Honduras

Intento de domesticación de la Resistencia

Los acuerdos de Cartagena y Caracas

¿A dónde nos llevan?

Por Carlos Amaya Honduras
El Trabajador Socialista Nº 83 de SoB Honduras, mayo 2011

En medio de espectaculares acontecimientos internacionales, está pasando desapercibido un hecho de gran importancia: se está negociando la domesticación de la Resistencia hondureña. En esto cumplen un papel de primer orden Juan Manuel Santos (presidente de Colombia y operador Nº 1 de Washington en la región) y su nuevo gran amigo, Hugo Chávez. En este artículo de “El Trabajador Socialista” Nº 83 de SoB Honduras, se analiza la peligrosa encrucijada en que está la Resistencia.(SoB)

Chávez con su otro gran amigo: “Pepe” Lobo, el presidente “electo”... por los golpistas

Los sorpresivos acuerdos de Cartagena de Indias el 9 de abril entre los presidentes Santos de Colombia, Chávez de Venezuela y Lobo de Honduras, y la reunión de Caracas del 16 del mismo mes entre el presidente Chávez y el canciller Maduro de Venezuela, Mel Zelaya, Juan Barahona, Padilla Sunseri (¿?), Flores Lanza y Gilberto Ríos por el Frente Nacional de Resistencia Popular abrieron un debate trascendental al interior de la Resistencia.

Lamentablemente este debate se da como todos los debates importantes anteriores: frente a las críticas, opiniones adversas y cuestionamientos metodológicos seria y lealmente planteados por diferentes compañeros y organizaciones; el silencio como respuesta de la dirigencia nacional –en particular quienes asistieron a la reunión– y los ataques de pasillos y de internet contra los críticos “divisionistas”, “tontos útiles de la oligarquía”, “individuos sin base” que dudan de la “capacidad” de nuestros “grandes dirigentes nacionales”.

De esta manera –mediante la descalificación–, se busca neutralizar las críticas hasta tanto la dirigencia nacional fije su posición, pero sobre todo logre los votos necesarios para que ésta sea aprobada.

Desde Socialismo o Barbarie nos hemos pronunciado contra estas negociaciones porque consideramos que están diseñadas por el imperialismo para blanquear el golpe de estado dejando en la impunidad los crímenes cometidos por los golpistas, con el objetivo de garantizar el saqueo de nuestros recursos naturales, la privatización de los servicios públicos y la superexplotación de nuestro pueblo trabajador frente a la crisis del sistema capitalista.

A cambio, se le permitirá al FNRP (Frente Nacional de Resistencia Popular) participar “cívicamente” en las elecciones de la burguesía oligárquica, abandonando la lucha.

En las siguientes líneas trataremos de sintetizar los elementos que consideramos fundamentales en esta política imperialista y los peligros a los que nos lleva un sector de la dirigencia nacional que sólo piensa en la participación electoral.

Sobre la iniciativa

Quienes avalan el proceso negociador con el represivo gobierno de Pepe Lobo justifican su confianza en la presencia de Hugo Chávez. Sin embargo, la iniciativa es de Juan Manuel Santos, el presidente fascista de Colombia, ex ministro en el gobierno de Álvaro Uribe, pieza fundamental del imperialismo norteamericano en América Latina para impulsar las “democracias” autoritarias, dictatoriales y militaristas que frenen las rebeliones de los pueblos.

Según el propio Santos, el objetivo de los acuerdos es absolutamente claro: “Desde hace algún tiempo hemos venido haciendo una diplomacia discreta para tratar de normalizar la situación de Honduras en el hemisferio, para que vuelva a reintegrarse a la OEA y para que su situación sea reconocida por todos los países como una situación normal.”

Para nadie es un secreto que el gobierno de EEUU está detrás de esa política y es el principal interesado en que todo el mundo reconozca como “normal” la situación en Honduras. Es “normal” que haya habido un golpe de estado, es “normal” que tengamos dos años de represión permanente, asesinatos políticos y criminalización de la protesta social.

