Honduras

Policía y ejército reprimen marcha en apoyo a Zelaya: decenas de heridos

Los uniformados le dispararon a un profesor
que yacía en el suelo

Por Arturo Cano
Enviado a Honduras
La Jornada, 31/07/09

Tegucigalpa, 30 de julio. El gobierno de facto hondureño reprimió duramente a la resistencia, justo cuando el presidente José Manuel Zelaya Rosales se reunía en Managua con una delegación del Departamento de Estado de Estados Unidos, encabezada por el embajador en esta capital, Hugo Llorens, y horas después que el golpista Micheletti manifestara su disposición respaldar el diálogo en Costa Rica.

Policías antimotines, apoyados por soldados, dispersaron una marcha del Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado que pretendía bloquear por unas horas la carretera que conduce al norte del país. Acciones similares ocurrieron en Comayagua (en la zona central) y Santa Bárbara (sur), así como en las cercanías de San Pedro Sula (norte).

Al toque de una sirena, la policía comenzó a arrojar cápsulas de gas lacrimógeno desde un helicóptero y los efectivos policiacos partieron en tres la marcha de unos tres mil zelayistas. Una porción de los marchistas fue acorralada en los cerros aledaños a El Durazno, cerca del lugar donde el fin de semana sepultaron a uno de sus compañeros. Otro grupo fue cercado en el punto conocido como Lolo. Y el resto fue replegado hacia El Mayoreo, un mercado popular kilómetros abajo, hasta donde llegaron los policías a repartir macanazos entre los puestos.

“Ya se habían entregado, pero se ensañaron”

Unos 30 manifestantes se resguardaron en un taller mecánico en el cerro aledaño a El Durazno. Hasta ahí llegaron los policías a sacarlos. Antes de subirlos a las patrullas, varios de ellos fueron golpeados con toletes. “Aunque ya se habían entregado, se ensañaron con el compañero Carlos H. Reyes”, dijo un testigo. Reyes, un hombre de 70 años que padece diabetes, es dirigente del sindicato de trabajadores de bebidas y candidato independiente a la presidencia de Honduras. Por los golpes de la policía resultó con fracturas en un brazo y una herida en una oreja.

A las afueras de la cuarta estación de policía, donde fueron llevados los detenidos, una testigo narró el momento en que un policía le disparó en la cabeza a un hombre que yacía en el suelo.

El herido es el profesor de educación media Roger Abraham Villegas, de 38 años, quien fue llevado por sus propios compañeros, en un automóvil particular, al Hospital Escuela. Antes de ser ingresado al quirófano, Villegas había sufrido dos paros cardiacos.

En la estación de policía fueron recluidos varias decenas de manifestantes, entre ellos el dirigente del Bloque Popular Juan Barahona.

A un hospital del Instituto Hondureño de Seguridad Social llegaron con heridas Lazinia Zepeda Amaya, Rommel Espinal, Emilio Castro, Luis Figueroa y Martín Madariaga. Otros lesionados que permanecían detenidos en la estación policiaca fueron Oscar Moncada, Emmanuel Banegas, Marcial Cruz, Francisco Macías y Alex Paz. La resistencia hablaba de más de 26 lesionados.

El miércoles, el presidente de facto Roberto Micheletti se reunió con los mandos policiacos de todo el país durante tres horas. Al término de la reunión el jefe policiaco Salomón Escoto Salinas dijo que seguirían manteniendo “el control policial y el control de la ciudadanía, pero no de confrontación durante las manifestaciones” de la resistencia.

Sin embargo, hoy el Ministerio de Seguridad emitió un comunicado en el que informó que los agentes del orden tenían “instrucciones específicas de velar por el fiel cumplimiento de las garantías individuales y procederán de inmediato” a desalojar a quienes obstaculicen “la libre circulación de personas y vehículos”. Las “instrucciones específicas” se tradujeron en la detención de 70 personas en Camayagua.

Según informes del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), “en los pasillos de la sala de emergencias del Hospital Escuela de Tegucigalpa se observó la presencia de policías y de agentes que se cree pertenecen a inteligencia policial y militar y cuya misión es identificar a líderes de la resistencia, darles seguimiento y posterior captura”.

En esta ocasión, la policía también arremetió contra los reporteros, que habitualmente pueden cruzar incluso los retenes rumbo a la frontera, aunque no sin dificultades. Una cámara de Telesur fue destruida. Roberto Barra, de Prensa Latina, y Oscar Estrada, de Habla Honduras, fueron golpeados y sus equipos dañados. “Por culpa de ustedes este país esta jodido, aquí no hay nada que reportar”, dijeron los policías a los reporteros. Y no pararon ahí: “Si eres nica te vamos a matar”, contó Estrada que lo amenazaron los agentes.

