Costa Rica

El ave de fuego y otros poemas

Por Marco Aragonés
Para Socialismo o Barbarie, marzo 2010

El presente poemario es una producción del compañero Marco Aragonés, militante de la Juventud Socialista del Partido Socialista de las y los Trabajadores. Con su publicación desde el PST pretendemos dar los primeros pasos en retomar una labor que tradicionalmente ha estado asociada al quehacer de la izquierda: la producción cultural independiente como parte de la actividad revolucionaria.

Desde nuestra perspectiva la lucha por el socialismo es una actividad enteramente conciente y emancipatoria. En este sentido, el arte como una manifestación de la cultura humana tiene que ser parte de la militancia de todo proyecto revolucionario; no se puede aspirar a construir un mundo nuevo sin levantar una propuesta hegemónica desde las clases subalternas que le haga frente a la decadente sociedad burguesa.

Y para el caso de Costa Rica lo anterior tiene mucha importancia, puesto que el atraso propio de la burguesía nacional tica es tal que no ofrece ningún tipo de atractivo cultural para amplios sectores de la clase trabajadora y del activismo juvenil. Esto es patente en el campus universitario y en las fábricas, donde las inquietudes culturales de las y los estudiantes, las y los obreros, etc., por lo general no encuentran forma de realizarse.

Por medio de este poemario esperamos aportar en la creación de una izquierda que además del análisis político, económico, etc., también tenga la capacidad de asumir la sensibilidad artístíca–cultural como parte de su agenda política. (Partido Socialista de las y los Trabajadores, marzo del 2010)

Introducción al texto del autor

La lucha de clases continúa, el viejo fantasma sigue aguardando su renacimiento, la opresión aumenta y los proletarios aún duermen en sus propias cadenas, el sistema tiránico arrasa con los derechos de las y los trabajadores, se adueña de todo cuanto puede, el capitalismo golpe a golpe trata de doblegar a la sumisa conciencia política.

Durante mucho tiempo los pueblos más pobres han sido maltratados, con un yugo en su espalda va el obrero(a), el aborigen(a), el campesino(a), todos apilados como instrumentos de comercio, mucho ha sido el tiempo de lamentos y compasión, ha llegado el momento de luchar contra los grilletes que atan a nuestra amada América Latina, hemos de dejar a un lado el conformismo que no nos permite alzar el único estandarte que podrá liberarnos de la opresión, hemos de vencer la ignorancia voluntaria de las masas dóciles y juntos con sacrificio, lucha y honor acabaremos con la burguesía que nos domina y empezará el nuevo mañana.

“Que las clases dominantes tiemblen ante la Revolución. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar” (Manifiesto Comunista, 1847, C. Marx y F. Engels)

I

Profecía del no conocido

Los de hoy, nosotros,
nosotros que mañana seremos
un recuerdo o tal vez menos que eso,
nosotros los que luchamos
en el mañana lejano no estaremos.

Mañana, suena tan vacío, tan vago,
pero dormiré tranquilo entre la tierra,
porque de ante mano sé
que no flaqueará
la lucha ante la injusticia,
habrá alguno que sentirá
que ser humano
es más que existir como tal.

Habrá alguno que seguirá
las huellas en el desierto tormentoso.

Habrá uno que se sacrificará y sabrá
que el honor se puede besar,
que honor es más
que una palabra perdida en la lengua,
sabrá que el honor hace que la muerte
sea cálida y la vida dulce.

Mientras quede una voz que se alce
entre cables, humo y monotonía,
mientras quede una voz que pida igualdad,
mientras quede una conciencia viva,
mientras quede un revolucionario, habrá esperanza.

*   *   *

II

Murió el poeta del sur

Murió el poeta del sur,
murió por acariciar las cuerdas
de su guitarra,
murió por cantar con veracidad,
por cantarle al humilde,
por defender al corazón herido.

Murió y su cuerpo fue masacrado
por los que hablaban de patria y progreso.

Y que mis versos sean su lamento,
un lamento que exalta su
franqueza intachable,
su arte, su lucha que no termina.

Murió el poeta del sur,
murió Víctor Jara,
lo mataron por ser sencillo,
por ser ese Latinoamericano
revoltoso, el conciente,
el que no tenia miedo de
decir que las manos
se desgastan y nunca llenan.