En definitiva el objetivo de los acuerdos es borrón y cuenta nueva. En Honduras no pasó nada!

El mismo Santos afirma: “Todo esto [la aceptación de las condiciones de Zelaya por Pepe Lobo] ha sido puesto por escrito en un documento que en breve será enviado a la OEA y, cuando ésta lo acepte, la situación de Honduras quedará de nuevo «normalizada».” Finalizó diciendo “quiero agradecerle de corazón al Presidente Chávez la ayuda y la muy buena disposición, y su muy efectiva diplomacia para que este paso que se dio hoy fuera posible”.

En pocas palabras, lo que Obama no logró, lo consiguió Santos con la ayuda de Chávez en Cartagena de Indias: reconocer al gobierno de Pepe y llevar a los principales dirigentes del Frente a una negociación para reconciliarse con los golpistas.

Juan Barahona [dirigente del FNRP] “manifestó la confianza total que se tiene se tiene en la mediación del presidente Chávez y otros representantes del gobierno venezolano”. Y Zelaya avanzó más: “Buscar esa reconciliación que ha hablado con muy buen lenguaje el presidente Juan Manuel Santos en Colombia, como mediador, para buscar este proceso de reconciliación de la familia hondureña.” (Discurso de Manuel Zelaya en Caracas, 16/04/11)

¿Y cuáles son las motivaciones para semejante cambio de rumbo? Muy simples: negocios capitalistas.

En la misma reunión del 9 de abril, Chávez firmó 16 acuerdos comerciales con el gobierno colombiano, lo que le permitiría acceder a los tratados que Colombia firmó con Estados Unidos y con Centroamérica (recordemos que en una época Chávez estaba en contra de los gobiernos que firmaban los TLC con Estados Unidos).

Además, con el alza del petróleo, vuelve a relanzarse el proyecto de Petrocaribe,  con el gobierno hondureño que en eso ya cuenta con el apoyo de algunos de los más fervientes golpistas como Adolfo Facussé.

Con la bendición de Chávez, los gobiernos latinoamericanos están casi listos para aceptar a Honduras en la OEA y olvidar el golpe de estado. Así lo anticiparon en la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac): “Toda América Latina y el Caribe acompañan y se incorporan para que esta gestión que se está haciendo junto al presidente Zelaya y el presidente (Porfirio) Lobo tenga un buen final, vaya a buen puerto y se trabaje en función de reincorporar a Honduras, después de que se dieran un conjunto de pasos para las garantías democráticas, reincorporarla a los espacio de debates regional y subregional.”

Las condiciones de Mel

Las condiciones puestas por Mel Zelaya para aceptar el proceso de “reconciliación” y el regreso de Honduras a la OEA expresan un conjunto de “buenos deseos”: “Que se permita el retorno seguro de las y los exiliados, incluyendo al Coordinador General de la Resistencia, Manuel Zelaya Rosales. Que se detengan las políticas represivas y se castigue a los responsables de violaciones a los derechos humanos y a los golpistas”. Buenos deseos que, con las estructuras e instituciones que dieron el golpe de estado intactas, con la impunidad reinante y con la represión criminal vigente, son pura ilusión.

Tratando de encontrar algo bueno, Zelaya escribió en su carta del 24 de abril: “A nivel del Estado hondureño, reconozco, que es la es la primera vez en casi 2 años que se manifiesta voluntad para escuchar nuestro punto de vista, nuestras dificultades y privaciones, lo que constituye, sin lugar a dudas, un avance ostensible en el desarrollo de esta crisis y su ausencia de justicia”

¿Opinarán lo mismo las bases campesinas del FNRP en el Aguán en momentos que se recrudecen los asesinatos de campesinos? ¿Opinará lo mismo el magisterio engañado y reprimido una y mil veces por el Lobo vestido de oveja? ¿Opinará lo mismo el pueblo hondureño que día a día sufre los embates de una política económica que nos hunde en la miseria para enriquecer a los ricos? ¿A quiénes escucha el gobierno oligárquico, señor Zelaya?

