Bolivia Arde

 

La "democracia" como antídoto de la revolución

 

(La Paz, 11-11-03) El 17 de octubre las masas movilizadas no lograron hacerse con el poder pero tampoco fueron derrotadas por el aparato represivo del Estado.

Las limitaciones de no tener un programa unificado de los obreros, campesinos, originarios y vecinos, ni tampoco una coordinación nacional de la lucha, pesaron decisivamente. En esto hubo una responsabilidad fundamental de las direcciones, cuya estrategia nunca fue la toma del poder. Por el contrario, varios de esos dirigentes, en primer lugar Evo Morales, defendieron explícitamente "respetar la Constitución" y que asumiera el vice.

El gobierno de Mesa nace de ese parto difícil. Es un gobierno burgués, pero que lleva las taras de su peculiar concepción y nacimiento. Basta una anécdota: la noche en que Mesa debía asumir, debió pedir permiso por teléfono a la COB para que lo dejara pasar hasta el Congreso para tomar juramento. Sin el salvoconducto de la Central Obrera, el nuevo "mandatario" corría el peligro de no llegar… o no llegar vivo.

Desde el primer día de gobierno, Mesa inicia una combinación que nos hace acordar a lo de Kirchner, pero en un marco de mayor debilidad. Por un lado, "gestos" espectaculares y discursos atractivos para el pueblo sublevado. Es hábil para eso. Viene del mundo de la televisión. Se realiza una concentración campesina en la Plaza Murillo, y sale del Palacio de Gobierno a abrazarse con el Mallku. El 1º de noviembre, "Día de Todos los Santos" (que aquí tiene un gran significado, porque está inscripto en la cultura aymara y de otros originarios), va al cementerio, y los diarios titulan: "Presidente Mesa rezó en la tumba de mártir de octubre". Allí proclama su "vocación aymara" y la "unión de la Pachamama con la Virgen María".(El Diario, 3/11/03) Días después se pone un poncho típico y así, disfrazado de originario, va entregar algunos títulos de propiedad de tierras. Todos los días exhibe algún nuevo "gesto" de esta especie.

Esto ha tenido cierto éxito inicial. La gente lo compara con Sánchez de Lozada, un "cara de perro" que ni siquiera sabía hablar castellano, y el actual presidente sale ganando.

Pero, al igual que nuestro Sr. K, Mesa dice una cosa y hace otra. No ha respondido positivamente a ninguno de los reclamos de fondo que motivaron la rebelión, empezando por lo del gas. Así, no ha derogado la Ley de Hidrocarburos, sigue adelante con lo del ALCA, no piensa tocar un pelo a las trasnacionales que esquilmaron la minería, el petróleo, etc., va a seguir con la política de "Coca Cero" dictada por el imperialismo yanqui contra los campesinos, etc., etc.

 

Debilidades y fuerzas de Carlos Mesa

 

A partir de aquí, sin embargo, se acaban los parecidos con nuestro Sr. K. Mesa está en una posición cualitativamente más débil, tanto por su origen, como por las relaciones de fuerza establecidas por octubre.

Mesa carece, por ejemplo, de partido propio. Depende del apoyo de otros, en primer lugar del MAS, que le ha facilitado dos ministros que no pertenecen formalmente a ese partido, pero que responden a Evo Morales.

Esto nos remite a un problema aún más grave para la burguesía y el régimen de "democracia" colonial. Los dos principales partidos burgueses, el MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario) y el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), quedaron hechos puré en octubre, por ser los principales partidos de gobierno. Ya en febrero, cuando la rebelión policial, las multitudes se dedicaban a quemar sus locales. Otro partido importante, la NFR (Nueva Fuerza Republicana), basado en la región de Cochabamba, tuvo la mala idea de sumarse a la coalición de gobierno meses antes de la caída del Goni. Aunque luego escapó a tiempo, salió duramente golpeado.

La burguesía tiene, entonces, el gran problema de que hoy prácticamente no cuenta con grandes partidos que maneje directamente. Aunque el MAS de Evo Morales hace todos los esfuerzos para mostrarse como un partido "serio", capaz de administrar bien el Estado burgués, y dispuesto a cumplir en Bolivia un papel similar al de Lula, no parece haber todavía sectores significativos de la burguesía dispuestos a jugarse a esa aventura.

