Colombia

Crecen los asesinatos a sindicalistas

Por Juan Carlos Hurtado Fonseca
CEPRID, 20/09/08

En el Gobierno de la "seguridad democrática", los derechos laborales y las garantías de vida de los trabajadores han sido los más vulnerados.

“Ni porque tienen el interés de que les aprueben el TLC con Estados Unidos, el Gobierno y los empresarios cesan la persecución para lograr el exterminio del movimiento sindical", aseguró a VOZ un dirigente de los trabajadores. Y es que las cifras sobre ejecuciones extrajudiciales; la cantidad de conflictos en empresas generados por la negativa patronal a exigencias de derechos laborales garantizados en la Constitución Política; el trabajo de los medios de comunicación que han logrado crear en el inconciente colectivo una cultura antisindical; el despido de trabajadores sindicalizados; las trabas en el Ministerio de la Protección Social para el registro sindical y el acoso laboral a quienes intentan organizarse; muestran que los empleadores saben utilizar todas las maneras posibles para negar un derecho de las sociedades democráticas y defender sus mezquinos intereses.

Algunos ejemplos

En este sentido, en el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, Incoder, los funcionarios cuentan con una asociación de carácter cooperativo con alrededor de cuatro mil afiliados, estos contratan con trabajadores quienes crearon Sintracorfeinco, organización en proceso de registro sindical en el Ministerio de la Protección Social. Pero las personas que están en administración de la asociación, aunque fueron sindicalistas, no recibieron bien la creación de la organización de trabajadores y procedieron a perseguirlos, como cualquier patrón. Actualmente se han despedido ocho trabajadores con fuero sindical. «Los trabajadores aseguran que esto no le interesa a la entidad porque ya cuenta con el dinero para pagar las posibles indemnizaciones a que los obliguen. Pero han interpuesto una acción de tutela solicitando el reintegro y el pago de los salarios que han dejado de recibir, con sus debidas prestaciones», asegura Alfonso Ahumada de la CUT, Bogotá.

El sindicato se constituyó hace tres meses y los funcionarios fueron despedidos hace dos. Dirigentes de la CUT han realizado algunas reuniones con las partes para hacer ver que el derecho de asociación es un derecho fundamental y los ha exhortado a solucionar todo por la vía del diálogo.

Persecución oficial

Por otra parte, desde el Ministerio de la Protección Social los trabajadores sienten actitudes contrarias al derecho de asociación, especialmente hacia los sectores orientados por la CUT. Las solicitudes de registro de constitución de los sindicatos o inscripción de junta directiva que no encuentre obstáculos por parte de funcionarios de esta entidad estatal, son pocas. En la constitución del sindicato de trabajadores de la empresa de transporte urbano Rápido Pensilvania, después de reuniones en horas de la madrugada para poder constituir la organización, los conductores pasaron la documentación al Ministerio. El funcionario aceptó el registro sindical, pero en el proceso la empresa con un sindicato de carácter patronal, interpusieron un ron aceptados y valederos para luego negar el registro.

De la misma manera, en el registro del nuevo comité ejecutivo de la CUT, subdirectiva Bogotá, se presentaron todos los documentos, aparece el oficio remisorio donde se hace la relación de todos los requerimientos, pero la respuesta es que faltan papeles que ya se habían anexado. «Creemos que el Ministerio está haciendo un papel a favor de los empresarios, además, tienen comportamientos para hacerle el favor a organizaciones que han aparecido con el propósito de crear una cuarta central en Colombia, de carácter uribista. Se le da prelación a esto porque Uribe está afanado ya que todas las centrales obreras están contra él», explica Alfonso Ahumada.

Conflictos en textileras

Desde hace cuatro meses, la textilera Maquila en Bogotá, se encuentra en huelga por parte de 30 trabajadoras cabeza de familia. La empresa, como su nombre lo indica es una maquiladora para la empresa Vesta, ambas del mismo dueño.

Ocho meses atrás, Maquila tuvo alrededor de 70 operarios, pero la empresa no respondió con las necesidades de los trabajadores, hubo violación a la convención colectiva y en el último año no ha pagado los salarios de manera cumplida, una de las causas de la huelga, pues al inicio del cese de actividades a los trabajadores se les adeudaba casi ocho salarios. La administración afirma no tener posibilidades de producir la única opción que es la liquidación, pero ésta no se ha solicitado ante la Superintendencia de Sociedades. El conflicto trae graves consecuencias para los trabajadores porque son pocos los activos representados en algunas máquinas de la fábrica. Según líderes sindicales, «La empresa no está interesada en solicitar la liquidación, para tener una retaliación contra las trabajadoras que exigieron sus derechos».