Los otros dos puntos propuestos significan un cambio de agenda en el Frente. Es dar vuelta los Acuerdos de la Asamblea Nacional de febrero: “Que se inicie un proceso para la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente, participativa, incluyente y democrática; Que se reconozca al FNRP como una organización política y social beligerante en Honduras.”

Juan Barahona lo aclara más: en las negociaciones con Pepe Lobo, lo que se busca es “que nos permita tener la posibilidad de que se reconozca al FNRP como una fuerza política con la facultad de participar en futuros procesos electorales para la búsqueda de la toma del poder político desde la Resistencia… ” (Discurso de Juan Barahona en Caracas, 16/04/11).

La Asamblea de febrero votó luchar para derrotar al gobierno de Pepe, no para reconciliarse con él. Y se pronunció en contra de participar en las elecciones en las condiciones actuales de represión e impunidad y en contra que el Frente se convierta en un partido político electoral.

Ni WikiLeaks conoce el acuerdo

¿Los acuerdos fueron algo sorpresivo realmente? Para el pueblo en resistencia si, ¿y para los dirigentes? ¿Cómo es que llegamos a esta situación?

Lo aclaró Santos al agradecer a Chávez por hacer “una diplomacia discreta” y lo confirmó Zelaya en su carta del 24 de abril: “el deseo de Colombia y Venezuela se dio a conocer preliminarmente hace varios meses, en lo que se entiende como «diplomacia de bajo perfil»”.

Llamemos las cosas por su nombre: esto es diplomacia secreta, a espaldas de los pueblos pero no del imperialismo.

Sobre esta forma de hacer diplomacia, los escándalos que destapó WikiLeaks al publicar documentos secretos, muestran que siempre van en contra de los verdaderos intereses de los pueblos.

Así fue en noviembre de 1917 durante la Revolución Rusa, cuando los bolcheviques con Trotsky como Comisario de Relaciones Exteriores del gobierno soviético revelaron los secretos diplomáticos, mostrando los verdaderos intereses económicos que escondían los tratados secretos que no tenían nada que ver con la democracia.

En ese momento Trotsky escribió: “La diplomacia secreta es un instrumento necesario para la minoría propietaria que se ve obligada a engañar a la mayoría para someterla a sus intereses. El imperialismo, con sus siniestros planes de conquista y sus alianzas y convenios con otros ladrones, desarrolló el sistema de la diplomacia secreta a un nivel superior. La lucha contra el imperialismo, la cual agota y destruye a los pueblos de Europa, es, a la misma vez, una lucha contra la diplomacia capitalista, la cual tiene suficiente razón para temerle a la luz del día. [... ] Los pueblos europeos han pagado por el derecho a saber esta verdad con incontables sacrificios y una desolación económica universal”. León Trotsky, “Declaración sobre la publicación de la diplomacia secreta”, 22/11/1917.

Cueste lo que cueste vamos a las urnas

¿A dónde quieren ir Zelaya y sus fieles liberales Rasel, Flores Lanza y (aunque usted no lo crea) Padilla Sunseri y los compañeros del movimiento popular Rafael Alegría, Juan Barahona, Gilberto Ríos, la Tendencia Revolucionaria y Los Necios?

Es difícil asegurarlo por los escritos, documentos y aportes en materia de análisis, teoría, política y posicionamientos de estos dirigentes. Lo único que tenemos a mano son las cartas de Zelaya y declaraciones contradictorias y conductas impositivas. Pero todo indica que el objetivo permanente de estos dirigentes desde los Acuerdos de Guaymuras ha sido participar en las elecciones del 2013 bajo las reglas de juego del bipartidismo (así como hizo el partido Unificación Democrática) y con la supervisión de los propios golpistas.

