Bolivia

Indígenas defienden la Amazonía y
enojan a Evo Morales

Econoticiasbolivia, 13/07/09

Pueblos originarios y comunidades campesinas conminan a frenar las operaciones mineras y petroleras que no cuentan con su expreso consentimiento y que destruyen el medio ambiente. El Presidente cuestiona a los líderes de la protesta y dice que están manipulados por las ONGs ambientalistas.

La Paz.– La decisión de las organizaciones indígenas y campesinas de Bolivia para impedir que se emprendan nuevas operaciones petroleras y mineras en sus territorios, en la Amazonía, los valles y el Altiplano, sin su expreso consentimiento y previa consulta, han enojado al presidente Evo Morales.

Reunidos en La Paz el 7 y 8 de julio, los representantes de los pueblos indígenas originarios y campesinos de Bolivia habían exigido al gobernante, indígena como ellos, que consulte y respete la decisión de los pueblos sobre las actividades mineras e hidrocarburíferas en sus comunidades.

Los indígenas conminaron a Morales a detener los trabajos petroleros que se han iniciado en la Amazonía y otros emprendimientos mineros que se realizan en el Altiplano atentando contra el medio ambiente, la salud y la vida de las comunidades.

“Exigimos respeto a la Pachamama y lugares sagrados, la conservación de la biodiversidad, agua, suelo, lagos, ríos y otros recursos naturales en todo el territorio nacional, especialmente en áreas protegidas, territorios indígenas originarios y campesinos, restringiendo el desarrollo de actividades hidrocarburíferas y mineras, y de acuerdo a los usos y conocimientos tradicionales”, advirtieron los originarios.

Los representantes indígenas y campesinos retaron a los gobernantes, además, a debatir sobre un nuevo modelo de desarrollo sostenible y a definir una justa distribución de las riquezas generadas por la explotación del gas y los minerales.

Todo ello, molestó al presidente Morales, quien este viernes acusó a las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) defensoras del medio ambiente de estar “manipulando” y “confundiendo” con intereses políticos a los líderes indígenas.

"No solamente (hay) una oposición que son los neoliberales, sino también alguna oposición de algunas ONGs que van desorientando al pueblo boliviano (…) Algunas ONGs decían “Amazonía sin petróleo (...) eso quiere decir que no haya gas ni petróleo para los bolivianos. Entonces ¿de qué Bolivia va a vivir si algunas ONGs dicen Amazonía sin petróleo?", cuestionó Morales.

"Algunas ONGs usan a algunos dirigentes sindicales o al movimiento indígena para oponerse y se oponen y no nos facilitan las licencias ambientales para que haya más pozos y más petróleo; por supuesto, cuidando el medio ambiente. Es nuestra obligación", advirtió el Presidente.

Contaminación minera

En el pasado reciente, las comunidades campesinas e indígenas han ocupado varias minas de empresarios locales y extranjeros, para frenar las operaciones de extracción de minerales a fin de defender su territorio y su modo de vida.

Así, a principios de mayo, y convencidos de que la explotación capitalista de las minas sólo deja socavones vacíos, contaminación ambiental y tierras y ríos envenados con mercurio, las comunidades indígenas quechuas del sur de Bolivia conminaron a la transnacional canadiense Vista Gold Corporation para que abandone la zona y olvide sus intentos de hacerse de una gran fortuna con la explotación de oro de la mina Amayapampa.

En aquella ocasión, el ministro de Minería, Luis Alberto Echazú reconoció que ni la empresa canadiense ni el gobierno del presidente indígena Evo Morales habían podido convencer hasta ahora a los comunarios para que acepten las operaciones mineras.

Entre los indígenas y campesinos hay el convencimiento de que las operaciones mineras destruyen a la “madre tierra” y sólo enriquecen a las compañías privadas que se llevan al exterior los minerales y las millonarias ganancias, dejando en la zona de explotación sólo desolación, pobreza, contaminación y muerte.