Un primer paso para solucionar esto ha sido traer del extranjero a Jorge "Tuto" Quiroga, coautor de la entrega del gas. Este siniestro personaje fue presidente del 2001 al 2002, cuando ex dictador Banzer debió resignar la presidencia por enfermedad. Ahora, lo han sacado del congelador, para oponer su candidatura a la Evo. Alrededor del Tuto y de los restos de la ADN (Acción Democrática Nacionalista), el partido de Banzer, se trataría de organizar un polo de la derecha.

Pero todo eso aún está en proyecto. En Bolivia, a la situación de la lucha de clases heredada de octubre se le agrega una dificultad adicional para la estabilidad institucional: las divisiones regionales de la burguesía, cuya principal grieta se da entre la de Oriente (con capital en Santa Cruz) y la de Occidente (con centro en La Paz). Con la crisis económico-social y, sobre todo, con octubre, algunos sectores de la burguesía han llegado a plantear abiertamente la disgregación de Bolivia en dos o tres "países".

La "fuerza" de Mesa reside paradójicamente en su debilidad. Es una especie "bonapartismo" de sin fuerza propia, que se sostiene gracias al apoyo de otras fuerzas (que por ahora no quieren derribarlo): en el "extremo derecho", la Embajada y los principales sectores burgueses, en especial los de Santa Cruz. En el "extremo izquierdo", el MAS de Evo Morales y demás direcciones del movimiento de masas que apuestan a la "democracia" y no a una salida anticapitalista. Y, entre ambos extremos, la Iglesia, que juega un papel de cierta importancia. Como sector "propio", Mesa sólo cuenta con esos sectores de clase media y burguesía "progre" del Altiplano, que ya aludimos.

 

"Paz" y "democracia"

 

Sin embargo, más allá de las divisiones de la burguesía y de sus embrollos políticos e institucionales, hoy la línea general se concreta en dos consignas: "paz y "democracia".

"Paz" significa: ¡Basta de reclamos y movilizaciones! Ya renunció Goni. Confórmense con eso. ¡No pidan más! ¡No más bloqueos! Dejen gobernar al nuevo presidente. Den tiempo a Mesa.

"Democracia" no significa hacer la voluntad del pueblo (que ante todo quiere salir de la miseria), sino "ajustarse a la Constitución", o sea dejar hacer a Mesa.

Quien mejor relacionó ambas consignas es un líder del MAS, Román Loayza, dirigente campesino que hace pocos meses intentó dividir la CSUTCB del "Mallku" Quispe. Amonestando a los sectores que comienzan a hacer reclamos (entre ellos Quispe), dijo lo siguiente: "No a los plazos ni a las demandas apresuradas. Tenemos que respetar la democracia, no se puede convulsionar el país cuando a uno le dé la gana… No se trata de exigir, hay que respetar a la sociedad boliviana y a la Constitución Política del Estado hasta que se realice la Asamblea Constituyente…" (El Diario, 30/10/03)

Quien reclame contra la pobreza o contra la continuidad de todas las políticas económicas del Goni por parte del presidente Mesa, se convierte en un perturbador de la "paz". Y si no hay "paz", se daña la sacrosanta "democracia".

Pero la vaca sagrada de la "democracia" (colonial) sirve para mucho más que eso. Se está buscando, por ejemplo, una forma "democrática" de entrega del gas. Mediante un referéndum con preguntas amañadas (tales como "¿Usted quiere o no quiere que se exporte gas?"), se pretende legitimar mediante el voto "democrático" lo que Sánchez de Losada no pudo hacer autoritariamente.

Sin embargo, la cuestión de fondo es cómo se desmonta la bomba dejada por octubre. El consenso general es tratar de llevarlo a morir en las urnas. Pero todavía no hay un planes concretos, sino distintas variantes posibles, adelantamiento de elecciones presidenciales o Asamblea Constituyente o que Mesa cumpla mandato hasta el 2007 o combinaciones de los anterior. La misma burguesía y sobre todos sus maltrechos partidos no terminan de ponerse de acuerdo sobre todo esto. En ese cuadro, la cuestión de la Constituyente ocupa un lugar importante.