En sus cartas y propuestas de Estatutos, Zelaya ha insistido una y otra vez en el carácter político–electoral del Frente. La estructura propuesta en los Estatutos es de una organización política electoral organizada alrededor de un líder que consulta pero en última instancia decide.

Ha afirmado que las organizaciones deben mantenerse en su lucha reivindicativa y el Frente en la política. Siempre ha insistido en la idea de una alianza con el Partido Unificación Democrática, el mismo que está hoy en el gobierno represivo y mentiroso de Pepe, y con el “Partido Liberal en resistencia”.

Se trata de una sistemática política planteada informalmente y no sustentada en ningún documento oficial del Frente. Pero sí conocemos las opiniones de Gilberto Ríos, quien acusa a los que se oponen a la línea electoral como “militantes de ultraizquierda” y también la de otros dirigentes que opinan que los que no están por participar en las elecciones en esas condiciones están por la “lucha armada”.

Volver a dormir al que había despertado

Mel Zelaya, en su carta del 24 de abril, logra sintetizar todos esos puntos de vista y su línea al afirmar: “A los miembros de la resistencia que se oponen a encontrar salidas pacíficas, en nombre de la coordinación general del frente, de los organismos sociales y políticos de las bases en resistencia, a nivel nacional, que igual que la Unificación Democrática, y el Partido Liberal en resistencia, les expreso, que esta crisis que sigue generando víctimas, y donde los más sacrificados no son los golpistas, sólo se podrá detener cuando se abran los espacios, y se reconozca el derecho a la igualdad de todas las fuerzas políticas de la nación y el poder del soberano, sólo entonces podremos restaurar el tejido social y democrático del país.”

Acusa a los críticos de estar por salidas violentas, dice hablar en nombre de todas las estructuras del Frente, de la base, de las organizaciones y “de Unificación Democrática y el Partido Liberal en resistencia”, y plantea que la crisis se resuelve abriendo espacios y reconociendo “el derecho a la igualdad de todas las fuerzas políticas de la nación” (todas: ¿incluye a la UCD, los blanquitos, y la ultraderecha fascista?).

¿Luchar por la refundación de Honduras sobre bases anticapitalistas, antiraciales, antipatriarcales? ¡No! Eso es no “aprovechar la oportunidad”. La estrategia es simple: entrar al juego del bipartidismo y las instituciones golpistas, y participar en las elecciones. Es decir: volver a dormir al que había despertado.

La huelga magisterial y los paros cívicos

Un claro ejemplo de lo que decimos es la huelga del magisterio. Pese a que la Asamblea Nacional del Frente de febrero acordó el apoyo al magisterio y preparar un paro cívico, llegado el momento el apoyo fue a cuenta gotas, limitado a los militantes del Frente y no a las organizaciones y estructuras.

El magisterio logró dar un paso adelante con el apoyo de los padres de familia (con desigualdades a nivel nacional) y con el apoyo de la vanguardia estudiantil universitaria y de secundaria. Sobre esa base se realizó el primer paro cívico que se llevó a cabo en casi todos los departamentos del país y en las principales ciudades. Sin embargo, el segundo paro no tuvo la respuesta esperada, sólo diez actividades a nivel nacional y sin fuerza para resistir la represión del gobierno.

¿Dónde estuvo la diferencia? En la lucha del magisterio. Fueron los docentes, junto a los padres de familia, la juventud y en menor medida el Frente, quienes garantizaron el primer paro cívico. Para el segundo el magisterio había regresado a clases y el Frente quedó sólo con la valiente y combativa juventud.

Ahora resulta claro que en vez de estar preparando el Paro Cívico los principales dirigentes estuvieron más pendientes de la agenda internacional. Y así ha sido desde que asumió Pepe Lobo.

