Brasil

Privatización del petróleo

Dilma supera a FHC

Por Martin Camacho,
Práxis - Socialismo ou Barbarie, 22/10/82013

"Oh, Dilma, no me engaño, privatizar es cosa de tucano"
[del PSDB, partido ultraneoliberal del expresidente
Fernando Henrique Cardoso (FHC)]

El 21 de octubre, una vez más, el gobierno entregó el petróleo a precio vil a las empresas extranjeras, comprometiendo estratégicamente la soberanía energética y sin que el pueblo reciba retribución alguna.

Una vez más el gobierno del PT privatiza la riqueza del país. Hoy es el pre-sal. Hace tiempo se sabe que el gobierno adopta una política cada vez más neoliberal: la represión a los movimientos sociales y la privatización de las empresas del Estado son hechos que demuestran que Dilma gobierna para las empresas transnacionales.

Las protestas contra la licitación en las proximidades del hotel Windsor, donde se hacía la concesión del campo de Libra, dan continuidad –sumadas las otras manifestaciones por el derecho  a la vivienda o en defensa de la huelga de los profesores fluminenses– a un sentimiento generalizado de indignación que se inició en las jornadas de junio. Eso demuestra que una nueva situación política se instaló definitivamente en el país y que la rebelión popular brasileña continúa extendiéndose, hecho político que se manifiesta concretamente en movilizaciones diarias por todo el país.

Campo de Libra: la riqueza del país en juego

EL yacimiento de Libra queda a unos 170 kilómetros de Río de Janeiro. Contiene una de las mayores reservas del mundo y puede servir para producir el doble de lo que hoy produce Brasil. Se estima que tiene entre 8 y 12 mil millones de barriles de petróleo. Esta riqueza mineral hace funcionar el capitalismo y Dilma se la entrega al imperialismo para que la explote los próximos 35 años.

El petróleo de la capa presal, que queda debajo de un manto de sal de 2 kilómetros de espesor, está a 5.000 metros de profundidad. Para explotar esa inmensa reserva se requieren más de 12 plataformas, y la inversión necesaria sería del orden de los 150.000 millones de dólares para extraer 1 millón de barriles diarios de petróleo, la misma cantidad que se extrae hoy en todo el país.

Esta privatización de la mitad del petróleo del Estado de un saque dará al consorcio vencedor una comisión dividida de la siguiente manera: Petrobras tendrá un 40%, Shell y Total, 20% cada una, y CNPC y CNOOC, 10% cada una.

Esto es lo que festejan los funcionarios del gobierno de Dilma: "No estamos privatizando el petróleo del presal, al contrario, estamos apropiándonos de esa riqueza inmensa que está bajo el mar y no en el interior de la tierra. De nada nos servirá si continúa allí depositada", dijo el ministro de Minas y Energía, Edison Lobão, al referirse a cómo va a haber dinero para salud y educación, la gran mentira de los burócratas de los gobiernos para el pueblo.

La estimación de ganancias es del orden de los 3 billones de reales. Las empresas multinacionales, para embolsar esto, deberán pagar al gobierno federal apenas 15.000 millones en 2013. Lo que pretende el gobierno es lograr una balanza comercial positiva para este año y pagar los intereses de la deuda externa, es decir, todo el dinero va para fuera, no quedará nada para los trabajadores y el pueblo.

El gobierno está entregando el futuro del país en la privatización del presal. La política financiera del gobierno es a favor de los banqueros y de las empresas transnacionales. Con las privatizaciones, Brasil termina ayudando a cumplir el papel de pacificación de los mercados en crisis, ya que se trata de una transferencia inédita de riqueza.

Brasil juega al salvador del capitalismo, y además tiene que presentar un superávit fiscal mayor al del año pasado. Esa es la razón por la cual se hizo esta escandalosa licitación del presal. Recordemos que en Brasil un 44% del presupuesto va para pagar deudas con el capital extranjero. Esto es lo que el PT tiene como perspectiva, rifar la riqueza nacional para garantizar la remuneración del capital financiero internacional.

Petroleros en huelga por todo el país

Desde 5 días antes de la licitación se dio una huelga de los petroleros en todo el país, con una adhesión del 90% de los trabajadores. Las plataformas quedaron casi totalmente sin actividad. La huelga parte de dos cuestiones fundamentales: contra la licitación y por aumento salarial. Esta huelga podría cobrar transcendencia mundial si las burocracias no traicionaran la movilización de los trabajadores.

La deuda comenzó con un día de paro y se fue extendiendo. Las demandas son de larga data como la lucha contra el PL 4330, proyecto que legaliza las tercerizaciones, y también se lucha por un aumento salarial del 16,53%, con un 10% de aumento real del salario.

