La crisis en 
América Latina

Centroamérica

Del modelo exportador a la crisis mundial

Por Víctor Artavia Quirós, PST (Costa Rica)
Para Socialismo o Barbarie, 08/08/08

“Y yo me pregunto: ¿para qué queremos automóviles si todavía andamos descalzos?, ¿Para qué queremos refrigeradores si no tenemos alimentos que meter dentro de ellos?, ¿Para qué queremos tanques y armamentos si no tenemos suficientes escuelas para nuestros hijos?”
(Cantinflas, “Su Excelencia”, 1967)

A modo de prólogo

Centroamérica, al igual que el resto del subcontinente latinoamericano, se caracteriza por mantener una profunda relación de vinculación/sumisión comercial y política con el imperialismo estadounidense. Pero debido a toda una serie de particularidades históricas del istmo, entre las cuales tenemos que resaltar su marginal pasado colonial y posterior fragmentación político/estatal, han conllevado a que esta región sea la más claramente sometida a los designios del coloso del Norte.

Por ello resultaba apropiado el antiguo calificativo de Banana Republics, en alusión al impresionante poder económico y político que mantenían las empresas bananeras estadounidenses sobre los gobiernos del área a inicios del siglo XX. Actualmente la industria agroexportadora  juega un rol secundario en las economías centroamericanas, pero persiste el dominio de las grandes transnacionales estadounidenses, ahora bajo la forma de maquilas (textiles y de alta tecnología) y en el sector servicios (principalmente turismo y en la banca).

Más allá de que sean las bananeras, los bancos o maquilas transnacionales las que prevalezcan, lo que queremos resaltar es el hecho de que toda la actividad productiva del área ha estado y está en función de los intereses de la potencia hegemónica de turno. Esto ha hecho de Centroamérica una zona profundamente susceptible a los vaivenes del mercado internacional; su estructura capitalista resulta atroz y no sería falso argüir que se encuentra en un permanente estado de crisis.

Para muestra un botón: entre el 2002 y el 2004, cerca de 2.5 millones de personas en el istmo fueron víctimas de la subnutrición ¡La crisis alimentaria inició en Centroamérica seis años antes de que empezaran a subir abruptamente los precios de los granos a nivel mundial!

Esta peculiar característica nos exige enfocar de manera estructural e histórica las causas de la actual crisis económica y alimentaria en Centroamérica. Sólo de esta forma es posible que las y los socialistas revolucionarios nos ubiquemos correctamente frente a estas problemáticas, sobrepasando la simple y confortable visión de importantes sectores de la “izquierda latinoamericana” de limitar la actual crisis al neoliberalismo en abstracto y a otros fenómenos de carácter coyuntural.

Por este motivo, en la primera parte del presente artículo analizaremos el proceso de reconversión productiva implementado en las últimas décadas en Centroamérica, además de puntualizar algunas de sus principales características en la actualidad.

Posteriormente, pasaremos a examinar la situación económica y política de la región en el marco de la recesión económica estadounidense y la crisis alimentaria mundial.

I PARTE:

Raíces y perfil del actual capitalismo Centroamericano

Durante los años setenta, Centroamérica en su conjunto estuvo sumida en un fuerte proceso revolucionario. La denominada revolución centroamericana presentó diferentes matices o grados de profundidad en cada país, teniendo como vanguardia a los casos de Guatemala, Nicaragua y El Salvador, mientras que Honduras y Costa Rica estuvieron en un segundo plano.

El punto más álgido de la revolución centroamericana, se produjo con el triunfo del Frente Sandinista (FSLN) en 1979 en Nicaragua, lo que vino seguido de una intensificación de la guerra civil salvadoreña, en la que por poco el Frente Farabundo Martí (FMLN) se hace del poder a inicios de los ochenta. Antes esta situación, el imperialismo norteamericano intensificó su presencia militar y política en la región, particularmente durante el mandato Reagan.

Esto se tradujo en la aplicación de la llamada reacción democrática, la cual conllevó a un desmantelamiento de los procesos revolucionarios en el área. Ésta se aplicó por dos vías:

1) un apoyo militar a los ejércitos centroamericanos y a la Contra–insurgencia nicaragüense (principalmente desde territorio hondureño) y

2) un vendaval ideológico en torno a las “mieles” de la democracia burguesa, utilizando la ficticia prosperidad costarricense como ejemplo.[1]

De esta manera, el imperialismo en alianza con las burguesías locales[2], desgastó militarmente a los aparatos guerrilleros y masacró a lo mejor de las vanguardias centroamericanas, y por otro lado, allanó el terreno para incorporar a las debilitadas guerrillas a la política electoral. Desde este instante, la región se tornó en una opción segura para desarrollar los negocios de las transnacionales imperialistas.

En este contexto, Centroamérica dio lo primeros pasos en su reconversión productiva, que a la postre la terminó transformado en un verdadero enclave anexo al imperialismo norteamericano. En el siguiente apartado pasaremos a explicar en qué consistió dicha reconversión y el perfil de las actuales economías centroamericanas.

a) El Consenso de Washington y la reconversión productiva en Latinoamérica

Como parte de la ofensiva imperialista para profundizar la dominación sobre las economías latinoamericanas, en la década de los noventas se impulsó el Consenso de Washington[3]. Este consistió en diez postulados del neoliberalismo, a partir de los cuales las oligarquías y sus tecnócratas a sueldo aplicaron la agenda neoliberal en sus respectivos países.

En un marco más general, el Consenso de Washington hizo parte de una progresiva reconfiguración de la división internacional del trabajo, por medio de la cual los países imperialistas han profundizado su dominio sobre las naciones semicoloniales.

Pero además significó una respuesta ante la sistemática caída en la tasa de ganancia desde los años sesenta, ante lo cual los imperialistas lanzaron una ofensiva contra las principales conquistas de la clase obrera, precarizando sus condiciones de vida y trabajo[4].

La entrada inicial de Latinoamérica a este nuevo escenario mundial tuvo un enorme costo: el desmantelamiento de las principales empresas estatales, muchas de las cuales fueron “vendidas” (mejor dicho regaladas) a poderosos grupos transnacionales. Pero ante todo, la región en su conjunto fue sometida a una reconversión productiva, la que dio origen al modelo de exportaciones latinoamericano.

Dicho modelo se materializó de diferentes maneras según cada región y sus particularidades naturales y sociales. Más exactamente, la reconversión productiva latinoamericana tuvo dos variantes:

1) la variante del Cono Sur, caracterizada por un desarrollo de las exportaciones de “commodities”, tales como recursos energéticos y materias primas, y

2) la variante Mesoamericana, que se enfocó en la “diversificación productiva” y la elaboración de mercancías con alta concentración de trabajo en condiciones precarias (manufacturas).

En este sentido apuntan las más recientes investigaciones de la CEPAL, especialmente en la publicación “La transformación productiva 20 años después…”, donde se explica la reconversión productiva latinoamericana de la siguiente manera:

 “…México y en menor medida Centroamérica, mediante regímenes especiales de importación y manufactura para la exportación, han logrado una transformación radical de bienes primarios a productos manufacturados de media y alta tecnología. Por otra parte, el Caribe, el resto del Mercosur, los países andinos (sobre todo Ecuador y República Bolivariana de Venezuela) y Chile se ha producido un estancamiento en el contenido tecnológico de los productos exportados. Ello se debe en gran parte a la bonanza de los precios de los productos básicos exportados por estos países, que ha redundado en un aumento de su importancia en la canasta exportadora. En un plano intermedio se encuentran Argentina y Brasil, cuyas exportaciones de bienes primarios se redujeron proporcionalmente en relación con la mayor participación de los productos de tecnología media.”
(www.eclac.org/publicaciones/xml/7/33277/capituloII_2008-117-SES.32-Latransformacion- WEB_OK.pdf, Pág. 99–100)

¿A qué obedecen estas variantes de la reconversión productiva latinoamericana? Tal y como señalamos líneas atrás, éstas responden en primer lugar a una reconfiguración de la división internacional del trabajo, pero a la vez están ligadas a las particularidades naturales y sociales de cada región.

Para el caso de la variante del Cono Sur, el contar con grandes yacimientos petrolíferos y de gas natural, además de inmensas y fértiles extensiones de tierras, lo convirtieron en el lugar propicio para la implementación de un modelo exportador de commodities, sustentado en la producción de hidrocarburos y granos como la soya.

Esto puede explicar algunos de los principales conflictos políticos de la región en los últimos años, los cuales (con diferentes matices y profundidades) han consistido en pugnas interburguesas por el control de las ganancias de la producción petrolera y de la agroindustria. Dentro de ellos, podemos ubicar el reciente “lock out patronal” en Argentina por la renta de las exportaciones de soya, o las disputas entre el gobierno de Evo Morales y los Prefectos en Bolivia por el control de los recursos energéticos.

En el caso de la variante Mesoamericana, ésta responde a las condiciones de miseria extrema de importantes segmentos de la población y por ende, a los ínfimos salarios que se pagan en la zona. A partir de esto, el imperialismo y los gobiernos de turno se encargaron de implementar un modelo productivo que combinara cierto nivel de industrialización con una mano de obra intensiva y mal remunerada.

Esta variante encaja a la perfección dentro de la llamada tercerización laboral en el extranjero, por medio de la cual el imperialismo ha reducido sus costos de producción y ampliado su obtención de plusvalor. Esto se logra mediante la instalación directa de las transnacionales imperialistas en las naciones semicoloniales, aprovechando la ínfima remuneración de la fuerza de trabajo e inexistentes garantías laborales.

