Honduras

Fractura política en EEUU, pero también consensos

Por Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), 10/07/09

Washington.– El gobernante Partido Demócrata y el opositor Republicano aseguran estar comprometidos con la democracia en Honduras, pero están profundamente divididos en la interpretación del golpe de Estado del 28 de junio y en los pasos a dar al respecto.

Esa división quedó en clara evidencia en Washington este viernes en una audiencia del Subcomité de Asuntos del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes, donde legisladores de los dos partidos deliberaron sobre el asunto y atendieron el testimonio de hondureños de ambos bandos.

Entre ellos figuraron defensores del régimen de facto que sucedió al depuesto presidente Manuel Zelaya y activistas para quienes cualquier solución es imposible sin su restitución en el cargo.

"Un golpe es un golpe", sentenció la representante demócrata Barbara Lee, quien aplaudió al gobierno de presidente Barack Obama por cortar toda la asistencia estadounidense hasta que Zelaya vuelva a cumplir sus funciones.

"Un golpe es un golpe, y esto no fue un golpe", replicó el representante republicano Dana Rohrabacher, para quien el exilio forzado de Zelaya a manos de las fuerzas armadas y la entrega de la presidencia a Roberto Micheletti marca "la derrota de un golpe de izquierda" y "una gran victoria de la democracia".

Mientras los demócratas insisten en que Zelaya continúa siendo el legítimo presidente de Honduras, democráticamente elegido, los republicanos lo calificaron de "aspirante a caudillo", de estilo del venezolano Hugo Chávez.

"Lo que sucede en Honduras será visto algún día como la muestra del intento de Chávez de socavar la democracia en el hemisferio o como una luz verde para la propagación del autoritarismo chavista", dijo Otto Reich, quien dirigió la política latinoamericana de la primera presidencia de George W. Bush (2001–2009) y quien promovió el golpe de estado de 2002 contra el mandatario venezolano.

La audiencia, realizada luego del lanzamiento el jueves en San José de la mediación del presidente costarricense y premio Nobel de la Paz Oscar Arias, terminó con cierto consenso, a pesar de las diferencias, de que una solución es posible.

El presidente del Subcomité, Elliot Engel, demócrata, manifestó su malestar porque no hubo representantes del gobierno de Obama entre los oradores de la audiencia.

Engel insistió en que la solución "más probable" es que Zelaya retorne a la presidencia y concluya su periodo, en enero, dejando de lado su pretensión de prolongar su mandato a través de una reforma constitucional.

Ninguno de los expertos que declararon ante el subcomité desacreditaron esa convicción, aunque Lanny Davis, abogado del Consejo Empresarial de América Latina que representa a empresarios hondureños, sugirió como parte de la solución que Zelaya y quienes lo forzaron al exilio deberían confesar "ilegalidades" y para ser luego indultados o amnistiados.

La postergación de las elecciones previstas para fines de noviembre fue sugerida por otros dos expertos consultados por los legisladores, Cynthia Arnson, experta en América Central del Centro Internacional de Académicos Woodrow Wilson, y el ex canciller hondureño Guillermo Pérez–Cadalso, que viajó a Washington junto con una delegación que defiende el golpe.

Arias se reunió el jueves por separado en San José con Zelaya y Micheletti. La incógnita es si el presidente costarricense podrá diseñar un acuerdo aceptable para las dos partes, dijo a IPS el vicepresidente de la organización académica Diálogo Interamericano, Michael Shifter, también presente en la audiencia en el Congreso.

Un acuerdo en el que ambas partes resignen algunas pretensiones "tiene sentido, pero hasta cierto nivel", explicó Shifter, quien recordó que sólo existe un precedente de un presidente exiliado que vuelve del exilio para recuperar el cargo: Jean–Bertrand Aristide, de Haití, quien pudo hacerlo sólo porque el entonces presidente estadounidense Bill Clinton "decidió enviar tropas" allí.

El gobierno de facto "probablemente intente acelerar el reloj" hacia el fin del periodo presidencial de Zelaya "o tal vez cambiar la fecha de las elecciones", especuló Shifter. "Predomina un gran malestar" alrededor de la situación creada por el golpe, agregó.

Esa estrategia encierra grandes riesgos, según Arnson. "Es difícil avizorar una solución que no incluya el retorno de del presidente Zelaya al poder", advirtió la experta a los legisladores estadounidenses.

"Confío en que el proceso no esté congelado", dijo luego de la audiencia. "Prolongar el impasse hasta noviembre es una receta segura para la violencia", pero esa posibilidad pierde fuerza con la mediación de Arias, según Arnson.

Precisamente, la estrategia golpista de alargar el proceso de mediación de Arias quedó en evidencia en la audiencia en el Congreso estadounidense.

"Se debe permitir que el diálogo transcurra hasta completarse", enfatizó Pérez–Cadalso, cuya delegación es percibida en Washington como una representación del régimen de Micheletti, a tal punto que el gobierno de Obama se ha negado a deliberar con sus integrantes.

Al mismo tiempo, el abogado sugirió que las elecciones deben postergarse y establecerse "una solución en fases".