Vista Gold Corporation es una más de la decena de grandes transnacionales que hasta ahora operan con gran éxito en Bolivia. En los tres años del primer gobierno indígena de la América morena (2006–2008), estos grandes consorcios mineros virtualmente han continuado saqueando la ingente riqueza minera de Bolivia y se han apoderado de más de cuatro mil millones de dólares. Ellos obtienen el 95% del valor bruto de la producción y de las exportaciones, dejando para el Estado sólo el 5% en impuestos y regalías,  (ver: Indígenas expulsan a transnacional Vista Gold).

Saqueo petrolero

En el ámbito petrolero, las comunidades indígenas también han rechazado la incursión de las petroleras en la Amazonía. El ingreso de la norteamericana Geokinetics, para ejecutar labores sísmicas de exploración petrolera en la Amazonía Sur de Bolivia, ha comenzado a afectar el territorio y a las comunidades del pueblo indígena Mosetén y Leco–Larecaja, y hay amenazas para los pueblos Chimán, Quechua–Tacana, Tacana, Ese Ejja, Toromona y Leco–Apolo, así como a colonias campesinas instaladas en el área y a poblaciones ribereñas como Rurrenabaque y San Buenaventura.

Dirigentes indígenas y activistas ambientalistas han denunciado que en la zona ya se han instalado dos grandes campamentos, hay apertura de caminos de penetración, vuelos de helicópteros diarios e incesantes, lo mismo que las detonaciones, la parte más dramática del trabajo exploratorio, y con ello, la destrucción irreversible del medio ambiente, de los ríos y los bosques, de la flora y de la fauna, de la cual dependen las comunidades indígenas para la sobrevivencia de su modo de vida y su cultura (ver: ¿A qué juega Evo Morales en la Amazonía?). Todo ello se lleva adelante con anuencia gubernamental, pero sin aval indígena ni campesino, por lo que las protestas ya se han hecho sentir, mucho más cuando los funcionarios gubernamentales del Ministerio de Hidrocarburos han amenazado con enviar tropas militares y al Ejército para romper la resistencia indígena.

Manifiesto indígena

En la reunión en La Paz, los líderes de las organizaciones indígenas y campesinas, ––que en su generalidad apoyan en casi todos los temas públicos al presidente Morales, pero que no comparten con la política gubernamental de desarrollar las operaciones mineras y petroleras a expensas del medio ambiente y los pueblos originarios––, conformaron la “Comisión Nacional de Secretarios de Recursos Naturales de las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos de Bolivia”, con la participación de las siguientes organizaciones: Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación Sindical de Mujeres Indígenas Originarias Campesinas–“Bartolina Sisa” (CSMIOC – “BS”), la Confederación Indígenas de Bolivia (CIDOB), Movimiento Sin Tierra de Bolivia (MST–B) y el Pueblo Afroboliviano.

Todos ellos lanzaron el siguiente manifiesto para defender la vida y la naturaleza frente a la salvaje explotación petrolera y minera que realizan las grandes transnacionales que operan en Bolivia, algunas en sociedad con las empresas estatales y otras ligadas a empresarios locales.

Resoluciones del Encuentro:

Las organizaciones Indígenas Originarias y Campesinas del país, CONAMAQ y sus Suyus, CSUTCB, CSMIOC–BS, CIDOB (OICH, CPILAP, COPNAG y APG), MST – B, el Pueblo Afroboliviano, representantes nacionales y regionales de las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos, reunidos en la ciudad de La Paz, los días 7 y 8 de julio, en el Encuentro Nacional Ampliado de Secretarios de Recursos Naturales.

Amparados en la Constitución Política del Estado, el Convenio 169 de la OIT, Ley del Estado Nº 1257, la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de ONU, Ley del Estado Nº 3760.

Ante los inminentes conflictos socioambientales por el desarrollo de actividades extractivas existentes en nuestros territorios, mismos que violan nuestros derechos colectivos reconocidos en la Constitución Política del Estado, Leyes y Tratados Internacionales.

Nosotros como afectados de los impactos negativos a los sistemas económicos, sociales, culturales y ambientales, que se producen por la extracción de los recursos hidrocarburíferos y mineros en nuestros territorios, sin que los mismos tengan solución por parte del Gobierno y sus Ministerios.