Hoy la tercerización afecta a todos los sectores de la producción, pero en el sector petrolero este tema tiene una repercusión muy grande, ya que de los 480.000 trabajadores del sector sólo 80.000 son empleados directos de Petrobras; los demás tienen contratos de trabajo sin derechos mínimos y sujetos a despido en cualquier momento.

Los sindicatos de petroleros (Federación Nacional de Petroleros), que en su mayoría son dirigidos por la CUT, no convocaron a la lucha contra la licitación; sólo un pequeño grupo se movilizó en Río. La burocracia fue presionada por la base, pera esa presión no consiguió imponer una convocatoria nacional contra la licitación de Libra ni superar la posición pro gobierno de los burócratas.

Los empleados de Petrobras hablan de "la traición del PT", síntoma de que la posición política general ha cambiado hacia la izquierda, además de que los trabajadores más organizados comienzan a percibir que el gobierno de Dilma no está de su lado y engaña al pueblo.

Militarización de Río para la licitación

El gobierno tuvo que llamar al ejército para garantizar la seguridad de la operación de lesa patria promovida en Río de Janeiro. Quedó claro que el estado de Río no es “seguro” para las mega operaciones pro patronales después de las jornadas de junio, lo que motivó un verdadero operativo de guerra alrededor del hotel Windsor, donde se realizaría la licitación. “El gobierno de Dilma creó una zona de exclusión militar, de estado de sitio. Aisló varias calles alrededor del hotel, una represión muy fuerte. Ante cualquier avance de los manifestantes la policía ataca con bombas, balas de goma, gas lacrimógeno”, cuenta el dirigente de la Federación Nacional de Petroleros (FNP), Claiton Coffy. Hasta los bañistas en las playas fueron dispersados por los militares. Es una dinámica que se viene dando desde hace un tiempo, una represión totalmente desmedida y truculenta frente a las manifestaciones pacíficas de la juventud y de los trabajadores.

Cerca de mil militares custodiaban desde el día anterior a la licitación las proximidades del hotel. El 21 de octubre la represión tuvo lugar desde las primeras horas, cuando los manifestantes, en número de 700, intentaron acercarse al hotel. Vemos un síntoma de la nueva situación política, porque los ataques del gobierno a los trabajadores se transforman en protesta y enfrentamiento con las fuerzas represivas. Por eso es tan importante unificar las luchas y construir una coordinación para prepararlas.

Seguir la lucha contra las privatizaciones

La lucha en defensa de los recursos naturales y para ponerlos al servicio de los trabajadores será cada vez más intensa ante un gobierno que sólo tiene como perspectiva la privatización. Es por eso que debemos poner en la agenda del día la lucha para que el petróleo sea de los trabajadores y no de las empresas extranjeras o nacionales.

Hoy el gobierno está de fiesta, pero esto no puede durar mucho. Para eso debemos fortalecer la huelga de los petroleros con la unidad de todos los sectores, para que no sólo el presal sino para que todo el petróleo sea de los trabajadores.

Desde Práxis, hacemos un llamado a todos los luchadores para incorporar la lucha por una Petrobras 100% en manos del Estado y bajo control obrero. Esta empresa debe ser controlada por los trabajadores y no por los gobiernos títeres, para que los beneficios del petróleo sean apropiados por el pueblo y no por las empresas o la burocracia.

• Por una Petrobras 100% estatal!

• No a las licitaciones que quiere hacer el gobierno!

• Fuera las empresas extranjeras de los recursos naturales!


Crece la movilización en las universidades públicas

Unificar, ampliar y mantener la lucha en las calles

Juventude Já Basta!
construida por los estudiantes de Práxis
y estudiantes independientes, 17/10/2013

El Día del Profesor ya debe ser definido nacionalmente como un día de lucha. Conjuntamente en Río de Janeiro y en San Pablo hubo manifestaciones reprimidas por la policía de forma simultánea. Obviamente que la situación fue muy diferente en Río por la cantidad de personas que se sumaron a los profesores en huelga.

En San Pablo la manifestación fue organizada por los estudiantes de la USP que reivindican más democracia y se solidarizan con la huelga de los profesores de Río. Esta solidaridad no es nueva, y es un hecho importante a destacar que el movimiento comenzó a tener iniciativas de conjunto, aunque aún está lejos de ser una coordinadora de luchas. Por eso insistimos en la necesidad de unificar la lucha en la universidad y en todo el país.

Necesitamos un plenario unificado de los tres sectores

Hoy es más necesario que nunca hacer confluir los tres sectores de la universidad. Trabajadores, estudiantes y profesores deben luchar en conjunto en una movilización que tenga como eje la lucha por la democracia, pero que debe encontrar un nexo político y organizativo con los trabajadores que hoy miran la huelga como un problema de los estudiantes.