“Lo que hicieron fue una verdadera cacería. Y apenas ayer los golpistas habían hablado de diálogo. ¿Se puede ir a dialogar cuando están reprimiendo de esta manera?”, dijo a La Jornada Bertha Oliva, presidenta del Cofadeh.

En los últimos días, los medios hondureños habían comenzado a preparar el “ambiente” para las acciones represivas: cada vez eran más las notas y reportes que aludían a las “pérdidas millonarias” debido a los bloqueos efectuados por los zelayistas.

El país se cae, pero urge el mercado que se quema

“Este es un momento histórico para comenzar una obra que impactará el futuro de Honduras”, dijo con voz grave el conductor del canal 5 de televisión.

¿El diálogo en Costa Rica? No, el conductor se refería a la construcción de un nuevo mercado en el centro de Tegucigalpa, luego de que, al amanecer, un incendio acabó con más de 200 locales de un mercado popular que las llamas consumen con cierta regularidad. El incendio consumió también la mayor parte del noticiero del canal más visto.

Las prioridades de quienes auspiciaron el golpe de Estado –y el dueño del canal lo hizo según los zelayistas– quedaron claras en el reparto de la hora que dura el informativo: 30 segundos para el nuevo llamado al diálogo del presidente Óscar Arias, un minuto para la suspensión de créditos a Honduras por el Banco Centroamericano de Integración Económica y tres minutos al cumpleaños de un ejecutivo del canal. El comunicado de Roberto Micheletti, en el que dijo el miércoles que el Acuerdo de San José es el “mejor camino” para salir de esta crisis ni siquiera fue mencionado.

El incendio del mercado de Comayaguela nubló el amanecer de Tegucigalpa. Sonaron disparos. La policía mantenía a raya, así, a los ladrones que aprovechan el desastre, cosa nada extraña en un país donde hasta las paleterías de barrio tienen guardias armados.

En la programación siguió Frente a Frente, un programa de opinión también muy visto. El invitado: Rafael Pineda Ponce, político de la nueva generación liberal, quien a sus 80 años es secretario de la presidencia.

El futuro de Honduras está en juego, los días son cruciales, por lo que los hondureños se dispusieron a escuchar los conceptos del segundo en el mando del gobierno de facto. Sólo que… se estaba quemando el mercado. Y la mayor parte del tiempo del programa se consume con el incendio.

En los cinco minutos finales, Pineda Ponce resumió lo que dicen aquí, todos los días, los ministros del gobierno de facto, pese a que le cuenten otro cuento a Óscar Arias y Hillary Clinton: Zelaya no regresará a la presidencia, y esa es la postura “inclaudicable” del gobierno de Micheletti.

Pineda Ponce aseguró que los hondureños resistirán hasta las elecciones, y que en enero de 2010 tomará posesión el nuevo gobierno “que los países del mundo van a ir reconociendo poco a poco”.

“No importa pasar seis meses de dificultades, de intranquilidad, es mejor que quedarnos muchos años con gobiernos que atenten contra nuestra idiosincrasia, principios e intereses”, remató, antes de dar paso a las últimas imágenes del incendio del mercado.

“Una barbarie a los ojos del mundo”

“Me imagino que hoy van a decir que fueron balas de goma”, dijo Xiomara Castro, esposa del presidente Zelaya, antes de abandonar la ciudad de El Paraíso, en la zona fronteriza en que permaneció desde el viernes pasado, con la intención de que la dejaran llegar a la frontera. En los últimos días, un juez emitió la orden de que le permitieran el paso, pero los militares se negaron a que se acercara al puesto de Las Manos con su comitiva integrada por unas 60 personas.

Castro decidió regresar a Tegucigalpa para visitar a los heridos en la represión de hoy. Mientras tanto, su marido abandonó la población de El Ocotal y viajó a Managua para reunirse con una delegación de Estados Unidos, encabezada por el embajador estadunidense en Tegucigalpa, Hugo Llorens.

“Hemos tenido oportunidad de hablar del panorama político y la forma en que está trabajando la comunidad internacional para restaurar la democracia” en Honduras, dijo Llorens al finalizar la reunión de tres horas.

Más tarde, el presidente Zelaya dijo haber pedido a EU ayuda para “detener” la represión. “Es una barbarie a los ojos del mundo”, dijo Zelaya en conferencia de prensa.

El gobierno golpista, en tanto, extendió una vez más el toque de queda en la zona fronteriza quizá porque este viernes continuará el paro de 48 horas decretado por la resistencia. Al finalizar el anuncio, una voz de mujer volvió a decir a todos los hondureños: “No es derramando sangre de inocentes que superaremos la crisis actual. Tu vida no tiene precio, ayúdanos a mantener la paz”.