Economía mundial

Economistas dudan de que América latina salga
ilesa de los problemas que aquejan a EE.UU.

Por Joanna Slater y Antonio Regalado
Wall Street Journal, 17/01/08

Para escapar de los problemas en Estados Unidos, los inversionistas se han abalanzado sobre las acciones de las economías de rápido crecimiento como China, India y Brasil. Estos mercados, sin embargo, tal vez no ofrezcan el resguardo esperado.

En los últimos meses, a medida que el panorama estadounidense se nubla, los inversionistas han comenzado a cuestionar si los mercados emergentes se pueden "desacoplar" del tren económico estadounidense, es decir, que continúen creciendo conforme a las expectativas pese a una desaceleración en EE.UU. Además, aunque estas economías resistan, tal vez sus bolsas no lo hagan. Estas, en vez de desligarse de EE.UU., se están conectando cada vez más.

La preocupación por las crecientes probabilidades de que EE.UU. entre en recesión se ha expandido por todo el planeta. Los índices de referencia en Corea del Sur, Tailandia, Turquía y Brasil han caído un 8% o más en lo que va del año. El Índice Internacional de Mercados Emergentes de Morgan Stanley Capital cayó 4% en dólares hasta el martes. Ayer, los indicadores líderes de la Bolsa de México y la Bolsa de San Pablo vieron un declive de 2,2 y 1,9%, respectivamente.

La tendencia revierte el desempeño estelar del año pasado y es una mala noticia para los inversionistas que han considerado a estos mercados como refugios seguros contra la crisis del crédito y el sector inmobiliario que afectan a EE.UU. y Europa.

Aún hay muchas cosas buenas en las economías emergentes. Estos mercados han mejorado significativamente su habilidad para capear las debilidades de la economía estadounidense. En general, sus finanzas están en un pie mucho más sólido que en el pasado. En conjunto, los mercados emergentes cuentan con reservas en torno a los US$ 4,1 billones (millones de millones) en las arcas de sus bancos centrales, lo que hace que sea poco probable que se repitan crisis pasadas. También han reducido su deuda externa. A su vez, los consumidores locales están jugando un papel más importante en el crecimiento económico, lo que ayuda a contrarrestar la dependencia de las exportaciones.

Las economías emergentes "estarán bien siempre y cuando EE.UU. tenga una gripe y no una neumonía", predice Ignacio Sosa de OneWorld Investments, un fondo de cobertura especializado en los mercados emergentes.

Sin embargo, sus lazos comerciales y financieros con el resto del mundo han crecido desde la última vez que EE.UU. experimentó una recesión. Eso es especialmente válido en el caso de Asia. Las exportaciones representaron un 44% del total de la producción económica asiática en 2002. En 2005, alcanzaron el 55% del producto, según el Banco de Desarrollo Asiático. Aunque el comercio intra–asiático ha crecido, cerca del 60% de las exportaciones asiáticas van a parar a EE.UU., Europa y Japón.

Así que a medida que crece a la posibilidad de una recesión en EE.UU., los economistas e inversionistas se están replanteando la idea de que estas economías pueden defenderse por sí mismas. El mes pasado, Gray Newman, el principal economista para Latinoamérica de Morgan Stanley, publicó un informe en el que se apartaba de la visión que la firma tenía de la región, diciendo que el crecimiento podría estar por debajo de las predicciones de la firma.

En un texto aparte Newman escribió: "Me preocupa que todo el impacto (de una recesión en EE.UU.) haya sido subestimado por mis colegas en las economías emergentes y en nuestro equipo de commodities".Morgan Stanley predice una recesión tenue en EE.UU. y un escenario más pesimista para Europa y Japón, pero "el desacoplamiento parece ser la palabra a la que hay que prestarle atención", entre sus expertos cuando se trata de economías emergentes, dijo Newman en su informe.

Una semana después, el equipo de acciones del banco cambió de estrategia en Brasil, aconsejando a los inversionistas que redujeran su exposición por debajo de lo que indica el índice MSCI de mercados emergentes, un indicador de referencia muy popular.