En el ámbito político, este modelo productivo conllevó a un recambio de los grupos de poder en el istmo centroamericano, donde por primera vez en su historia las élites gobernantes no eran representantes de sectores agroexportadores, y además, pasaron a ser socios menores de los consorcios imperialistas:

“…la mayoría de estos grupos ya no tienen como sus ejes principales de acumulación la agricultura tradicional de exportación y la industria tradicional, como sucedía en los años 60 y 70…Ahora, sus principales intereses económicos se encuentran en los nuevos sectores dinámicos: servicios, exportaciones no tradicionales –incluyendo la maquila–, turismo y comercio… Todo esto, a la vez que ha aumentado su influencia en el ámbito regional, les ha permitido establecer alianzas estratégicas con las empresas transnacionales para operar juntos en los diferentes países, aunque en la mayoría de los casos, desde una posición subordinada” (www.envio.org.ni/articulo/3456)

Más allá de las diferencias superficiales en cuanto al tipo de productos que exportan los países latinoamericanos, lo cierto del caso es que la reconversión productiva ha significado un mayor sometimiento de nuestros países al imperialismo norteamericano. Esto resultaba mucho más evidente en la década de los noventa, cuando no existía en la región un solo gobierno que resultara disonante a la agenda neoliberal impulsada desde Washington.

Pero de manera contradictoria, lo que inicialmente era un aspecto secundario terminó convirtiéndose en un elemento de primer orden. Con esto queremos decir lo siguiente: en el marco de un creciente descontento hacia los efectos nocivos para las y los trabajadores de la agenda neoliberal, el cual se ha visto reflejado en importantes rebeliones populares, y de un incremento meteórico en los precios de las principales materias primas que produce el Cono Sur, han surgido varios gobiernos “progresistas”, los cuales hacen de mediadores entre las rebeliones populares y el gran capital.

Así, la combinación de una base política (las rebeliones populares) y otra de índole económica (las ganancias por petróleo y granos), han permitido que en el Cono Sur surgiera una variante “moderna” de nacionalismo burgués, la cual puede darse el lujo de mostrarse “independiente” del imperialismo. Hugo Chávez y Evo Morales son los mejores exponentes de este tipo de gobiernos.

Muy diferente es lo que ocurre en Centroamérica, puesto que de entrada es preciso indicar que no existen burguesías nacionales centroamericanas, al menos desde una concepción clásica.

Tal y como señalamos líneas atrás, el rol de las oligarquías locales consiste en ser simples administradores y socios menores de las transnacionales estadounidenses, lo cual les imposibilita impulsar un proyecto político que contradiga los intereses del imperialismo norteamericano. Esto se ha manifestado en la conformación de gobiernos totalmente dependientes del imperialismo norteamericano, en muchas ocasiones rayando en un empachoso servilismo.

b) El modelo exportador centroamericano

En términos generales, podemos describir este modelo productivo como la conformación de economías sustentadas en la producción de mercancías suntuarias o secundarias para el primer mundo, lo que implica una total dependencia de esos mercados para la subsistencia económica de la región.

Así, la generación de fuentes de trabajo está ligada esencialmente a la instalación de maquilas transnacionales, además de que la producción industrial y agrícola están en estricta función de satisfacer las demandas de consumo de los principales mercados internacionales, dejando de lado las necesidades locales.

Este modelo de exportaciones manufactureras se ha desarrollado de manera desigual en los diferentes países centroamericanos. A pesar de esto, todas las economías del área han ido tomando un perfil en común, caracterizado por el cada vez mayor peso de las transnacionales (sector turismo, financiero y maquilas) dentro de su PIB y una significativa contracción de la producción agrícola.

En el siguiente cuadro se puede apreciar como disminuyó de manera significativa el PIB agrícola centroamericano en los últimos cincuenta años:

Cuadro No. 1

Participación porcentual del Sector Agrícola

en el PIB Centroamericano

1950

34,7%

1970

23,3%

1990

23%

2001

17,5%

         Fuente: Revista de América n° 2, SECA (abril del 2004)

Tal y como se puede apreciar, el PIB agrícola de la región se contrajo alrededor de un 50% en el último medio siglo. Pero lo más relevante es que la producción agrícola actual es incapaz de satisfacer los requerimientos de granos básicos del istmo. Los siguientes datos dan cuenta de ello:

“En Centroamérica hay disponibilidad de granos básicos, pero de promedio para el período 2001–2005, del total de maíz disponible en la región solamente el 59% se produjo localmente, el resto fueron importaciones; en el caso del frijol la producción regional fue del 85% y para el arroz el 60%... en Centroamérica hay disponibilidad de granos básicos pero un porcentaje significativo depende de las importaciones.”
(www.pesacentroamerica.org/noticias_ca/alza.pdf)

Esencialmente, esto se debe a que por un lado la agricultura regional se ha enfocado a la cosecha de “postres” y productos ornamentales, mientras que por otro, los Estados Unidos han abastecido a la región de los granos básicos que producen de manera subsidiada y en cantidades abrumadoras. Esto se comprueba al revisar las listas de bienes exportables de los países centroamericanos, donde sus principales productos agropecuarios son el café, banano, maní, azúcar, follajes, etc.

Complementariamente a esta disminución de la producción agrícola, durante las últimas décadas Centroamérica experimentó un rápido aceleramiento de la “maquilización”. Por ejemplo, en 1990 eran sólo 85 las maquilas textiles instaladas en la región, mientras que para el 2001 esa cantidad ascendía a las 1092 empresas: un incremento del 1285% en 12 años. El siguiente cuadro nos da una mejor panorámica de este proceso desde una perspectiva “país por país”:

Cuadro No. 2

Características de las zonas francas en Centroamérica

 

# de Empresas

 

# de Empleos
(miles)

Exportaciones
(millones)

Valor agregado

Año

1990

2001

1990

2001

1990

2001

 

Honduras

24

212

9

109

n.d.

n.d.

552

Guatemala

n.d.

267

n.d.

87

n.d.

n.d.

285

El Salvador

n.d.

339

n.d.

86

81

1652

462

Nicaragua

5

45

1

37

3

296

114

Costa Rica

56

229

7

35

94

2378

1019

Total

85

1092

17

354

231

5162

4431

            Fuente: Revista Actualidad Económica, número 25, 21 de agosto al 3 de setiembre

Aunque este sector ha sido golpeado por la entrada “triunfante” de China al mercado textil mundial, aún continúa manteniendo una importante cuota de participación en las economías del área.

Pero este modelo de exportaciones es de doble vía, o lo que es lo mismo, a la vez se sustenta en las importaciones y la Inversión Extrajera Directa estadounidense. Esto conlleva a que las tasas de inflación del área sean presionadas por los precios del mercado mundial, por lo que un aumento en los mismos equivale a importar “inflación”.

Seguidamente, pasaremos a analizar algunas de las principales características del modelo en la actualidad.

c) Características generales de las actuales economías centroamericanas

La reconversión productiva y sus secuelas directas sobre las economías del área, generaron que Centroamérica se transformara en la región más abierta del continente, acumulando un total de 21 tratados comerciales con 8 socios extraterritoriales.[5] Según el coeficiente de apertura[6], las economías centroamericanas presentan los siguientes porcentajes:

Cuadro No. 3

Coeficiente de apertura de los países centroamericanos

País

Coeficiente de apertura

Costa Rica

89

Honduras

80

Nicaragua

75

El Salvador

61

Guatemala

51

           Fuente: Semanario El Financiero, n° 642 (12–17 noviembre, 2007)

De la tabla anterior, podemos apuntar dos elementos principales: a) Costa Rica y Honduras, países que fueron epicentros de la mencionada reacción democrática (el primero en el plano ideológico y el segundo en el militar), son las economías con mayor apertura respectivamente, y b) mientras que el resto de países en los cuales hubo guerras civiles (Nicaragua, El Salvador y Guatemala) presentan un menor coeficiente de apertura.

En cuanto a la firma de TLCs, Costa Rica encabeza la lista con 6, le siguen El Salvador, Nicaragua y Guatemala con 4, y finalmente está Honduras con 3. Pero sin duda alguna, el principal tratado comercial es el CAFTA (TLC con los Estados Unidos), puesto que viene a culminar el proceso de reconversión productiva de la zona, creando un contrato político entre el imperialismo estadounidense y las sumisas oligarquías exportadoras centroamericanas.

En términos generales, podríamos sintetizar que el modelo de exportaciones devino en siete características regionales:

1. Fuerte dependencia de las exportaciones, principalmente hacia el mercado estadounidense:

El grueso de las exportaciones centroamericanas tiene como destino el mercado estadounidense. Esto se constata fácilmente al observar los datos del peso de las exportaciones centroamericanas hacia los Estados Unidos con relación al PIB nominal de cada país en el 2007.

Cuadro No. 4

Importancia relativa de las exportaciones centroamericanas al mercado estadounidense

 

PIB nominal[7]

Millones de dólares

Exportaciones hacia los EUA

% con relación al PIB

Exportaciones totales

% con relación al PIB

Costa Rica

22.842

17,0

66,5

El Salvador

20.234

9,6

20,1

Guatemala

33.320

9,2

22,8

Honduras

10.059

37,0

53,8

Nicaragua

5.675

25,7

42,7

 

 

 

 

 

 

Fuente: Fondo Monetario Internacional, Perspectivas de la Economía Mundial (PEM), octubre 2007; FMI, Direction of Trade Statistics (DOTS); Bureau of Economic Análisis (BEA), National Economic Accounts.