Se le ha dado la espalda a la huelga general, reemplazándola por los “paros cívicos”. Pero estos tampoco se preparan con paros de labores y sólo se impulsa la movilización a la espera de las acciones combativas juveniles y de las regiones más aguerridas como el Aguán o mejor organizadas como COPINH.

Se ha abandonado la coordinación de las luchas y la búsqueda de acciones conjuntas, dejando al movimiento social —como dijo Zelaya— impulsando sólo las luchas reivindicativas. Los colectivos barriales brillan por su ausencia con notables excepciones, organizados más con el modelo partidario electoral que para la lucha.

Cansados de luchar. ¡Qué vengan las urnas!

A casi dos años del golpe de estado y habiendo fracasado en el intento de derrotarlo pese a la heroica lucha del pueblo hondureño, los principales dirigentes del Frente, han descartado la posibilidad de hacerlo, y sólo ven las elecciones.

Como hemos dicho reiteradamente, el régimen se ha ido consolidando en la medida que no hemos podido derrotarlo. Los principales dirigentes del Frente tienen responsabilidad en ello. Las líneas que se han implementado han sido una cadena de desaciertos (ver El Trabajador Socialista, Nº 82) siendo la peor el no querer evaluar seriamente lo hecho para corregir con la famosa crítica y autocrítica que todos pregonan. ¡Por el contrario se engaña sistemáticamente a las bases diciendo que siempre avanzamos, que siempre vamos para adelante, que el gobierno siempre se debilita!

Los dirigentes quieren elecciones y Pepe les dará elecciones

Las cartas, las orientaciones y preocupaciones y sobre todo las acciones concretas responden a una estrategia que nadie aprobó ni votó, pero que se lleva a cabo permanentemente: preparar el terreno para las elecciones. Si a esta estrategia le sumamos el llamado constante de “Pepe” Lobo (y Obama) a abandonar las calles –donde nos reprimen violentamente– para sumarnos a la lucha política–electoral haciendo concesiones a los dirigentes como Cesar Ham y la UD, o a los liberales como Jorge Arturo Reina y otros —no en la política ni en las necesidades del pueblo, mucho menos en la justicia sino en el clientelismo y privilegios materiales— (recordemos el multitudinario Congreso de la UD en medio de la lucha magisterial proclamándose dispuesto al Frente Amplio con el FNRP), entonces el cuadro está completo.

Sólo queda decidir si el FNRP se suma a una alianza o participa con su propio nombre (según una de las condiciones que propusieron en Caracas). En todo caso, la decisión de convertir el Frente en una organización político–electoral parece estar tomada. Es decir, convertirse en “oposición política” dentro del “estado de derecho”: sus actuaciones políticas pasarían por una estrategia no confrontativa, como lo señaló don Rafael Alegría días a atrás en canal 36 después del paro cívico del 12 de abril.

Entre las masas y el partido político–electoral

En caso de convertirse en una organización política, estaríamos frente a un Frente Amplio electoral policlasista sin principios claros, sin programa y con métodos verticalistas, profundamente caudillista, excluyente e improvisado tal como se organizó la UD hace 17 años. O se convertiría en una nueva Plataforma de Lucha, una organización amplia que aglutinó a los sectores populares, centrales obreras, campesinas, cooperativistas, personajes políticos, pero que desapareció del panorama político porque fue incapaz de enfrentar al gobierno de Callejas mediante la movilización permitiendo el debilitamiento y la destrucción de importantes organizaciones sindicales.

Por una salida obrera, campesina y popular

Los acuerdos de Cartagena y de Caracas obligan a una definición estratégica: vamos a las elecciones como han venido trabajando incansablemente los principales dirigentes del FNRP, o ratificamos los acuerdos de la Asamblea Nacional con propuestas claras de lucha y dirigentes comprometidos a llevarlas a cabo. La juventud a que ha puesto todo en las luchas, al igual que las mujeres y las bases del Frente deben tener la última palabra.