Algunos inversionistas concuerdan en que la percepción generalizada sobre el desacoplamiento está equivocada. "Se está creando un mito" que dice que las economías emergentes, especialmente las de Asia, pueden desacoplarse del resto del mundo", observa Harry Krensky de Atlas Capital Management, un fondo de cobertura dedicado a los mercados emergentes. "No creo que esta historia vaya a funcionar."

Krensky opina que las acciones de los mercados emergentes serán vulnerables si la desaceleración estadounidense empuja a los habitantes de ese país a reducir su consumo.

Después de predecir avances de 25% en las bolsas latinoamericanas en 2008, Citibank publicó un informe esta semana que se pregunta que sucedería en caso de que EE.UU. caiga en recesión. El documento señala que, de darse este escenario, la región podría enfrentar pérdidas de igual tamaño. Newman y un colega construyeron un modelo computacional que calculó cuál habría sido el crecimiento latinoamericano en los últimos años si no hubieran existido condiciones globales tan benignas. En vez de haber crecido 8,8% al año, la expansión de Argentina habría sido de 3,7%. Brasil habría perdido 1,6 puntos porcentuales de crecimiento, borrando en gran medida las ganancias recientes que han impulsado al alza su mercado. Newman cree que "todo el impacto" de una recensión en EE.UU. ha sido "subestimado por la mayoría de los observadores regionales".


Los países emergentes tienen vacunas, pero no son
inmunes ante los achaques de EE.UU.

Por Patrick Barta y Marcus Walker (*)
Wall Street Journal, 24/01/08

La actual crisis que se ha expandido a todo el mundo se gestó en Estados Unidos. A pesar de las esperanzas de salvarse, los países emergentes, desde Ecuador a Tailandia, tendrán que compartir el dolor.

Las economías en desarrollo (donde vive 85% de la población mundial) están madurando y son mucho menos frágiles que hace una década. Aun así, no son lo suficientemente fuertes como para eludir los daños de una desaceleración en el mundo industrializado, ni tan independientes como para sostener por sí solas el crecimiento mundial.

Estos hechos quedaron de manifiesto esta semana, a medida que las bolsas de China, India y Brasil cayeron en medio de los temores a una recesión global.

Ayer, el Promedio Industrial Dow Jones revirtió una caída de 326 puntos para cerrar con un alza de 298,98 unidades, un 2,5%, para quedar en 12.270 puntos. El cambio de tendencia se produjo después de que trascendiera que los reguladores y las firmas de Wall Street estaban buscando formas de estabilizar al atribulado sector de las aseguradoras de bonos.

La mayoría de las bolsas asiáticas, europeas y latinoamericanas cerraron con bajas. El índice Ibex, de la Bolsa de Madrid, cayó 4,5%, al paso que el Bovespa, de la Bolsa de San Pablo, descendió 3,3%. El índice Hang Seng de Hong Kong sufrió el martes su mayor declive de puntos, e Indonesia vio cómo sus acciones se desplomaban más de 7%. Pese a que muchos mercados asiáticos remontaron con fuerza el miércoles, las preocupaciones de que los mercados emergentes sigan en zona de riesgo no se han disipado.

Muchos mercados emergentes dependen de sus exportaciones a los países más ricos. Aunque fuentes internas de crecimiento económico, como el consumo, se han arraigado en países como China, no son lo suficientemente fuertes para impedir una desaceleración si el motor exportador pierde fuerza.

Los economistas han debatido durante años si las economías emergentes pueden seguir creciendo a buen ritmo si EE.UU. se enfria. La teoría del desacoplamiento enfrenta ahora una prueba de fuego y se ha convertido en uno de los temas más candentes en la reunión de la élite política y de negocios que tiene lugar en Davos, Suiza.

“Ningún país puede desacoplarse de Estados Unidos”, asegura Kamal Nath, el ministro de Comercio de India. “La pregunta es cuál será el impacto.”

La cervecera británica SABMiller dice que las ventas de cerveza se han reducido en algunos mercados emergentes, especialmente Asia y África, donde el crecimiento cayó a 8% en el cuarto trimestre de 2007, frente a 30% del año anterior. Las remesas (el dinero que los emigrantes que trabajan en economías desarrolladas como EE.UU., España y Japón envían a sus países) han empezado a mermar en México ahora que escasean los empleos de construcción al norte de la frontera.