El caso de Costa Rica es importante de analizar, puesto que nominalmente sus exportaciones hacia los Estados Unidos no son tan significativas como se esperaría. Esto se explica por el alto valor agregado de las exportaciones costarricenses, lo que le ha facilitado finiquitar Tratados Comerciales con más países y ser el principal exportador del área hacia la Unión Europea. Así, sus exportaciones tienen una cuota preponderante dentro su PIB nominal (66,5%), y además por la naturaleza de las mismas, le ha sido posible diversificar sus mercados de exportación.

Contraria es la condición de Honduras y Nicaragua, puesto que el grueso de sus exportaciones son orientadas al mercado norteamericano. Según los datos presentados en el cuadro no. 4, un 37% de las exportaciones hondureñas y 25,7% de las nicaragüenses son absorbidas por este mercado. Sin duda alguna, esto debe interpretarse como fruto de una conjugación de su gran apertura comercial y a la vez de sus productos con poco valor agregado. Por estos motivos, sus opciones de vinculación comercial con otros mercados son mucho más restringidas.

Para el caso de El Salvador y Guatemala, tanto las exportaciones totales así como las destinadas a los Estados Unidos, representan alrededor de una quinta parte de su PIB nominal. Esto se debe a su menor coeficiente de apertura comercial (61 y 51 respectivamente), y por el cada vez mayor peso de las remesas en ambas economías, especialmente la salvadoreña. Además, para el caso guatemalteco su economía todavía mantiene una fuerte orientación “hacia adentro”, debido a un relativamente amplio y dinámico mercado interno[8].

Antes de finalizar este acápite no queremos dejar de lado otro elemento central sobre el modelo de exportaciones en Centroamérica: todas las economías presentan una balanza comercial negativa. Ni Costa Rica, el “pequeño gran exportador”[9], logra romper con esta tendencia regional.

Cuadro No. 5

Importaciones y Exportaciones de cada país centroamericano 2006–2007

En millones de dólares

 

2006

2007

 

Exportaciones

Importaciones

Balanza

comercial

Exportaciones

Importaciones

Balanza

comercial

Costa Rica

11.023

12.426

–1.403

12.515

13.518

–1.003

El Salvador

5.070

8.741

–3.671

5409

9650

–4.241

Guatemala

7.420

12.750

–5.330

8.561

14.425

–5.864

Honduras

3.753

6.206

–2.453

4.088

7.424

–3.336

Nicaragua

2.319

3.905

–1.586

2.567

4.262

–1.695

Fuente: CEPAL

Visto así, el gran ganador de todo este proceso es el imperialismo norteamericano, puesto que sus corporaciones producen al mínimo costo y consiguen productos suntuarios y secundarios a un bajo precio, y a la vez tienen en la zona a un “consumidor compulsivo” de sus excedentes productivos.

2. La especialización en la producción de bienes suntuarios o secundarios:

Ligado al punto anterior, es preciso señalar el carácter de las exportaciones de la región. En general, el conjunto de los bienes exportables del istmo son productos suntuarios o secundarios; no satisfacen ninguna necesidad vital y su consumo responde a los antojos o caprichos de algunos mercados. Por ello, en casos de estrechez o crisis económica, figuran entre las primeras opciones por descartar.

Esto se constata al desglosar país por país los principales productos exportables de la región en el 2007, según la información brindada por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Veamos.

Guatemala: entre sus principales exportaciones estuvieron el café, te, mate y especias (10,32%), las frutas y nueces comestibles (15,1%) y la maquila de vestuario (47,9%).

Honduras: sus exportaciones tuvieron un fuerte crecimiento por la maquila de vestuario (65,6%) y la maquinaria, equipo eléctrico y partes de los mismos (10,3%). También las exportaciones de frutas y nueces comestibles fueron significativas (4,43%).

El Salvador: el grueso de sus exportaciones se debieron al café, te, mate y especias (4,5%), bebidas, licores fuertes y vinagre (7,9%) y maquila de vestuario (72,7%). Otro rubro importante fue la exportación de servicios.

Costa Rica: a diferencia del resto de países centroamericanos, la maquila de vestuario tiene un peso menor en las exportaciones (10,8%), las frutas y nueces comestibles han tenido un desarrollo importante (18,6%), al igual que los instrumentos y aparatos varios, y sus partes y accesorios (16,6%).

Nicaragua: sus ventas más dinámicas fueron por la maquila de vestuario (60,2%), la maquinaria, equipo eléctrico y partes de los mismos (10,3%) y pescados, crustáceos y moluscos (5,6%).

Conclusión: el grueso de los bienes exportables del istmo presentan dos características elementales: a) salvo el caso de Costa Rica, los productos industriales o manufacturados se particularizan por ser de segundo orden, y b) los que son comestibles tienen como principal aplicación la elaboración de platillos exóticos, postres, ensaladas y bebidas espirituosas.

3. Fuerte peso de la Inversión Extranjera Directa (IED):

Con relación a la Inversión Extranjera Directa (IED), en términos generales muestra un fuerte crecimiento, particularmente debido a la expansión del sector servicios en la región. Según datos de la CEPAL, la IED en el 2006 creció alrededor de un 70% con relación al año anterior, mientras que para el 2007 aumentó aproximadamente un 59%, lo que en términos absolutos representó $2.104 millones.

Cuadro No. 6

Inversión Extranjera Directa en Centroamérica

En millones de dólares

 

2006

2007

Variación %

Costa Rica

1.469

1.889

29

El Salvador

219

1.526

597

Guatemala

354

536

51

Honduras

674

816

21

Nicaragua

282

335

19

Total

2.998

5.102

         58,7

                        Fuente: CEPAL

De este cuadro resulta claro que Costa Rica absorbe el grueso de la IED del istmo, más exactamente, alrededor de un 37%. Esto puede explicarse por el tipo de industrias que se han instalado en este país, muchas de las cuales utilizan alta tecnología, tales como INTEL, empresas de equipos médicos, calls center y por el turismo (principalmente las cadenas hoteleras y los residenciales para extranjeros). Los $1.889 millones de IED representaron poco más de un 7% del PIB tico.

En El Salvador la IED ha evolucionado significativamente en el último año debido a la venta de tres de sus principales bancos privados a conglomerados extranjeros. Al respecto, la ratificación del TLC con los Estados Unidos ha jugado un papel importante, puesto que generó una mejor regulación de la propiedad según los intereses de las transnacionales. Así, los sectores agropecuarios, manufacturero y servicios tuvieron un mayor dinamismo para el 2007.

Según los datos que proporciona la Agencia de Promoción de Inversiones de El Salvador (Proesa), en el 2007 la IED generó alrededor de 26.408 puestos de trabajo, esencialmente por el desarrollo de nuevos sectores productivos, como los calls center, servicios de banca privada, textiles y otros.

La misma tendencia la podemos encontrar en Honduras, donde en el período 2004–2007 la IED se ha duplicado, llegando a los $816 millones en el último año. Este aumento obedece a un crecimiento de los sectores de la construcción (por el turismo) y las telecomunicaciones.

En Guatemala la IED tuvo un cuantioso desarrollo en el 2007. Esto fue consecuencia del dinamismo de su mercado interno, particularmente en los sectores de la construcción, transporte y comunicaciones, en los cuales el crecimiento rondó el 15%.

Por su parte, Nicaragua presenta un menor crecimiento de la IED, la cual del año 2000 al 2007 tan sólo se incrementó en $68,8 millones, alcanzando los $335,3. Consideramos que esto obedece a la inestabilidad política del país, especialmente por el papel de oposición y ahora de gobierno que tiene el Frente Sandinista, que más allá de su plena conversión en un partido burgués, no es de la entera confianza de las transnacionales imperialistas.

Además, la poca calificación de su mano de obra no resulta atractiva para muchas empresas. De hecho, mucha de la IED son maquilas que se han trasladado de Guatemala y El Salvador por los bajos salarios que tiene el país pinolero.

4. Una industria turística de grandes magnitudes:

Aunque un cuantioso segmento del turismo hace parte de la IED y otro tanto se incluye como exportaciones, por su magnitud es necesario referirse a éste de manera específica. La zona en su conjunto está siendo promovida como un gran centro vacacional, al grado de que es la región con mayor crecimiento turístico del continente. Según la Organización Mundial del Turismo, mientras la media mundial para el crecimiento del sector es del 6%, para Centroamérica es del 10%.

En el siguiente cuadro se puede apreciar claramente los enormes dividendos que genera esta actividad, muchos de los cuales son acaparados por las corporaciones transnacionales que cuentan con grandes complejos hoteleros.

Cuadro No. 7

Cantidad de turistas e ingresos por país

 

Número de turistas

Ingresos por turismo

Millones de dólares

Costa Rica

1.928.890

$1921,6

Guatemala

1.627.552

$1200

El Salvador

1.207.821

$841.164

Nicaragua

978.333

ND

Honduras

795.618

$524,7

            Fuente: http://cata.visitcentroamerica.com/content/view/93/144

Aunque las burguesías centroamericanas y sus respectivos ministerios de turismo se esmeran en presentar a esta industria como una opción positiva para el desarrollo económico, realmente son incontables la gran cantidad de problemáticas sociales que contrae esta actividad económica. Es imposible desligar al turismo de problemáticas como el trasiego de drogas, la contaminación del medio ambiente y la explotación sexual.