Conocedores que a la fecha el Órgano Ejecutivo desarrolla la elaboración de normas en relación a la industria minera e hidrocarburífera, normas que afectan a nuestros derechos como Pueblos Indígenas Originarios y Campesinos, construidas sin participación de los mismos y omitiendo lo establecido en la Constitución Política del Estado.

Que los conflictos suscitados por la extracción de los recursos naturales, entre las organizaciones indígenas originarias campesinas con empresas privadas/públicas y el Gobierno, por el desarrollo de actividades extractivas en hidrocarburos y minería, se originan por no dar cumplimiento a la Consulta y Participación previa, libre, informada y obligatoria.

Que el Ministerio de Hidrocarburos no ha estado aplicando el proceso señalado en el Reglamento de Consulta y Participación a Pueblos Indígenas Originarios y Comunidades Campesinas para actividades hidrocarburíferas, afectando a las instancias de representación de las naciones y pueblos indígenas originarios y dividiendo a sus organizaciones, con el fin de promover el desarrollo de los proyectos hidrocarburíferos.

Que el Ministerio de Minería pretende aplicar procesos de consulta pública, sin respetar lo estipulado en la Constitución Política del Estado, el Convenio 169 de la OIT, Ley del Estado Nº 1257, la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de ONU, Ley del Estado Nº 3760.

Por tanto, resolvemos:

Primero.– Se dispone la creación de la Comisión Nacional de Secretarios de Recursos Naturales de las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos del país, con la participación de las siguientes organizaciones: CONAMAQ y sus Suyus, CSUTCB, CSMIOC–BS, CIDOB (OICH, CPILAP, COPNAG y APG), MST – B, el Pueblo Afroboliviano, representantes nacionales y regionales de las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos, la misma que dispone ser ampliada a la participación de otros actores.

Segundo.– En lo referido a la problemática minera, exigimos:

La promulgación del Reglamento de Consulta y Participación en actividades mineras propuesta por las organizaciones indígenas originarias y campesinas del país; la paralización de los procesos denominado como de “Consulta Pública en Democracia”, desarrollados y aplicados por el Ministerio de Minería, para iniciar proyectos mineros, hasta que no se tenga promulgado el Reglamento de Consulta y Participación en actividades mineras.

La realización de la consulta y participación a pueblos indígenas originarios y campesinos, debe respetar las estructuras orgánicas, las normas y procedimientos propios y la territorialidad de cada nación y pueblo.

La paralización de las actividades mineras en los territorios indígenas originarios y campesinos que no hayan cumplido con el proceso de consulta y participación a los pueblos afectados, de acuerdo a la Constitución Política del Estado.

Tercero.– En lo referido al tema Hidrocarburífero, exigimos la participación de las organizaciones indígenas originarias y campesinas en las decisiones que tome el órgano Ejecutivo (Ministerio de Hidrocarburtos, Ministerio de Medio Ambiente y Agua, YPFB, etc.), respetando los derechos indígenas originarios campesinos establecido en la Constitución Política del Estado y las leyes.

Cuarto.– Repudiamos las acciones del Ministerio de Hidrocarburos en las visitas a las comunidades de Mozeten y Lecos, integrantes del CPILAP, para obtener respaldo y otorgar la licencia ambiental a la empresa YPFB–Petroandina S.A.M. de la Fase II del Proyecto Lliquimuni, y exigimos la nulidad de este procedimiento por no haberse respetado las estructuras orgánicas como manda el Art. 118 de la Ley Nº 3058 de Hidrocarburos y el D.S. 29033, debiéndose aplicar la consulta y participación conforme a la normativa y lo señalado en la Constitución Política del Estado.

Exigimos la nulidad de los procesos de consulta desarrollados omitiendo y vulnerando los derechos, lo que puede implicar incluso la revisión y en su caso la nulidad de la licencia ambiental para las operaciones hidrocarburíferas y mineras. Caso del proyecto de exploración sísmica 2D Fase II Bloque Liquimuni (CPILAP), proyectos hidrocarburíferos de la APG, respecto a la explotación minera de Coro Coro, Amayapanpa y otros proyectos y actividades mineras que se desarrollan en territorios de los suyus, marcas y ayllus del CONAMAQ.