 

La trampa de la Constituyente y la "constitución" de las naciones originarias

 

En Bolivia, el tema de la Asamblea Constituyente tiene características peculiares. Es distinto, por ejemplo, que en Argentina, donde no es más que una elucubración de escritorio de algunos partidos de izquierda, que creen que así, con esa institución parlamentaria burguesa, van a salvar el grave inconveniente de que las masas obreras y populares aún no aspiran el poder ni cuentan con organismos para ello. Fuera de esos partidos, a nadie en Argentina le importa un rábano una Constituyente. Y cuando se trae ese tema de los cabellos, la gente, con sensatez, lo intuye como algo parecido a nuestro desprestigiado parlamento. Esa ha sido, además, la experiencia con todas las Constituyentes nacionales y provinciales que se han sucedido en Argentina.

En Bolivia, sin embargo, lo de la Constituyente se presenta distinto y más complejo. Podríamos decir que tiene dos caras: por un lado, es una gran trampa "democrática", de mayor dimensión aun que la de adelantar las elecciones presidenciales. Se espera finalmente que el mastodonte de octubre y sobre todo su impulso anticapitalista queden sepultado en ese enorme pantano "democrático".

Ana María Romero de Campero, la ex Defensora del Pueblo que encabezó la rebelión de la clase media "democrática" contra Goni, nos explicó bien esto. Se trata de un conjunto de cambios en los derechos democráticos formales, que sirvan, como ella dijo, de "amortiguadores" en los conflictos sociales. Por supuesto, esa Constituyente sería colocada bajo el actual Congreso, en los marcos fijados por la actual Constitución y con elecciones realizadas bajo el actual gobierno.

Pero, por otro lado, a diferencia de Argentina, la idea de Constituyente también es atractiva para muchos sectores populares, sobre todo de los pueblos originarios aymara y quechua. Aquí bajo la misma palabra "Constituyente", se esconden dos intereses políticos distintos y diametralmente opuestos.

En El Alto, conversamos con numerosos trabajadores, jóvenes y dirigentes de la COR (Central Obrera Regional) y la FEJUVE (Federación de Juntas Vecinales). La mayoría de ellos se siguen reivindicando originarios, aunque muchos hayan perdido el idioma de sus padres o abuelos. Les atrae lo de Constituyente, porque hacen un razonamiento parecido al del los campesinos rusos bajo el zarismo: "Nosotros, los aymaras, quechuas y otros originarios somos el 80% de la población. En una Constituyente, los originarios seríamos mayoría". Y a esto algunos agregan: "Casi todos los originarios somos obreros y campesinos. La mayoría de la Constituyente sería también así".

Aquí se expresa algo opuesto al proyecto burgués "democrático" y también un problema de fondo. Los pueblos originarios de Bolivia son naciones "no constituidas". La Constituyente es tomada como la oportunidad y el instrumento para "constituirse" y autodeterminarse.

Estos pueblos, durante la colonia, sufrieron una explotación y opresión horrorosas. En el período de la República no mejoró mucho su suerte. Hasta hace relativamente poco tiempo, medio siglo, la mayoría de ellos ni siquiera tenía derecho real a votar. Basta ver las caras de la larga lista de presidentes de Bolivia –todos blancos, en un país donde la gran mayoría es indígena– para comprobar que el Estado boliviano no sólo es burgués y, además, semicolonial, sino también es el Estado de la minoría blanca.

Como suele suceder en los períodos revolucionarios, las reivindicaciones de clase y las demandas de los obreros y campesinos se combinan con problemas distintos y anteriores no solucionados. En este caso, las legítimas reivindicaciones de las naciones originarias oprimidas desde la conquista.

Muchos creen entonces que esas legítimas aspiraciones de autodeterminación podrían satisfacerse mediante una Constituyente, porque los originarios son amplia mayoría. Pero esto podría ser un espejismo cruel. Desde hace algunas décadas, todos los originarios pueden votar, pero nunca el Congreso fue un 80% aymara-quechua-uro-guaraní, ni menos aún 80% obrero-campesino. ¿Las elecciones a Constituyente garantizarían, acaso, un resultado distinto? ¡De ninguna manera!