Por ejemplo, según las estadísticas que manejan algunas ONG, aproximadamente un 20% de la explotación sexual en el área está directamente relacionada con el turismo y la conformación de redes extranjeras que lo promueven.

5. Las remesas son un sostén de las economías del istmo:

Éstas son fruto del masivo exilio económico de miles de hombres y mujeres centroamericanas, por lo que no sería falso argumentar que uno de los principales productos de exportación de la región es su propia gente. Más que una peculiaridad de algunas economías de la zona, las migraciones deben interpretarse como un componente estructural del modelo exportador centroamericano, las cuales vienen a “enmendar” parcialmente algunas de las principales falencias del mismo:

“Las migraciones de centroamericanos hacia Estados Unidos han generado una nueva fuente de divisas, las remesas familiares, que hasta hoy han permitido superar la restricción externa al crecimiento y han contribuido a preservar la estabilidad financiera y cambiaria. Y como las remesas representan un excedente económico adicional…constituyen uno de los principales instrumentos redistributivos con que cuenta el modelo, contribuyendo de esta manera a la reducción de la pobreza.”
(www.envio.org.ni/articulo/3456#arriba)

De acuerdo a esta cita, las migraciones y la consecuente entrada de remesas, además de dinamizar el consumo interno en las economías centroamericanas, a la vez son un elemento estabilizador por su efecto “descompresor”. En parte, esto explica el hecho de que países con tan altos niveles de pobreza mantengan una  relativa estabilidad política[10].

Otro efecto descompresor de las migraciones se produce en el ámbito del empleo, donde el exilio económico permite maquillar los índices de desocupación:

en el nuevo modelo el ajuste del mercado laboral se realiza principalmente mediante la salida de trabajadores hacia el exterior y no a través del aumento del desempleo.”(www.envio.org.ni/articulo/3456#arriba)

Honduras es el ejemplo más claro al respecto. En este país la pobreza afecta a un 60% de la población y el subempleo urbano es de un 25%, por lo que la migración es una “necesidad vital” para miles de familias catrachas. Por este motivo, se estima que alrededor de un millón de hondureñas y hondureños viven en el exterior, lo que ha devenido en una fuerte entrada de remesas para la economía.

Solo para darse una ligera idea del peso de las remesas en su economía, basta con señalar que según los datos que brindan la CEPAL y los principales periódicos hondureños, para el 2006 éstas representaron un 26% del PIB de dicha nación y en el 2007 crecieron un 12%, para contabilizar un total de $2.640 millones en términos absolutos. Esta cantidad dista enormemente de los $748 millones del año 2000.

Otro caso ilustrativo es El Salvador. Se calcula que alrededor de 2,5 millones de salvadoreños viven en los Estado Unidos y el desempleo urbano fue de un 5,7% en el 2006, por lo que las remesas se han convertido en un importante rubro económico, representando aproximadamente un 18,7% del PIB.

En el caso de Guatemala, las remesas se han incrementado de manera significativa, y para inicios del 2007 representaron un 12,5% del PIB. En términos absolutos este porcentaje equivalió a $4.200 millones. Éstas representan un alivio para miles de familias chapinas, puesto que mientras que en el 2007 el costo de la canasta básica diaria era de 55,1 quetzales, los salarios mínimos oscilaron entre los 44 y 45 quetzales. Se estima que alrededor de 1,3 millones de guatemaltecos han emigrado a los Estados Unidos.

Muy similar es la situación en Nicaragua, donde el 43% de la población vive bajo la pobreza y el 16% en condiciones de extrema pobreza. Por este motivo, la migración y la consecuente entrada de remesas han tomado un papel cada vez más protagónico en la economía. Sólo para el 2006, éstas alcanzaron la suma de $717 millones, un 20% más que en el 2005.

En el caso de Costa Rica las remesas no tienen un peso tan marcado en su economía, pero si denotan un crecimiento por la mayor descomposición social. Así, de junio del 2007 a junio del presente, los emigrantes costarricenses enviaron un total de $589 millones, lo que significó un 14% más que en el mismo período del año anterior. Esto representó la cuarta parte de la IED que ingresó al país en ese mismo período.

6. La pérdida de la soberanía alimentaria:

La producción de granos básicos ha resultado fuertemente golpeada por el modelo de exportaciones. Las razones de esto las indicamos con anterioridad: los países imperialistas pasaron de ser importadores a convertirse en fuertes exportadores de granos básicos. De esta forma, la conjugación de gigantescos subsidios a los “farmers” imperialistas, la apertura de las economías centroamericanas y las tentaciones de la exportación de productos suntuarios (principalmente de productos agrícolas no tradicionales), generaron la pérdida de la soberanía alimentaria de la región.

Esto es lo que indica con claridad el último Informe sobre el Estado de la Región:

“Entre 1990 y 2005 las tierras sembradas de arroz, frijoles, maíz y sorgo se redujeron a la mitad, mientras que las dedicadas a cultivos no tradicionales de exportación se duplicaron… En el período 1990–2003 el componente importado del trigo y el arroz alcanzó más del 80% de la disponibilidad total.”
(www.estadonacion.or.cr/estadoregion2008/regional2008/paginas/sinopsis03.html)

En el siguiente cuadro se aprecia fácilmente la creciente importación de granos de la región desde el año 2000 hasta el 2007, tiempo durante el cual las mismas crecieron un 12,5%.

Cuadro No. 8

Valor de las importaciones de los

Principales cereales, a/ 2000–2007

(Miles de dólares)

 

 

 

 

 

Tasas de crecimiento (%)

 

2000

2005

2006

2007 b/

2005

2006

2007

2000–2007

Centroamérica

457 417

708 384

804 958

1 045 537

1,4

13,6

29,9

12,5

Costa Rica

102 051

166 477

164 253

263 741

–4,8

–1,3

60,6

14,5

El Salvador

94 950

132 302

161 586

223 788

–5,5

22,1

38,5

13,0

Guatemala

130 649

205 405

242 451

313 528

5,8

18,0

29,3

13,3

Honduras

93 142

128 373

140 361

123 203

10,9

9,3

–12,2 c/

4,1

Nicaragua

36 626

75 827

96 307

121 277

2,6

27,0

25,9

18,7

Fuente: CEPAL, sobre la base de datos oficiales.

a/ Incluye maíz, arroz y trigo.

b/ Cifras preliminares.

c/ Los volúmenes de maíz disminuyeron 36%.

Las secuelas de esto ha sido la creciente subnutrición de buena parte de la población centroamericana, debido a que los costos de las canastas básicas se han encarecido fuertemente. Sólo para el año 2006, el costo de la misma representaba el 70% del salario mínimo rural en la mayoría de los países centroamericanos. Para los casos de Honduras, Nicaragua y Guatemala, alrededor de un 30% de sus niños sufren anemia por la carencia de hierro en su alimentación.

7. La violencia como pandemia social

Actualmente, Centroamérica es una de las zonas más violentas del planeta. La tasa de homicidios es de 36 personas por cada 10 mil habitantes, lo que permite calificarla como una criminalidad epidémica.[11]En términos absolutos, esto equivale a decir que durante el 2006 hubo alrededor de 14 mil homicidios en el istmo. (La Nación, 29/07/08, pág. 24A)

Desde nuestra parte, consideramos que esta criminalidad epidémica es fruto de la descomposición social que ha contraído el modelo de exportaciones. Según los analistas, entre las principales causas de la criminalidad en el mediano y largo plazos se encuentran la descomposición familiar, la falta de empleo y limitado acceso a la educación, todas presentes en las sociedades centroamericanas durante las últimas décadas.

Cuadro No. 9

Homicidios dolosos[12] en Centroamérica 2004–2006

 El Salvador

2.768

3.778

3.828

Guatemala

4.507

5.338

5.885

Honduras

2.155

2.417

3.018

Nicaragua

646

729

686

Costa Rica

280

338

338

                   Fuente: Observatorio Centroamericano sobre violencia

Para el caso de El Salvador, su difícil situación económica lo ha convertido en uno de los países más violentos del continente, presentando una alta tasa de homicidios. Se calcula que por el país circulan alrededor de 500 mil armas, un 60% de ellas ilegales.

El gobierno de Saca invierte alrededor de un 11% del PIB ($2.010 millones) en la “lucha contra la violencia”. Por su parte, las empresas privadas destinan un 10% de sus costos para efectos de seguridad privada.

Por su parte, Guatemala invierte $2.291 millones (alrededor del 7,7% del PIB), Honduras se ubica a “media tabla” y destina un 9,6% de su PIB, Nicaragua un 10% ($529 millones) y Costa Rica destina un 3,6% del PIB ($791 millones).

Comentario final

Lo expuesto hasta este momento deja en evidencia la extrema fragilidad de las economías centroamericanas. El modelo exportador ha sometido a la región a los designios del “mercado mundial”, llegado al extremo de ser estructuralmente incapaz de alimentar a su propia población.

Al respecto, consideramos que el epígrafe de Cantinflas que abre este artículo sintetiza la gran contradicción del modelo exportador en Centroamérica: se produce de todo pero nada a la vez. A pesar de la infinita cantidad de productos que exporta la región y las cuantiosas ganancias que se generan por ello, los pueblos centroamericanos sólo han conseguido más y más miseria.