Quinto.– Exigimos la participación conjunta con las instancias competentes del Gobierno en las modificaciones al D.S. 29103 de Monitoreo Socioambiental de Pueblos Indígenas Originarios y Comunidades Campesinas en actividades hidrocarburíferas respetando las estructuras orgánicas originarias para que las instancias de monitoreo local, regional y nacional funcionen efectivamente  garantizando los derechos colectivos reconocidos por la Constitución Política del Estado. En las modificaciones se deberán incluir a las actividades mineras.

Sexto.– Exigimos elaborar reglamentos ambientales para el sector hidrocaburífero (RASH) y minero (RASM) con participación de los Pueblos Indígenas Originarios y Comunidades Campesinas, en ejercicio del derecho a la consulta en materia de medidas legislativas y/o administrativas que puedan afectarnos.

Séptimo.– Exigimos a YPFB y COMIBOL (empresas estatales de hidrocarburos y minería, respectivamente, NdR) generar información pública sobre sus operaciones, medidas ambientales, sociales, planes de trabajo, nuevos proyectos, costos, recursos humanos y EEIA.

Exigimos la aprobación de una política de transparencia y control social de YPFB y COMIBOL, y una política de relación con comunidades indígenas, sobre la base de las propuestas de las organizaciones.

Exigimos respeto a la Pachamama y lugares sagrados, la conservación de la biodiversidad, agua, suelo, lagos, ríos y otros recursos naturales en todo el territorio nacional, especialmente en áreas protegidas, territorios indígenas originarios y campesinos, restringiendo el desarrollo de actividades hidrocarburíferas y mineras, y de acuerdo a los usos y conocimientos tradicionales.

Octavo.– Exigimos la adecuación a la normativa existente que permita contar con un sustento legal en el período de transición que vive el país, construida con la participación de las Organizaciones Sociales.

Noveno.– Exigimos una reglamentación consensuada con las organizaciones sociales para la elaboración de los EEIA porque son la base para la ejecución y seguimiento de planes y proyectos de actividades hidrocarburíferas y mineras.

Décimo.– Hay necesidad de diferenciar dos procesos, uno para compensaciones (en proyección) y otro para indemnizaciones (imprevistos). La indemnización no puede operar como un procedimiento emergente de la expropiación. Su valoración debe ser estimada por el daño ambiental, no como pago de obras o bienes de beneficio comunal. La indemnización no puede estar restringida a los casos en trámite.

Décimo primero.– Para determinar la compensación e indemnización, exigimos respeto a la territorialidad de los Pueblos Indígenas Originarios y Comunidades Campesinas (TCO, comunales, territorio ancestral, etc), que comprende los componentes de la naturaleza: agua, aire, suelo, fauna y flora, culturales, sociales, económicos, jurídico–institucionales y humanos en todas sus expresiones. No son suficientes los criterios de pérdida de producción, conocimientos tradicionales y/o aprovechamiento de recursos naturales. Deben estar también los criterios de manejo y conservación de los recursos naturales de acuerdo a nuestras normas y procedimientos propios.

Décimo segundo.– Exigimos que no existan plazos para iniciar demandas de indemnización. La demanda, que no es reclamo, debe ser presentada al o los Ministerios del ramo, no así a la empresa. Las inspecciones para determinar daño deben ser hechas por técnicos del gobierno y de las organizaciones.

La decisión final, concertada entre los Pueblos Indígenas Originarios y Comunidades Campesinas y el Estado, no pueden ser objeto de conciliación.

La compensación no puede depender del proceso de Consulta y Participación, con el Convenio de Validación de Acuerdos donde se incluya una propuesta de compensación, ya que en este no se identifican posibles daños socioambientales, sino en los EEIA.

El monto de compensación debe estar en el EEIA, y aprobado por el Gobierno a través de la Consulta a los Pueblos Indígenas Originarios y Comunidades Campesinas (Art. 30 Constitución Política del Estado).

Décimo tercero.– El reglamento que se proponga o disponga debe especificar y separar muy bien las compensaciones de las indemnizaciones. La propuesta de compensación no puede formar parte de los acuerdos relacionados a la consulta, sino formar parte de los EEIA. El régimen de indemnizaciones debe estar relacionado al monitoreo socioambiental.

