de Morales para que se decida si estaba a favor de la demandas de los trabajadores o de los abusos y privilegios de la empresa transnacional.

Evo, la Glencore y Sánchez de Lozada

Hasta ahora, la actitud de Morales con la Glencore/Sinchi Wayra ha sido contradictoria. En febrero de 2007, en Oruro, el propio presidente Morales había dirigido la expropiación sin indemnización de la empresa metalúrgica de Vinto que estaba siendo operada por la Glencore/ Sinchi Wayra y que la había adquirido de forma ilegal e irregular de manos del millonario empresario minero y ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

En esa ocasión, Morales anunció públicamente que serían revertidas al Estado todas las empresas que estaban siendo operadas por la Glencore/Sinchi Wayra y que habían sido transferidas por Sánchez de Lozada, que había fugado de Bolivia en el 2003 tras el genocidio de octubre (67 civiles asesinados y más de 400 heridos a bala). Sin embargo, nada de ello ocurrió y las minas del genocida Sánchez de Lozada de zinc, oro, plata, plomo y estaño de Oruro y Potosí, como Bolívar, Poopó, Porco, Colquiri, Totoral, San Lorenzo, Colquechaquita y la planta concentradora de minerales Don Diego y la central termoeléctrica de Aroifilia, siguieron en manos de la Glencore/Sinchi Wayra, la que acumula millonarias ganancias, paga una miseria en impuestos y sobreexplota la mano de obra local.

Desde el 2006, Glencore/Sinchi Wayra ha obtenido millonarias ganancias extraordinarias con el auge de precios de los minerales, al igual que la decena de poderosas transnacionales que controlan las tres cuartas partes de toda la producción minera nacional.

Durante el gobierno de Morales, en el trienio 2006–2008, según los datos oficiales del Ministerio de Minería procesados por Econoticiasbolivia, los acaudalados consorcios mineros declararon en las aduanas bolivianas la exportación de minerales y metales por un valor de 4.405,9 millones de dólares, pagando al Estado y las regiones un tributo casi simbólico de apenas 220 millones de dólares. Todo un saqueo, que sin embargo podría ser mucho mayor, tal como lo asegura el propio ministro de Minería, Luis Alberto Echazú, quien demostró a principios del 2008, con documentos en mano, que cada año las compañías mineras estaban exportando el doble de lo que declaraban en las aduanas bolivianas.


Mineros:

“Que Evo decida si está con los obreros o
con las transnacionales”

Econoticiasbolivia, 22/05/09

Más de tres mil mineros proletarios recorren por quinto día la altiplanicie rumbo a La Paz. No quieren más promesas ni demagogia oficial, tampoco la superexplotación empresarial que quiere hacerlos trabajar en interior mina por 10 horas

La Paz.– La proletaria Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia conminó al gobierno del presidente indígena Evo Morales a decidir si está a favor de los trabajadores que reclaman sus derechos o está del lado de la transnacional Glencore/Sinchi Wayra que vulnera las leyes y quiere imponer una jornada laboral de 10 horas.

A la cabeza de más de 2.000 trabajadores mineros que vienen desde las tierras del famoso Potosí y de casi otro millar de trabajadores que provienen de la región andina de Oruro y que marchan desde el lunes a pie rumbo a La Paz para defender la jornada de ocho horas, el dirigente de la Federación Minera, Guido Mitma, cuestionó la pasiva actitud del gobierno de Morales que permite que las transnacionales mineras pisoteen impunemente las leyes laborales de Bolivia y sobreexploten a los obreros.

Mitma demandó también que la comisión gubernamental, encabezada por el ministro de Trabajo, Calixto Chipana, y enviada a la punta del camino para tratar de detener la marcha, deje su ambivalencia y cumpla con su deber de hacer respetar las leyes bolivianas.

“El Ministro de Minería tiene que definir si está al lado de los trabajadores mineros o está de lado del empresario, porque no se puede permitir que se intente obligar al trabajo de las 10 horas”, dijo el sindicalista, que calificó como "demagógicas y estériles" las declaraciones oficiales de respeto a las demandas laborales.

Cumplido el cuarto día de una penosa caminata a más de cuatro mil metros de altura, bajo el calcinante sol del altiplano en el día y con al menos 5 grados bajo cero por las noches, los mineros partieron este viernes de la localidad de kalamarka y se acercan a la sede de gobierno, donde intentarán, a punta de dinamita, que la jornada laboral se mantenga en ocho horas y que se respeten los contratos de producción en condiciones favorables para los trabajadores.

Con la marcha de más de 100 kilómetros hacia La Paz, los mineros proletarios quieren frenar los excesos de la transnacional Glencore, y su filial boliviana de Sinchi Wayra, que adquirió ilegalmente en el 2005 las empresas y propiedades mineras del ex presidente Gonzalo Sánchez Lozada, que fue derrocado por una insurrección popular en octubre del 2003 y desde entonces era considerado como prófugo de la justicia, por lo que no podía transferir legalmente sus bienes que ya estaban sujetos a embargo por parte del Estado boliviano como forma de resarcir los daños económicos y crímenes de lesa humanidad que cometió en el país (muerte de 67 civiles y más de 400 heridos a bala).