Asimismo, la empresa Unihilo en Bogotá, cuenta con alrededor de 400 trabajadores de los cuales 125 están sindicalizados, aunque resistiendo la persecución de la administración que despidió a 14 de ellos, reintegrados después por sentencia vía tutela. Los trabajadores presentaron un pliego a través de Sintratextil, con puntos relacionados a la estabilidad, el sistema de contratación, primas, subsidio de transporte e incremento de salarios, entre otros. Por su parte la empresa presentó un pacto colectivo para contrarrestar las exigencias de los trabajadores, sin llegar a un acuerdo en el tiempo estipulado legalmente. Después de seis meses se conformó el tribunal de arbitramento y el conflicto está en espera.

40 sindicalistas asesinados en 1998

La forma más violenta de perseguir a los trabajadores se impone en la actualidad. Así lo deja ver el último informe de la Escuela Nacional Sindical, ENS, que registra la ejecución extrajudicial de 40 trabajadores sindicalizados. «En lo que va corrido del año, 40 sindicalistas han perdido la vida a manos de paramilitares y agentes del Estado, uno más que toda la cifra de 2007», asegura y agrega, «Tal cifra da cuenta del preocupante incremento de este fenómeno en Colombia, toda vez que el número de sindicalistas asesinados en los ocho meses que van corridos de este año, es casi igual al registrado durante todo el año anterior, cuando se contabilizaron 39 casos en todo el país. Con un agravante: este año el porcentaje de dirigentes asesinados es mayor: 15, frente a 10 del año anterior».

En unos de sus apartes el informe reconoce, «El sindicato más golpeado es Fensuagro, Federación Sindical Nacional Unitaria Agropecuaria, filial de la CUT, que registró 5 casos de homicidio. También el Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Valle, Sutep, con cuatro homicidios. La Asociación de Educadores del Norte de Santander y el sindicato de los trabajadores del Inpec, registraron de a tres casos de asesinatos de afiliados. Llama también la atención el grado de impunidad que, hasta el momento, ha rodeado estos crímenes, pues, según la información disponible, por estos hechos sólo han sido detenidas dos personas.

Preocupante situación en Santander, por amenazas. Otra circunstancia preocupante tiene que ver con el aumento de sindicalistas amenazados de muerte, sobre todo en el departamento de Santander. Mientras en el país en lo que va del año se han denunciado 125 casos de amenazas, en Santander el reporte es de 57 casos de sindicalistas amenazados, o sea casi la mitad del total nacional en este solo departamento. Los otros departamentos más afectados por las amenazas son Antioquia, donde se han denunciado 22 casos, el Valle del Cauca con 9 casos, y Norte de Santander con siete».


Estrategia del horror para viabilizar un proyecto económico - Urge solidaridad internacional para denunciar el terrorismo de estado

Los carniceros del Urabá antioqueño

Por Gloria Cuartas (*)
CEPRID, 20/09/08

En el seno del Gobierno hay inquietud y preocupación, y no es para menos. Para nadie es un secreto la cercanía que tuvo el presidente Álvaro Uribe con el general Rito Alejo Del Río, cuando Uribe era gobernador de Antioquia y el General comandaba en el Urabá la Brigada XVII, con sede en Carepa (11 de noviembre de 1995 – 16 de diciembre de 1997).[1] ¿Qué relación y responsabilidad tiene el poder político y económico de Antioquia desde el período 1995–1997 hasta nuestro días con el exterminio de "población civil" en el Urabá?

¿Por qué la implantación del modelo económico de privatización organizado por la alianza entre ganaderos, agricultores, bananeros y transnacionales con el gobierno regional, y salvaguardado por la estrategia militar– paramilitar de expoliación y muerte, permanece en impunidad, "sin vínculos y sin responsabilidad" entre el General Rito Alejo del Río y el hoy Presidente de la Republica Álvaro Uribe Vélez? Parece que las preguntas llevan implícitas las respuestas. Las voces de las victimas de las horrendas masacres que se cernían a diario sobre esa región y las voces de las muertes selectivas que aun se cometen, no han sido escuchadas por la institucionalidad, las victimas siempre reclaman justicia y verdad. Siempre denunciando el Plan sistemático de "Pacificación del Urabá": el laboratorio campesino de muerte profesional como instrumento para "la paz"... Laboratorio de muerte consolidado históricamente con la creación y legalidad de las AUC legitimadas por Uribe Vélez cuando fue Gobernador de Antioquia y creó las llamadas CONVIVIR, continuado como política integral de Estado mediante el llamado Paramilitarismo... que desde ese momento hasta hoy, siembra las prolíficas tierras del Urabá de fosas comunes.

