Economía mundial

El alza de la inflación amenaza a la economía mundial

Por Joellen Perry
Wall Street Journal, 25/01/08

Davos, Suiza— Los banqueros centrales que deliberan qué hacer en caso de que se desate una recesión en Estados Unidos se han dado cuenta de que la inflación ya no es lo que era.

En el pasado, cuando la economía estadounidense se tambaleaba, la debilitada demanda de bienes que iban desde el petróleo al trigo hundía los precios globales de las materias primas. Eso le facilitaba el trabajo a los bancos centrales, ya que podían recortar las tasas de interés sin preocuparse demasiado sobre la inflación. Pero una serie de factores, incluyendo el salto en la demanda por parte de los grandes mercados emergentes como China, podría mantener altos los precios de los co­mmodities durante esta desaceleración. Así, las autoridades y las empresas se encuentran en una situación que evoca a la estanflación de los años 70.

A corto plazo, el dilema significa que los banqueros centrales en todo el mundo pueden mostrarse reacios a recortar las tasas tanto o tan rápido como en otras ocasiones para fomentar el crecimiento. Pero a largo plazo, sugiere que es posible que la era dorada global de la inflación baja haya llegado a su fin.

En el último año, "la posibilidad de que se produzca un alza sostenida en los precios de los commodities se ha convertido en una de las tres cosas más importantes por las que se preocupan nuestros clientes", dice Edward Nusbaum, presidente de la junta de la firma de contabilidad Grant Thornton International. Nusbaum debatirá este tema hoy con otros ejecutivos importantes en Davos en un panel llamado "¿Cuánto por los Básicos?".

La angustia por la inflación se ha contagiado a todas partes. Los países emergentes son especialmente vulnerables. "Existe un riesgo real de estanflación en estos países, con consecuencias drásticas", dice Joseph Stiglitz, premio Nobel y profesor de economía en la Universidad de Columbia. Los alimentos y la energía representan una parte mucho mayor de los presupuestos en los países en desarrollo, donde mucha gente carece de los medios para absorber el alza de precios.

Pero los países desarrollados también están preocupados. El ex primer ministro italiano Romano Prodi creó un puesto llamado Mister Prezzi (Señor Precios) para vigilar los aumentos en los costos para los consumidores. Wen Jiabao, primer ministro de China, ha dicho que el persistente encarecimiento del petróleo, la subida de los productos agrícolas y la inestabilidad financiera plantean nuevos desafíos para la economía global.

No es probable que las acusadas alzas de precios de los años 70 vuelvan a entrar en escena. En todo el mundo, las tasas de inflación empiezan en un nivel mucho más bajo que en los 70. Japón ni siquiera ha logrado derrotar la deflación. Una severa recesión en Estados Unidos podría desinflar la burbuja de los commodities o contrarrestarla con una caída de precios en otras partes de la economía mundial.

Sin embargo, tras años de una inflación persistentemente baja, los precios están subiendo a un ritmo mucho más rápido en el mundo industrializado. Entre 1996 y 2006, la inflación en las economías avanzadas aumentó en promedio 1,9% al año, según el Fondo Monetario Internacional. El año pasado, creció 2,4 por ciento.

Estas cifras preocupan a la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo. La inflación en los 15 países que comparten el euro batió el récord de los últimos seis años y medio al alcanzar un 3,1% en noviembre y diciembre, muy por encima de la meta del BCE de menos de 2%. Las insistentes presiones inflacionarias y la amenaza de que se vea una espiral de precios subrayan la resistencia del BCE a imitar a la Fed con un recorte de tasas, pese a las señales de un crecimiento más lento en la zona euro.

Muchos economistas, incluido el ex presidente de la Fed Alan Greenspan, argumentan que la entrada de millones de trabajadores chinos, indios y de países ex comunistas a la economía mundial solía ser un motor que combatía la inflación pero que ha perdido fuerza.

El nuevo cálculo global de la inflación tiene varios motivos. En EE.UU., las ganancias provenientes del auge tecnológico de los años 90 se están agotando.

Mientras tanto, las compañías se están concentrando más en cosas como la recompra de acciones que en la inversión en infraestructura. Como resultado, la economía no puede crecer con la misma rapidez sin provocar la inflación.


Desde una recesión hasta la agroinflación: riesgos
que se ciernen sobre los mercados

Por David Gaffen
Wall Street Journal, 27/12/08

Si el segundo semestre de 2007 nos ha enseñado algo es que Wall Street tenía un pésimo plan de contingencia, si es que lo tenía.

Las garantías de que el bajón inmobiliario y los atrasos en los pagos de los créditos hipotecarios de alto riesgo estaban acotados resultaron incorrectas. Los mercados globales vivieron la peor crisis de crédito desde la devaluación del rublo ruso en 1998, y los pronósticos de las ganancias de las empresas pecaron de un agudo exceso de optimismo.