El gobierno de Morales conoce las ilegalidades y abusos que ha cometido esta transnacional. En febrero de 2007, en Oruro, el presidente Morales recuperó la empresa metalúrgica de Vinto que Sánchez de Lozada había entregado a la Glencore. Esta expropiación se hizo sin pagar ni un centavo a la transnacional y el propio Morales anunció públicamente que todas las empresas de Sánchez de Lozada serían revertidas al Estado, incluso a pesar de que éste acuda al arbitraje internacional.

"Quiero decir y advertir que esas empresas de Gonzalo Sánchez de Lozada tienen que volver a manos del Estado boliviano. Si quieren hacer demandas a nivel internacional, estamos dispuestos a enfrentarla. Y que venga más bien aquí, a defender sus bienes, y que no se escape cobardemente a Estados Unidos", había anunciado el Presidente.

Pero, después de lo de Vinto, nada ocurrió.  La Glencore/Sinchi Wayra mantiene la propiedad y el control absoluto de los ricos yacimientos de zinc, oro, plata, plomo y estaño de Oruro y Potosí, como Bolívar, Poopó, Porco, Colquiri, Totoral, San Lorenzo, Colquechaquita y la planta concentradora de minerales Don Diego y la central termoeléctrica de Aroifilia. Allí, pese a la resistencia de sus obreros, Glencore/Sinchi Wayra continúa con sus intentos de ampliar la explotación de sus trabajadores de las actuales 8 horas diarias a 10 y 12 horas.

Desde el 2006, Glencore/Sinchi Wayra ha obtenido millonarias ganancias extraordinarias con el auge de precios de los minerales, al igual que la decena de poderosas transnacionales que controlan las tres cuartas partes de toda la producción minera nacional.

Durante el gobierno de Morales, en el trienio 2006–2008, según los datos oficiales del Ministerio de Minería procesados por Econoticiasbolivia, los acaudalados consorcios mineros declararon en las aduanas bolivianas la exportación de  minerales y metales por un valor de 4.405,9 millones de dólares, pagando al Estado y las regiones un tributo casi simbólico de apenas 220 millones de dólares. Todo un saqueo, que sin embargo podría ser mucho mayor, tal como lo asegura el propio ministro de Minería, Luis Alberto Echazú, quien demostró a principios del 2008, con documentos en mano, que cada año las compañías mineras estaban exportando el doble de lo que declaraban en las aduanas bolivianas. Esto equivale a decir, en cifras redondas, que las transnacionales mineras se llevaron 8.000 mil millones de dólares, declararon con fines impositivas haber extraído minerales y metales por sólo 4.000 millones de dólares y terminaron pagando al Estado boliviano 220 millones de dólares. En suma, la Bolivia de Evo es un paraíso para las transnacionales mineras.


Ni Evo ni la Glencore logran frenar la marcha minera

Econoticiasbolivia, 20/05/09

Dos mil mineros van rumbo a La Paz para acabar con la superexplotación que hace de ellos la transnacional que opera de forma ilegal las minas del millonario ex presidente y prófugo de la justicia boliviana, Gonzalo Sánchez de Lozada

La Paz.– Ni las apresuradas gestiones del gobierno del presidente indígena Evo Morales, ni las insinuaciones de la transnacional Glencore International han detenido el paso firme de casi dos mil mineros proletarios que han iniciado la caminata de 100 kilómetros por el altiplano de Bolivia para defender la jornada laboral de ocho horas. Tampoco el quemante sol que pega muy duro en los casi 4.000 metros de altura, ni el frío que baja hasta 5 grados bajo cero por las noches.

Este miércoles, los mineros han reanudado la marcha rumbo a La Paz, tras fracasar la reunión celebrada anoche en medio de la carretera. Los pedidos de la comisión gubernamental enviada por Morales y de la transnacional minera para detener la caminata y volver al trabajo no han sido aceptados, dijo el principal dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros, Guido Mitma, que está al frente de la movilización.

“La compañía reiteró su intención de aumentar las horas de trabajo a 10 horas y reducir los montos de los contratos laborales”, informó Mitma, quien aseguró que “la marcha llegará a La Paz para exigir al Gobierno que haga respetar Ley del Trabajo, que establece sólo ocho horas de trabajo y sus contratos laborales”.

En La Paz, el viceministro Farfán, dijo que la comisión gubernamental, integrada por los Ministerios de Trabajo, Minería y Gobierno, continuarán en sus esfuerzos  para detener la marcha y lograr un acuerdo entre trabajadores y empresarios.

Explotación y corrupción

Este lunes, cerca de dos mil trabajadores habían partido de las tierras del Potosí, de la mina Porco y de otras que son explotadas por la siniestra transnacional Glencore International y su filial nacional Sinchi Wayra, que se ha apoderado dolosamente de importantes minas de zinc, oro, plata, plomo y estaño de Oruro y Potosí, en las que ganan a manos llenas, pagan migajas en impuestos al Estado y pretenden hacer trabajar a sus obreros hasta 12 horas diarias.

