Colombia

Chávez propone integrar un grupo de gobiernos al estilo "Contadora", como el que negoció el desarme de la guerrilla en Centroamérica

Uribe reitera que durante su gobierno no habrá
despeje para hablar con las FARC

Revista Semana, Bogotá, 29/02/08

La solicitud hecha en las últimas horas por los cuatro senadores liberados por las Farc en el sentido de que el gobierno nacional despeje los municipios de Pradera y Florida para buscar un intercambio humanitario fue respondida por el propio Presidente: "No". "Ustedes saben la historia del despeje en el país. La ciudadanía lo que quiere hoy es la presencia de la Fuerza Pública en todo el territorio", dijo categórico.

El Presidente incluso elevó el tono de firmeza ante las Farc y los calificó de "chantajistas" y "hitlerianos", por las lamentables condiciones en que el grupo ilegal armado mantiene a sus cautivos en la selva y ante la imposibilidad de que accedan a la visita de una comisión médica para examinarlos. "No podemos ocultar toda nuestra preocupación por el estado de los secuestrados enfermos, empezando por la doctora Íngrid Betancourt. Con la vida, con la salud no se puede chantajear. Esos chantajes, que hacía Hitler y que ahora hacen las Farc, son inadmisibles. Por eso, el gobierno reclama la inmediata liberación, incondicional y unilateral, de los secuestrados que están en malas condiciones de salud", señaló el presidente Uribe, en rueda de prensa ofrecida este viernes desde la Casa de Nariño.

Integrar un grupo al estilo "Contadora" que busque salidas al conflicto

Uribe dijo además que ni conoce, ni su gobierno tiene una opinión sobre una propuesta formulada la víspera por su colega de Venezuela, Hugo Chávez, de integrar un grupo al estilo "Contadora" que busque salidas al conflicto interno colombiano. Chávez no ha dado detalles de su propuesta, pero asegura que tiene el respaldo de varios gobierno de la región y de la OEA.

El grupo Contadora fue creado en 1983 por México, Colombia, Panamá y Venezuela para mediar entre los gobiernos centroamericanos y las guerrillas de izquierda. "No, no, no sé, no, el gobierno no tiene opinión sobre eso", dijo Uribe en una entrevista con La FM de RCN.

Sobre el despeje reiteró que no. Esa fue su respuesta al ser consultado si su gobierno aceptaría o no evacuar a militares y policías de una zona del país para negociar allí un canje con las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

"No podemos aflojar... por eso hay que tener en Colombia dos sentimientos, dos actitudes: a estos bandidos del terrorismo con toda la severidad... y al pueblo colombiano con todo el amor", agregó Uribe, cuyo gobiern, al igual que el de Estados Unidos y la Unión Europea, califica a las Farc como una organización terrorista.

Para negociar un canje y como garantía de seguridad para sus voceros, las Farc han exigido el retiro de la fuerza pública por 45 días de los 180 kilómetros cuadrados de los municipios de Pradera y Florida, en el departamento del Valle del Cauca.

Rechazo de Uribe

El gobierno rechaza ese despeje alegando que si las Farc han liberado otros rehenes sin necesidad de un despeje, pueden hacer otras liberaciones en las mismas condiciones, mientras presenta como contra oferta negociar el canje en cualquier otra zona del país en la que ya no exista presencia de militares y policías.

Esta semana el ex senador Luis Eladio Pérez, liberado junto a Gloria Polanco, Jorge Eduardo Géchem y Orlando Beltrán tras seis años de cautiverio en manos de las Farc, afirmó que si el gobierno quería demostrar los éxitos de su política de "seguridad democrática" o mano dura contra las Farc, podría sin problemas retirar a la fuerza pública de Florida y Pradera.

"La seguridad democrática la podemos demostrar como si fuera exitosa en la medida en que la fuerzas armadas tuviesen la capacidad de recuperar en 45 días una eventual zona que pudiese ser despejada... de Florida y Pradera... reto al Presidente de Colombia a que despeje Florida y Pradera en la seguridad que sus Fuerzas Armadas le recuperan esos kilómetros una vez concluyan los diálogos", ha dicho Pérez desde Caracas, a cuyo gobierno y delegados de la Cruz Roja Internacional fueron entregados por las Farc.

Pérez y los ex congresistas además han narrado las duras condiciones de cautiverio y la urgencia de lograr la liberación de otros rehenes, como la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, de 46 años, secuestrada desde febrero de 2002.

Los ex parlamentarios han asegurado que Betancourt sufre del hígado y es maltratada por los rebeldes que se han "ensañado" con ella.