Muchas cosas pueden salir bien en 2008. Los consumidores estadounidenses tal vez sigan gastando y mantengan así la estabilidad de la economía. Los bancos pueden dejar atrás sus problemas hipotecarios y la inflación podría bajar.

Sin embargo, si tomamos en cuenta lo ocurrido en 2007, vale la pena identificar algunos riesgos. Aquí mencionamos algunos de los más importantes.

Una palabra que empieza con "r"

El principal riesgo para los mercados financieros sería una recesión en Estados Unidos. Eso asestaría un golpe a las ganancias de las empresas, que ya están cayendo, dificultaría las condiciones para que los bancos saneen sus balances y podría transformar un problema estadounidense en uno global.

Las cifras más recientes no apuntan en esta dirección. Al menos hasta ahora. Los datos sobre el consumo en noviembre, divulgados el viernes, fueron sorprendentemente sólidos. No obstante, nuevos declives en el valor de las viviendas o un menor crecimiento del empleo podrían pasarle la factura al gasto de los consumidores.

Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed), y Lawrence Summers, ex secretario del Departamento del Tesoro de EE.UU., han advertido acerca del riesgo de una recesión.

Los economistas que tomaron parte en la encuesta de noviembre de WSJ.com, la página Web de The Wall Street Journal, asignan una probabilidad de 38% a que EE.UU. entre en recesión en 2008.

Lo que es particularmente preocupante es que la Fed tal vez no esté en una buena posición para combatir una recesión. La inflación está en alza, lo que significa que la Fed no está en condiciones de bajar drásticamente las tasas de interés, como lo hizo a inicios de esta década, si la economía entra en recesión.

Burbujas, burbujas, burbujas

Hace tiempo que la globalización es una realidad en el mundo de las inversiones. Según datos del Investment Company Institute, la asociación de los fondos mutuos estadounidenses, entre inicios de 2006 y octubre de 2007, los fondos mutuos que no tienen acciones estadounidenses registraron una entrada neta de capitales en torno a US$ 273.000 millones. Los fondos con posiciones estadounidenses anotaron una salida de capital de US$ 9770 millones en el mismo período.

Los índices MSCI Barra para India y China acumulaban alzas de 59,5 y 54,3%, respectivamente, entre la primera jornada de enero y el 18 de diciembre de este año. Los retornos anualizados a cinco años bordean 40% en el caso de ambos países. Algunos creen que estos mercados están sobrevalorados y se disponen a caer. "Cuando veo lo que está pasando con la bolsa en China e India, están presentes todos los signos de una burbuja", dice Jason Trennert, director de estrategia de inversión de la firma de investigación Strategas Research Partners. "Eso no quiere decir que puedan seguir subiendo más allá de todas las expectativas, pero, en mi opinión, el riesgo no vale la pena."

Descuento continuo

Cuando un sector de empresas ha sido castigado por el mercado, surge la tentación de comprar acciones baratas. Sin embargo, los precios pueden mantenerse bajos, o seguir cayendo, durante un tiempo prolongado.

Eso fue lo que ocurrió después del reventón de la burbuja tecnológica en 2001 y 2002 y la experiencia podría repetirse en el caso de las empresas financieras durante 2008.

"Lo que nos interesa de aquí en adelante son inversiones que están mínimamente ligadas a la burbuja crediticia", asegura Richard Bernstein, director de estrategia de inversión de Merrill Lynch. "Estamos hablando de empresas con una gran capitalización de mercado, en sectores como salud... inversiones en bonos de alta calidad y áreas desarrolladas como Europa."

Inflación agraria

Las principales materias primas del mundo han descendido desde las alturas que alcanzaron durante 2007. La excepción han sido los precios de los commodities agrícolas, como el trigo, el maíz y la soya.

Las sequías en la mayor parte de los centros agrícolas del mundo, como EE.UU. y Australia, han provocado un alza en los precios del maíz y el trigo, y el paulatino aumento de los ingresos y el desarrollo en economías como China elevará la demanda por carne avícola y de res. Todo esto ha sido exacerbado por el mayor interés en el etanol como un combustible, lo que aumenta la demanda por el maíz y disminuye su oferta como alimento.

Estos acontecimientos son positivos para los inversionistas en materias primas, pero no tanto para los consumidores y las empresas que utilizan el maíz y trigo como insumos para hacer sus productos.

En EE.UU., la inflación en el precio de los alimentos alcanzó 4,8% en noviembre respecto a igual lapso de 2007, el mayor incremento en 12 meses desde 1990. Esto dificulta el trabajo de la Fed de combatir una recesión y podría perjudicar el desempeño de los mercados bursátiles.


