Honduras

El Frente de Resistencia al Golpe de Estado llama a
un “toque de queda” el día de las elecciones

Por Arturo Cano
Enviado especial a Honduras
La Jornada, 28/11/09

Tegucigalpa.- 27 de noviembre.- “Yo no quiero recibir la presidencia de Roberto Micheletti”. Hablaba así Porfirio Pepe Lobo, favorito en la elección presidencial hondureña, antes de que el gobierno de Estados Unidos dejara a Manuel Zelaya “a la mitad del río”, y mientras se negociaba el acuerdo que el gobierno de facto reventó.

Lo escuchaba el equipo del subsecretario Thomas Shannon y le respondía uno de los funcionarios, cuenta un hondureño cercano a las negociaciones: “Sería como recibir un beso envenenado”.

Lobo ha esperado hasta el último minuto para decir que en el “diálogo nacional” al que ha convocado una y otra vez durante su campaña, tendría que estar Manuel Zelaya, el presidente que este domingo no podrá votar, en su encierro en la embajada de Brasil, y a quien hoy le cancelan las visitas, que de por sí eran contadas, “hasta nueva orden”.

“Sé que en algún momento hay que hablar con Zelaya”, dice Lobo, a quien las encuestas dan ganador, aunque el voto de los hombres del dinero del país está mayoritariamente con el aspirante liberal Elvin Santos.

En las últimas semanas, Lobo ha insistido en que, de ganar, convocará de inmediato a un “gran diálogo nacional” e integrará un gobierno de “unidad”. Los zelayistas aseguran que Lobo daría luz verde a una Asamblea Constituyente, puesto que “el actual marco legal es una camisa de fuerza para cualquier gobernante”, como afirma un líder de la resistencia..

Un político cercano a Zelaya asegura que Lobo les ha dicho que una derrota electoral del Partido Liberal sería la tumba política de Santos y de Micheletti. “Si pierden, el líder de su partido va a ser Zelaya, no hay otro, no hay figura que le compita”.

El candidato nacionalista, sin embargo, es escurridizo a la hora de hablar del futuro de Zelaya. No habla de amnistía ni tampoco de una eventual restitución en la sesión del Congreso convocada para el 2 de diciembre.

“Hay que ver cómo salimos de esto no profundizando más” la crisis, suelta Lobo, y aunque su declaración es más que ambigua, el solo hecho de que abra la posibilidad de incorporar a Zelaya al diálogo hace que se desate la furia de la base social golpista. Las secciones de comentarios de los diarios se llenan de frases en su contra: “¿Y dónde sería el diálogo, en la penitenciaría?” “Éste no es sino Mel vestido de azul (el color del Partido Nacional)”.

Con todo, Lobo cerró puntero en las encuestas, con más de 10 puntos, e incluso en la resistencia aseguran que “no va a aceptar” un fraude electoral.

“Elvin es más confiable para los sectores golpistas, es de los suyos, sin que esto signifique que Lobo no estuvo en la conspiración”, afirma Nelson Ávila, asesor del presidente Zelaya.

Lobo es “productor de granos en gran escala” en Olancho y en Colón, dice un político de la resistencia originario de ese departamento. También, que estudió en Miami y en su juventud tuvo un breve paso por las filas del Partido Comunista, al punto de que fue a estudiar durante unos meses a la Unión Soviética. Por esa razón, los publicistas de Elvin Santos han insistido, en la campaña, en que Lobo “es de izquierda”, lo que para los electores de los partidos tradicionales es pecado mortal.

“¡No tiene nada de izquierda! Sí fue a ese viaje, pero a estudiar. Es como si yo voy a estudiar un curso de belleza a Lituania, no por eso me hago comunista”, dice María Cristina Callejas, quien se presenta como prima hermana del ex presidente nacionalista Rafael Leonardo Callejas.

El “pacto olanchano”

Desde hace unas semanas, Lobo había dicho a políticos cercanos al presidente depuesto: “Necesito un acuerdo. Pero lo voy a hacer como lo debió hacer Zelaya”.