Hoy, desde la Presidencia de la Republica, esta política de legitimación del exterminio es continuada de una forma más sutil: la legitimación se opera mediante el artilugio de la "desmovilización" y "negociación" del Estado con el paramilitarismo, mediante la "Ley de Justicia y Paz", negociada como instrumento de impunidad y legalización de los criminales pero mostrada ante el mundo como "el compromiso del gobierno con el país"...

Hoy los paramilitares son convertidos como cuerpo en grupos sociales y guardabosques... Legalización presentada como un éxito de la política de seguridad democrática que se jacta de afirmar que gracias a ello los paramilitares entregaron "verdades", armas y ante todo "reparación". Han consolidado la "matriz social" de control a la población civil... ¿Cual Justicia? Nada más alejado de la verdad.

Los crímenes continúan en la impunidad, los paramilitares continúan delinquiendo, los "elegidos" con estos votos (votantes coaccionados), se cambian el derecho a seguir legislando con el aval del Presidente. No creó que la verdad que hoy sale a la luz, sea exclusivamente como efecto de la "ley de justicia y paz". Es (y parece extraño), son los Victimarios, los Carniceros, los que cuentan episodios de cómo, donde, con quién, con que fin se desarrolló esta estrategia. Algunos lo hacen porque les han incumplido los pactos políticos... mientras que otros paramilitares se resienten porque los que de la mano de ellos mismos graneaban las estrategias de exterminio de las comunidades, hoy permanecen inmunes, en silencio, en la vida ciudadana, como grandes señores, presidentes o generales de la república.[2]

La política de la mentira, la deslealtad, la desconfianza entre las personas, la violación a la soberanía nacional y la de los países vecinos, centran los llamados "valores" de la política de seguridad democrática. Todavía insito en dar cuenta al país de mi testimonio, me niego al silencio impuesto por los operadores y por los medios de comunicación, quiero denunciar que las mujeres y hombres que fuimos testigos del exterminio de las comunidades y que nunca fuimos tomados en serio por los "operadores de justicia", exigimos justicia, exigimos verdad, exigimos la responsabilidad de todos los responsables, las pruebas están ahí en el análisis del contexto político, económico, cultural de la región.

Los operadores de Justicia, se negaban a tener en cuenta nuestras denuncias sobre la responsabilidad de los "carniceros" institucionales, afirmaban que no teníamos pruebas judiciales directas de la responsabilidad contra el general Rito Alejo y el Gobernador de ese entonces Álvaro Uribe, entre otros, en las masacres del Urabá. No les bastaba con las voces de las víctimas, con el análisis de contexto que entregábamos, con la prueba material de los hechos, ellos esgrimían que ellos requerían la prueba procesal, la que cumple con los requisitos de forma, como si fuera posible separar la verdad material de la formal, como si la verdad no fuera sólo una, como si el testimonio de las víctimas aunado a los hechos contextuales no fuera suficiente... Como si la razón de la decisión judicial no dependiera de la reconstrucción de los hechos conforme al contexto, como si de lo que se tratara no fuera de establecer la verdad, sino de dirimir a favor del más fuerte un proceso... Como si no existiera responsabilidad a la luz de la Constitución de los que tienen a su cargo el cuidado de la vida como principal mandato.

Estos operadores jurídicos, llámense jueces, fiscales, procuradores judiciales, hoy tienen la obligación ética y moral de responder al país. ¿Cuantas visitas a la fiscalía? Cuantas veces mujeres y hombres, relatamos los sucesos del desplazamiento, el dolor de familiares de desaparecidos, mujeres violadas, asesinatos selectivos, cuantas veces fuimos con las mujeres a "rescatar" de la presión paramilitar a los hombres inermes, mientras "el General" o mejor dicho "el Carnicero" gozaba de los avances y los reportes a su jefe inmediato que conocía TODO lo que pasaba en la zona. Y siempre la pregunta por la Prueba judicial. No bastaba el dolor, ni señalar a los responsables. Tal vez hoy los cómplices de esas masacres respondan por el "Eslabón Perdido" de los responsables que tienen nombre evidente y que no se atreven a responsabilizar, aunque todos saben quienes son los "Carniceros del Urabá" y donde están hoy.