La masificación de las migraciones, la subalimentación de millones de centroamericanas y centroamericanos, los altos índices de violencia y el cada vez más sofocante costo de la vida para las y los trabajadores, son sólo algunos ejemplos de ello.

Por esto volvemos a insistir en algo que apuntamos al inicio: la crisis es un elemento estructural al capitalismo centroamericano.

II PARTE:

La situación económica, política y social de Centroamérica en medio de la crisis mundial

En los últimos meses, el mundo entero ha observado (y sufrido) una de las peores crisis económicas en muchos años, la cual ha tenido dos expresiones fundamentales: la recesión en los Estados Unidos y la crisis alimentaria mundial.

En cuanto a la primera, inicialmente se presentó como una crisis del sector inmobiliario, pero que conforme pasaron los meses terminó mostrando su verdadera profundidad. Según la Reserva Federal (FED), las previsiones para el crecimiento de la economía estadounidense en el presente año oscilan entre el 0,5% y 1,2%, muy por debajo de las expectativas iniciales que rodaban entre el 1,3% y 2%.

En el plano internacional, una de sus primeras consecuencias fue la desaceleración del crecimiento económico mundial, el cual para el 2007 fue de un 3,8% y para el 2008 se perfila a un 2,8%.

A pesar de esto, las y los analistas de diferentes centros internacionales concuerdan en que el verdadero impacto internacional de esta crisis está por venir. Por ello, es poco serio pronosticar con exactitud los verdaderos alcances “hacia fuera” de la misma. Según la CEPAL:

“Las pérdidas de las bolsas en el resto del mundo durante los primeros meses de 2008 son consecuencia del contagio proveniente de Estados Unidos. Si bien todavía no se registra una desaceleración significativa de otras economías, el hecho de que se perdieron miles de millones de dólares en las bolsas en el primer trimestre apunta hacia una desaceleración del crecimiento económico en el resto del mundo.”
(www.eclac.org/publicaciones/xml/0/33360/L862-Rev.2.pdf)

Pero aunado a esta recesión, en los últimos dos años inició una grave crisis alimentaria, la cual según las estimaciones de la FAO afectará en el corto plazo a cerca de 100 millones de personas, las cuales están en riesgo de nada más y nada menos… ¡morirse de hambre! Por si esto no fuera suficiente, este mismo organismo calcula que esta crisis se prolongará por al menos diez años más.

De acuerdo a los datos de la ONU, en marzo del presente año el trigo costó 140% más que en marzo del año anterior; de febrero a marzo del 2008 el arroz subió 20% y en general, los alimentos aumentaron un 86% en los últimos 36 meses.

Para el caso del subcontinente latinoamericano, los precios de los alimentos se incrementaron un 50% en 2007:

“…en el primer trimestre de 2008 el precio medio de los alimentos se ha elevado en más de 50% respecto a igual período del año anterior, según el informe de la FAO...Los precios de cereales y aceites fueron los que más crecieron, con valores en torno al 70%, mientras que los lácteos muestran una tendencia decreciente durante todo 2008, y en caso de las carnes, el incremento ha sido sólo de un 12%”.
(http://www.prensaescrita.com/diarios.php?codigo=AME&pagina=http://www.nacion.com)

En primera instancia ambas crisis no aparentan estar relacionadas, pero en realidad obedecen a un mecanismo consustancial al capitalismo: la especulación financiera. Por medio de ésta, el capital se recicla de manera ficticia, creando una desproporción entre el valor real de las acciones y su precio de mercado.

De esta manera, la especulación crea “burbujas financieras” que al cabo de un rato explotan y generan crisis, ante lo cual los grupos financieros reinvierten sus fondos en otro sector.

Precisamente esto fue lo que ocurrió en los Estados Unidos, donde tras el desplome de la burbuja de los Punto.com” los especuladores se trasladaron al sector inmobiliario. Esto implicó que se repitiera el proceso especulativo, que a la postre conllevó a una corrección de los precios que tenían que pagar los deudores por las hipotecas, y ante la imposibilidad de hacerle frente a los nuevos costos de éstas, millones de familias perdieron sus viviendas y literalmente terminaron en la calle.

Más cómo era de era de esperar, ante esta debacle en el sector inmobiliario los especuladores se “refugiaron” en un nuevo y prometedor sector: los hidrocarburos y los alimentos. De esta manera, el ciclo especulativo se volvió a repetir, de forma tal que los inversionistas han podido acaparar gran cantidad de cosechas y combustibles, permitiéndoles crear una escasez artificial e incrementar sus ganancias.

A propósito de esto, quisiéramos rescatar el análisis expuesto por Damián Mollet y Eric Toussaint:

“La especulación sobre los productos agrículos fue muy fuete en 2007 y 2008, acentuando un fenómeno que comenzó a principios de los años 2000 tras el estallido de la burbuja de Internet. Después de la crisis de las subprimes, que explotó en Estados Unidos durante el verano de 2007, las inversores institucionales se retiraron progresivamente del mercado de las deudas construido de forma especulativa a partir del sector de los bienes inmuebles estadounidenses y se fijaron en el sector de los productos agrícolas e hidrocarburos como probable abastecedor de interesantes beneficios.
(www.socialismoobarbarie.org/economía/08083_hambre_repasodecausascrisisalimetaria.htm)

Muy similar es el criterio del economista Miguel Ramos, quien señala que cerca de $150 mil millones de dólares de los llamados “fondos buitres”, fueron destinados para la compra a largo plazo de granos como maíz, soya y trigo, lo que tiene una relación directa con el aumento constante y desmedido de los alimentos:

“Como consecuencia de esta especulación y escasez artificial, el precio de la tonelada de arroz subió exorbitantemente de precio en abril, de 200 dólares a 499 dólares; en tanto que el precio del trigo también pasó de 150 dólares por tonelada a 499 dólares…Ramos explicó que estos Fondos de Inversión, 'llamados buitres', que antes especulaba con valores Punto. Com, se trasladaron recientemente a la Bolsa de Chicago porque es más rentable y con esta acción también están condenando a la población de los países pobres literalmente a morir de hambre.”  
(
www.rebelion.org/noticia.php?id=67395)

Visto así, ambas crisis se encuentran profundamente vinculadas. Son dos manifestaciones de la irracionalidad intrínseca a la producción capitalista, en la cual el hambre y la miseria de millones de seres humanos son pan de cada día.

Seguidamente pasaremos a delinear algunas de las principales manifestaciones de ambas crisis en la región.

a) La crisis financiera en los Estados Unidos y sus repercusiones en Centroamérica

Indefectiblemente, la recesión económica en los Estados Unidos repercutirá fuertemente en Centroamérica. A pesar de esto, hasta el momento los principales datos macroeconómicos no parecieran ser tan alarmantes como se pudiese esperar.

Esto se debe a que existe una desincronización contemporánea entre los ciclos económicos de la economía estadounidense con relación a las centroamericanas, la cual según estimaciones proporcionadas por el Consejo Monetario Centroamericano, oscila entre los tres y nueve trimestres. Así, las innovaciones (tanto positivas como negativas) que acontezcan en los Estados Unidos, no se reproducen de manera inmediata en la región centroamericana, sino que se manifiestan meses después y en diferentes magnitudes según el caso (remesas, IED, exportaciones, etc.)

Se espera que las repercusiones de la recesión estadounidense se empiecen a sentir con mayor severidad durante el segundo semestre del 2008 y en el 2009.  Por este motivo, hasta este momento la tónica general macroeconómica consiste en el crecimiento con desaceleración.

Lo anterior se refleja en los principales rubros económicos. Por ejemplo, el FMI pronostica que el crecimiento para Centroamérica será de un 4,8% en el 2008 (alrededor de dos puntos porcentuales menos que en 2007) y de un 3,9% para el 2009.

Hasta el momento las exportaciones no están en “números rojos”, y de acuerdo a los datos oficiales del primer semestre del 2008, las mismas mostraron un crecimiento con relación al primer semestre del año anterior. Sólo para el caso de las exportaciones FOB, aumentaron poco más de un 13% en el primer semestre del año.

Pero debido a que la recesión implicará una reducción del poder adquisitivo de las y los estadounidenses, se especula que las exportaciones centroamericanas se verán fuertemente afectadas en cuando a su precio y volumen, particularmente las manufacturas:

“Primero, afectaría las exportaciones, ya que el país del norte es el principal socio comercial de la región. Las exportaciones cuyo crecimiento se podría ver afectado serian las de maquila y las de alta tecnología; por el contrario, se espera que las exportaciones agrícolas y agroindustriales puedan ampliar su participación en el mercado estadounidense.
(www.capitales.com/biblioteca_documentos/20080208_bcie.pdf)

En parte, esto explica que las exportaciones en su conjunto no arrojen datos alarmantes, puesto que el aumento del precio del café, banano y piña ha compensado la reducción en otros productos.

Hasta el momento, sólo Costa Rica y Guatemala presentan una pronunciada disminución en sus exportaciones. En el primer caso, éstas crecieron un 6,5% en el primer semestre, mientras que en el mismo período del año anterior el mismo fue del 16%. Para el caso de Guatemala el crecimiento actual fue de un 12,8%, mientras que para agosto del 2007 fue de un 29,2%.

En El Salvador el crecimiento de éstas durante el primer semestre del presente fue de 19,5% mientras que el año anterior fue de 4,7%, en Nicaragua el crecimiento fue de un 30,5% contra un 17,25% del año anterior, mientras que en Honduras el mismo fue de un 24,5% en este semestre contra un 7,2% en el mismo período del 2007.