*   *   *

III

Ley de Bronce

Como larvas,
ese es el trato hacia oprimidos.

Como larvas
que se vuelven hormigas,
hormigas obreras
unas tras otras, con sus
cabezas abajo, sometidas,
resignadas, sin palabra.

Con la Ley de Bronce,
ley de reproducción de larvas,
larvas pequeñas
que serán sustitutas,
larvas que mueren
al frente del tesoro colonial,
larvas que mueren por migajas.

Se olvida que la historia
es el ayer, no el mañana,
larva puede ser,
esclava de la reina capitalista nunca.

Hormiga puede ser,
hormiga revolucionaria.

*   *   *

IV

Vía Crusis

Llevan la cruz los Latinoamericanos,
una cruz de tratados y firmas,
de pactos y dictaduras.

Con la espalda acribillada,
atrás el lobo con piel de oveja.

¿Y si llevo la cruz yo?,
¿y me ayuda usted?,
¿y si la llevamos todos?.

Juntos, con fuerza,
con sacrificio la carga se vuelve
liviana, y caminaremos más
rápido, y en el llamado patio
trasero será otro el crucificado.

*   *   *

V

Dinero, dios y demonio

Eres amo de este mundo
de relieve social irregular,
eres vicio, gloria y poder.

Y vas escurridizo y silencioso
acogiendo la bolsa de los
que ven a los humildes con asco.

Y estas como demonio
embargando libertad, justicia,
verdad, como demonio
con tu copa de sangre.

Como demonio colocando mordazas.

Como demonio adueñándote
de la tierra labrada con la arado
de los pobres.

Y como dios sordo
pones poco pan en la mesa,
¿será que eres dios de unos cuantos?,
¿será que para nosotros los Latinos
seguirás siendo demonio,
un demonio público?,
¿un dios privado?

*   *   *

VI

El ave de fuego

De la tierra renacerá,
de la tierra dominada,
de la colonia.

Y volará por los cielos
en alborada de América Latina,
caerán sus cenizas de lo alto
como símbolo de victoria.

Aquellas cenizas del cielo
fertilizarán la tierra
de los campesinos
que fueron engañados
por vanas doctrinas.

Su canto se internará
en el bosque destruido
de la gente de arcilla,
su canto como trompeta
de libertad y autonomía
en los pueblos.

Serán sus alas de fuego fulgurante
las ilusiones perdidas de los caídos,
esta vez consumados en homenaje
a su valor.

Y el norte verá su resurrección
y sentirán el calor de sus ráfagas
al elevarse,
al pasearse por el herido Caribe,
por la dolida Centroamérica,
y abrazará con todo su esplendor al sur,
su luz en el horizonte
y en el horizonte la victoria.

*   *   *

VII

¿Cómo te has de llamar?

¿Cómo te has de llamar fuerza
déspota?,
¿cómo te has de llamar despreciable
corriente de apellidos acreditados?
¿Cómo? maldita fuerza que haces
llorar a los que trabajan bajo el sol
del mediodía,
¿cómo?, maldita fuerza que dejas
con hambre a los labriegos de manos
agrietadas,
¿cómo?, maldita fuerza que dejaste
a esta tierra ensangrentada con la muerte
de mis antepasados,
¿cómo?, maldita fuerza que pisoteas
banderas y estandartes.

Te haces llamar progreso, justicia,
democracia, excremento sale de sus bocas,
engañas al inocente, al pobre con tus farsas.

Es la hora de quitar la máscara
que te cubre los colmillos,
y por el poder que el deber me ha concedido,
te nombro capitalismo,
te nombro imperialismo,
te nombro neocolonialismo,
te nombro burocracia,
te nombro destino manifiesto,
te nombro, sangre, muerte y ambición.

*   *   *

VIII

Exorcicemos nuestras tierras

Tomemos valor,
valor para enfrentar la bestia
bajo la sombra de la hermosa
bandera roja,
valor para vengar
las injusticias pasadas,
valor para empuñar el asta
que se clavara sobre la suave
tierra humedecida por nuestro
propio sudor.