Todo depende de quién convocaría, cómo y en qué condiciones se realizarían las elecciones de Constituyente. Si se efectuaran según el plan de los sectores burgueses "democráticos" (plan que comparten el MAS y otras direcciones reformistas) va a estar garantizada una nueva frustración. Bajo el actual poder del Estado y, sobre todo, con los medios de comunicación en manos de la burguesía, es inevitable un resultado parecido a las precedentes elecciones "democráticas" del Congreso. Algunos partidos bajarán (como el MNR y el MIR), otros subirán, pero el saldo será el mismo.

Sólo un poder obrero, campesino, originario y popular podría realizar una Constituyente que pudiese satisfacer las demandas de autodeterminación nacional de los pueblos originarios. Y sólo con los medios de comunicación ocupados y administrados por los trabajadores sería posible un debate realmente democrático, y no un circo electoral manipulado por el puñado de familias oligárquicas y de trasnacionales que poseen los diarios, radios y canales de TV.

Solamente en esas condiciones y bajo ese poder podría hacerse valer ese 80% de originarios, que son, al mismo tiempo, obreros y campesinos en su gran mayoría.

 

 

Santa Cruz de la Sierra:

Cumbre de presidentes latinoamericanos... y de los dirigentes reformistas

 

Por un Encuentro Anticapitalista

 

Del 13 al 15 de noviembre se realiza en Santa Cruz, Bolivia, la XIII Cumbre Iberoamericana, a la cual asisten los jefes de Estado y de gobierno. Para la misma fecha, Evo Morales y el MAS han convocado una Cumbre Social Alternativa.

Aunque la "Cumbre" de Morales se denomine "Alternativa", no tienen nada de eso. Está íntimamente ligada a la reunión de presidentes. Varios de los mandatarios latinoamericanos van a asistir a la Cumbre Alternativa. Lo harán encabezados por el mismo presidente de Bolivia Carlos Mesa. A su vez, Evo Morales ha sido especialmente invitado a la Cumbre "oficial" de presidentes...

Bolivia constituye hoy el centro del proceso revolucionario latinoamericano, que tiene preocupado a más de uno. Cuando Sánchez de Lozada se estaba derrumbando, los mismos personajes de esta XIII Cumbre, esa vez por medio de la OEA, trataron de echar agua al fuego. Enviaron a La Paz delegaciones de los gobiernos de Brasil y Argentina, pero llegaron tarde para salvar al Goni.

Ahora sus esfuerzos se dirigen a apuntalar a su sucesor, Carlos Mesa. Lamentablemente, la Cumbre Alternativa de Evo Morales no tiene objetivos muy diferentes. Por eso pueden funcionar a dúo y en sintonía, con intercambio de delegaciones. Las fotografías que Carlos Mesa se saque allí junto a Fidel Castro y Chávez van a servir para darle una pátina de "antiimperialista", que lo va a fortalecer para aplicar mejor los ajustes que pide el FMI y lograr la entrega "democrática" del gas.

Lo que está ocurriendo en Bolivia con el MAS es parte de la trayectoria de ese reformismo latinoamericano que tuvo y tiene su arquetipo en el PT de Lula. Tiempo atrás, proponían otro capitalismo. Pero con la llegada al gobierno de Lula en Brasil y de Lucio Gutiérrez en Ecuador se acabaron las palabras. Se pusieron a administrar el capitalismo de siempre, el único que existe y puede existir.

 

¿Qué hacemos los anticapitalistas?

 

Pero el problema es qué hacemos los movimientos sociales, organizaciones y partidos que nos definimos como anticapitalistas. ¡Ha llegado la hora de presentar una alternativa propia, a nivel latinoamericano o por lo menos regional! ¡El proceso revolucionario en Bolivia así lo exige! ¡No podemos tolerar más que los colaboradores reformistas del capitalismo colonial latinoamericano usurpen la alternativa al sistema!

Por eso nos permitimos proponer a todos los movimientos y organizaciones obreras, sociales, campesinas y originarias, y partidos de América Latina, que se definan como anticapitalistas, a comenzar a relacionarnos y tomar contacto para discutir la posibilidad de hacer un Encuentro o Conferencia, que tuviera como primer punto la solidaridad con el proceso revolucionario de Bolivia.