Debido a esas revelaciones, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, dijo esta semana que está dispuesto a ir a la selva colombiana para lograr la liberación de Betancourt.


La política es puerta de salida de la guerra

Por Humberto Márquez
Inter Press Service (IPS), 29/02/08

Caracas.– La solución del conflicto armado en Colombia es política y el gobierno debe desmilitarizar una zona para que se concrete el canje humanitario de retenidos por la insurgencia por guerrilleros presos, postularon en la capital venezolana los cuatro ex parlamentarios liberados por las FARC.

Esa opinión es compartida por Ingrid Betancourt, la ex candidata presidencial que también tiene nacionalidad francesa y permanece cautiva en gravísimas condiciones de salud, aseguró Luis Eladio Pérez en rueda de prensa junto a Gloria Polanco, Jorge Eduardo Gechem y Orlando Beltrán Cuellar.

Los cuatro ex legisladores fueron dejados libres el miércoles por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que los entregaron en un paraje de la selva colombiana a enviados del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien luego los recibió como sus huéspedes en Caracas.

"Queremos presionar a las partes para que entiendan que la solución es política", dijo Pérez. "Si el presidente Álvaro Uribe insiste en la terca necedad de rescates militares, lo que va a recibir son 30 o 40 cadáveres, porque contribuiría a una masacre que así ha sido dispuesta por el secretariado (alto mando) de las FARC en caso de un absurdo ataque en una de esas maniguas (terrenos boscosos y pantanosos)".

"Necesitamos una salida política al conflicto en Colombia y una primera luz se ha presentado al conseguir el presidente Chávez y la senadora (liberal colombiana) Piedad Córdoba", sostuvo por su parte el ex senador Gechem.

Para Polanco, quien arrancó lágrimas a periodistas con el relato sobre su cautiverio, si no se despejan Pradera y Florida, nuestros compañeros ––unos 40 rehenes en manos de la insurgencia, entre políticos, militares, policías y personal estadounidense—pueden morir. A la vida se le debe dar más valor que a un pedazo de tierra, a unos kilómetros".

Las FARC demandan el despeje militar de esos municipios del sudoeste colombiano para negociar en ese espacio, que pasaría a ser controlado por sus fuerzas guerrilleras y observadores internacionales por un plazo de 45 días. La guerrilla izquierdista propone canjear los rehenes en su poder por unos 500 insurgentes que hoy están tras las rejas, dos de ellos en Estados Unidos.

Pérez dijo que a ese respecto presentarán una propuesta al derechista presidentes Uribe y a sus pares Chávez y Nicolás Sarkozy, de Francia, quien se dijo dispuesto a viajar para recibir a Ingrid si es necesario, "pero no debemos hacerla pública hasta que se la presentemos a ellos".

Chávez, por su parte, ha propuesto "formar un grupo de países amigos tipo Contadora (que contuvo la guerra civil centroamericana hace dos décadas) para lograr el canje humanitario. Se podría formar inmediatamente para recibir emisarios de Marulanda ("Manuel Marulanda", jefe de las FARC) y del gobierno, para discutir la liberación". El ministro colombiano del Interior, Carlos Holguín, reiteró la posición de Bogotá en el sentido de que "zona de despeje no es posible", aunque sí "una zona de encuentro, donde quieran (las FARC), en un área despoblada sin presencia de ellos ni del ejército".

La tesis de Uribe es que la zona de despeje en un anterior diálogo con la guerrilla, durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998–2002) que le precedió, San Vicente del Caguán no produjo resultados para la paz y permitió a la guerrilla reabastecerse, fortalecerse y sostener su práctica de secuestros.

Pérez desafió a Uribe "a demostrar el éxito de su política de seguridad democrática despejando los municipios de Pradera y Florida para que luego de 45 días las Fuerzas Armadas recuperen ese territorio".

Relató que las columnas guerrilleras que le transportaban se paseaban por territorios "recuperados" o "bajo control" de unidades militares y policiales, y que incluso estuvo en varias ocasiones cautivo en el norte de Ecuador, aunque no cree que en Venezuela.

En un aparte con IPS, Pérez dijo que, "si Uribe teme que el despeje, de un área muy pequeña del territorio colombiano y durante muy pocos días, se la convierta en epicentro de una nueva ola de secuestros, entonces eso significa que su política de seguridad democrática no es tan fuerte como se le vende a los colombianos".

"Ya hubo demasiadas muertes testimoniales. Uribe debe asumir su responsabilidad y comprender que los medios pueden llegar a condicionar a los fines, y que la fuerza no es el mejor medio de alcanzar la paz", añadió Pérez.