Décimo cuarto.– Exigimos que se dé espacio al control social con concurso de las organizaciones indígenas, originarias y campesinas de tierras altas y bajas al interior del Directorio de YPFB.

Décimo quinto.– Convocamos a un debate nacional de las organizaciones indígenas originarias campesinas con las instancias del Gobierno sobre la necesidad de generar un nuevo modelo de desarrollo sostenible, más allá de las actividades hidrocarburíferas y mineras, y sobre la distribución de la renta del gas y minerales, como señala la CPE promulgada este pasado 7 de febrero de 2009.

Es dado en ciudad de La Paz, a los ocho días del mes de julio de 2009


¿A qué juega Evo Morales en la Amazonía?

Por Manuel Lima (*)
Especial para Econoticiasbolivia, 05/07/09

El genocida peruano Alan García intentó abrir la Amazonía para que sea explotada por las transnacionales petroleras. Usó bala y metralla para acallar a los indígenas, pero no pudo. Hoy Evo Morales, con otros métodos, quiere hacer lo mismo con las selvas de Bolivia. Esta es la denuncia del Foro Boliviano sobre el Medio Ambiente y Desarrollo.

La Paz.– La empresa Geokinetics, un pulpo de la industria petrolera con sede en Houston, Texas, Estados Unidos de Norteamérica, ya comenzó las labores sísmicas de exploración petrolera en la Amazonía Sur de Bolivia, afectando el territorio y a las comunidades del pueblo indígena Mosetén y Leco–Larecaja. Los planes a desarrollar también afectarán a los pueblos Chimán, Quechua–Tacana, Tacana, Ese Ejja, Toromona y Leco–Apolo, así como a colonias campesinas instaladas en el área y a poblaciones ribereñas como Rurrenabaque y San Buenaventura.

Esto fue verificado en el terreno por distintas comisiones de trabajo de la que forman parte varias organizaciones indígenas. Ya se ha iniciado la fase 1 de la exploración: se han instalado, al menos detectados, dos grandes campamentos (en Palos Blancos, Departamento de La Paz, y cerca de la comunidad Pukara, en el Departamento de Beni), abierto caminos de penetración, los vuelos de helicópteros son diarios e incesantes, lo mismo que las detonaciones, la parte más dramática del trabajo exploratorio, y con ello, la destrucción irreversible del medio ambiente, de los ríos y los bosques, de la flora y de la fauna, de la cual dependen las comunidades indígenas para la sobrevivencia de su modo de vida y su cultura.

Esta agresión evidente a todos los derechos de los pueblos indígenas de la Amazonía Sur de Bolivia está siendo realizada por una empresa petrolera cuyo origen es desconocido tanto para las organizaciones y pueblos indígenas como para la población boliviana en general.

A la vez, esta agresión nace del más absoluto desprecio por el derecho de consulta y el consentimiento previo de los pueblos indígenas que no fueron ni siquiera informados sobre los alcances y riesgos que trae aparejada la actividad petrolera.

Ese desprecio a los derechos humanos de los pueblos, incluye acciones de soborno a dirigentes de algunas organizaciones y comunidades indígenas, lo que agrava el cuadro de avasallamiento de las mismas, a pesar de que el propio Evo declaró que no se comprarían dirigentes como antes hacían las trasnacionales (La Razón, La Paz, 29/10/2008)

De allí, esta denuncia de carácter nacional e internacional para detener todos los atropellos ya anotados, de los cuales existen pruebas que ya no se pueden ocultar, y que es preciso condenar de la manera más enérgica, apelando a la solidaridad y a la movilización general de todos los sectores que luchan por una Amazonía para la Vida.

Evo debe decidir y actuar

Lo más increíble de todo esto es que esta agresión a los pueblos indígenas amazónicos se está verificando bajo el mandato del primer presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, el compañero Evo Morales.

En ese marco, preguntamos y demandamos una explicación sobre la presencia de esta empresa petrolera yanqui en un área que se constituyen en la puerta de ingreso al resto de la Amazonía, territorio cuyo control y dominio es un objetivo estratégico de los norteamericanos, hecho que ya fue denunciado en innumerables ocasiones, incluso por el propio gobierno boliviano encabezado por Evo.

