Costa Rica

El capitalismo neoliberal y sus manifestaciones en la lucha de clases

Los porteadores y la lucha de clases

Por Esteban Fernández
Para Socialismo o Barbarie, 03/04/10

Es obvio que durante la última década hemos asistido a importantes manifestaciones políticas opuestas a la implementación de una forma jurídica que dieran rienda suelta a la práctica  pura y dura del capitalismo neoliberal en Costa Rica. Las amplias masas pequeño burguesas y/o sectores trabajadores acomodados de nuestro país han entrado en acción para defender tanto su nivel de vida como la independencia política del país.

En números anteriores de Prensa Socialista [periódico del PST] se ha discutido sobre el TLC y las características propias de esa movilización, y en nuestro último número se hizo un artículo sobre el Combo del ICE que a grandes rasgos señala las virtudes y debilidades de ambas luchas.

Pero no sólo esas luchas hemos visto en Costa Rica. Ha habido otra lucha, más pequeña pero acaso significativa del futuro,  que se ha desatado en este país: la de los sectores más deteriorados de la clase obrera o de la pequeña burguesía, que en su paso al lumpen proletariado, o a una suerte de “lumpen pequeña burguesía” han entrado en acción para defender su sustento.

Es que a la vez que el capitalismo costarricense golpeaba cada vez más duramente (y lo sigue haciendo) a las capas medias, también golpeaba a los sectores más deteriorados, lanzándolos cada vez más violentamente a la miseria y a la inanición. Esto no es una exageración retórica.

Esta lucha de los sectores más deteriorados del país ha adquirido verdadero carácter de lucha de clases. Estos sectores se han organizado y han enfrentado la represión policial de la burguesía, y en algunos casos han ganado. Esa organización, a su vez, es producto de la propia capacidad (que no conciencia de clase) de identificar los intereses de clase.

Concretamente hay dos manifestaciones de lo que decimos: los porteadores y los vendedores ambulantes del centro de San José. Los vendedores ambulantes, por ahora, han salido victoriosos de su lucha contra la policía capitalina y es debido a eso han ganado su derecho a vender en la calle.

El otro ejemplo ha sido más dramático por las consecuencias que tiene sobre el conjunto de la actividad capitalista de San José, desde el traslado de las clases asalariadas al trabajo hasta el propio traslado de mercancía. Bloqueos que básicamente paralizan San José en horas pico ha sido la respuesta de una clase social que sólo tiene su carro para generar sustento y que está en peligro de quedar ilegalizada por la propuesta de algunos de los partidos burgueses y por la presión que ejercen los taxistas formales. En este caso también se repite la dinámica de una organización que se asienta sobre una cierta comprensión de los intereses de clase. Comprensión que, por lo demás, no es ni pura[1] ni totalizante, o sea, no da cuenta de la totalidad de las relaciones sociales y sus posibilidades, sino que es esencialmente fragmentada, sin más posibilidades que esa fragmentación[2].

La determinación fundamental: la no-identidad política

Estas organizaciones de porteadores y vendedores, a diferencia de la lucha contra el TLC, ha partido de un lugar histórico común a las clases desposeídas: el no contar de manera simple con los instrumentos necesarios para hacer política de manera independiente, o sea, a diferencia de los cuadros políticos de la burguesía que se forman en universidades locales o extranjeras, las clases desposeídas no tienen a su disposición el acceso a elementos que permitan la formación de una subjetividad política propia, por lo que no hemos visto auténticos cuadros políticos de las clases lúmpenes dando el paso de ser dirigentes nacionales de peso.

Es que a diferencia de la clase obrera o de las capas asalariadas, que como dijimos arriba pueden dar cuenta de una comprensión de la totalidad, estas clases lúmpenes  están imposibilitadas de ello, debido al rol relativamente secundario que juegan dentro de la vida moderna capitalista. A pesar entonces de que la clase obrera y las capas lúmpenes comparten el no tener instrumentos políticos desarrollados de manera simple, sí sucede que el desarrollo de la consciencia universal sólo es posibilidad de la clase obrera.