En el 2005, esta decena de propiedades mineras (las minas Bolívar, Poopó, Porco, Colquiri, Totoral, San Lorenzo, Colquechaquita y la planta concentradora de minerales Don Diego y la central termoeléctrica de Aroifilia) fueron transferidas por el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a la Glencore, en una oscura e ilegal operación.

Sánchez de Lozada, el millonario presidente neoliberal, era propietario de estas minas hasta el 2003, cuando fue derrocado por una insurrección popular en octubre, que lo obligó a huir a los Estados Unidos. Allí, dos años después, cuando ya era considerado como un prófugo de la justicia y sus bienes sujetos a embargo judicial por el genocidio que cometió en el 2003 en Bolivia (67 civiles muertos y más de 400 heridos de bala), Sánchez de Lozada transfirió sus minas y la empresa metalúrgica de Vinto a la Glencore, que comenzó a operar en el país con la venia de los gobiernos neoliberales sucesores de Sánchez de Lozada.

Impunidad de los millonarios

En el 2006, estando ya de presidente el líder indígena Evo Morales, el Gobierno procedió a recuperar para el Estado la metalúrgica de Vinto, sin pagar ni un solo centavo a la Glencore/Sinchi Wayra. "Llegó la hora de nacionalizar todos nuestros recursos renovables y no renovables, metálicos y no metálicos; empezamos a recuperar las empresas del Estado", había dicho Morales el 10 de febrero de 2006 al confiscar la metalúrgica. Sin embargo, el resto de las propiedades del genocida Sánchez de Lozada no fueron tocadas y el propio Morales garantizó a los ejecutivos de la Glencore/Sinchi Wayra sus operaciones y sus millonarias utilidades, pese a las ilegalidades en su transferencia y los negros antecedentes de la compañía.

La transnacional Glencore Internacional fue forjada por el  magnate petrolero suizo israelí Marc Rich, a quien la revista Time calificó en el 2001 como “el ejecutivo más corrupto del planeta”, perseguido por el FBI por los delitos de fraude, tráfico de petróleo y evasión de impuestos, condenado por la Corte Federal de Nueva York e indultado dos veces por los presidentes de Estados Unidos Bill Clinton y George W. Bush.

Paraíso transnacional

En los últimos tres años, en el gobierno de Morales, la Glencore/Sinchi Wayra ha obtenido millonarias ganancias extraordinarias con el auge de precios de los minerales, al igual que la decena de poderosas transnacionales que controlan las tres cuartas partes de toda la producción minera nacional.

En el trienio 2006–2008, según los datos oficiales del Ministerio de Minería procesados por Econoticiasbolivia, los acaudalados consorcios mineros exportaron minerales y metales por un total de 4.405,9 millones de dólares, pagando al Estado y las regiones un tributo de apenas 220,0 millones de dólares. Esto quiere decir que estas transnacionales por cada 100 dólares que facturaron en el exterior, dejaron sólo 5 dólares en impuestos y regalías para Bolivia, una nación con ricos yacimientos de clase mundial de plata, hierro, oro, litio y gas, pero con un tercio de su población de 10 millones de habitantes pasando hambre y otro tercio con apenas lo suficiente para comer y nada más.

Esta cruda realidad numérica, sin embargo, para mal de los más pobres, podría ser mucho peor para Bolivia, según advirtió a principios del 2008, Luis Alberto Echazú, el ministro de Minería del presidente Morales. Esta autoridad aseguró, con cifras en mano, que cada año las compañías mineras estaban exportando el doble de lo que declaraban en las aduanas bolivianas.

Una gran movilización

No contentos con ello, estas transnacionales intentan ahora, cuando hay una caída relativa en la cotización internacional de los minerales, mantener los mismos niveles de ganancia, acrecentando la explotación laboral y el saqueo de los minerales.

En las minas de la Glencore/Sinchi Wayra, por ejemplo, los trabajadores, pese a las debilidades y limitaciones de varios de sus dirigentes sindicales ligados a la patronal, con movilizaciones y huelgas han logrado frenar parcialmente los abusos de esta compañía que intentó en el último trimestre del 2008 echar a la calle a 1.277 trabajadores y reducir el 15 por ciento del salario al resto de sus 3.500 operarios, a los que quiso hacer trabajar en turnos de hasta 12 horas diarias.

Los mineros en lucha firmaron con la empresa un precario acuerdo a principios del 2009, que se logró bajo la amenaza proletaria de ocupar todas las minas de Glencore/Sinchi Wayra, que establecía que no habría despidos, ni ampliación de la jornada laboral ni aumento salarial. Pese a ello, los herederos de Marc Rich y de Sánchez de Lozada han vuelto a la carga y presionan para ampliar la explotación de sus trabajadores de las actuales 8 horas diarias a 10, lo que ha empujado a los mineros a la huelga y a una gran movilización que puede desembocar en una lucha que rebase el tema de la jornada laboral y ponga en cuestión el destino de las minas bolivianas.