Exorcicemos nuestras tierras
que la caja de Pandora ha dejado salir
a los burgueses,
a los demonios liberales,
los que rompen los platos
y ríen al vernos sufragarlos.

Exorcicemos nuestras tierras
para que caiga la delicada llovizna
y bese nuestros rostros
en señal de anuencia.

Exorcicemos nuestras tierras
para que el sol moribundo en el lejanía
celebre con el pueblo la libertad verdadera.

*   *   *

IX

El arcabuz

Los dueños de la cordillera nublada,
los de piel morena,
mis antepasados de diferente lengua
lucharon, alzaron su voz
aún a sabiendas del poder enemigo.

Lucharon contra los invasores
que los sometían
al injusto yugo europeo.

Lucharon,
lucharon y perdieron,
y en una hilada todos amarrados
con aquellas amargas cadenas
fueron acarreados a la aglomerada ciudad,
y entre ellos uno,
entre ellos el gran conspirador del imperio.

El arcabuz no tuvo la culpa,
fueron centenares de disparos a matar
pero no tuvo culpa,
no tuvo la culpa porque era ciego,
porque no sabia a quien asesinaba,
la culpa no es del medio
es del que está detrás del fin.

Era Pablo Presbere, eran aborígenes,
era la máxima expresión de patria.

Y en el paredón con sus pies y manos atadas,
en su propia tierra,
allí su último respiro de esclavitud.

*   *   *

X

Lo que nos une

¿Para que vivir sometidos?, ¿para qué?.

Para que si nos une una patria,
y si no tienes una patria
nos une que hablamos español,
y si no hablas español
nos une que tenemos un hogar,
y si no tienes un hogar
nos une que tenemos vestido,
y si no tienes vestido
nos une que comemos todos los días,
y si no comes todos los días
nos une que tenemos derechos humanos,
y si no tienes derechos humanos
nos une que tenemos un gobierno justo,
y si no tienes un gobierno justo
nos une que somos libres,
y si no somos libres:
¡a despertar pueblos latinoamericanos!.

*   *   *

XI

Lo hermoso

¿Y que hay de lo hermoso
en este mundo atroz?.

Lo hermoso
no es el cementerio de conciencias,
ni la decaída del dólar,
ni la carrera por el premio Nóbel,
lo hermoso no son los debates
de los hombres de saco,
ni el alardeo porque quien tiene
más aviones de guerra.

Lo hermoso va más allá,
lo hermoso es pequeño
y no es un anillo de diamantes,
ni el reloj del gobernador,
lo hermoso es simple,
natural, armonioso y gratuito.

¿Pero que es lo hermoso?
Lo hermoso es mirar al quetzal revolotear
entre las copas de los gigantes verdes
que dejan traspasar delgados rayos de luz
en la pluvisilva.

Lo hermoso es mirar desde el valle las casitas
encendidas que son como luciérnagas
en la montaña humedecida por el sereno
de la noche.

Lo hermoso es escuchar
el sonido místico de la sicu
en las tierras altas.

Lo hermoso es escuchar el bandoneón
de sonido refinado y melancólico
mientras los tacones
se desgastan sobre el suelo.

Lo hermoso es el olor
del cafetal al amanecer.

Lo hermoso es el olor
a menta que traen
los vientos inquietos
de diciembre.

Lo hermoso, es que lo hermoso
no se puede detallar en pocas páginas
cuando hablo de América Latina.

*   *   *

XII

Morir que más da

Como una navaja,
afilada, fría, plateada
sobre mi lengua,
como una gota de vinagre
en la herida en carne viva,
así es la opresión, así tan dolorosa,
así la esclavitud disfrazada
bajo el dinero, que todo lo puede,
¿y cuánto vale la vida?,
¿cuánto el sufrimiento?.

Y ponen bozales
en las bocas de los hambrientos,
morir que más da,
morir por ser libre,
morir antes de ver la Latinoamérica
de cemento.

Morir que más da
si es con honor,
morir frente a un fusil
sabiendo que el eco
de la utopía queda.

Caer con la bandera
ensangrentada en las manos,
caer al polvo con una sonrisa
mientras se oculta el sol
tras la montaña agradecida.

Morir que más da,
si se muere por la causa
que para los imperialistas
es delito.