Economía dominante

“Uno no tiene que olvidar que EE.UU. sigue siendo la economía dominante en el mundo”, dice Ifzal Ali, economista jefe del Banco de Desarrollo de Asia, en Manila. Asegurar que el crecimiento económico de los mercados emergentes puede sostenerse sin EE.UU. es “bastante exagerado y puede ser bastante engañoso”, señala.

Después de todo, EE.UU. representa 22,5% de la economía mundial, según los últimos cálculos del Banco Mundial. Japón, junto a Alemania, Francia, Italia, España y el Reino Unido, representan casi 23,6%.

Sin embargo, eso no quiere decir que los mercados emergentes serán víctimas de una hecatombe. China, de lejos el mayor mercado emergente, se encamina a crecer con fuerza en 2008 (ver nota relacionada abajo). Eso debería impedir un colapso de los precios de las materias primas, pese a las recientes preocupaciones de que una corrección es inevitable. Eso, a su vez, ayudaría a que países ricos en recursos naturales en América Latina, Africa y el Sudeste Asiático se sostengan. Los economistas del gigante minero anglo–australiano Rio Tinto predicen que los precios de las materias primas seguirán en niveles históricamente altos por mucho tiempo gracias a China, que representó entre 60% y 80% del incremento de la demanda mundial de acero, aluminio y cobre entre 2000 y 2006.

También es probable que el gasto de los mercados emergentes en infraestructura siga siendo estable más allá de lo que ocurra en EE.UU. y Europa. Los últimos planes quinquenales de China contemplan inversiones de más de US$ 100.000 millones para proyectos ferroviarios, como una línea de tren de alta velocidad entre Beijing y Shanghai que cuesta US$22.000 millones. Rusia, India y los países ricos en petróleo de Medio Oriente comparten ambiciones similares.

Esta tendencia beneficia a multinacionales como las estadounidenses Caterpillar Inc. o General Electric Co.

Los mercados emergentes “nunca llegaron a desacoplarse totalmente” de las economías industrializadas, dijo el presidente ejecutivo de GE Jeff Immelt durante una teleconferencia con analistas la semana pasada. De todos modos, “están cada vez más desacoplados”, destacó. GE apuesta a una demanda estable de sus motores de avión por parte de las aerolíneas latinoamericanas y de sus equipos de generación por parte de India y Sudáfrica.

A fines de los años 90, varios mercados emergentes se quedaron sin reservas y entraron en cesación de pagos. En la década que ha transcurrido desde la crisis asiática, algunos de estos países han acumulado gigantescas reservas. Brasil tiene reservas por un valor de US$ 185.000 millones, mientras que Rusia ha ahorrado algunas de sus ganancias provenientes del petróleo en un fondo cuyo valor asciende a US$ 160.000 millones. En total, los mercados emergentes cuentan con unos US$ 4,1 billones (millones de millones) en las arcas de sus bancos centrales.

Una protección contra la crisis

“Esta vez disponemos de algo parecido a una vacuna para cuando EE.UU. estornuda”, dice Claudio X. González, presidente de Kimberly–Clark de México SA, refiriéndose a los casi US$ 7000 millones que el país tiene a mano gracias a las exportaciones de crudo y otras fuentes. “Este dinero extra no nos libra totalmente de los efectos de una desaceleración de EE.UU. pero debería ayudar.”

En el caso de que el crecimiento en los países industrializados como grupo cayera a cero (algo improbable pero que ocurrió por última vez a principios de los años 80), el crecimiento en Asia, a excepción de Japón, se vería reducido a la mitad del 8,7% registrado el año pasado, calculan los economistas de Lehman Brothers. Su pronóstico actual anticipa una desaceleración más modesta, a aproximadamente 7,6%, aunque advierten que ahora “es factible” pensar en “un bajón serio”.

Los mercados emergentes han sido históricamente los eslabones débiles de la economía global. Muchos han sido víctimas de la pobreza, una mala gestión económica, corrupción y los caprichos de los inversionistas internacionales.