Aquí se le llama “pacto olanchano”, porque Lobo es, como Zelaya, productor agropecuario y maderero del departamento de Olancho, donde está su hacienda, La Empalizada, a unas decenas de kilómetros del rancho de Zelaya.

¿En qué consistiría el “pacto olanchano”? Lobo es “el único actor del país que logró entender el formato de Mel. Por eso propuso la ‘cuarta urna constitucional’, pero no tuvo el apoyo de su partido”, dice el analista Gustavo Irías.

Según varios líderes de la resistencia, Lobo abriría la puerta a un nuevo pacto político y social.

“Las elecciones, lejos de generar gobernabilidad, van a profundizar la crisis, porque ésta no es sólo una crisis política, sino también económica y social”, dice Héctor Soto, director ejecutivo del Grupo Sociedad Civil, conglomerado que agrupa desde sindicatos a organismos empresariales de todo el país, para vigilar los recursos públicos de combate a la pobreza.

Las elecciones, en su idea, prolongarán una crisis con un desenlace de pronóstico reservado: “O vamos a tener un nuevo golpe de Estado o un presidente que no va a poder gobernar o una posibilidad de Constituyente, que puede no ser la que quería la izquierda. Porque, ¿quién asegura que no ocurra una Asamblea Nacional Constituyente golpista que les sirva a ellos para oxigenarse?

“Que me dejen salir el domingo, a ver si estoy solo”: Zelaya

Frente al enorme despliegue militar y policiaco, acompañado de amenazas veladas y directas, el Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado ha llamado a un “toque de queda popular”, es decir, a que nadie salga de su casa el domingo. Hace un par de días, los principales dirigentes de la resistencia comenzaron a ponerse a buen recaudo, y lo mismo están haciendo líderes intermedios.

¿Pueden darse las elecciones más vigiladas, transparentes y limpias de la historia, como presume el Tribunal Supremo Electoral?

“Las elecciones no son el día de los comicios, son un proceso de varios meses y aquí durante varios meses lo que ha habido son restricciones a la libertad de expresión, a la libertad de movimiento y personas que han sido víctimas de violaciones a sus derechos humanos y no han sido resarcidas”, dice Javier Zúñiga, un mexicano que encabeza una delegación de Amnistía Internacional.

Aunque el organismo de derechos humanos no se va a pronunciar sobre la legalidad de los comicios, Zúñiga hace ver que la observación electoral no se reduce “a pararse frente a una casilla a ver la cola”, sino que es un proceso de complejidad técnica que nadie ha montado en Honduras.

El gobierno de facto ha traído observadores y los medios despliegan ampliamente información sobre su presencia. Pero se trata, dice Zúñiga, no de técnicos sino de políticos “que simpatizan con el gobierno de facto” y que, en consecuencia, “simplemente van a ser cajas de resonancia del resultado. Nadie va a tener la autoridad necesaria para decir que aquí las elecciones fueron libres y transparentes. Y eso va a ser una mancha que cualquiera que gane va a tener”.

Los únicos antigolpistas que andarán en las calles este domingo son los dirigentes y candidatos del pequeño partido de izquierda Unificación Democrática (UD), que contra la opinión de Zelaya y la mayor parte de la resistencia decidió participar en los comicios.

“Le planteé al presidente cómo prefería negociar con Lobo, con 50 diputados o con ninguno. Y le dije también que no tenía que hacer campaña por nosotros, pero sí salir a decir que comprendía nuestra determinación, pero no me oyó”, lamenta César Ham, el candidato presidencial de UD.

A unas horas de las elecciones, Zelaya habla a la Radio Globo. Insiste: “Los que participen en este proceso están reafirmando a los militares y a Micheletti en el poder”. Le preguntan qué opina de que el gobierno de facto diga que cada vez está más solo: “¿Quién dijo eso? ¿Micheletti? Que me deje salir el domingo de la embajada, a ver si estoy solo”.