Uribe y los muertos comunistas

En nombre de la paz, de la inversión económica, de acabar con la guerrilla, el entonces Gobernador Álvaro Uribe y su secretario de Gobierno diseñaban la estrategia mayor... Hoy siento mucho que Pedro Juan Moreno, no este vivo (Pedro Juan Moreno, amigo de Uribe, propietario de GMP, importadora de Permanganato de Potasio para la cocaína). ¿Quién lo saco del juego? ¿Quien conocía del poder y la verdad que guardaba Pedro Juan Moreno?... ¿Quien lo mando matar? Cuanto diera hoy por escuchar con su soberbia habitual y la alegría que se dibujaba en su rostro con cada desplazamiento y cada muerto "comunista" y claro los reportes de misión cumplida de Álvaro Uribe, lo que nos podría decir desde su "verdad"... ¿Quien mato a Carlos Castaño o... estará en Israel?

Desde esta experiencia de exterminio, empresarios, bananeros, políticos, y algunos religiosos dieron vía libre a la operación militar esa que hoy paramilitares como "H.H"(Veloza), "el Alemán", Mancuso, Don Berna, "Melasa", entre otros, denuncian. Estas practicas, las de ayer y las de hoy, no son hechos aislados, no fue a la espalda del país, ni de los medios de comunicación, NO, esto exige que hoy mas de 13 años después, la verdad se le cuente al país y se responda; NO POLITICAMENTE ( pedir excusas afirmando que lo hicieron otros) como desde el Gobierno ya se esta acostumbrando a sectores del país, no, exigimos que se responda desde la justicia, con sanciones personales. Ya sabemos que desde la política es simplemente asumir que era "necesario hacerlo" porque valía la pena esto parta "salvar a Colombia del comunismo", era una tarea del "elegido" que tiene que imponer una moral salvadora a los corderos. Si señores y señoras... Es hora de levantar la voz con las victimas. Contra la inmoralidad de este gobierno basado en la falsedad, la mentira cotidiana, la palabrería vacía de ética: esto exige que la gente DESPIERTE. El gobernante de arena, no puede seguir pretendiendo ser reelegido con una historia de crimen, mentira, complicidad. ¿Será que los medios de comunicación acompañaran una marcha exigiendo la responsabilidad de los nunca nombrados: General Rito Alejo y Presidente Uribe?

Hoy no puede seguir el silencio sobre las masacres y el descuartizamiento selectivo en el URABA, que hasta hoy sigue vigente. No podemos estar presenciando que saquen de sus casas a hombres y mujeres responsabilizándolos según el estado de ser "terroristas", no podemos estar en silencio mientras avanza la masacre, la muerte selectiva, el señalamiento golpeando a las comunidades que NO olvidan, que no venden su dolor del pasado por un plato de lentejas. Desde mi condición de ciudadana exijo que los operadores de justicia que estaban en la zona del Urabá, en especial en el periodo 1995–1998 entreguen su versión de lo que pasó. ¿Donde estaba el defensor del Pueblo? ¿Donde estaba medicina legal? ¿Dónde estaban los jueces, los fiscales? En fin estoy como siempre indignada de este adormecimiento del país y la desmemoria impuesta. ¿Donde esta la responsabilidad de Luís Camilo Osorio?

¿Donde están los rostros humillados de niñas y niños que los obligaron a crecer sintiendo que sus familiares era mejor que morirán de cualquier forma y de esa manera "purificar los pecados" en la tierra; y ahora si ellos no estaban al lado de los victimarios correrían la misma suerte? Hoy el Presidente Uribe no solo hizo homenajes al General de la muerte, sino que con el, presentaban al país su modelo, su propuesta de gobierno, de seguridad, su propuesta de dirimir los conflictos. Presentaba en ese homenaje su postulación a la Presidencia de la Republica y prometía que la " valentía", "el coraje de Su General" habían mostrado la manera de devolver la paz a Colombia: no diálogos, no salidas políticas, sino la fuerza, la violencia, la venganza, la alianza narco–armas–política serian los nuevos ritos de la secta. Exijo que la justicia, si todavía podemos nombrarla, muestre su rostro frente al Presidente Uribe... que el General Rito Alejo, Luís Camilo Osorio, desmovilizados del EPL, inclusive, los asesores actuales del Gobierno vinculados a este capitulo de la historia del país respondan. También los cooperadores económicos, nacionales e internacionales respondan, los quiero ver a todos mostrando su rostro a las victimas.


Notas:

(*) Gloria Cuartas fue alcaldesa de la Unión Patriótica en Apartadó (Colombia).

1. ver Revista Cambio del 7 al 13 de agosto 2008. Numero 788

2. Así se expresó Veloza, refiriéndose al ejército y al Estado de Colombia: "Nosotros éramos ilegales y son más culpables ellos que nosotros, porque ellos representaban al Estado y estaban obligados a proteger a esas comunidades y nos utilizaban a nosotros para combatir a la guerrilla. Nosotros cometimos muchos homicidios y tenemos que responder, pero ellos también deben responder..."