No entendemos cómo se acepta la presencia norteamericana cuando ha quedado demostrado por los últimos sucesos de Baguá, Perú, que esa presencia sólo conlleva muerte y genocidio para los hermanos indígenas. Los mismos intereses que representa Geokinetics en Bolivia (quien, a la vez, está instalada en el Perú) son los que han conducido a la masacre de Baguá. ¿Debemos llegar a ese extremo de violación de los derechos humanos para que la empresa petrolera yanqui salga de la región?

Aquí tampoco podemos callar que funcionarios del Ministerio de Hidrocarburos boliviano han amenazado a los dirigentes indígenas con militarizar la zona, en caso que exista oposición a la exploración petrolera.

Preguntamos: ¿qué se esconde detrás de todo esto? Las informaciones públicas, conocidas hasta ahora, decían que la empresa a la cual se había concesionado los bloques petroleros de la selva era YPFB–Petroandina SAM, o sea una empresa mixta estatal boliviano–venezolana.

Ahora nos enteramos y denunciamos este sub–contrato con una empresa norteamericana que no sólo consideramos lesivo a la soberanía nacional sino que viola y burla el espíritu del proceso de nacionalización de los hidrocarburos, por el cual el pueblo boliviano salió a las calles de las ciudades de El Alto y de La Paz a enfrentar al neoliberalismo en la llamada "Guerra del Gas" que ocasionó más de 60 muertos, en octubre de 2003.

Preguntamos: ¿esta es la nacionalización por la cual murieron nuestros compatriotas?

¿Por qué, en ese mismo marco, se da prioridad a un proyecto de también dudosa viabilidad técnica, sabiendo incluso que hace veinte años YPFB exploró la misma región (perforando el pozo Lliquimuni X1) y no se informó de ningún hallazgo significativo?

¿Por qué la política nacional de hidrocarburos no da prioridad a temas más urgentes como la separación de líquidos de los hidrocarburos que ya se exportan y por lo cual perdemos cientos de millones de dólares o exigen el cumplimiento de los 47 contratos a las transnacionales que siguen operando en territorio nacional?

¿Por qué esa obstinación y ese empecinamiento avasallador de personas y derechos de entrarse, a como de lugar, a la Amazonía?

Conscientes del daño ambiental irreparable que ya está empezando, tampoco podemos creer los cantos de sirena de la empresa yanqui, de Petroandina y de los funcionarios del Ministerio de Hidrocarburos cuando hablan de mitigar esos daños, cuando hace unos días se acaba de saber que el presidente de YPFB, Carlos Villegas, perdonó a la empresa trasnacional Transredes la deuda con el Estado y las comunidades indígenas del altiplano boliviano (La Paz–Oruro, año 2000) a raíz del mayor desastre ecológico de su historia ocasionado por el derrame de petróleo por la ruptura de un ducto a cargo de la referida empresa.

No entendemos cómo el compañero Evo que conoce de la agresión y las masacres perpetradas por la presencia norteamericana en la región del Chapare, a los cuales enfrentó como dirigente sindical durante veinte años en defensa de la hoja de coca, ahora pueda avalar la presencia de Geokinetics en la Amazonía. Preguntamos: ¿será que debemos enfrentarnos a los gringos, como él y las seis federaciones del Trópico de Cochabamba lo hicieron contra la DEA?

A la vez, no entendemos cómo el gobierno que más se ha hecho respetar contra la permanente ingerencia norteamericana en los asuntos internos de Bolivia, permita esta presencia yanqui en suelo boliviano.

¿Cómo entender que los mismos norteamericanos que han sido denunciados por las propias autoridades nacionales de conspirar para derrocar y asesinar a Evo y que han estado detrás de la Masacre de Porvenir, en Pando, donde murieron decenas de campesinos, y que ponía en marcha el Golpe Cívico–Prefectural contra el gobierno y para dividir Bolivia, ahora hayan iniciando un proceso de destrucción irreversible de los recursos naturales de la Amazonía Sur?