Pero esta aparente estabilidad en las exportaciones no compensa el aumento excesivo en las importaciones de la región.  Hasta julio del presente, el déficit comercial de Costa Rica aumentó alrededor de un 102% con relación al mismo período del 2007, en Honduras fue de un 40%, en Nicaragua se elevó un 37,1%, en El Salvador creció un 17,2%, mientras que en Guatemala llegó a los $3.354 millones.

Este desbalance entre las exportaciones e importaciones se ha traducido en una tendencia inflacionaria hacia arriba, la que a su vez ha generado una profundización de la pobreza en la región.  Mientras en el primer semestre del 2007 la inflación regional fue de un 6%, para este mismo período del presente fue de un 14,2%. El siguiente cuadro detalla las tendencias inflacionarias en los países de la región:

Cuadro No. 10

Inflación Interanual (a julio) en los países centroamericanos

(%)

 

Julio 2008

Julio 2007

Costa Rica

15,42

8,75

Nicaragua

23,1*

9,76

Guatemala

13,7

5,59

Honduras

9,1

6,30

El Salvador

9,9

3,16

                        Fuente: Informe Económico Regional al Primer Semestre 2008, SEMCA

Esto ha tenido una incidencia directa sobre las condiciones de vida de la clase trabajadora centroamericana, la cual se ha visto sometida a un alza sostenida en el costo de la vida.

Pero lo más drástico del caso, es que todo apunta a que la balanza comercial centroamericana va a ser mucho más desfavorable que en la actualidad, lo cual ya es mucho decir. Según los pronósticos de la CEPAL, dicha balanza podría tener un saldo negativo de hasta $5 mil millones, fruto del aumento desmedido en los precios del petróleo y de los alimentos[13].

Así, para finales del presente año las personas en estado de pobreza podrían aumentar en poco más de un millón, mientras que las que se encuentran en extrema pobreza lo harían en hasta dos millones. El siguiente cuadro es una simulación del impacto que implicará el aumento en los precios de los alimentos, el cual se realizó con los datos brindados por fuentes oficiales de cada país.

Cuadro No. 11

ISTMO CENTROAMERICANO: SIMULACIÓN DEL IMPACTO DEL INCREMENTO DE LOS PRECIOS
DE ALIMENTOS SOBRE LA POBREZA, 2008

 

 

 

Población neta
en pobreza total/b

De la población
en extrema pobreza

 

Cambio de precios
de los alimentos (%)/a

%

Personas

%

Personas

Costa Rica

21,6

3,3

148.328

1,9

87.359

El Salvador

9,2

2,0

146.645

2,3

162.537

Guatemala

14,5

3,1

417.146

6,5

809.368

Honduras

14,9

2,2

160.343

6,1

442.958

Nicaragua

19,4

3,9

219.141

7,8

441.122

Total

15,92

2,9

1.091.603

4,92

1.943.344

Fuente: CEPAL, estimaciones propias sobre la base de las Encuestas de Hogares de los países del Istmo Centroamericano.

a/ Se suponen los cambios en los precios de alimentos proporcionados por fuentes oficiales para abril de 2008.

b/ Es la suma del incremento neto de la población indigente y no indigente en pobreza.

En cuanto a las remesas, hasta el momento no han frenado su crecimiento pero sí han perdido dinamismo de manera significativa, tendencia que se venía manifestando desde el año anterior.  Esto se debe a la caída en el sector de la construcción de los Estados Unidos, donde se emplea una buena parte de las y los centroamericanos que residen en ese país. Además, la alta tasa de desempleo también ha golpeado a las y los inmigrantes latinoamericanos, alcanzando un 7,7% en mayo pasado[14].

En el 2006 crecieron un 18,9%, en el 2007 lo hicieron en un 10,6%, mientras que en el primer semestre de este año crecieron un 7,1%. Fruto de la recesión estadounidense, se estima que su crecimiento general para el 2008 será de un 5%., lo que implicará un problema para las economías centroamericanas que contrarrestan su desbalance comercial con la entrada de remesas.

De acuerdo al último Estado de la Región 2008, la ausencia de las remeses incrementaría en un 3,5% las personas en estado de pobreza. Esto nos da una idea de las terribles consecuencias que implicará la disminución drástica de éstas en los meses por venir, lo que indudablemente sumaría más personas a las filas de la pobreza y pobreza extrema.

Otro rubro que desde ya se ha visto afectado por la recesión estadounidense es el de la IED. Según la información suministrada por las Naciones Unidas, el valor de las transacciones internacionales durante el primer semestre del 2008 ha sido un 29% menor que durante el mismo período del año anterior. Esto implicara una reducción de $1,6 billones en el 2008, es decir, un 10% menos que un año atrás.

Evidentemente Centroamérica no escapa de esto. Para el caso de Costa Rica, la IED se ha reducido un 13% con relación al primer semestre del año anterior.  En términos absolutos, esto ha significado que el país recibiera $245 millones menos que en el primer semestre del 2007.

Al respecto son elocuentes las declaraciones del presidente Oscar Arias, quien advirtió que:

“…la crisis inmobiliaria, el encarecimiento de los alimentos y el incremento en los precios del petróleo, elevará la pobreza en América Latina, y en
particular en Costa Rica… Además informes de prensa de dicho país sostuvieron que la crisis ya provocó la paralización de inversiones hoteleras.”
(www.elpais.co.cr/INTERNACIONALES/0908900.html)

Aunque en menor medida, Guatemala también ha visto decrecer la IED, la cual se contrajo un 3,5% en el primer semestre. Para el resto de países, nos fue imposible recopilar sus datos.

b. Centroamérica dentro de la crisis alimentaria mundial

La situación centroamericana dentro de esta crisis alimentaria es particularmente alarmante. Aunque ya apuntamos algunos elementos sobre ésta, consideramos que debido a su magnitud es necesario analizarla de manera particular.

Tal y como demostramos en la primera parte de este artículo, las economías del área no tienen soberanía alimentaria y presentan altos índices de subnutrición. Por este motivo, la crisis alimentaria ha repercutido de gran manera en la región, donde los productos más esenciales para la alimentación se han encarecido de manera espectacular:

 Centroamérica sufre escasez y encarecimiento de trigo, maíz, arroz, frijol, hortalizas, verduras, ajonjolí y ganado menor (cerdo, pollo y otras aves), vitales en la dieta de sus habitantes, y debe aumentar la producción de granos…
Pero las opciones chocan con las escuálidas finanzas del área, drenadas por una factura petrolera de unos 6 mil millones de dólares al año y un déficit comercial de más de 24 mil millones de dólares en 2007, según datos oficiales.”
(
socioelsalvador.blogspot.com/)

En el caso de El Salvador, la crisis alimentaria se ha reflejado en el aumento de la canasta básica urbana y la rural, las cuales subieron un 14,6% y un 23,7% respectivamente, entre abril del año anterior y abril del 2008. En cuanto a productos específicos, algunos de los aumentos más significativos fueron los del pan (40%), arroz (45%), manteca (22,3%) y el aceite vegetal (54,9%). Por su parte, el maíz aumentó un 56% desde enero del 2007 hasta mayo del 2008.

El caso de Guatemala resulta similar, puesto que de junio del 2007 a junio del 2008, el trigo subió un 48,7% y el maíz 78,5%. Estos aumentos conllevaron a que otros productos derivados se encarecieran, como fue el caso de las tortillas, el pan y la leche entre otros.

Aunque para el caso de Honduras nos fue imposible encontrar datos actualizados sobre los aumentos de productos en específico, si podemos indicar que la inflación acumulada se disparó muy por encima de lo esperado, a tal grado que el FMI tuvo que “llamar la atención” al gobierno puesto que a pesar de establecer como meta una inflación de un dígito para diciembre del 2008, ya para julio la misma llegó al 9,1%.

“En la inflación mensual el rubro que más contribuyó fue “Alimentos y Bebidas No Alcohólicas” con 45.9%, los precios de los productos incluidos en este rubro continuaron aumentando, principalmente en alimentos como huevos de gallina, frijoles rojos, arroz, azúcar, leche pasteurizada y en polvo, carne de pollo, harina y tortilla de maíz, papa, lechuga, repollo, chile dulce, pataste, plátanos y bananos, entre otros.”(Banco Central de Honduras)

Con respecto a Costa Rica, los alimentos aumentaron un 11% en el último año. Los casos más drásticos fueron los de los huevos, pastas y aceites que subieron un 50%, mientras que la harina de trigo lo hizo en un 80%.

La situación de Nicaragua resulta llamativa, puesto que además del aumento de precios a nivel mundial, tiene que sumársele la particularidad de que cerca del 80% de su producción eléctrica es a base de petróleo, lo que eleva de manera excesiva el costo de la vida.

Por este motivo, la inflación interanual a julio del 2008 fue de un 23,09%, lo que a la postre a depreciado en más de un 25% el poder adquisitivo de las y los nicaragüenses más pobres. En este sentido apunta la siguiente cita, aparecida en uno de los principales diarios del país pinolero:

“Datos del Banco Central de Nicaragua (BCN) reflejan que actualmente la canasta básica ronda los 7,200 córdobas, cuando el salario mínimo de un trabajador se ubica en promedio en unos 1,650 córdobas, según la nueva tabla del Salario Mínimo acordada por el Gobierno, sindicalistas y sector privado a mediados de enero pasado.”
(www.laprensa.com.ni/archivo/2008/febrero/11/noticias/nacionales/242556.shtml)

De conjunto, la crisis alimentaria internacional en Centroamérica vino a potenciar la ya de por sí difícil situación social de la zona en las últimas décadas, que como explicamos anteriormente, debido al modelo exportador dejó en el olvido la producción de granos básicos y se enfocó en la elaboración de productos suntuarios, seguramente bajo la premisa ideológica neoliberal de que el mercado se autorregula por sí sólo.