Sin embargo, muchas cosas han cambiado. Los estándares de vida en economías asiáticas como Corea del Sur, Singapur y Hong Kong han mejorado hasta alcanzar el nivel de algunos países europeos. Incluso sin tener en cuenta estos ejemplos de éxito, los mercados emergentes han crecido a un ritmo de más de 7% en los últimos años, el doble de la tasa registrada por los grandes países industrializados, según el Fondo Monetario Internacional.

Pero los mercados emergentes no son inmunes si la demanda por exportaciones declina en EE.UU. y Europa y no se recupera en Japón. Muchos dependen más que nunca de las exportaciones. En Asia, sin incluir Japón, las exportaciones representaron 55% del PIB en 2007, comparado con 38% en 2001, según Lehman Brothers. “El grupo de países que trata de crecer a partir de las exportaciones es muy grande y no todos podrán hacerlo”, asegura Simon Johnson, economista jefe del Fondo Monetario Internacional.

México es especialmente vulnerable a una desaceleración de EE.UU., porque cerca de 23% de su producción económica anual proviene de las exportaciones a ese país. Los envíos de autos terminados a EE.UU. cayeron el año pasado en 60.000 unidades a 1,2 millones. Hasta ahora, sin embargo, México ha compensado tales descensos con un incremento en las ventas en otras partes del mundo.

La exportación de mano de obra mexicana también está en riesgo. La crisis inmobiliaria en EE.UU. se ha traducido en la pérdida de unos 100.000 trabajos en la construcción, muchos de los cuales solían estar en manos de inmigrantes. Eso ha frenado drásticamente el envío de remesas por parte de los emigrantes. Tras alcanzar casi US$ 24.000 millones en 2006, frente a US$ 6600 millones en 2000, las remesas enviadas a México crecieron 3% el año pasado, según el Banco Interamericano de Desarrollo. Se trata del crecimiento más bajo en más de 20 años.

Muchos mercados emergentes esperaban reducir su dependencia de EE.UU. y Europa al aumentar su consumo doméstico. Pese a que se han visto subidas en muchos lugares, no han logrado mantenerse al ritmo de otras fuentes de crecimiento. El consumo ahora representa un porcentaje menor de la actividad económica de China, Brasil e India que a principios de los años 90, según cifras de la firma de investigación Global Insight.

Los problemas financieros en EE.UU. y Europa también representan un riesgo para las economías emergentes debido a la fuerza unificadora de la globalización. Entre enero y octubre de 2007, el indicador líder de la Bolsa de São Paulo se movió en la misma dirección que el S&P 500 más de un 90% de las veces, según datos de Citigroup. En el caso de India, la cifra fue de 70%.


(*) Evan Ramstad, en Seúl, Zhou Yang, en Beijing, Bai Lin, en Shanghai; Joanna Slater, en Nueva York, David Luhnow, en Ciudad de México y Antonio Regalado, en Brasil, contribuyeron a este artículo.


Los problemas en EE.UU. ahora amenazan con
descarrilar la racha alcista de las commodities

Por Ann Davis y Carolyn Cui
Wall Street Journal, 23/01/08

La lógica imperante sobre el auge de las materias primas de los últimos años, la creencia de que la demanda por los recursos naturales se mantendrá alta independientemente de lo que pase en Estados Unidos, está tambaleando hoy.

El desplome de las bolsas mundiales esta semana fue acompañado de caídas en los precios de los metales y la energía, tanto en EE.UU. como en el resto del mundo, un indicador de que más inversionistas creen que una recesión estadounidense podría tener un impacto más profundo en la economía mundial que lo que los defensores de los commodities previeron. Los precios de las materias primas se recuperaron un poco ayer después de que la Reserva Federal anunciara un recorte de tres cuartos de punto en su tasa de referencia.

El consumo de petróleo, cobre, acero y otras materias primas, impulsado por una expansión en la infraestructura asiática, ha sido el principal motor de la bonanza de los commodities en los años recientes. La duración de este auge ha sido notable dado que el consumo de energía en muchas economías occidentales ha sido bajo o no ha registrado variaciones y que el consumo de cobre en EE.UU., por ejemplo, ha caído a medida que la construcción se ha desacelerado.

Esto alentó la creencia de que las materias primas permanecerían "robustas por más tiempo" porque las perspectivas de los mercados emergentes se habían desacoplado de los problemas económicos de EE.UU.

