Honduras

Chocan cifras de encuestadora y del Tribunal
Electoral sobre índice de participación

Por Arturo Cano
Enviado especial a Honduras
La Jornada, 30/11/09

Tegucigalpa, 29 de noviembre. Porfirio Pepe Lobo, que pasó la campaña lavándose las manos, puede mantener la sonrisa que muestra en los carteles, y en vivo, todo el tiempo: en una elección “transparente como nunca”, según el gobierno de facto, pero cuestionada por la mayor parte de los países del mundo, se impuso al candidato que antes del golpe de Estado le llevaba una amplia ventaja.

Desde hoy es el tercer presidente de Honduras, aunque por la noche las autoridades electorales le echan a perder la fiesta, porque tardan en salir a dar los datos de la elección y cuando lo hacen es para decir que se les cayó el sistema, que por “fallas técnicas” no pudieron realizar la “segunda verificación de los datos”. Así que un técnico, presentado por el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), ofrece cifras aún no validadas por el propio órgano que las presenta, las cuales confirman un amplio triunfo de Lobo. Aunque no hay datos que puedan presentar como válidos según sus propias reglas, los magistrados informan que la participación fue de 61.3 por ciento.

El público que asiste a la presentación de los magistrados se levanta a aplaudir. El pueblo hondureño se ha volcado a las urnas, confirman las autoridades electorales lo que han machacado televisión y radio todo el día.

Sin embargo, enseguida presentan los resultados de la Corporación Hagamos Democracia, que el TSE autorizó para realizar una encuesta de salida, la cual da 55.77 por ciento de votos a Porfirio Lobo y 38.58 por ciento al aspirante del Partido Liberal, Elvin Santos.

El dato relevante, sin embargo, es que la muy confiable “corporación” ubica la participación en sólo 47.6 por ciento, contra 61.3 por ciento del dato “no validado” del tribunal electoral.

“Nada por qué dudar”

“Ha habido una dificultad técnica”, dice el presidente del TSE, Saúl Escobar. “Hemos ingresado más de millón y medio de votos del nivel presidencial. Se están haciendo todos los esfuerzos para corregir la falla técnica… Hemos tomado la decisión de contar exactamente lo que ha ocurrido… No hay absolutamente nada por qué dudar de estas elecciones”, se enreda el magistrado, y termina presentando cifras preliminares con 61.86 por ciento de las actas procesadas.

A pesar del desastre de un sistema que supuestamente era a toda prueba, el magistrado Enrique Ortez (hijo del canciller de Roberto Micheletti que llamó Negrito del batey a Barack Obama), se suelta una arenga patriótica y advierte al mundo entero: “¡Tienen la obligación moral de reconocernos!”

En horas de la noche, los datos proporcionados por la empresa contratada por el TSE se acercarán a la cifra de abstencionismo que proporciona Zelaya: 65 por ciento (52.4, admite Hagamos Democracia”).

Cuando Zelaya habla, los magistrados del TSE siguen encerrados. Más tarde admitirán que siguen debatiendo si informar o no sobre sus “fallas técnicas”, aunque durante todos los meses de la crisis prometieron que dos horas después del cierre de las mesas de votación darían resultados, a pesar de que gastaron miles de horas de televisión y toneladas de papel periódico para asegurar que estos comicios rechinarían de limpios.