Por último, está claro que todo lo denunciado contradice la incuestionable labor de defensa de los derechos indígenas que nuestro presidente Evo Morales está realizando en el ámbito internacional, donde es valorado y respetado como un paladín en la defensa de esos derechos, como ya se demostró cuando Bolivia se convirtió en el primer país del mundo en elevar a rango de ley la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU o cuando, a propuesta del propio Evo, la referida ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra.

Por esa misma Madre Tierra que ya está siendo agredida, contaminada y destruida, por esos mismos derechos de los pueblos indígenas que están siendo pisoteados, avasallados y desconocidos, es que imploramos a nuestro compañero presidente, en nombre de lo más sagrado, como es la defensa de la tierra y de la vida, es decir de la Amazonía, que ordene la inmediata suspensión de toda actividad petrolera exploratoria en los territorios indígenas y que expulse a Geokinetics para evitar que siga la destrucción y nuevos vejámenes a los derechos humanos y prevenir cualquier violencia.

No queremos otro Baguá, por culpa de las empresas petroleras, ni por la imposición de una visión desarrollista de explotación indiscriminada de los recursos naturales.

Queremos que se respeten los derechos consagrados y las leyes nacionales y convenios internacionales pero especialmente el paradigma de nuestro gobierno representado por el Vivir Bien, es decir vivir en armonía con la naturaleza, como vivimos siempre y como el hermano Evo proclama en los foros internacionales.

Queremos que se valoren, en ese marco, los esfuerzos de indígenas y campesinos amazónicos no sólo por preservar la vida y la naturaleza de la Amazonía, sino las opciones económicas viables que ellos impulsan, como la producción de castaña y cacao ecológico o el ecoturismo, que demuestran que el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad es el camino alternativo al modelo de acumulación basado en la extracción de recursos naturales no renovables, vigente desde la creación de la república y que ha amarrado al país a la pobreza.

En ese sentido, proponemos el debate ideológico y la reflexión consciente, y aceptamos el desafío propuesto por el propio compañero Evo Morales en la última reunión consultiva de la CIDOB de debatir, de manera abierta, franca y fraternal, estos temas y todo lo relacionado con el presente y el futuro de la Amazonía.

Un debate, urgente y necesario, que también Evo alentó con relación a la propuesta ecuatoriana, encabezada hoy por el propio Presidente Correa, de dejar el petróleo amazónico en el subsuelo, y exigir a cambio el pago de la deuda ecológica a los países industrializados, en el marco del debate mundial sobre los efectos y consecuencias del Cambio Climático.

Creemos que estas verdades deben ser escuchadas, que lo actuado por los funcionarios del Ministerio de Hidrocarburos viola todos los derechos de los pueblos indígenas y debería ser sancionado y que es preciso acabar con la presencia norteamericana en el territorio amazónico, más cuando ello sólo significa depredación ambiental, división social, degradación cultural y sometimiento a dictados de políticas que no responden a los verdaderos intereses de los pueblos.


(*) Manuel Lima es presidente de FOBOMADE (Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo).


Indígenas expulsan a transnacional Vista Gold

Econoticiasbolivia, 13/05/09

La Paz.– Convencidos de que la explotación capitalista de las minas sólo deja socavones vacíos, contaminación ambiental y tierras y ríos envenados con mercurio, las comunidades indígenas quechuas del sur de Bolivia han conminado a la transnacional canadiense Vista Gold Corporation para que abandone la zona y olvide sus intentos de hacerse de una gran fortuna con la explotación de oro de la mina Amayapampa.

El ministro de Minería, Luis Alberto Echazú, confirmó la amenaza de los indígenas y aseguró que "algunas comunidades se oponen al emprendimiento minero" transnacional por temor a daños ambientales. El ministro Echazú reconoció que ni la empresa canadiense ni el gobierno del presidente indígena Evo Morales habían podido convencer hasta ahora a los comunarios para que acepten las operaciones mineras.

Entre los indígenas y campesinos hay el convencimiento de que las operaciones mineras destruyen a la “madre tierra” y sólo enriquecen a las compañías privadas que se llevan al exterior los minerales y las millonarias ganancias, dejando en la zona de explotación sólo desolación, pobreza y muerte.