Beltrán dijo que "las FARC han empezado a entender que ese método abominable del secuestro no es la salida", y estimó que "uno de los puntos de un acuerdo humanitario es que las FARC acepten que no optarán más por el secuestro como recurso político".

Pérez caracterizó a las FARC como "una fuerza política y militar que utiliza prácticas terroristas, entre ellas el secuestro", pero rehusó la etiqueta de "narcoguerrilla".

"No creo que sea directamente una narcoguerrilla, pero sí tiene participación en el negocio del narcotráfico, porque cobra un porcentaje cuando se hacen operaciones de tráfico de drogas en las zonas donde opera", argumentó Pérez a IPS.

Los cuatro ex rehenes coincidieron en su preocupación prioritaria por el caso de Betancourt, que está en una situación de salud "supremamente difícil" y se encuentra emocionalmente muy abatida, aunque "lucharemos igual por la libertad de todos, pues no creemos que hayan rehenes de primera, de segunda y de tercera", según Beltrán.

"Yo en particular le debo la vida a Ingrid. Cuando en la selva caí víctima de un infarto y un paro diabético, fue ella quien me ayudó, desde lavarme la ropa hasta auxiliándome para caminar. Al Dios de los colombianos le pido que en mis últimos días me permita estar con mi familia y retribuirle por ese apoyo a Betancourt", expresó Pérez.

Los cuatro anunciaron que acompañarán las jornadas contra la violencia, el paramilitarismo y por el acuerdo humanitario y la paz, que distintas organizaciones convocaron para el 6 de marzo en Colombia, después que el pasado 4 de febrero en los cinco continentes hubo demostraciones bajo la consigna "No más FARC".

Pérez interpretó que "se da una toma de conciencia en la sociedad colombiana contra la violencia. Las FARC son una forma de violencia. Eso es lo rescatable de esas marchas".

En lo inmediato, dados los quebrantos de salud al cabo de seis años de cautiverio, permanecen en Caracas efectuándose exámenes médicos, pero los cuatro desean regresar lo más pronto posible a Colombia.


Rehenes detrás de un cerco

Por Constanza Vieira
Inter Press Service (IPS), 22/02/08

Bogotá.– Esta vez, el gobierno colombiano no se quejó de desconocer las coordenadas del sitio donde serían liberados por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) cuatro políticos rehenes de esa insurgencia izquierdista.

Esta vez, el gobierno colombiano no se quejó de desconocer las coordenadas del sitio donde serían liberados por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) cuatro políticos rehenes de esa insurgencia izquierdista.

"Si hay un operativo militar es un gran peligro para los rehenes", dijo el canciller francés Bernard Kouchner en la mañana del jueves, tras reunirse con el presidente colombiano Álvaro Uribe.

Al anochecer, Bogotá anunció que tenía ubicado al segundo grupo de rehenes que está en proceso de ser liberado unilateralmente por las FARC.

El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, aseveró que el ejército sabe que están en un lugar aledaño al mismo donde fueron entregadas el 10 de enero por las FARC las políticas Consuelo González y Clara Rojas, cerca del poblado de Tomachipán, en el sureño departamento del Guaviare.

Se trata de los políticos Gloria Polanco, Luis Eladio Pérez, Orlando Beltrán y, posiblemente, Jorge Eduardo Gechem.

Todos son ex parlamentarios. Los tres primeros fueron tomados rehenes en distintos hechos en 2001 y Gechem el 20 de febrero de 2002.

Según Santos, Gechem está a 15 kilómetros de distancia de los otros tres y en grave estado de salud.

Con ese mensaje, Bogotá parece interesado en mostrar que ha conquistado territorio en la guerra que libra contra la insurgencia, con apoyo y financiación de Estados Unidos mediante el Plan Colombia.

El diario El Tiempo, del cual Santos es accionista, confirmó la versión guerrillera en cuanto a la persistencia de "intensos operativos militares" en Guaviare, en los que participan, precisó, "incluso sofisticados aviones estadounidenses".

Por la interceptación de comunicaciones operacionales, las FARC saben que las instrucciones a las naves de la Fuerza Aérea Colombiana son dadas en inglés, según dijo a IPS en 2005 una fuente de la comandancia guerrillera.

El gobierno colombiano aseveró que permitirá que la liberación de rehenes siga su curso, pero se teme la reacción que pueda tener la unidad guerrillera que los escolta.

Las FARC han cumplido hasta ahora su amenaza de ejecutar a los rehenes si se ven acosadas por la fuerza pública.

Esa insurgencia campesina comunista, en armas desde 1964, aspira a canjear a un grupo de entre 40 y 45 personas por unos 400 ó 500 guerrilleros presos, inclusive dos que fueron extraditados por Uribe a Estados Unidos. Las FARC retienen además, desde febrero de 2003, a tres estadounidenses que trabajaban para el Plan Colombia.