Efectivamente esta autorregulación se produjo pero de manera “salvaje”, o más precisamente, sobre los hombros y estómagos de la clase trabajadora centroamericana.  De la cien millones de personas que serán sensiblemente afectadas por el aumento de los alimentos, ¡10 millones están en la región!

Comentario final

Además de las ya difíciles condiciones de vida que ofrecían las sociedades centroamericanas, es preciso añadirle los efectos nocivos que han contraído la recesión estadounidense y la crisis alimentaria mundial. Así, la con conjugación de una crisis estructural con otras coyunturales, han profundizado la miseria en la región.

Lo más drástico del caso, es que según lo expuesto páginas atrás, lo peor de la crisis está por venir. La desincronización contemporánea no nos permite visualizar a plenitud el verdadero impacto que tendrá la recesión estadounidense en el istmo.

Por esto, es totalmente factible que las migraciones, el hambre y desempleo se profundicen en toda la Centroamérica en los meses venideros.

III PARTE:

La política y el movimiento obrero centroamericano en medio de la crisis

Tal y como apuntamos en la primera parte de este artículo, el modelo exportador centroamericano se conformó sobre la derrota de la revolución centroamericana.

Debido a ello, en el plano político/estatal la región se caracterizó por tener gobiernos abiertamente neoliberales, los cuales respondían directamente a los mandatos de Washington y aplicaban al pie de la letra los Programas de Ajuste Estructural.

Más luego de dos décadas de implementación del modelo exportador y sus consecuentes inequidades, pareciera que este patrón político tiende a resquebrajarse. Esto se ha visto potenciado a raíz de las repercusiones de la crisis alimentaria y la crisis financiera estadounidense en la región, las cuales han terminado de desmentir las mil y un promesas de desarrollo que durante años ofrecieron los grandes empresarios exportadores.

Por lo anterior, consideramos imprescindible analizar las implicaciones de la crisis mundial en la política en el movimiento obrero y popular centroamericano.

En este sentido, un primer elemento a tener es el recambio político a nivel superestructural, con el cual se han establecido gobiernos que en apariencia no son políticamente obedientes al imperialismo norteamericano.

El triunfo del FSLN en Nicaragua en el 2006 fue un primer síntoma de esto, puesto que a pesar de que su victoria se debió en gran medida a la división del Partido Liberal, también es innegable que la figura de Ortega continúa siendo un referente de “cambio” y “anti–imperialismo” para muchas y muchos nicaragüenses.

Otro ejemplo es el gobierno de Álvaro Colom, quien ha venido a presentarse como un recambio socialdemócrata ante los gobiernos abiertamente neoliberales que han imperado en Guatemala:

"Yo tengo el propósito de convertir a Guatemala en un país socialdemócrata, pero con rostro maya, con olor a tamal de maíz"
(www.radiolaprimerisima.com/noticias/resumen/23084)

En El Salvador el FMLN es el favorito para ganar las próximas elecciones presidenciales del 2009. De producirse este triunfo electoral del Frente, se rompería el monopolio del poder por parte del ultraderechista ARENA, el cual se ha extendido por casi dos décadas.

Este proceso de recambio se ha expresado de manera contradictoria en Costa Rica y Honduras.

En el caso tico, el descontento hacia el modelo se ha materializado por medio de una creciente movilización popular, la cual pegó un salto cualitativo durante la pelea contra el TLC. A pesar de este alto grado de movilización en los últimos años, esto no ha tenido una correspondencia a nivel superestructural, puesto que hasta el momento ninguna facción burguesa ha podido cooptar electoralmente al movimiento obrero en su conjunto.

En Honduras, se ha generado una combinación de fuerte protesta social en las calles y un anómalo recambio político en el gobierno de Mel Zelaya, quien de la noche a la mañana se alineó en el bando de los gobiernos de “izquierda latinoamericanos”, adhiriéndose al ALBA y vociferando contra el imperialismo estadounidense.

A propósito de esto, son llamativas las declaraciones que brindó recientemente y en las cuales caracteriza a su gobierno como de izquierda:

"Hoy este Gobierno se ha colocado en un centro izquierda y como me dijeron algunos que era peligroso hablar de un centro izquierda, yo le dije: quítele lo de centro si cree que es peligroso". (La Prensa 25/8/08)

Pero todos estos recambios políticos distan mucho de los que han tenido lugar en el Cono Sur, puesto que por sus limitaciones económicas y su profundo sometimiento a la economía estadounidense, objetivamente es imposible que los gobiernos centroamericanos pretendan tener algún grado de “independencia” política ante el imperialismo estadounidense.

Prueba de ello es que ninguno de estos gobiernos izquierdistas o centro–izquierdistas han roto con el principal mecanismo de dominio imperialista en la región: el CAFTA. Así, en Centroamérica convive en armonía el ALBA con el TLC.

Un segundo elemento en la actual política centroamericana, es la profundización de las pugnas inter–burguesas.

Esto se ha acelerado por la crisis mundial, puesto que los gobiernos del área buscan disminuir la profundidad de la misma y así evitar posibles estallidos sociales, pero ante todo, persiguen subsanar sus pérdidas económicas por medio del saqueo de los recursos públicos.

Por ejemplo, en Nicaragua la oposición le reclama al gobierno de Daniel Ortega que hasta la fecha no ha brindado cuentas sobre el destino de los recursos generados por el ALBA.

En Costa Rica está en curso una pugna sobre el manejo irregular de los dineros provenientes de la cooperación China al país, donde los allegados al gobierno “casualmente” han resultado  favorecidos.

En Honduras el presidente Zelaya está en un enfrentamiento con un ala de su partido y del Partido Nacional, puesto que se oponen a ingresar al ALBA por “intereses particulares”, ante lo que sus detractores le han acusado de sobornar a varios diputados para aprobar dicha incorporación.

Estos casos nos conducen inmediatamente a un tercer elemento: la creciente presencia de Chávez en la región, quien ha sabido aprovechar los espacios abiertos por la crisis y las pugnas inter–burguesas para ganar apoyo político.

Desde nuestra perspectiva Chávez utiliza sus “petrodólares” para ganarse a facciones de las burguesías centroamericanas, las que como apuntamos anteriormente, están en una fuerte pelea por ubicarse mejor en el marco de la crisis mundial.

Esto explica que abriera las puertas de PETROCARIBE al gobierno de Oscar Arias, con el cual sostuvo fuertes enfrentamientos públicos meses atrás. Fruto de esta concesión, Arias no ha perdido el tiempo en alabar las bondades del gobierno venezolano en su reciente gira por la Unión Europea.

Esta política le ha generado réditos políticos a Chávez, quien hasta hace poco sólo contaba con el respaldo político de Ortega en Nicaragua. En julio anterior el presidente guatemalteco Álvaro Colom firmó la adhesión de su país a PETROCARIBE. Más recientemente lo hizo el gobierno de Oscar Arias en Costa Rica. Finalmente, el gobierno de Mel Zelaya se adhirió a ALBA.

Sólo el gobierno salvadoreño del ultraderechista Tony Saca no ha solicitado el ingreso a PETROCARIBE o al ALBA. Esto se puede explicar en función del pasado reciente del país, lo que conformó un sector de la población con fuertes anti–cuerpos a todo lo que tenga un ligero “tufo” izquierdista, y principalmente a que el FMLN ha gozado de los favores del presidente Chávez por medio de la empresa ALBA PETROLEOS, permitiendo que los municipios presididos por este partido tengan combustibles más baratos y de esta forma aumente su base electoral.

Finalmente, un cuarto elemento a tomar en cuenta es la moderada y desigual recuperación del movimiento obrero centroamericano en los últimos años, lo que ha devenido en un contexto muy diferente al “cementerio neoliberal” de los noventas.

Lo anterior aplica especialmente para los casos de Honduras y Costa Rica. Esto no debe resultar extraño, puesto que como anotamos paginas atrás, ambos países estuvieron a la retaguardia durante el proceso revolucionario regional, motivo por el cual les ha sido “relativamente” más fácil sobreponerse a la dura derrota de los ochentas.

Esto se refleja en un dato de gran relevancia: sus respectivos movimientos obreros son los únicos en el área que han podido (de manera efectiva) conformar organismos de coordinación nacionales, lo que sin duda alguna representa un salto cualitativo en su capacidad de reorganización, puesto que les ha permitido librar luchas de carácter nacional.

En el caso hondureño, sus peleas han estado más ligadas al tema comunal y a reivindicaciones económicas, tales como la lucha contra la privatización del agua y por mejores condiciones laborales (sobretodo en el magisterio). La profundidad de estas peleas ha sido de tal envergadura, que no son pocas las ocasiones en las que la capital Tegucigalpa se ha visto paralizado por la toma de calles  y multitudinarias movilizaciones.