Eric Wittenauer, analista de energía y metales industriales para A.G. Edwards, cree que un bajón en la economía estadounidense afectará la demanda asiática. "Una caída significativa en EE.UU. impactará a los mercados emergentes así como a las economías más desarrolladas", advierte. A medida que los índices bursátiles en India, Hong Kong, Japón y China se derrumbaban ayer, el cobre y el zinc cayeron por su máximo diario de 4% en la Bolsa de Futuros de Shanghai. Hasta el lunes, el cobre había sido un ganador en 2008. Índices clave del níquel y el zinc cayeron 3,1% en la Bolsa de Metales de Londres.

Wayne Atwell, director general de Pontis Capital Management, una firma de inversión en recursos naturales, afirmó que un descenso en la bolsa china "elevará la ansiedad de los consumidores (allí), quienes podrían reducir su gasto. Así que se corre el riesgo de una desaceleración. Sin duda, la demanda por commodities bajará". Pero, agrega, la magnitud del impacto "aún no está clara".

De hecho, los precios se recuperaron hacia el final de la jornada ayer. El cobre en la división Comex de la Bolsa Mercantil de Nueva York subió de US$ 3,0120 la libra durante la noche a US$ 3,1965. El crudo en la Nymex, que se cotizaba por encima de los US$100 a principios de año, bajó ayer 72 centavos para cerrar en US$ 89,85 el barril.

Aunque crecen las expectativas de que el auge de los recursos naturales experimentará un freno temporal, muchos analistas citan factores estructurales y de largo plazo, como cuellos de botella en el suministro, como razones para que esos mercados aún no hayan alcanzado su apogeo. Los temores de una recesión, argumentan algunos, están provocando ventas indiscriminadas pero temporales.

"Las materias primas tienden a ser un mercado independiente y una clase de activo sin correlación, excepto cuando hay una crisis de liquidez. Cuando los mercados sienten una crisis de liquidez, todos se van abajo", asegura Jay R. Feuerstein, presidente de inversiones de 2100 Xenon, un fondo de cobertura dedicado a las materias primas.

Los mercados agrícolas, por ejemplo, no están generando tanto pesimismo, en parte por mandatos estadounidenses que elevan el uso de cosechas de combustibles alternativos e incrementan la competencia por la producción de alimentos. Apenas ayer, Goldman Sachs Group Inc. revisó al alza sus proyecciones de precios en ese rubro.

Los precios del crudo bajarán sólo hasta cierto límite. Philip Verleger, un economista de energía independiente en Colorado, dice que la crisis crediticia en EE.UU. se ha traducido en costos de financiación de corto plazo más altos para compañías como refinerías, que deben comprar y mantener petróleo almacenado. "Podemos prever que muchas firmas, especialmente las refinerías independientes, reduzcan sus inventarios", escribió esta semana. Menos acciones contribuyen a los precios. "Una recesión no tiene que estar necesariamente acompañada de un descenso en el precio del crudo", dijo.

Analistas de Barclays PLC afirman que información de aduanas de China recientemente revelada es optimista sobre los metales industriales. China, un importante productor de materias primas, fue un importador neto de aluminio en diciembre y sus importaciones de cobre y níquel se elevaron. Sin embargo, dada la incertidumbre económica, Barclays agrega que espera "que los precios se mantengan inestables".

Aunque las acciones de mineras como BHP Billiton y Rio Tinto están recibiendo una paliza, el analista de MF Global Securities Ltd., Tobias Woerner, añade: "hemos visto esto antes en la actual bonanza de commodities. El riesgo real es que esta vez en verdad haya llegado a su fin, pero creo que tasas más bajas, una mayor consolidación de la industria y China e India harán su parte otra vez."


China sigue creciendo a pasos agigantados, pero el bajón en EE.UU. podría desacelerar su auge

Por Andrew Bastón
Wall Street Journal, 24/01/08

Cuando China dé a conocer su desempeño económico del cuarto trimestre, se espera que anuncie un segundo año consecutivo de expansión anual superior a 11%, un récord extraordinario incluso para los estándares de ese país.