Según el ministro Santos, el gobierno "conoce desde hace algún tiempo" la ubicación de los cuatro rehenes.

Pero hizo pública la explosiva información horas después de que Uribe rechazara de plano la propuesta de Kouchner de incluir a su rival regional, el presidente venezolano Hugo Chávez, en el grupo de países que intentan acercar a las partes en conflicto para lograr un acuerdo humanitario.

Chávez fue involucrado a principios de agosto en este drama humanitario por iniciativa de la senadora opositora colombiana Piedad Córdoba, del Partido Liberal.

Días después, Uribe aceptó oficialmente la mediación de ambos, pero le puso fin el 21 de noviembre, lo que dio pie a una grave crisis entre los dos países fronterizos.

Uribe intervino invariablemente de modo polémico en las tres oportunidades en que Chávez y Córdoba anotaron un logro en su gestión.

A fines de noviembre, una misión de la guerrilla que trasladaba pruebas de supervivencia de los rehenes ––exigidas a las FARC por Francia y por legisladores estadounidenses del opositor Partido Demócrata–– fue interceptada en Bogotá por orden del gobierno. Las mensajeras están en proceso de extradición a Estados Unidos.

La liberación de Rojas y González, prevista para el 31 de diciembre en una operación que contó con garantes de ocho países encabezados por el ex presidente argentino Néstor Kirchner, se demoró 10 días por bombardeos en la región.

Hoy se sabe que meses antes de esa operación, Uribe sabía que el hijo de Rojas, Emmanuel, no estaba en poder de la guerrilla que prometía liberarlo, pero sólo a último momento divulgó que el niño estaba en una institución estatal para menores abandonados o maltratados.

En todo caso, el mandatario prioriza la acción militar y aspira llevar a las FARC a negociar bajo las condiciones del gobierno, es decir que los guerrilleros liberados por el canje abandonen la guerrilla.

Al retornar de una gira por Europa en enero, Uribe ordenó ubicar los campamentos guerrilleros donde estaban los rehenes y prisioneros, sin atacarlos, para luego, con mediación internacional, obtener su liberación incondicional.

La apuesta del gobierno es que, ante tal demostración de fuerza, las FARC desistan de asesinar a los rehenes si se ven cercadas por el ejército.

Pero por ahora, las tres intervenciones de Uribe no muestran necesariamente ese dominio militar. Se han realizado en momentos de riesgo en operaciones previamente anunciadas por la guerrilla.

Kouchner indicó que al hablar el jueves sobre las medidas militares en el caso de los rehenes, recomendó "al presidente Uribe contenerse, y lo entendió perfectamente".

En la tarde, el gubernamental alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, escribió en su sitio de Internet que "lo impensable con las FARC sucedió", y están haciendo liberaciones unilaterales "para fortalecer la imagen del presidente Chávez como persona clave en las salidas humanitarias".

Según Restrepo, las FARC intentan convocar en torno a Chávez "un grupo de países que influyan sobre el presidente Uribe para que acepte de nuevo su mediación".

El canciller francés sólo consiguió el rechazo de Uribe al abordar la creación de un grupo amplio de países para llevar a las partes a un acuerdo de canje que abra la puerta para negociaciones de paz, previa liberación unilateral de todos los rehenes civiles en manos de las FARC.

"Esa idea del grupo aún no ha sido aceptada, ni su geometría ni su composición. Continuamos trabajando en esa dirección", dijo Kouchner.

Ese grupo de naciones sería integrado por Brasil, Francia, Suiza, Cuba y Argentina, entre otros, pero Uribe rechazó que se sumara Venezuela, algo que los demás ––y las familias de los secuestrados–– consideran fundamental, en vista del eco que Chávez ha logrado como interlocutor de la guerrilla.

"El presidente Chávez ha desempeñado un papel en las primeras liberaciones... Pero Francia no puede exigir (a Colombia). Como país amigo, en cambio, puede proponer y ser muy perseverante a favor de los rehenes, y a favor de la paz", indicó Kouchner.

Restrepo resta credibilidad a informes de prensa basados en fuentes de las FARC, según los cuales la insurgencia desestima la mediación de la Iglesia Católica y de España, país aliado del gobierno de Uribe.

El comisionado reiteró un ofrecimiento de Uribe efectuado en diciembre, ya rechazado por las FARC, de determinar una zona deshabitada de 150 kilómetros cuadrados, aún sin presencia militar, donde "delegados de las partes" se reunirían con "el único propósito de dialogar", acompañados por garantes internacionales.