Vista Gold Corporation es una más de la decena de grandes transnacionales que hasta ahora operan con gran éxito en Bolivia. En los tres años del primer gobierno indígena de la América morena (2006–2008), estos grandes consorcios mineros virtualmente han continuado saqueando la ingente riqueza minera de Bolivia y se han apoderado de más de cuatro mil millones de dólares. Ellos obtienen el 95% del valor bruto de la producción y de las exportaciones, dejando para el Estado sólo el 5%. El actual saqueo minero de Bolivia es igual o mayor al sufrido en los tiempos del neoliberalismo salvaje, según se establece a partir de los datos del Ministerio de Minería, procesados por Econoticiasbolivia.

Contaminación y explotación

Entre las transnacionales más poderosas que operan en Bolivia están la estadounidense Coeur d'Alene Mines Corporation, que explota uno de los reservorios más ricos de plata del mundo como es San Bartolomé, y la japonesa Sumitomo, asociada hasta hace poco con  la norteamericana Apex Silver Mines Limited, que controla otro rico megayacimiento de plata, plomo y estaño en San Cristóbal.

Estas empresas están ganando a manos llenas al igual que la estadounidense Newmont Mining Corporation, que tiene como socio menor a la boliviana Inti Raymi. Esta compañía hizo desaparecer cerros enteros y exprimió los yacimientos de oro de Kori Kollo y La Joya, degradando el medio ambiente y provocando una severa contaminación ambiental en las empobrecidas poblaciones de las Provincias Saucari y Cercado del Departamento de Oruro por la fuga e infiltración de cianuro, tal como lo demuestran los estudios de la Universidad Técnica de Oruro.

Otra que tiene un prontuario de acusaciones es la compañía Sinchi Wayra, filial de la transnacional suiza Glencore Internacional, forjada por el  magnate petrolero suizo israelí Marc Rich, a quien la revista Time calificó en el 2001 como “el ejecutivo más corrupto del planeta”.

Sinchi Wayra/Glencore tiene el control de los ricos yacimientos de zinc, oro, plata, plomo y estaño de Oruro y Potosí, como Bolívar, Poopó, Porco, Colquiri, Totoral, San Lorenzo, Colquechaquita y la planta concentradora de minerales Don Diego y la central termoeléctrica de Aroifilia. Allí, pese a la resistencia de sus obreros, Sinchi Wayra/Glencore continúa con sus intentos de ampliar la explotación de sus trabajadores de las actuales 8 horas diarias a 10 y 12 horas.

Otra que estaba abusando de sus trabajadores es la transnacional canadiense Panamerican Silver que explota la mina de plata de San Vicente, en sociedad con la nacional Empresa Minera Unificada. Los abusos provocaron que la pasada semana, cerca de tres centenas de mineros tomaran por siete días la mina San Vicente en el norte andino de Bolivia, ocuparan sus instalaciones y convirtieran a los empresarios y directivos en sus virtuales rehenes, antes de lograr arrancar de la transnacional canadiense Panamerican Silver el compromiso de echar a sus gerentes, cesar con los abusos y mejorar las condiciones de trabajo.

Además de ocupar el yacimiento y las instalaciones de Pan American Silver, los trabajadores, pertrechados con dinamita, cerraron todas las vías de acceso a la zona e impidieron la salida de los ejecutivos, administrativos, técnicos y contratistas que se encontraban en San Vicente.

Emergencia oficial

Por ello, ante el peligro que se reediten las acciones de San Vicente y se concreten las amenazas de los indígenas, el Ministerio de Minería envió una comisión de emergencia a la mina Amayapampa a 270 kilómetros al sur de La Paz ante el ultimátum para que la empresa abandone la zona.

"Nosotros respaldamos un acuerdo entre empresa y comunarios y hemos propuesto la consulta porque tampoco estamos de acuerdo en que se explote un yacimiento en contra de la voluntad de los pobladores", dijo Echazú.

La empresa se adjudicó el yacimiento y ha prometido inversiones por unos 30 millones de dólares para explotar a cielo abierto pero no ha logrado ingresar a una fase intensiva por la presión de las comunidades aledañas.