*   *   *

XIII

Sangre

Sangre que adsorbió la arena,
sangre que deja la mancha de la remembranza.
Sangre de colonizadores, sangre.

Sangre de esclavos, sangre.

Sangre de opresores y oprimidos, sangre.

Humano contra humano
como si la sangre fuera multicolor,
como si existiese una jerarquía natural.

Sangre de antaño,
sangre antes de la propia historia,
sangre en un grifo que no se cierra,
sangre cuando el reloj marque las doce,
sangre para vampiros sociales,
sangre para sanguijuelas económicas,
sangre derramada, lago hoy, mar de tiempos.

*   *   *

XIV

Si no tuviera

Si no tuviera una bandera por alzar,
si no tuviera mi voz,
si no tuviera tu mirada niña,
si no tuviera paisajes y melodías,
si no tuviera una tierra que labrar con versos,
si no tuviera en mi sangre a mis antepasados,
si no tuviera el amor de una madre,
si no tuviera tristeza y dolor,
si no tuviera utopías coloridas.

Si no tuviera esperanza,
¿qué seria de este cuerpo sin poder luchar?,
¿qué seria de mis palabras
sin el lamento de los sencillos?.

*   *   *

XV

Refrescando tu memoria

Refrescaré tu memoria atrofiada,
tu memoria que de repente se ha borrado,
lo sé, tienes muchas cosas en tu cabeza,
tu Mercedes, tus negocios, las joyas de tu mujer.

Pues bien, que sea yo quien
te recuerde mi querido demagogo
que estamos aquí abajo,
te invito a la hermosa periferia de las larvas,
ven aquí y aprende a llorar,
ven y aprende a tener hambre,
a andar descalzo, a tener frió,
cordialmente te invito a ti,
y si puedes dile a tus amigos
que también los esperamos.

Refrescando tu memoria
te diré que los abajo también
sienten dolor, también mueren,
también sienten sed,
también se quiebran sus huesos,
también se queman al sol.

Refrescando tu memoria
te diré a ti despreciable bestia,
que los de abajo también luchan,
por ti, por tu dulce caída.

*   *   *

XVI

Ajedrez

El tablero está listo,
cruelmente cuadriculado,
blanco y negro,
la verdad y la farsa,
la vida y el morir.

Poco a poco avanzan las piezas
suicidas, sólo mueren,
es inevitable.

Y caminan temblorosos
los pequeños y desafortunados
peones esclavos del rey y la reina,
la segunda que mata
y el primero que espera.

Y avanzan las enormes torres que
destruyen todo dejando el caos
como rastro de su línea recta.

Los alfiles santos que dañan
y se esconden bajo la cruz.

Los caballos ambiciosos
que no poseen jinete
y atacan con herradura de oro.

El juego comienza para unos
y termina para otros,
mas me pregunto
si un peón algún día podrá vencer.

*   *   *

XVII

Mi tierra

La de hermosos parajes,
la representante de paz,
esa, la que sus hijos
desprecian y no valoran.

Y quieren que sea perfecta,
¿acaso ellos son perfectos?,
¿acaso se revelan ante la opresión?.

Bienaventurados los gritan
ante los forasteros
de mano cemento,
bienaventurados los que
buscan el cambio armónico
de la perseguida utopía.

Y se critica y se escupe,
¿nos criticamos, nos escupimos?.

Y mi tierra es su tierra,
esta tierra somos todos.

Mi tierra herida y sonriente,
mi tierra la agridulce.

Mi tierra la que espera de sus hijos
más que un canto hipócrita
de la boca de todos.

No es tarde para
curar viejas heridas,
no es tarde para
dejar de dar la espalda,
no sea que mañana nos
convirtamos en un lamento.

*   *   *

XVIII

Una pelea de gatos

¿Has visto una pelea de gatos?,
es un enfrenamiento inquietante
rasguñan su cuerpo,
se revuelcan por los tejados,
se persiguen hasta el cansancio,
se amenazan con sus garras en alto,
enseñan sus pequeños
y afilados dientes,
y ese sonido horrible que sale
de sus hocicos abiertos.

En mi vecindario hay muchos gatos
y en el mundo hay humanos
que se les asemejan.