Aun así, la posibilidad de una desaceleración global encabezada por Estados Unidos podría forzar a China a replantear sus prioridades: de limitar la inflación y otros excesos de una economía floreciente, a sostener el crecimiento necesario para generar los 10 millones de nuevos empleos urbanos que el gobierno quiere crear este año. Eso exigirá un enfoque más profundo en la economía local, tras un período en el que el comercio exterior ha sido el gran motor de crecimiento.

De hecho, la máquina de exportación de China empezó a desacelerarse hacia fines de 2007, y sus efectos ya se están sintiendo. El crecimiento económico subió 11,9% en el segundo trimestre, se redujo a una expansión de 11,5% en el tercer trimestre y se espera que baje un poco más en el cuarto.

Algunos exportadores, que ven cómo los pedidos provenientes de EE.UU. caen, planean reducir su personal, lo que podría tener un efecto mayor en los hogares y el consumo. Esto ocurre a pesar de que la inflación se mantiene alta, restándole valor a los salarios, y a que un descenso en los precios de las viviendas en algunas ciudades amenaza con erosionar los ahorros. "Las condiciones económicas y financieras en casa y afuera serán más complicadas en 2008, y China está enfrentando retos mayores en su desarrollo", advierte Jiang Dingzhi, vicepresidente de la Comisión de Regulación Bancaria de China.

Por ahora, las autoridades están concentradas en combatir la alta tasa de inflación, que llegó a casi 5% en 2007. Incluso han recurrido al congelamiento de precios en electricidad y combustibles y al control de precios en algunos alimentos. La persistencia de la inflación limita la capacidad del gobierno para impulsar la economía con medidas como recortes en las tasas de interés. Eso podría cambiar rápidamente si la inflación se modera y si las cosas se empeoran en EE.UU. y Europa.

"Creo que el gobierno ya empezó a ba­­rajar la posibilidad de una recesión en EE.UU.", dice Zuo Xiaolei, una economista jefe de China Galaxy Securities en Beijing. Aunque incluso los pronósticos más pesimitas sugieren que la expansión de China llegará a 9% este año, esa sería una desaceleración relativamente marcada. "Deben estimular el consumo local para compensar por la pérdida de demanda externa."

Las autoridades chinas tienen un historial de responder con fuerza a los bajones económicos externos. En 1998, durante la crisis asiática, un enorme influjo de efectivo esta tal permitió que la economía siguiera creciendo a casi 8 por ciento.

El auge en la construcción de viviendas, infraestructura y nuevas fábricas ha sido la fuerza dominante en la reciente expansión china. Esas inversiones se han dado tan rápido, que algunas autoridades temen que se está construyendo más de lo que realmente se necesita. Para evitar el exceso de capacidad, el gobierno ha limitado varias veces la inversión y ha advertido que el crecimiento futuro deberá depender menos de ella. Pero estas inquietudes podrían no tener eco si los líderes deciden que se necesitan más proyectos de infraestructura para compensar la caída en las exportaciones.

Impulsar el consumo

A medida que la economía de EE.UU. se debilita, los llamados para limitar el superávit comercial chino se han disminuido. El crecimiento de las exportaciones bajó de 29% en el primer semestre de 2007, a casi 22% en el segundo, y al gobierno otra vez le preocupa asistir a los exportadores. "Las exportaciones de las compañías están enfrentando nuevas presiones... la tarea de estabilizar las exportaciones es dura", dijo el ministro de Comercio Chen Deming en un discurso la semana pasada.

Si la desaceleración global es suave, podría de hecho mitigar algunos de los problemas económicos recientes de China: los precios de los alimentos que han subido en parte por mercados agrícolas globales ajustados, y un sistema bancario rebosante de efectivo producto de un superávit comercial que no para de inflarse. Pero, si el sector exportador se sacude con violencia, podría elevar el desempleo y eso sería otra historia.

Para reducir la vulnerabilidad de las fluctuaciones comerciales y los ciclos de inversión, el gobierno chino ha animado al público a gastar más y ahorrar menos. Sin embargo, cambiar los hábitos de consumo es una tarea larga. Este año, las autoridades siguen instalando políticas diseñadas a elevar el poder adquisitivo del consumidor, como sueldos mínimos más altos, y seguirán expandiendo nuevos programas de salud y seguro social parar reducir la carga de esos costos.