Unificar estos sectores es dar un salto cualitativo en la lucha que se está se emprendiendo, porque con la acumulación de fuerzas podemos echar a Rodas e imponer una elección que abriría un nuevo plano de discusión sobre todos los problemas que afectan a la universidad.

Ya pasaron más de 15 días de ocupación de la rectoría y no hubo ningún movimiento en el sentido de atender las reivindicaciones. Por lo tanto es necesario llamar a la mayor brevedad a un plenario con los tres sectores de la universidad para discutir cómo radicalizar y masificar el movimiento a partir de la represión policial y la intransigencia de Rodas.

La represión de la Policía Militar impone la autodefensa

La represión por parte de la policía plantea varios temas para la discusión. Obviamente tenemos una de las fuerzas represivas más especializadas del mundo, pero no podemos detenernos frente a eso, debemos reaccionar con organización y unidad para contrabalancear esa situación.

La organización de la autodefensa debe comenzar a organizarse a partir de los diferentes grupos que conforman el movimiento estudiantil. En primer lugar, debemos oponernos a la represión del Estado a través de sus fuerzas policiales, a pesar de que no tenemos acuerdo con algunos sectores (como los Black Blocs) que tienen como método imponer determinadas tácticas de lucha sin considerar ni la coyuntura ni la necesaria democracia en el movimiento.

Imponer tácticas por fuera del movimiento, de lo que el movimiento decide e intentar sustituir la acción masiva del movimiento, invariablemente ha fracasado en la historia. Desde Práxis-Já Basta! estamos contra este método que sólo sirve para alejar a la juventud que hoy se incorpora a las manifestaciones.

Pero sólo podemos resolver en la práctica esta cuestión tomando el tema de la autodefensa como un problema del conjunto. No podemos “tercerizar” la seguridad del movimiento. No se puede dejar la organización de esa cuestión central en manos de grupos que no son orgánicos y no se someten a la decisión democrática de la mayoría, como fue el caso del inicio del enfrentamiento en los últimos hechos.

Muchas veces se dice que el Black Bloc hace la defensa del movimiento contra la represión de la policía. Esto no es verdad, sólo sirve de autojustificativo: a la hora del enfrentamiento no tuvieron la menor preocupación por la seguridad de las personas atacadas. Es un hecho más que demuestra que el movimiento no puede desentenderse de esta tarea.

Toda iniciativa acaba repercutiendo sobre el movimiento como un todo. Por eso debemos sacar conclusiones profundas de lo que pasó en la última manifestación, para adelantarnos y evitar situaciones que no ayudan al movimiento.

Es evidente que el Estado lanzará más represión cada vez que el movimiento busque salir de los límites del orden establecido. No alimentamos ninguna ilusión de que se pueda obtener “pacíficamente” una victoria, pero tampoco es correcto pensar que las acciones del movimiento no deban organizarse conforme a la correlación de fuerzas real.

El ejemplo de las manifestaciones de junio es categórico, sólo pudieron fortalecerse gracias a la postura de resistencia –sin caer en provocaciones o acciones aisladas– de los manifestantes de la primera hora, pero también porque hubo una preocupación constante de ampliar sistemáticamente las acciones contra el aumento del boleto.

Continuar la lucha en las calles hasta conseguir la democratización de las universidades

Lo más importante es salir con todo en las próximas acciones para que la burocracia universitaria y los gobiernos burgueses sientan la fuerza que tienen unidos estudiantes y trabajadores.

No podemos confiar en la decisión judicial que dio un plazo de 60 días para que los estudiantes desocupen la rectoría de la USP. Depositar confianza en las instituciones del Estado es de un cretinismo político sin igual. En la historia reciente del país vivimos el caso de los vecinos del Barrio Pinheirinho en São Jose dos Campos, donde más de 2.000 familias fueron brutalmente desalojadas aun cuando se había suspendido la medida por la justicia federal.

Es por eso que el aval que dio el DCE (PSOL y PSTU) al decir que la suspensión temporaria dictada por la justicia es una “victoria”, es un equívoco total y revela la incapacidad de ese sector para sacar conclusiones políticas estratégicas.

Como consecuencia de ese aval propusieron, en la asamblea general, que el próximo acto se haga en el interior de la universidad, lo que significa objetivamente sacar el movimiento de la calle y debilitar su capacidad de plantear en forma amplia las banderas del movimiento.

Por suerte esa propuesta fue derrotada y la asamblea remitió esa discusión al comando de huelga, que tiene como tarea organizar una acción en las calles en unidad con todos los sectores que luchan por la democratización de la universidad pública.

Ninguna confianza en la justicia patronal!

Masificar el movimiento y mantener la lucha en la calle!

Por un plenario abierto de todos los sectores en lucha!

Organizar la autodefensa del movimiento!