Frente a esta debilidad estructural de la subjetividad de las clases lúmpenes, éstas han tomado prestado el ideario político de la facción burguesa que es opositora por la derecha a Liberación Nacional, el Movimiento Libertario. Reconociendo correctamente en Liberación al enemigo, se han puesto del lado de la oposición más radical (oposición que dicho sea de paso el PAC no puede llegar a jugar). Pero como Fausto, para ganar una identidad propia para la acción, le han vendido el alma al diablo.

Es que las clases lúmpenes que más deterioradas están por el capitalismo neoliberal debido a su atraso político, terminan del lado de la facción más neoliberal… Una contradicción muy propia de la Costa Rica democrática-reaccionaria, católica e hipócrita en la que nos desenvolvemos.

Así, las capas más deterioradas del país son instrumento político de la aplicación del capitalismo puro y duro en CR. Basta ver el mapa electoral del país para dar cuenta de esta contradicción: Liberación y el Libertario se apoyan y obtienen su peso político de saberse representantes de los sectores más deteriorados.

La Situación Política de las Clase Sociales en Costa Rica

Y es que en este mar de contradicciones históricas que es Costa Rica, termina siendo que el principal sustento político de la burguesía son las clases más deteriorados; su principal enemigo han sido las capas pequeño burguesas y de trabajadores del estado[3] y algunas facciones burguesas. Y en este juego político el gran ausente es el gran determinante: la clase obrera industrial y las capas asalariadas.

La clase obrera y las capas asalariadas (sobre todo ligadas a la venta de servicios, como call centers u hoteles) no juegan ningún rol independiente o determinante, en la vida política del país.  La clase obrera vive su vida entre el nihilismo anti-patronal y una abulia (a veces progresiva a veces reaccionaria) a la dinámica de la vida en CR. Así, la clase obrera se debate entre posiciones oficialistas tipo Sí al TLC, o votar por Liberación y posiciones abstencionistas.

Esta dinámica política y cultural de la clase obrera y de los sectores asalariados tiene que ver con dos elementos. En primer lugar con ser la derrotada histórica de la Guerra del 48, donde se construye un país político y cultural anti-obrero, y en segundo lugar, la nueva clase obrera y las capas asalariadas, disfrutan de una real estabilidad económica que hasta hace relativamente poco tiempo empezó a quebrarse.

Es así que, después de derrotada la pequeña burguesía en el TLC, junto con la abulia de la clase obrera, la pelea entre las capas lúmpenes lideradas por el Libertario y la burguesía, organizada por la la coyuntura en Liberación y el grupo Nación, es en realidad de lucha de ver quién puede ser más neoliberal y reaccionario.

Y sin embargo, en la medida en que la crisis económica mundial se profundice es cada vez más probable ver algunos estallidos populares y obreros en Costa Rica, que por la dinámica reaccionaria que históricamente arrastra el país, empezarán haciendo la experiencia con las facciones más derechosas, pero con posibilidades de un viraje real hacia posiciones más clasistas e independientes. Esto por supuesto está por verse.

En ese marco, llamamos a la clase obrera y a las capas asalariadas a sacar sus propias conclusiones de la lucha de porteadores. Si esas clases logran con su organización detener a Liberación ¿Qué podrá lograr la clase obrera si se organiza?¿Una Huelga para mejorar salarios?¿Paralizar el país con una huelga desde las Zonas Francas y a todas las fronteras y puertos?¿Luchar por el poder? Desde el PST confiamos en que la clase obrera puede dar ese paso, y a esa posibilidad apostamos nuestras fichas y esfuerzos.


[1].- Como cualquier elemento de conciencia de clase, que nunca es pura.

[2].- Y esta característica, distinta a la primera, es así para todas las clases sociales excepto para una: el proletariado, que por sus características particulares da cuenta en su práctica del conjunto de las relaciones sociales, y consecuentemente el desarrollo de su conciencia de clase se da sobre la base de la comprensión de la totalidad.

[3].- De paso vale reconocer que en este país los asalariados del Estado, en términos generales, están en un lugar social por encima de la clase obrera industrial, y que además culturalmente están muy ligados a la pequeña burguesía e incluso a sectores burgueses. El mejor ejemplo es ver la facilidad con que se asumió la lucha contra el TLC como la defensa de esa mierda que es la “patria”.