Un engranaje clave en la caída de las bolsas

Por Susan Pulliam y Serena Ng
Wall Street Journal, 23/01/08

La agitación en Wall Street está comenzando a sacudir uno de los cimientos del sistema financiero: la capacidad de las instituciones para pagar sus numerosas transacciones entre sí.

El viernes, la aseguradora de bonos ACA Financial Guaranty Corp., pidió a sus socios comerciales más tiempo mientras intenta conseguir más de US$ 60.000 millones en contratos de seguros que vendió a firmas financieras pero que no puede pagar por completo. Los contratos tenían la intención de proteger a las firmas de Wall Street de las pérdidas en el mercado hipotecario y otra deuda que poseen. El problema es que la propia aseguradora se tambalea y las repercusiones se sienten en todo el mundo financiero. Algunos de sus socios, denominados contrapartes, están reduciendo el valor contable de los contratos en miles de millones de dólares por su incapacidad para pagar.

La semana pasada, Merrill Lynch  Co. redujo US$ 3100 millones en valores de deuda que había intentado proteger mediante contratos de seguro contraídos con ACA. Citigroup Inc., a su vez, provisionó reservas de US$ 935 millones para cubrir la probabilidad de que sus socios no puedan pagar las transacciones en este mercado. Dicho riesgo ha sido uno de los factores que ha contribuido al derrumbe de los mercados.

En el corazón de estas preocupaciones hay un vasto mercado, apenas regulado, en el cual los bancos, los fondos de cobertura y otras empresas compran y venden seguros para protegerse contra el no pago de una deuda. Esto no es como un seguro de vida, el cual es rigurosamente regulado. Se trata de contratos financieros denominados credit–default swaps, CDS por sus siglas en inglés, en los que una parte, por un precio, asume el riesgo de que un bono o préstamo sea incobrable. Este mercado es inmenso: alrededor de US$ 45 billones (millón de millones), una cantidad comparable a todos los depósitos en los bancos de todo el mundo.

No todo el mundo que compra uno de estos contratos tiene bonos que asegurar. Puesto que el valor de un seguro sube o baja con la percepción del riesgo, algunos participantes los compran sólo para especular. De la misma manera en que alguien apuesta al resultado de un partido de fútbol, una institución financiera, fondo de cobertura u otra empresa puede hacer apuestas ilimitadas sobre si los préstamos a empresas o los valores respaldados por hipotecas se fortalecerán o debilitarán.

Si un valor termina en cesación de pagos, se supone que las empresas involucradas deben pagar, de la misma manera que los apostadores liquidan sus cuentas con sus corredores de apuestas después de un partido. Incluso si no hay un incumplimiento, si el valor de mercado de la deuda cambia, una parte en una negociación podría estar obligada a hacer grandes pagos a la otra.

Como se trata de Wall Street, los inversionistas a menudo recurren a un alto nivel de endeudamiento para amplificar sus apuestas.

Ante el descenso en el valor de muchos bonos y el aumento de los niveles de incumplimiento, sobre todo en el área hipotecaria, algunas instituciones que participaron en estas operaciones están debilitadas. Esto hace que a los inversionistas y los reguladores les preocupe que mediante estos contratos, o swaps, algunas empresas contagien sus propios problemas al sistema financiero.

"Básicamente usted depende de la confiabilidad de personas a las cuales no conoce" para que paguen sus contratos, dice Warren Buffett, el multimillonario presidente del conglomerado Berkshire Hathaway. En algunos casos, añade, algunas empresas no pueden determinar si sus socios en estas transacciones tienen la capacidad para pagar en épocas de grandes turbulencias en los mercados.

El tema ha intensificado la preocupación entre reguladores e inversionistas sobre lo que Wall Street denomina el "riesgo de la contraparte", el peligro de que una de las partes de una transacción no pueda pagar sus pérdidas.

Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de EE.UU., dijo la semana pasada ante el Congreso que los "participantes del mercado aún expresan una incertidumbre considerable sobre la valuación apropiada de activos financieros complejos y sobre la dimensión de pérdidas adicionales que puedan revelarse en el futuro". Agregó que las malas noticias financieras tienen el potencial de limitar la cantidad de crédito disponible para las familias y las empresas.

Bill Gross, director de inversiones de Pacific Investment Management Co., Pimco, dijo recientemente que si la cesación de pagos en bonos chatarra y con grado de inversión se acerca a la norma histórica, es decir 1,25% versus 0,5% en 2007, los proveedores de esta clase de seguros contra no pago enfrentarían pérdidas del orden de los US$ 250.000 millones. La cifra equivaldría a las pérdidas que enfrentaría el negocio de las hipotecas de alto riesgo, o subprime.