Pero de manera contradictoria, la confrontación con el gobierno ha sido paralizada por su reciente giro “izquierdista” y particularmente con la adhesión de Honduras al ALBA. Al respecto, son elocuentes las posiciones del Bloque Popular:

“El Estado de Honduras, por decisión del gobierno del Presidente Manuel Zelaya Rosales, se ha adherido al ALBA, comprometiéndose a que sus recursos beneficien a los sectores sociales más pobres del campo y la ciudad, a través de la ejecución de proyectos sociales y económicos en materia de producción, vivienda, educación, salud, obras públicas y energía; decisión que apoyamos en la medida que esos recursos sean invertidos por el Estado en el sector social de la economía para beneficiar directamente al Pueblo Hondureño”
(
www.elsoca.org/index.php?option=com_content&view=article&id=257:honduras–iy–ahora–que
–viene–despues–del–alba&catid=16&Itemid=11)

En Costa Rica la pelea contra el TLC implicó una politización de la lucha social nunca antes vista. Ésta permitió amalgamar un profundo descontento social que se venía gestando desde años atrás, el cual tuvo una primera expresión en las jornadas de lucha contra el COMBO ICE, un proyecto de ley que pretendía privatizar las telecomunicaciones en el año 2000.

Este proceso de resistencia se incrementó paulatinamente a través de la década, hasta culminar con una gigantesca movilización contra el TLC de alrededor de 300 mil personas. Lastimosamente, en su parte final este proceso fue capitaneado por sectores de la burguesía “patriótica” que se oponía al TLC, por lo que la pelea fue desviada de las calles al ámbito institucional.

Finalmente, esto llevó a una derrota política de la lucha contra el TLC en el referéndum de octubre del 2007, con lo que se cerró este periodo de la lucha social en Costa Rica. La mayor muestra de esto radica en la destrucción de la vanguardia obrera durante estos años, como lo fue el FIT–ICE.

Pero a pesar de la derrota política continúan explotando conflictos en diferentes sectores, aunque muy despolitizados con relación a las movilizaciones nacionales contra el TLC. Éstas se caracterizan por limitarse al plano económico y estar dispersas entre sí. Además, comienzan a desarrollarse conflictos comunales, especialmente por el acceso al agua.

En El Salvador el movimiento obrero ha comenzado a despertar de un largo letargo. La mayor prueba de ello es la fuerte pelea contra la privatización de la salud durante el 2006. A pesar de este impulso, las luchas sociales salvadoreñas están mediadas por la política del FMLN, el cual controla prácticamente la totalidad de las organizaciones del movimiento de masas y las pone en función de sus intereses electorales. Prueba de ello, es que el FMLN no hizo el menor esfuerzo real por impulsar movilizaciones contra el TLC, tan sólo se limitó a votar en contra.

Por ello, durante este período el movimiento obrero salvadoreño no ha dado rastros de vida.

En Guatemala en lo que va del año las luchas que se han suscitado han sido dispersas y de carácter comunal, dirigidas contra el costo de la vida (combustibles, pasajes), aunque también se han movilizado algunos sectores campesinos y de transportistas.

Además de Costa Rica, ha sido el único país en el cual se produjeron movilizaciones significativas contra el TLC, aunque mucho menos concurridas y profundas que en el primer caso. Duraron alrededor de tres días y hubo dos campesinos muertos por la represión del gobierno de ese entonces.

Todo indica que el presidente Álvaro Colom ha logrado captar las simpatías de un importante sector del movimiento obrero y popular, especialmente por su discurso socialdemócrata e indigenista.

Nicaragua es la excepción a la regla, puesto que además de la desmoralización que implicó la derrota de la revolución, también produjo una descomposición de la clase obrera nicaragüense por la debacle económica tras diez años de guerra civil y otros tantos de bloqueo estadounidense.

Además es preciso sumarle el fuerte control político que el sandinismo continuó ejerciendo sobre las organizaciones obreras y populares que sobrevivieron, especialmente entre el movimiento estudiantil universitario y los pequeños transportistas, a los cuales lanzaba a la calle cada vez que Daniel Ortega quería obligar al diálogo a los diferentes gobiernos.

Durante la actual administración de Ortega, se han producido movilizaciones contra las medidas autoritarias del ejecutivo, las cuales han sido dirigidas por sectores disidentes del FSLN Además, fue significativo un reciente paro de los transportistas (los mismos que eran base social del sandinismo) contra el aumento desmedido en los precios de los combustibles, que tras once días de pelea logró ganarle el pulso al gobierno.

A pesar de esta recomposición moderada y desigual del movimiento obrero centroamericano, el contexto pre–electoral y la intromisión del chavismo en la región, han frenado la capacidad de intervención política de la clase obrera en el marco de la crisis.

¡Por una salida obrera y socialista a la crisis en Centroamérica!

El modelo de exportaciones hizo de Centroamérica una región incapaz de solventar por sí misma las más básicas necesidades económicas y alimentarias de su población. Por si esto no fuera suficiente, es preciso añadir que los países centroamericanos figuran en la lista de los más golpeados por las recesiones internacionales, particularmente cuando éstas se producen en el corazón de las economías imperialistas.

Debido a esto, no hace falta ser una “Pitonisa socialista” para pronosticar que las verdaderas repercusiones de la crisis financiera yanqui están por llegar.

Por ello, consideramos que cualquier intento por paliar la actual crisis que afecta a la región, resulta estéril si no tiene como fin destruir los cimientos capitalistas de las economías centroamericanas. El modelo de exportaciones, los TLC y el resto de la agenda neoliberal, no son más que el rostro actual del capitalismo en Centroamérica.

A pesar de esto, no falta quienes desde la “izquierda” impulsen simples reformas al neoliberalismo, todo para hacerlo más llevadero. Esto no es más que una utopía reaccionaria, puesto que en los hechos conduce a las y los trabajadores centroamericanos a un callejón sin salida.  Al respecto, nos parece apropiado rescatar la consigna que observamos en una reciente movilización en Wall Street: It`s capitalism, stupid!

Por ello creemos pertinente que las y los trabajadores centroamericanos, en unión con el resto de sectores populares de la región, levantemos un pliego unificado de lucha, para así enfrentar de manera efectiva las políticas del imperialismo y las oligarquías exportadoras centroamericanos.

Desde nuestra parte, consideramos que dicho pliego debe contener los siguientes ejes de lucha:

Ante el elevado costo de la vida: aumentos salariales acordes a la inflación.

Ante el desempleo y las consecuentes oleadas migratorias: reducción de la jornada de trabajo hasta que se garantice el pleno empleo.

Ante la crisis alimentaria: nacionalización (sin indemnización) de la industria alimentaria y subsidio a la canasta básica.

Ante la crisis del sector agrícola: reforma agraria y créditos baratos para los pequeños agricultores.

Ante los privilegios a las transnacionales y los exportadores en general: impuestos a las empresas transnacionales y sobre las exportaciones, los cuales servirán para subsidiar el costo de los alimentos en la región.

Ante los recursos que generaran el ALBA y PETROCARIBE: exijamos que éstos sean controlados por las y los trabajadores, para así garantizar que sus beneficios sean para el pueblo trabajador.

Ante la crisis energética por el alto costo del petróleo: un plan regional para aprovechar el potencial energético renovable de la zona. Sólo para el 2006, la demanda de energía eléctrica no llegó ni a la tercera parte del potencial energético centroamericano.


[1] Decimos que ficticia, puesto que para la década de los ochenta se estima que el gobierno estadounidense donaba alrededor de un millón de dólares diario al país por medio de la Agencia Interamericana para el Desarrollo (AID).

[2] Además de la políticas conciliadoras de las direcciones guerrilleras.

[3] Los orígenes del Consenso de Washington se encuentran en el documento Lo que Washington quiere decir por una reforma de las políticas, escrito por John Williamson en 1989.

[4] Evidentemente, esta reconfiguración de la división internacional del trabajo y la ofensiva imperialista contra la clase obrera, fue potenciada por la fuerte derrota que significó la caída de la URSS y los demás estados del Este.

[5] Para más información al respecto, ver la edición 642 del semanario El Financiero, pág. 4–5. En esta misma edición, se detalla que en caso de que se aprueben 11 TLC que están en proceso, Centroamérica pasaría a ser la región más abierta de todo el mundo.

[6] Por coeficiente de apertura se entiende la relación existente entre las exportaciones y las importaciones.

[7] El PIB nominal es el valor monetario de todos los bienes y/o servicios que produce un país o una economía a precios corrientes en el año corriente en que los bienes son producidos. El PIB real se define como el valor monetario de todos los bienes y/o servicios que produce un país o una economía a precios constantes.

[8] Recordemos que Guatemala es el país con mayor población del istmo, con alrededor de 13 millones de personas. Además, las remesas han crecido significativamente en los últimos años.

[9] Este era el calificativo con que los neoliberales del SI al TLC calificaban al país.

[10] Esto lo decimos en comparación a la situación del Cono Sur en las últimas décadas, donde las rebeliones populares tumbaron a varios gobiernos.

[11] Se le asigna el grado de criminalidad epidémica, cuando los homicidios superan los 10 por cada 10 mil habitantes.

[12] Homicidio doloso: cuando existe intención positiva o consciente de producir la muerte a la víctima.

[13] Por su relevancia, la crisis alimentaria en Centroamérica la analizaremos por aparta en el siguiente apartado.

[14] Otro aspecto a tomar en cuenta es el endurecimiento de las políticas migratorias, por lo que en el período 2000–2006 se han deportado alrededor de 302 mil centroamericanas y centroamericanos.